Pop
Diversa por definición, la música pop apela sobre todo a un vínculo con el oyente, por sobre un tipo de sonido o un estilo. Pop como abreviatura de "popular", esta música tiene como pocas un objetivo, el de generar identificación con la audiencia por medio de ritmos contagiosos, melodías recordables y composiciones de duración ajustada a los estándares de difusión de medios como la radio y la TV y, sobre todo, a los requerimientos de una industria que necesita vender canciones a ese gran público. Como tal, se puede dar con eficacia en los más diversos campos. La Nueva Ola de los años '60 es una de las primeras manifestaciones generacionales de música pop chilena, y desde entonces han continuado en esa senda baladistas y cantantes popularizados por la televisión así como diversos músicos y productores que han aplicado los sonidos del rock o las bases electrónicas a esta música.
Diversos géneros ha cubierto el bajista Jorge Herrera en las bandas de las que se ha hecho parte, y en las cuales acumuló experiencias de jazz y rock progresivo (Evolución), música cristiana (Vera Efigies), pop (Pie Plano) y música terapéutica (Arcturus). A partir de cursos sobre sanación y reiki, el compositor ha tendido un puente entre esas prácticas y la música, con varios discos para realizar terapias de energía y relajación.
Marcianeke fue el gran fenómeno de la música chilena de 2021 en la dimensión del streaming. Entre YouTube y Spotify, presentó casi 70 canciones, y como ningún otro músico chileno en más de la mitad superó el millón de reproducciones. De hecho, la canción chilena más escuchada del año en ambas plataformas marcó más de 42 millones: “Dímelo ma”, cantada a dúo con el músico Pailita. El protagonista de esta vorágine transcurrida en buena parte durante la pandemia es el joven músico talquino Matías Muñoz, que definió su música como perreo y que se ha convertido en uno de los nombres prinicipales de la enorme escena e industria de la música urbana.
Una confluencia de rock bailable, múltiples referencias a la cultura pop y no poco humor puede definir a Tus Amigos Nuevos, un grupo que en sus discos y actuaciones en vivo siempre ha mantenido la diversión como uno de sus motivos centrales.
Ritmos como el calipso, el dub y el reggae convergieron en el sonido de Yaia, conjunto que durante un breve período unió a músicos más tarde destacados por su propia cuenta. Sebastián Silva, Pedro Subercaseaux y Nea Ducci venían trabajando en el conjunto CHC, cuando hacia 2002 quisieron intentar un desvío hacia la música afrocaribeña. El único disco que llegaron a publicar, Goor modning (2004), mostró una estimulante invitación de armonías playeras y letras en inglés, referidas al valor de la amistad y otras verdades simples (uno de ellos, "If", llegó al spot de una cerveza). Todos en Yaia militaron bajo alias: Pita, Tat, Yayita y Lady Clarita, y en sus pocas presentaciones en vivo tuvieron de su lado a invitados también de talento y seudónimos, como Jorge Delaselva (en bajo) y Gepe (en batería). Bajo esos nombres de fantasía, latía la carrera inicial de músicos de sobra destacados más tarde en sus carreras solistas, como Pedropiedra.
Voz, rostro, y figura referencial del grupo Juana Fe, que integró desde 2004 Juanito Ayala dejó la banda tras cumplir tras diez años al frente, y emprendió un proyecto como cantor en solitario. Durante 2010, en una estadía en México, había comenzado a mostrar sus primeras canciones propias, en paralelo a sus trabajo con Juana Fe. y en 2014 presentó su primer disco personal, Santo y seña, que tuvo varios temas sonando en radios, como "Dos veredas", donde lo acompaña el músico argentino Kevin Johansen, y "Tanta música". Su nuevo camino ha seguido ampliando los ritmos que distinguieron su paso por Juana Fe, y que lo han convertido en uno de los más llamativo solistas de su generación.
Con una larga vida de exilio en Venezuela y con la influencia de cantores de ese país como Simón Díaz, Chelique Sarabia, José Sifontes y Cecilia Todd, Natalia Barahona ha sido una intérprete de cantos latinoamericanos diversos, valses, pasajes, merengues, pero también boleros, tonadas y canciones trovadorescas, que ha llevado a contextos actuales con conjuntos acústicos y músicos de fusión y jazz. Sus discos son Flor de jengibre (2007), grabado en Venezuela, y Voz de algodón (2013), ya reestablecida en Chile.
