Jazz

Aunque nacido en Estados Unidos en el profundo albor del siglo XX, el jazz se ha convertido en una de las músicas más universales de los tiempos modernos y su lenguaje rítmico y libertad expresiva ha sido asimilada por músicos de todas las latitudes y todas las épocas. Su categoría mestiza confronta la instrumentación, la melodía y la armonía de la música europea con el ritmo, el fraseo y el alma del blues, que a su vez proviene de la música africana. Conducido por un elemento intangible llamado “swing” y reinventado en cada interpretación por su carácter improvisacional, el jazz tomó el control de la música en Nueva Orleans, la cuna del jazz, y luego en Chicago, Kansas City y Nueva York, la capital del jazz, atravesando las décadas con un sinnúmero de estilos subsidiarios que explican el nacimiento de escuelas y estéticas: ragtime, stride o hot jazz en los primeros años, swing, bop, cool y third stream en una edad mediana, free, avant-garde y fusión en los tiempos modernos. Un cuadro de honor del jazz se ilustra con creadores universales, que son además los principales referentes de la historia: en la tradición están Jelly Roll Morton, Louis Armstrong y Duke Ellington y en la modernidad Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane.

Quilín

Considerado el primer conjunto chileno jazz-rock establecido, según advierte el musicólogo e investigador Álvaro Menanteau, Quilín escribió una historia paralela a la oficial dentro de la música popular en nuestro país. Con más de 25 años de vigencia, jamás obtuvo el reconocimiento de un medio que en definitiva la transformó en una banda de culto por excelencia. Un proyecto único, que nunca se encasilló ni en los circuitos del rock ni en los del jazz, lo que generó a sus músicos todo tipo de contratiempos en los antiguos festivales del rock periférico y en los programas habituales de jazz, dado que en ninguno de ambos frentes, Quilín fue plenamente reconocido como pares.

Vicente González

Guitarrista de jazz contemporáneo, Vicente González Astorga es el hermano menor del bajista de jazz fusión Luciano González, con quien ha trabajado mano a mano en la música desde la Quinta Región. Con estudios iniciales de piano clásico y chelo en Limache, desembocó más adelante en la guitarra jazzística, siguiendo a referentes que van desde Wes Montgomery a Kurt Rosenwinkel y Mike Moreno, aunque ya en su primera adultez recogió una influencia más integral de compositores del bebop como Charlie Parker y Bud Powell y del post bop como John Coltrane y McCoy Tyner. Su incorporación a la escena capitalina tuvo lugar en 2015, integrando en distintos momentos el cuarteto del pianista Óscar Pizarro y el trío del propio Luciano González, con quien grabó en álbum No, no (2022). Ese mismo año editó su primer trabajo solista, una combinación de cuarteto acústico con saxo tenor y de trío eléctrico, titulado Ákronux.

Juan Pablo Rivera

Antes de convertirse en uno de los escasos ejemplares del jazz vocal masculino sobre el final de la década de los 2000, Juan Pablo Rivera hizo una larga carrera como bajista eléctrico. De hecho fue uno de los más jóvenes exponentes del jazz en los años '90 (junto a Felipe Chacón en sus inicios y a Christian Gálvez). Sólo un cambio de ruta radical lo transformó en intérprete de swing una vez que descubrió otras propiedades musicales durante sus largas estadas en Norteamérica como estudiante y músico. Así se ubicó en un mapa de voces dominado por mujeres y con la sola presencia del barítono Rodrigo González como jazz singer.

Alonso Durán

Como Felipe Chacón, Rodrigo Galarce y Pablo Menares en tres tiempos previos, el de Alonso Durán fue un contrabajo de apoyo para una numerosa serie de músicos de fusión, pop y sobre todo de jazz, a partir de la segunda mitad de la década de 2000. Trabajó además como compositor y arreglador post-bop de manera intermitente, aunque lo que lo distinguió fue su metódica operativa, dinámica de enlaces y facilidad para acomodarse a distintos repertorios y formatos de banda variables.

