Canto Nuevo

El breve lapso que va entre mediados de los años '70 y comienzos de los años '80 bastó para inscribir en la historia a este movimiento llamado entonces Canto Nuevo. Fue la primera respuesta musical surgida en Chile a la represión cultural y general ejercida por la dictadura de Pinochet tras el golpe militar de 1973. Continuación lógica del movimiento previo de la Nueva Canción Chilena pero al mismo tiempo huérfana de ese antecedente a causa del exilio, el Canto Nuevo se articuló en torno a una generación joven de cantores y conjuntos, muchos de ellos surgidos en facultades universitarias, que se iniciaron en peñas, parroquias y actos solidarios desde 1974 en adelante, para transformarse ya a fines de la década en una escena que ganó espacios en el disco, la radio e incluso una televisión sometida a censura en la época.

Schwenke & Nilo

Probablemente la expresión más importante y representativa del movimiento de Canto Nuevo, desarrollado en Chile durante la década de los '80, fueron los valdivianos Schwenke & Nilo, un dúo que mantuvieron por más de treinta años los músicos Nelson Shwenke y Marcelo Nilo. Inspirados en la tradición de la canción social, en las inquietudes en torno a las relaciones humanas y en apego a la naturaleza del sur de Chile, muchas de sus canciones fueron clásicos de los circuitos más activos de oposición al régimen de Pinochet. El proyecto nunca detuvo su trabajo, incluso tras la muerte de Nelson Schwenke en 2012.

Luis Le-Bert

Luego de la primera separación de Santiago del Nuevo Extremo, a mediados de los años ochenta, el cantautor Luis Le-Bert comenzó un trabajo individual que se ha mantenido ininterrumpido hasta hoy. Su estilo autoral y su sistema de promoción ha respondido durante este tiempo a una irrestricta autonomía, manteniéndolo como una voz creíble y digna de atención, aunque marginal a la difusión masiva. El tránsito desde la trova hacia la cueca en subjetiva lectura es uno de los senderos por los que darle coherencia a su inquietud musical solista, autodefinida por él como «canción de vanguardia».

Osvaldo Torres

Compositor, intérprete e investigador, Osvaldo Torres fue uno de los miembros fundadores de Illapu, a quienes acompañó por siete años, y luego ha desarrollado su trabajo musical solista principalmente en Francia, aunque siempre fiel a la identidad cultural de su lugar de origen. Ha dedicado la vida a la poesía, la música y el estudio de la historia, tradiciones y vida de la cultura nortina de Chile. Su discografía combina trabajos solistas y colaboraciones (Horacio Durán, Claudio Pájaro Araya, Quilapayún, entre otros), y ha trabajado además con los conjuntos Quilmay y Karumanta.

Osvaldo Leiva

Osvaldo Leiva es un cantautor que en los años 80 fue parte del Canto Nuevo, pero también tuvo presencia en la televisión. En 1982 ganó Chilenazo con "El flaco Chile", y luego estuvo dos veces en la competencia nacional de la OTI y en varios programas y festivales. Profesor de música, compositor y con un virtuoso dominio de la guitarra, nunca editó un disco en ese tiempo, y sólo grabó algunas aisladas canciones por producción propia. A fines de los '80, resolvió dejar la música, pero a partir de su nuevo oficio de apicultor regresó a ella, con la "Suite Miel. Música del Ballet de Abejas", compuesta en 1994. En los 2000 compiló en dos discos sus canciones nuevas y antiguas. Desde hace varios años vive en la costa central, donde mantiene su oficio de músico.

Eduardo Yáñez

Cantautor popular en su definición más estricta —como seña de creación y de vida—, Eduardo Yáñez ha estado presente en la música chilena de varias décadas, cruzando momentos y movimientos, desde la Nueva Canción hasta nuestros días. Sus referentes y principales influencias explican, en todo caso, que él elija presentarse como «un chileno de los años sesenta». Marcó un hito del canto contingente como autor de "Nuesto cobre", popularizada por la versión que grabó Quilapayún en 1972, y en los años siguientes, ya en dictadura, fue un proveedor de composiciones para intérpretes en Chile o el exilio como Isabel Parra, Patricio Manns, Inti-Illimani, Ortiga, Isabel Aldunate y Cecilia Echenique.

Catalina Rojas

Cantora popular, intérprete y folclorista son oficios que se unen en Catalina Rojas, una artista que ha conjugado las raíces campesinas con escenarios urbanos desde los años '70 a la fecha. Ha trabajado junto a recopiladores del folclor como Gabriela Pizarro y Patricia Chavarría, y fue la más próxima colaboradora de Roberto Parra, con quien se casó y junto al cual se dedicó a cantar en calles y mercados durante los duros primeros años de dictadura militar. Con cuatro discos grabados a contar de 1986 y canciones como el vals "Puerto esperanza", de su hermano Dióscoro Rojas, la cantante actúa además al frente del grupo La Filarmónica de la Cueca y en actividades y escenarios como las fondas y cumbres guachacas cada año.

