Pop
Diversa por definición, la música pop apela sobre todo a un vínculo con el oyente, por sobre un tipo de sonido o un estilo. Pop como abreviatura de "popular", esta música tiene como pocas un objetivo, el de generar identificación con la audiencia por medio de ritmos contagiosos, melodías recordables y composiciones de duración ajustada a los estándares de difusión de medios como la radio y la TV y, sobre todo, a los requerimientos de una industria que necesita vender canciones a ese gran público. Como tal, se puede dar con eficacia en los más diversos campos. La Nueva Ola de los años '60 es una de las primeras manifestaciones generacionales de música pop chilena, y desde entonces han continuado en esa senda baladistas y cantantes popularizados por la televisión así como diversos músicos y productores que han aplicado los sonidos del rock o las bases electrónicas a esta música.
Vocalista y principal autor de canciones para la banda Engrupo, Andrés Vargas —músico autodidacta que compró su primera guitarra eléctrica a los 12 años de edad— fue lo más cercano a un ídolo adolescente de la escena del pop chileno en los '80, con histeria en sus presentaciones y clubes de fans fascinadas con su rubia displicencia sobre el escenario. Tras el fin de su grupo, ya ocupado en estudios de Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile, su idea de trabajar en un disco solista se truncó por un complicado asalto que lo dejó herido de bala por delincuentes. Más tarde, poco antes de titularse, Vargas decidió mudarse a España, donde se radicó por más de una década y estableció diversos contactos para volver a sostenerse como músico.
Actriz de teatro, cantante y autora, con una vida entre Santiago y Osorno y proveniente de un linaje de cantoras sureñas, a la par de su trabajo en el campo de la actuación y la dramaturgia Lorena Erpel incursionó en la propuesta de una música casi escénica, que llevó al disco en Cantos sumergidos (2018). Iniciada de niña en el canto y el folclor, llegó la capital a los 17 años para estudiar Teatro en la Universidad Católica. En simultáneo escribió material que ella misma definió como "una música popular, antigua, orquestada, épica, poética e intensa", siempre con influencias de la música de la nostalgia y la vieja industria fonográfica y radiofónica. Así, sus canciones, boleros, tangos, valses y baladas se montaron más tarde en el escenario considerando vestuario, maquillaje, escenografías y coreografías, junto a un ensamble de cuerdas, metales y sección rítmica.
Diva fue una banda representante de una de las primeras reformulaciones del pop chileno de los años '80, en la forma más ruda que adquirió para triunfar en la década siguiente, muy de acuerdo a lo que por entonces llegaba desde Estados Unidos en los discos y videos de grupos como Bon Jovi, Europe y Skid Row.
Grupo vocal de pop nacido en 2006 pero lanzado a la popularidad desde la serie juvenil "Karkú" de TVN, emitida por primera vez en el verano del 2007, y la primera en su género realizada en Chile. Seis adolescentes son compañeros de colegio, en el cual viven aventuras asociadas a su edad y el deseo de realizar un paseo de fin de año: Martín, Cony, Kel, Chacho, Luty y Vicho. Todos, personajes interpretados por actores y actrices juveniles que además cantaban y entre quienes muchos luego proyectarían carreras solistas en el pop.
Como parte de la tercera oleada femenina en la música urbana, desde la Concepción pospandémica aparece Mariana Silva Schultz, cantante y autora de letras cuya música toma insumos del pop, el house, el dancehall, la balada, el R&B contemporáneo y el trap. Es la mixtura que, precisamente, vino a describir la transformación musical de la época más allá de la sola marca pura y dura de lo urbano. Mari Silva se estrenó como nombre propio con el disco Conce gris (2024), autobiográfico, existencial y de mirada generacional, casi una forma actual de decir Ciudad brumosa, como la novela de 1952 del escritor penquista Daniel Belmar.
Una banda como Engrupo quizás no hubiese podido destacar tanto en otra época como lo hizo durante el llamado boom del pop chileno, en los años ochenta. La enorme difusión de sus canciones ágiles y livianas, interpretadas por escolares que parecían ejercer de imán sobre las mujeres, estuvo atada a las circunstancias del Chile bajo dictadura, con medios ansiosos por destacar nuevas propuestas evasivas y versos casi arquetípicos en su frivolidad.