Jorge Vera

Talento de generación espontánea aunque también de un trabajo de formación intenso en la música popular, Jorge Vera fue uno de los últimos discípulos del maestro Pedro Mesías. Un pianista sobresaliente en todos los estilos y al mismo tiempo ingenioso arreglador, Vera deslumbró al círculo de directores e instrumentistas de orquestas populares desde la adolescencia y así llegó a ser uno de los músicos profesionales más jóvenes de su época. Su madurez musical llegó luego de una mudanza a Madrid, donde consolidó un prestigio y grabó sus primeros discos: Groovera (2010) y Luz (2016).

Isa Bornau

Holandesa de origen, Isa Bornau ha hecho una parte de su carrera musical en sucesivas estadas en Chile, donde editó su disco Ser (2014). Con la influencia de la canción francesa muy presente, en su primera visita en 2000, para hacer trabajos voluntarios, conoció el folclor chileno y a Violeta Parra, lo que supuso un reenfoque de su perspectiva musical. Tiempo después, Bornau llegó a interpretar "La exiliada del sur" en una de las ediciones del concurso televisivo "The voice". Como solista ha actuado en los circuitos del jazz.

Orión Lion

Orión Lion es el nombre de batalla de Orión Morales, pianista, compositor, arreglador, líder de conjuntos, combos y ensambles y joven director de big bands, cuya música se movió principalmente por los lenguajes del latin jazz. Fue un activo gestor cultural e impulsor del festival Jazz por la Paz desde 2016, cita que trajo a Chile a figuras internacionales del jazz latino, además de académico adjunto en la bostoniana Berklee. Como nombre propio, también llegó a presentarse con su quinteto en el Festival de Jazz de Providencia en 2012.

Felipe Martínez

El flautista, saxofonista y compositor Felipe Martínez ha sido parte de una escuela musical en torno a la fusión latinoamericana, variada en ritmos, sonidos, aires e inspiraciones, que desde inicios de los ’90 vivió una reapertura en diversos frentes. Ese trabajo multicolor se ha visto reflejado tanto en sus colaboraciones con músicos como Antonio Restucci, Juan Coderch, Marcelo Aedo y Juan Antonio Sánchez, como en sus partituras para teatro, su trabajo como sesionista y su actividad solista.

Héctor 'Parquímetro' Briceño

El apodo se lo dio un amigo humorista que advirtió en él su habilidad de desdoblamiento estilístico y capacidad de convertir la música en un trabajo hora-hombre: «Vo' ganai más que un parquímetro», le dijo Carlos Helo en 1980. Desde entonces el pseudónimo de Parquímetro se ha hecho tan popular como el rostro de este trombonista, habitual de orquestas televisivas, pero también respetado en agrupaciones de jazz, salsa y swing, y a quien pocos conocen por su nombre real: Héctor Briceño. Su inesperada muerte en mayo de 2019, debido a un infarto, vino a remecer a la música popular chilena, a sus contemporáneos de orquestas y a sus seguidores, que lo consideraron entonces "el padre de las secciones de bronces de Chile".

Fran Suárez

Pianista de jazz contemporáneo, Francisco Suárez Casanova integra una generación de músicos de esta línea que consolidaron sus carreras creativas fuera de nuestras fronteras, lista donde aparecen también Felipe Riveros y Pablo Vergara (Nueva York) y Carmen Paz González y Carlos Silva (Barcelona). Desde 1997, Fran Suárez ha sido un activo músico, compositor, improvisador y académico en la misma Barcelona y tras 23 años alejado de Chile hizo su debut con conciertos en Santiago en agosto y septiembre de 2014.

Santiago Downbeat

Con músicos de formación académica, en el Instituto Projazz, y con algunos provenientes de la Conchalí Big Band, el año 2008 comenzó a trabajar Santiago Downbeat, elenco definido en estos términos por su culto al ska-jazz, y que tras un largo proceso de trabajo en 2012 editaron su primer disco. Con la voz femenina de Natalia Ramírez, realizaron tributos a la Orquesta Huambaly y a Los Ramblers, además de compartir escenarios con los míticos Skatalites en Chile. La agrupación giró incluso por Europa, y fue, en definitiva, una pequeña cantera de solistas de jazz contemporáneo y de músicos de bloque para una nueva generación de vientos.