Huara

Con el nombre de un pueblo tarapaqueño, Huara es referencia de trabajo en la música andina forjada en Chile, caracterizada en su caso por exploraciones de alto rigor y atrevida exploración a través de la fusión instrumental latinoamericana. Relevantes músicos han sido parte de su historia, y su marca de influencia ha sido reconocida por conjuntos tan populares como Illapu.

Agua

En 1982, un grupo de jóvenes vestidos de blanco, subió a tocar instrumentos latinoamericanos al Festival de Viña, con el puro y simple nombre de Agua y una canción "Amanecida", Ese debut, en el marco de la competencia folclórica, fue uno de los pasos finales de este conjunto, cuya carrera se había iniciado ocho años antes, en 1973 en Santiago, y llevó a sus músicos a descubrir y fusionar las raíces latinoamericanas, a radicarse en Brasil entre 1976 y 1980, a escribir un hit popular de los 80, ("La luna llena", que popularizó el cantante Miguel Piñera) y a transformarse en los únicos chilenos que han grabado con el músico brasileño Milton Nascimento. Terminaron su historia en 1982, poco después de su participación en el Festival, y todos siguieron historias musicales por separado. Se reunieron en 1999, y luego se han encontrado muchas veces.

Isabel Aldunate

Intérprete por definición, Isabel Aldunate es una de las cantantes más versátiles de su generación. Iniciada a fines de los años ’70, ha combinado expresiones como la poesía y el canto comprometido con géneros como el musical y la canción ligera, tanto en sus discos Yo te nombro, Libertad (1984) y Prontuario (1987) como en obras escénicas recientes entre “Valparaíso vals” (2006) y “Gabriela apasionada” (2007), y ha sido además una exponente significativa del trabajo de compositores chilenos como Desiderio Arenas y Joakín Bello entre otros. Ha puesto su registro vocal de soprano al servicio de un repertorio de autores y compositores mayores como Violeta Parra y Patricio Manns y de creadores de su generación, entre los que se cuentan Eduardo Yáñez, Osvaldo Torres, Luis Alberto Pato Valdivia y Desiderio Chere Arenas.

Nano Acevedo

El tránsito entre el florecimiento de la Nueva Canción Chilena interrumpido en 1973 y su continuidad en el Canto Nuevo tuvo entre sus hombres más activos a Nano Acevedo. Cantante, autor, gestor musical y sindical, Acevedo es un cantor urbano de raíz folclórica que se inició en escenarios como la precursora Peña Chile Ríe y Canta en 1968, ganó el festival de la OTI en Chile en 1977 y ha sido un activista del gremio en dictadura y democracia, con cuarenta años de trabajo en los que ha escrito canciones como "Rin del amor" y el auténtico éxito setentero chileno "Oda a mi guitarra".

Abril

Abril, o también reconocido en su época como Grupo Abril, fue un conjunto esencial del período del Canto Nuevo. Surgió en un contexto universitario, primero como un trío acústico, centrado en la voz grave y característica de Tati Penna, y luego fue ampliando su base instrumental, acercándose al jazz y la fusión. En 1979, tras ganar el Festival "Una canción para Jesús" (donde aparecieron por primera vez con nombre de Abril), fueron incluidos en una compilación del sello Alerce con el tema "Había una vez", de la argentina María Elena Walsh. En 1982 el conjunto se presentó en la competencia folclórica del Festival de Viña, con "La semilla" (de Pato Valdivia) y a los pocos meses grabaron el que sería su único cassette. También editado por Alerce, allí se incluyeron diez canciones, mayormente piezas originales de sus compositores. Por entonces sus escenarios se estaban ampliando, e incluso tuvieron una serie de apariciones en televisión, pero diferencias entre sus integrantes pusieron fin a la historia de Abril en 1984. Tati Penna continuaría como cantante de tangos y repertorios, mientras que Patricia Díaz seguiría como cantuatora e investigadora del folclor y Marcelo Aedo iniciaría una historia amplia en el jazz fusión.

Los Zunchos

Un tipo de canto social guiado más por el humor que por el discurso fue el fresco aporte del dúo Los Zunchos a la canción política de los años setenta y ochenta en Chile. Su trabajo suele circunscribirse a la etapa de auge del Canto Nuevo, pero ya en los tiempos de la UP Eduardo Sepúlveda y René Figueroa animaban peñas y fiestas populares con sus canciones en autodefinido «ritmo de chacota», y que en diversos momentos los emparentó con grupos como Amerindios y Transporte Urbano.

