Pop

Diversa por definición, la música pop apela sobre todo a un vínculo con el oyente, por sobre un tipo de sonido o un estilo. Pop como abreviatura de "popular", esta música tiene como pocas un objetivo, el de generar identificación con la audiencia por medio de ritmos contagiosos, melodías recordables y composiciones de duración ajustada a los estándares de difusión de medios como la radio y la TV y, sobre todo, a los requerimientos de una industria que necesita vender canciones a ese gran público. Como tal, se puede dar con eficacia en los más diversos campos. La Nueva Ola de los años '60 es una de las primeras manifestaciones generacionales de música pop chilena, y desde entonces han continuado en esa senda baladistas y cantantes popularizados por la televisión así como diversos músicos y productores que han aplicado los sonidos del rock o las bases electrónicas a esta música.

Antonia Schmidt

Cantante, autora, instrumentista y educadora de pedagogía Waldorf, desde ese ángulo Antonia Schmidt ha sostenido su propuesta creativa de una música para niños que supera el mero enfoque didáctico tradicional. En sus palabras, la suya es una "música para sentir". Desde esa perspectiva, ha compuesto canciones con temáticas sobre meditación y medioambiente, además de recopilación de cuentos, mitos y leyendas de Chile y Latinoamérica que presentó en sucesivos trabajos. En esa discografía destaca Música para la Tierra (2014), el álbum que la puso de lleno en el circuito de la música infantil.

Luciano Hutinel

Son relatos urbanos en forma de canciones melodramáticas las que el autor, pintor y abogado Luciano Hutinel ha escrito y también ha interpretado en un circuito de música independiente en la ciudad de Viña del Mar y el puerto de Valparaíso. Fue en su primera adultez, recién a los 33 años, cuando Hutinel salió del trabajo oficial como abogado y se abocó ciento por ciento a la creación de pinturas y de canciones que luego editó en su primer disco solista, Hoteles olvidados (2007).

Emilio García

Emilio García es uno de los solistas de la guitarra eléctrica mejor dotados y más virtuosos en el campo del jazz-rock. Alcanzó prestigio e identidad como líder desde mediados de los '90, a la cabeza de poderosos tríos que lo llevaron a ser el heredero de una atlética guitarra de fuerza rockera y aventura jazzística detrás de sus antecesores, Alejandro Escobar (líder de Quilín), Edgardo Riquelme (de Cometa y Alsur), John Clark  (de Kameréctrica), Eduardo Orestes (de Ensamble) y Vladimir Groppas (de La Red).

Q.E.P.

Pocos grupos se ajustaron tan bien a los requerimientos del llamado boom pop de los años ochenta en Chile como Q.E.P., el cuarteto de las ágiles y adherentes "Johnny Peineta" y "Otro día más en la ciudad". Con ganas de introducirle color a un momento en que la trova del Canto Nuevo teñía a parte de la canción joven chilena de una opaca y doliente melancolía, sus integrantes se ajustaron a los grandes escenarios que ofrecía el Chile militarizado, dispuestos, incluso, a combinar difusión musical y vida privada (a la manera de los suecos ABBA, el grupo mantuvo un tiempo a dos parejas sentimentales). Luego de grabar dos discos y ofrecer conciertos por todo Chile, Q.E.P. terminó su sociedad, dejando el rastro del trabajo musical solista de algunos de sus miembros.

Daniela Vivar

Cantante y autora, Daniela Vivar ha asimilado diversas influencias estilísticas como intérprete, con formación vocal y horas de vuelo en los escenarios. Formada en el canto gospel, además de canto jazzístico, siendo niña se incoporó a la Conchalí Big Band, primero como trombonista y luego como solista vocal. Alumna de canto de Marcela Mahaluf, Daniela Vivar proyectó ese conocimiento de los repertorios hacia una serie de conciertos programáticos de jazz, blues y bossa nova, interpretando canciones universales. Como cantautora desarrolló un repertorio de canción pop que se nutre de esas mismas influencias, gospel, soul, jazz y raíz latinoamericana, lo que derivó en su álbum debut, Canción para ella (2025). Allí se rodeó de músicos de jazz como sesionistas en una producción musical depurada y que contó con la colaboración de Gustavo Figueroa, cantante de Raiza, en su canción "Solo por un momento más".

Yupisatam

Yupisatam fue una banda de rock independiente que se mantuvo en pie por una década completa, desde sus primeras grabaciones editadas en cassettes caseros hasta un disco lanzado con un sello argentino, y siempre caracterizada por un rock melancólico con algo de punk incorporado.