Uno de los más recientes compositores chilenos de baladas y música pop además de productor de radio y TV, Juan Andrés Ossandón es el autor de éxitos como "No quiero verte así" (1991), de Alejandro de Rosas; "Amor de verano" (1993), de Andrés de León; "Sinceridad" (1992), de Tatiana Bustos, con el que ganó el segundo lugar en 1993 en el Festival de Viña, y "Pensarlo dos veces" (1995), de Fernando de Jesús. Además, en su catálogo aparecen canciones de reality shows de TV como "La música" y "El juego de la resistencia" (2003), para Catalina Bono y Ximena Abarca, y "Madre tierra" (2005), de Joe Vasconcellos.
El que fue el trompetista estable del grupo Feria ha sido mucho más que un músico de sección de bronces. En efecto, gran parte de su etapa formativa la desarrolló practicando grooves adjuntos a una banda pop. Pero su perfil de improvisador jazzístico lo orientó en definitiva hacia otros ámbitos justo en una época de revitalización de las trompetas (que en relación a los saxofones, habían sido siempre muy escasas).
La explosión del j-pop (pop japonés) y la cultura oriental entre los niños y adolescentes tuvo en 2005 al dúo Kokeshi como su primera cara visible mediáticamente, a pesar de que cinco años antes ya existían cultores de la música japonesa, como el dúo ByS Revolution o la cantante y actriz Jessica Toledo.
Grupo pop de existencia breve, con un sonido emparentado al pop de teclados y luego al rock y el blues. Su legado fue un único disco para la multinacional EMI, Anestesiados, que fue parte del proyecto de música rock que en los años 90 emprendieron vaeris compañías. La banda inicialmente se llamó Preciosa Sangre, y se presentó en la TV como Terciopelo Azul. Más tarde, con su fisonomía definitiva como proyecto, adoptó el nombre de Terciopelo. Durante sus años de trabajo, sus dos pilares fueron Ricardo Varas (bajo y teclados) y Mario Gallo (guitarra y voz); compañeros de comunicación audiovisual en Uniacc, que alcanzaron cierta difusión radial de su single "Vodka" hasta su disolución antes del final de la década. Hacia 2012, el cantante inició una carrera solista, que lo ha mantenido publicando canciones.
Una vida profesional dedicada a la traducción era la que había proyectado para sí misma Andrea Telias hasta que, a los 24 años, su destacada participación en la Escuela de Talentos de Alicia Puccio la decidió a profesionalizar su interés por el canto (y, de paso, cambiar su nombre). Telias se inició cantando de modo amateur en reuniones sociales, intentó una carrera musical que no prosperó junto a La Banda del Gnomo (1986-88), y finalmente encontró en la compositora Scottie Scott la alianza creativa que le permitió destacar como solista. Tras presentarse en el Festival de Viña del Mar en 1990, siguió presentándose en vivo, y en el año 2005 participó en el programa Rojo VIP, junto a una serie de cantantes de los '60 y los '80.
«Uno sale… completamente irresponsable. Es una etapa de la vida… de locura, en la que uno te manejas solamente con sueños», recuerda Sebastián Santa María en un registro de archivo de una entrevista suya en el programa televisivo "Más Música". Se refiere así a su partida a Europa a los 17 años, motivado por la idea —incierta todavía— de que podría allí desarrollarse como músico. Se trató, en su caso, de una irresponsabilidad bendita, que al poco tiempo lo tenía trabajando en sus condiciones soñadas en cuanto a colaboraciones, lecciones y libertad creativa. Aunque Santa María está en la memoria masivo por un single pop de gran difusión radial en 1987, "Keep on singing", su trayectoria lo ubica como una figura de peso en terrenos de exploración jazz-rock, y exigente autoría y coordinación de equipos. Su formación musical sobre el piano no le impidió luego mostrarse también como cantante y productor. Fue valorado como tal entre figuras de relieve internacional, todas las cuales lamentaron públicamente su muerte temprana, a los 37 años de edad.
Si bien inicialmente apareció como una agrupación, parte de los proyectos promovidos por el Sello Azul en su generación de 2015, Aticoy es definitiva la identidad musical de la cantante Natalie Orellana. De hecho, ese fue el apodo que ella misma recibió en su infancia y el nombre con el que se organizó ese primer núcleo musical para el disco Brotar, una propuesta pop desde la perspectiva de la música de raíz. Más adelante, Natalie Orellana adoptó un estatus solista rodeada de esos mismos músicos colaboradores, y se mantuvo publicando canciones y discos bajo su identidad de Aticoy.