Fue un baño de lágrimas el origen de la carrera de Zalo Reyes, el hombre que a partir de los éxitos "Una lágrima y un recuerdo" (1978) y "Con una lágrima en la garganta" (1979) ganó el favor popular chileno, encarnó un fenómeno de masas en 1982 y 1983, y llegó a ser uno de los cantantes más exitosos de esa década, con los impactos radiales "Motivo y razón" (1982), "Amor sin trampas" (1985), "Un ramito de violetas" (1985), "Mi prisionera" (1988) y "María Teresa y Danilo" (1988). Es un heredero de la genealogía de cantantes populares chilenos que empieza con los boleros de los años '60, hermanados con la llamada "canción cebolla", y que sigue con los conjuntos melódicos de la edad de Los Ángeles Negros, Los Galos y Los Golpes. Esa sintonía con el gusto popular le permitió además mantenerse activo y acceder al reconocimiento generacional de un público joven en el nuevo siglo. Afectado por distintos problemas e salud, en agosto de 2022 falleció a los 69 años.
Fue una sorpresa la que en 2016 dio Rulo (David Eidelstein) al presentar su primer disco como autor solista, y no porque resultase inesperado un trabajo por fuera de su popular grupo, Los Tetas. El músico ya había mostrado hasta entonces otros proyectos y colaboraciones (como en el dúo Esencia), pero de todos modos Vendaval lo largó por un camino nuevo como autor e intérprete. No era esta vez el funk ni el R&B la base de su sonido, sino la tradición del vals peruano, la bossanova y la cueca brava lo que guiaba la autoría de sus propias canciones. A los 38 años, Rulo, conocido hasta entonces sobre todo como bajista, se afirmaba así con orgullo como un cantautor latinoamericano, uno que añade influencias hoy como residente de Ciudad de México, donde se emplea como parte de la banda de Mon Laferte, sin abandonar sus proyectos solistas: «Es el resultado de una vuelta súper larga, y agradezco haberme dado el tiempo. Encontrar mi identidad como autor era un anhelo muy grande. Lo que más me interesa en la vida es ser compositor».
Formados como una banda instrumental en 1961, Los Rockets se consolidaron como conjunto en 1964 cuando asumió su dirección el cantante y productor Carlos González y grabó con ellos su primer single, “Aun te quiero”. Formados por músicos seleccionados de auditorios radiales, entre ellos Horacio Saavedra que actuaba como bajista, el conjunto se hizo habitual banda de soporte de una buena parte de los músicos de la Nueva Ola. En 1965 grabaron su primer LP instrumental, Surf Shake, donde mezclaron melodías del jazz con temas de origen pop, en una fórmula que luego reprodujeron en tres otros LPs, y que en 1970 sumó “Playa solitaria”, del grupo The Shadow, que llegó a las radios y se convirtió en su melodía más distintiva. Al poco tiempo, cuando ya estaba dirigidos por Horacio Saavedra ante la salida de Carlos González, la banda cesó su actividad, en un cierre determinado, en esencia, por las otras actividades de sus músicos.
La canción "Viajero" ha sido la cara más audible de la cantautora castreña Annie Bay, quien se presentó en los circuitos musicales como Vilú, el nombre que la mitología mapuche le dio a la serpiente (Caicai Vilú, la serpiente del agua, y Trentren Vilú, la serpiente de la tierra). Inspirada en el mito mapuche de la origen del mundo, en 2013 Vilú presentó desde Chiloé el repertorio de un disco que se iba a llamar El año de la serpiente, pero que por desaveniencias con colaboradores quedó entrampado. Dos años después, la cantautora logró estrenar ese material en Humedal.
Antes de cumplir los 18 años, Karyn Amira Manzano Díaz ya tenía un recorrido en la música popular desde la comuna de La Florida, donde ella creció. En esos primeros tiempos fue parte del proyecto que publicó el autoeditado disco EP Love faces (2020), junto a Kirablvm y Tomazacre. Luego esas influencias de la música de la época se filtró también en su propio plan de artista urbana donde se consolidó con el nombre de guerra de Amikiraa, una más entre la armada de solistas femeninas de la música urbana en la oleada pandémica.
Fuegozs es el nombre musical de Melanie Beatriz Rojas Galleguillos, cantante, compositora y productora, cuya música se desplaza con naturalidad por los laberintos del R&B contemporáneo. Desde esa base puede alcanzar una altura del pop puro o bien sumergirse en las densidades del denominado supertrap. Ello queda de manifiesto en sus primeros discos, que son reflejo de la presencia de Fuegozs entre una tercera ola de la música urbana, surgida en la década de 2020, desde el aislamiento sanitario y la liberación posterior de los espacios. Una de sus canciones más emblemáticas es "Llévame", que aparece en el tercer volumen del disco colectivo de mujeres compositoras El canto de todas (2021).