Pali

Juan Pablo Hernández Smith entró a corta edad al mundo del espectáculo y tuvo espacio desde su infancia en televisión y escenarios. Su padre, Marcelo, ya era conocido como baladista y luego agitador infantil en "Cachureos". Precisamente en este espacio fue que Juan Pablo grabó por primera vez su voz, aunque su impulso ya sería una decisión adulta, desde 2004, con un sonido más distintivo, asociado a las bases electrónicas y al pop. “Soy oscuro, no hago un pop light —le aclaró una vez al diario La Tercera—. Y aunque no sé si voy a ser cantante toda la vida, mientras lo sea, quiero ser el mejor. Pero tranquilo, no me desespero”.

Nachozen

A modo de acrónimo, Nachozen es el nombre musical de Ignacio Zenteno, cantautor rock-pop, guitarrista y profesor de Filosofía, un solista espontáneo cuya música ha surgido desde la composición a puertas cerradas y el trabajo en el estudio de grabación, más que en los escenarios y la experiencia de la música en directo. Una cultura musical profunda y vínculos con el blues, la era del rock clásico, el rock argentino y el folclor latinoamericano definieron esa propuesta autoral, que dejó tres álbumes manufacturados de manera independiente durante la década de los 2000.

Christianes

Un único disco le bastó a Christianes para quedar inscrito entre lo más interesante que sucedió con el rock chileno de los años noventa. Poco amigos de la exposición, cobijados en un sonido riguroso y profundo, sus integrantes no lograron acomodarse del todo a la inesperada fama que les trajo el single "Mírame sólo una vez".  El suyo fue un cruce inusual entre los mundos alternativo y masivo que entonces sostenían la dinámica musical en Chile, y permitió entre otras cosas dar a conocer el trabajo de Cristián Heyne, quien luego destacaría como cotizado músico y productor.  

Carito Plaza

Destacada en su trabajo junto a bandas como Ovolo y FunkReal, Carito Plaza ha sido una de las voces más persistentes en el cultivo local del soul, funk y R&B. Luego de dos álbumes junto a esta última banda, la cantante y autora ha avanzado en un trayecto solista, y en la colaboración junto a músicos como C-Funk, Boomer, Solo di Medina y Latin Bitman.

Ania Ivania

En una tradición pop-soul chilena que se remonta a fines de la década de 1990 y comienzos de la década de 2000, con agrupaciones como Matahari, Mamma Soul, Feria y LaMonArt, la puertomontina Ivania Arteaga se estrenó como solista con el pseudónimo altamente soulero de Ania Ivania y el EP de cinco canciones titulado Aire (2019).

Cristián Heyne

Un trabajo extenso y sin interrupciones en proyectos musicales propios y ajenos ha convertido a Cristián Heyne en un compositor y productor respetado, con logros en géneros disímiles y una llamativa lista de encargos. Pese a su crédito en discos de nombres populares, Heyne no ha abandonado hasta ahora el desarrollo de un exigente rock eléctrico en su propio proyecto, Shogún. Y en su trabajo como productor y diseñador de sonido, ha dirigido los sellos independientes Luna y Música del Sur.

Tropiflaite

Música bailable, del funk a la cumbia, inspiraba a Tropiflaite, un combo que alcanzó a trabajar cerca de cuatro años planteando celebración y fiesta, y que se ocupó sobre todo en fiestas de matrimonios. Aunque la banda no tenía aspiración profesional, sí trabajó composiciones propias y albergó a músicos que más tarde destacarían de sobra en sus trayectorias solistas, como Jorge Delaselva, Yo Soy Pérez y Pedropiedra. Un disco llamado Grandes éxitos (2002) y un buen video para el single "Le voy a dar" figuran como su único legado de referencia.

Indygo

Indygo fue un grupo formado a fines de los años noventa en Santiago, que, en ocho años de historia, grabó un disco, integró el catálogo inicial del sello Cápsula y acogió la primera experiencia de banda de Edita Rojas, que más tarde destacó como baterista de Electrodomésticos y Carlos Cabezas. Activo entre 1997 y 2005, el grupo cultivó un rock oscuro, influenciado por grupos como los estadounidense Tool y Deftones y los locales Lucybell, entre otros.