Aunque pocas veces en el primer plano, Martín Benavides es uno de los músicos más inquietos de su generación. Activo desde en el pop hasta en la música electrónica, instrumentista múltiple, director de grupos, integrante y colaborador para decenas de bandas y solistas, ha grabado cinco discos desde 2013, es cofundador del sello América Media Records (2015) y ha sido parte de la bandas de Francisca Valenzuela , López y Fernando Milagros, entre otros nombres.
En la comuna santiaguina de San Bernardo surgió el primer grupo de la cantante Denisse Malebrán. Fue un cuarteto de dream pop formado entre compañeros de colegio, que alcanzó a publicar un único álbum antes de su disolución (Turbomente (1997) fue el primer álbum en formato CD-Rom lanzado alguna vez en Chile). Con lecciones formales de canto y sincero entusiasmo por la música, Malebrán se vislumbraba como promesa dentro de la música chilena, aunque hubo que esperar, primero, su paso de Turbomente a Polaroid —junto a los hermanos Mauricio (Sokio) y Daniel Díaz—, y, al fin, a su definitivo ingreso a las filas de Saiko.
Experimentaciones acústicas, improvisaciones rítmicas, paisajismos sonoros y artes mixtas describen el trabajo de esta compositora que completó una formación docta en Francia tras su experiencia inicial en Chile, como cantante cercana a influencias que fueron desde el pop y el folk hasta el jazz. Renata Anaya (conocida también como Renata Carrasco) dio un giro radical en su aproximación a la música cuando regresó a Chile, ya convertida en compositora de una avanzada música electroacústica autoral, que dio curso a través de distintos proyectos, tanto solistas como colectivos.
Guitarrista de rock y pop, cantante y compositora, Cler Canifrú es además una activa sesionista en la industria musical, cuya cara más visible estuvo en sus años como integrante de la agrupación de respaldo de Myriam Hernández, que es donde tuvo su primer trabajo profesional como guitarrista. Además ha cumplido ese rol en diversas grabaciones de discos de Daniel Lizana, Felo Foncea, Hidalgo y Murciélago, banda que integró a fines de los 2000. El 2014 plasmó por primera vez sus propias canciones, en el EP Posavasos, que el 2015 dio un paso más con LP con K9, del que ha lanzado varios sencillos promocionales. Desde el 2015 también es parte del trío Lilits.
Antes de cumplir los 18 años, Karyn Amira Manzano Díaz ya tenía un recorrido en la música popular desde la comuna de La Florida, donde ella creció. En esos primeros tiempos fue parte del proyecto que publicó el autoeditado disco EP Love faces (2020), junto a Kirablvm y Tomazacre. Luego esas influencias de la música de la época se filtró también en su propio plan de artista urbana donde se consolidó con el nombre de guerra de Amikiraa, una más entre la armada de solistas femeninas de la música urbana en la oleada pandémica.
Si bien su creación como compositora de canciones tomó peso a mediados de la década de 2010, Josefina Espejo Muñoz aparece como una voz instalada en el circuito no presencial durante el año de la pandemia, con una serie de canciones de un carácter sadcore y enfoque autobiográfico, que ella fue presentando a medida que avanzó 2020 y se convirtió en los dos volúmenes del disco Lilit. Primero "Tropas" o "Manifiesto", y más tarde "Cuéntame" y "Fhumo". Por ese tiempo, su trabajo también se conectó con “Silenciadas”, para el que aportó con la canción "Sara" en este proyecto de la Corporación Miles que buscaba la visibilización de las historias de las víctimas de femicidios en Chile. Allí también participaron Denise Rosenthal, Cancamusa, Yorka, Camila Vaccaro, Esteza, De Lein, Juanita La O, entre otras cantautoras chilenas, además de la mexicana Vivir Quintana, que entonces se alzó como un emblema latinoamericano de esa lucha.
Camila Bañados es cultora de una suerte de pop de dormitorio, un cancionero íntimo y reflexivo situado en un espacio reducido, lleno de abstracciones desde la letra y desde la música. Ella absorbe elementos diversos y dispersos para la elaboración de esa obra: la canción como artefacto, la electrónica de pulsos lentos, el componente jazzístico y la inspiración indie. Parte del elenco de artistas del sello Mescalina, publicó sus primeros discos en 2024.