Fue el concierto "Mamacitas" del festival Primavera Sound de 2022, encabezado por Lizz, el momento clave en que estalló la figura de Aura Bae frente al gran público. Hasta ese momento no tenía álbumes ni mixtapes publicados pero sí un contingente de primeras canciones ("Nena", "Loba", "Fina") donde ella exhibía diversos cruces, desde el reguetón y el trap, hasta el rap, el R&B y la música flamenca, con la inspiración de la española Rosalía. Esa tarde Aura Bae (que se pronuncia bei) compartió escenario con un frente femenino de uñas largas, colorido maquillaje y extensiones de cabello con el que también iría a identificarse generacionalmente en la música urbana: Akatumamy, Akriila y Vlntna B.
Rodriguistas es el nombre musical de Arturo Rodríguez, guitarrista y compositor cuyo trabajo se mueve entre el rock, la raíz de la “invasión británica”, la experimentación sonora y la raíz folclórica latinoamericana. Ha participado en proyectos que abarcan desde el post punk de Yeti (2002-07) y el pop-rock de Jirafa Ardiendo (2006-09) hasta el dúo de bossa nova que mantuvo junto a la cantante Francisca Santa María, con quien fue finalista del concurso "Chile canta Brasil" (2005).
La vocación pop, la tradición de la balada y las letras de amor forjaron la identidad creativa de Ygal Glisser desde sus inicios en la música: primero, como guitarrista y compositor de Canal Magdalena y, luego, en una aventura solista marcada por la apertura a las raíces latinoamericanas y géneros como el R&B y la bossanova.
Desde su temprana adolescencia, Diego Quilodrán enfocó su interés por el lenguaje y la poesía en el freestyle; de ahí, su nombre artístico. Como Metalingüística, el joven nacido en San Pedro de la Paz (Región del Biobío) ha ganado reconocimiento por lo creativas y filudas que son sus improvisaciones, las que, siguiendo la senda abierta por DrefQuila, lo hicieron saltar de las batallas callejeras a firmar contrato con un gran sello multinacional. Su estilo es ingenioso y dinámico, y en él utiliza con sagacidad figuras retóricas como la paronomasia, la dilogía y el calambur.
Cantautora contemporánea en transformación, Olivia García toma caminos paralelos para una música que se despliega tanto en un pop juvenil con momentos de marcada vocación radial, como en la canción folk que cuenta con mayor libertad narrativa y estructural. Antes de cumplir 20 años ella ya había aparecido con tres piezas reunidas en el EP Canciones que acunan (2019), parte de una búsqueda no solo en cuanto a una música a bajo volumen sino a la mirada de sus textos, siempre introspectivos e intimistas.
El capitalino colegio San Ignacio fue, en 1965, cuna de Los Trapos, una de las primeras bandas en Chile en manejar códigos de rock y glam, si bien nunca logró hacer coincidir su a veces atrevido trabajo con las más conservadoras preferencias del gran público. Como a muchos otros conjuntos de esa época, los ocupó por años la interpretación de covers (con lecturas para éxitos de Led Zeppelin, Grand Funk y Jimi Hendrix), hasta que la natural inquietud creativa llevó a sus miembros componer canciones propias. Sólo cuatro discos-single quedan como grabaciones para conocer hoy su trabajo, que algunos destacan por haber lanzado a la exposición pública al cantautor pop Eduardo Valenzuela.
Actriz, y locutora radial, hacia 2016 María de Los Ángeles Almazábar inició una incursión en la música urbana que la llevó a convertirse en una explosiva nueva figura. Como Blue Mary, nombre obtenido de un personaje de videojuegos, Almazábar ingresó de lleno en el trap y el neoperreo con una serie de canciones como "Cereza", "Tusi tuno", "Tus besos" y "Qu33n", incluidas en su primer disco, Amor de locos (2019). Ha tenido colaboraciones con Polimá Westcoast ("Perreo sin pauta"), Dash ("Amor de locos"), cantante del dúo de reguetón Dash & Cangri con quien ella mantenía una relación sentimental, y la bomba iquiqueña Tomasa del Real ("Peligrosa"). En 2020 dio otro paso hacia una popularidad mayor con la canción "Nunca tristes, siempre locas", una pegajosa canción junto a Katita dhq y a la figura de redes sociales Ignacia Michelson.