Álvaro Henríquez

La habilidad para llevar a buen puerto sus ideas musicales junto a las bandas Los Tres y Pettinellis ha sido sólo uno de los talentos de Álvaro Henríquez. En el poblado currículo profesional del músico de Concepción, acaso lo más sorprendente sea la rapidez con que ha gestionado los más diversos proyectos, solistas y colectivos. Además de editar más de una decena de álbumes junto a los grupos que ha fundado, Henríquez se ha involucrado en la producción de discos para otros músicos, la composición e interpretación de música para cine, y varios proyectos vinculados al folclor chileno. Durante los años 2004 y 2005 se ocupó, además, en una alabada carrera de cantautor solista, interrumpida con el sorpresivo anuncio de la rearticulación de Los Tres. Popular e influyente, la del compositor ha sido una carrera de larga perspectiva, y que ha hecho un aporte excepcional al desarrollo musical chileno de los últimos treinta años, por su diversificación y productividad.

Sophi Lira

Dos actuaciones en Kidzapalooza, en 2017 y 2019, apartado infantil de los festivales Lollapalooza que han tenido lugar en Santiago durante la década de 2010, marcan las primeras apariciones suyas a nivel masivo. Chilena nacida en Estados Unidos como Sofía Lira, tomó el nombre de Sophi Lira para elaborar un proyecto como cantante pop, el resultado de una formación múltiple iniciada en su niñez en los ámbitos del canto, el baile y la actuación, además de la composición, incluido un paso por la célebre Berklee School of Music de Boston como becaria. Activista medioambiental e incluso embajadora de fundaciones de esta defensa, a los dieciséis años lanzó un disco debut titulado En bósqueda (2019), con canciones adolescentes de pop bailable que enfatizaban estos propósitos, dando cuenta así de una conciencia nueva en la generación centennial.

Cancamusa

Para cuando Cancamusa presentó un primer disco solista, en 2020, su trayectoria hasta entonces la convertía en cualquier cosa menos una debutante. La baterista, cantante y compositora venía ya de asociaciones prestigiosas (Joe Vasconcellos, Mamma Soul, Javiera Mena) y además era parte estable de la banda en vivo de Mon Laferte. De todos modos, el álbum Cisne–Lado negro consiguió con sus versos metafóricos y personales, y un sonido atmosférico y sugerente, distinguir una nueva propuesta autoral en quien se hizo conocida en sus inicios como integrante del grupo Amanitas. Un momento cúlmine en su historia se registró a inicios de 2024, cuando fue convocada como baterista en Los Bunkers, banda a la que ha acompañado en su exitosa agenda en vivo desde entonces. Ha dicho, sin embargo, que no por ello abandonará su trabajo solista.

Círculo Polar

Una cara eléctrica y una cara acústica puede adoptar Círculo Polar, el proyecto bajo cuyo nombre se camuflan las canciones que ha editado como solista la compositora y cantante Vicky Cordero. Luego de tocar con grupos y solistas como La Reina Morsa, Slowkiss, Primavera de Praga y Matías Cena, a mediados de 2015 dio a conocer el EP Atemporal, con cuatro canciones construidas con melancolía pop, arreglos vocales y pasajes de electricidad. Un año más tarde reveló su otra dimensión con el EP Como un patio lleno de flores, basado solo en el canto y la guitarra acústica. Con una grabadora a cassette, registró en baja fidelidad otras cuatro canciones, incluyendo una versión de “Canción para ir al desierto”, de Matías Cena. Ambos formatos tenían también su réplica en vivo: aunque a veces Vicky Cordero se presentaba sola y con guitarra acústica, también lo hacía con una banda por la que pasaron miembros de bandas como Fando y Pirámides.

Constanza Herrero

Cantante y autora, Constanza Herrero debutó discográficamente con su nombre en 2017, pero mucho tiempo antes había aparecido en la música con el pseudónimo Kota, con el que grabó un primer EP (Actúa hoy, 2007). Así se integró a Six Pack, uno de los conjuntos de pop adolescente que dominaron una década. Su estreno tuvo lugar nada menos que en el Festival de Viña del Mar de 2008, cuando debió reemplazar “de urgencia” la salida de Raquel Calderón del grupo, quien entonces iniciaba una carerra solista como Kel. A los 16 años, Herrero llegaba entonces al grupo y también al set de de la serie juvenil de TVN “Karkú”. Así grabó el disco Up (2009), de Six Pack, y en luego inició una carrera solista, que la llevó a Australia tras finalizar el colegio. Allí estudió en la Western Australian Academy of Performing Arts, donde incursionó en el teatro músical y el canto popular. De esa experiencia formativa surgió un trabajo de composición de canciones pop, en el que integró influencias del folk, el R&B y la música latinoamericana.