Napalé

Hay un conjunto que fue tan subversivo como Quilapayún. No vivió en el exilio, sino en medio del hervidero de la dictadura militar. Y entre esa nebulosa ayudó a mantener vivo el espíritu de la Nueva Canción Chilena con un mensaje a veces explícito, a veces oculto en su presentación de grupo de "música clásica": Napalé. Junto con Barroco Andino sobrevivió a los años duros y llegó a ser el más importante ensamble continuista de una estética que desde fines de los '60 unificó las músicas docta y popular.

Chamal

En un punto intermedio entre los maestros de la proyección folclórica chilota y las nuevas generaciones dedicadas a esa música está Chamal. Fundado en 1968 bajo la influencia de recopiladores como Héctor Pavez, Gabriela Pizarro y Millaray, desde 1975 el conjunto mostró una presencia principal en la música folclórica que estuvo en la base del Canto Nuevo, y de hecho su primer LP, Tierra de alerces (1976), fue también el primero de la historia del sello Alerce, principal promotor disquero de ese movimiento. Con varios discos publicados y frecuentes giras al extranjero desde 1988, Chamal mantiene vigente la proyección de los cantos y las danzas de Chiloé después de cuatro décadas de trabajo.

Tita Munita

Compositora, cantante y poeta, Tita Munita nació en Santiago y es hija de la también poeta Marta Zañartu. Luego de cursar dos años de arquitectura en la Universidad Católica de Valparaíso optó por un cambio, y continuó estudios en la Escuela Moderna de Música (guitarra), la escuela Antilhue y el Taller 666 (teoría), histórico reducto de resistencia cultural en los primeros años de dictadura. Ha alternado la docencia de la música con la conducción de talleres de guitarra, el trabajo solista y la participación en el conjunto musical para niños Agualuna.

Quelentaro

La de Quelentaro fue una carrera extensa y marginal a los medios masivos de difusión, sostenida en una poesía solemne, cercana al mundo obrero del que provenían sus integrantes. Aunque nacidos como un grupo, casi toda la historia de Quelentaro fue la del dúo afianzado entre los hermanos Gastón y Eduardo Guzmán, cantautores capaces de sostenerse mutuamente incluso durante el quiebre impuesto por el exilio.

Tati Penna

Reconocida periodista, conductora de televisión y locutora radial desde la década de 1990, Tati Penna inició su historia musical como integrante del grupo Abril cuando tenía 18 años. Era estudiante de Periodismo y llamó la atención por su poderosa voz de contralto. Fue solista de una formación que se hizo parte de los circuitos del Canto Nuevo con un repertorio de raíz latinoamericana, grabó un cassette y compitió en la competencia folclóricoa del Festival de Viña del Mar de 1982, con la "La semilla", de Pato Valdivia. Luego de la separación del grupo, inició una carrera propia como cantante que mantuvo intermitentemente, durante el tiempo en que se convirtió en conductora de televisión.

Ricardo García

Conocido principalmente como locutor radial, la figura de Ricardo García cubrió campos amplios de la música popular chilena, incluyendo los del periodismo, la televisión, la producción de festivales y la gestión discográfica. Su principal legado fue Alerce, el sello que fundó en 1976 y que constituyó durante más de una década el más firme bastión de promoción discográfica de resistencia a la dictadura. Pero su gestión resultó también fundamental para incontables iniciativas asociables a la Nueva Canción Chilena y el Canto Nuevo.

Pablo Herrera

A sus 19 años, Pablo Herrera abrió con su primer disco la historia de uno de los solistas chilenos exitosos de la música local. Rubricado primero como trovador o cantautor, se movió en escenarios alternativos hasta comienzos de los años noventa, cuando por propia opción decidió acercarse a la balada y desvió su rumbo hacia nuevas audiencias y alcances. "Alto al fuego", "Entre dos paredes", "Tú eres mía" y "Amor, amor", son algunas de sus canciones ancladas en la memoria colectiva local de las últimas décadas.

Dióscoro Rojas

Ha sido la gestión del colectivo Los Guachacas lo que, desde fines de los años '90, ha mantenido activo y le ha dado nombre público a Dióscoro Rojas. Sin embargo, el cantautor desarrolló en su juventud una interesante carrera musical, que en distintos momentos lo emparentó con la Nueva Canción Chilena y el Canto Nuevo. Hoy es más preciso describir su trabajo como el de un gestor cultural y cantautor que se ocupa de manera amplia de los códigos de la música, la cultura y las emociones de la vida popular urbana.
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