Carlos Cortés

Carlos Cortés es uno de los bateristas fundamentales del jazz de la temprana generación de los 2000. Junto con Félix Lecaros y Daniel Rodríguez, que despuntaron en el circuito hacia 1996 siendo muy precoces, Cortés completa una tríada de solistas que marcaron esa oleada de nuevos baterías, siempre en una expansión y multiplicación de los rumbos musicales. Definido en un primer momento por la dureza de su beat, su aproximación a la música afrolatina, la fusión latinoamericana, el funk e incluso el hip-hop, Cortés fue evolucionando también dentro del jazz contemporáneo en sinnúmero de proyectos como sideman, que más tarde lo llevaron, sorpresivamente, a presentarse frente al órgano Hammond.

Gonzalo Palma

El pianista y compositor Gonzalo Palma ha sido uno de los músicos referenciales del jazz acústico que llegó desde el puerto de Valparaíso —"la cuna del jazz chileno"—, desde mediados de los '90, cuando encabezó primero el grupo Valparaíso Jazz Trío y cuando después se volcó a un largo trabajo como líder de diversos tríos territoriales. Su piano siempre se nutrió además de elementos musicales propios de la orilla, y así fue como además la improvisación jazzística, sus composiciones tuvieron los sabores del bolero y el vals de la "costa oeste", junto a un importante componente latin bop. Su nombre aparece junto a otros marcados líderes en esta dirección, como Carlos Silva, Felipe Riveros o Mario Feito: solistas que desarrollaron en profundidad el "piano trío".

Mauricio Gallardo

Con una formación clásica en las percusiones de parches y de teclados, Mauricio Gallardo dio un paso hacia una creación de mayores horizontes que solo la música de cámara contemporánea. Como vibrafonista transitó entonces entre la música docta, el jazz contemporáneo y la fusión de elementos provenientes del folclor chileno, lo que en cierta medida lo emparentó con el pionero de la transformación del vibráfono Guillermo Rifo, quien fue uno de sus maestros. Como compositor y líder de proyectos, Gallardo puso en marcha estas ideas a partir de su álbum Trazo (2022).

Osvaldo 'Chalupa' Martínez

Osvaldo Martínez, conocido en los círculos musicales del sur como Chalupa, es uno de los representantes más históricos del jazz sureño. Por cinco décadas se mantuvo activo como baterista en la ciudad de Valdivia, donde fue testigo del transcurso del tiempo, las evoluciones e involuciones de la música lejos de la capital, y del terremoto y el maremoto que destruyó su ciudad natal en 1960. Pero además fue un ferviente animador de esa escena jazzística, y reconocido allí como referente. Víctima de un accidente cerebrovascular falleció el 9 de agosto de 2011, el mismo día en que había nacido, en 1940.

Marcos Aldana

El apellido que denota este saxofonista en su identificación habla de una pertenencia a uno de nuestros clanes jazzísticos. Pero la historia de Marcos Aldana no sólo lo consigna como el eslabón entre dos generaciones de los solistas Aldana —con su padre Enrique Aldana y su hija Melissa Aldana—, sino que además lo señala como el único saxofonista de su generación activo en el jazz straight ahead durante el largo apagón cultural. Fue, además, el gran formador de los nuevos saxofonistas del jazz contemporáneo.

Natalia Bernal

La cantante iquiqueña Natalia Bernal pertenece a una generación conocida como la “nueva ola del jazz vocal”, que surgió a mediados de la década de 2000. Pero mientras solistas pares como Natacha Montory, Paz Court, Nicole Bunout, Camila Meza o Javiera Abufhele, surgieron desde el cultivo del cancionero clásico del swing y se encaminaron después hacia otras rutas modernas de música pop, funk y rock, Natalia Bernal se involucró estrechamente con el jazz latino desde que llegó a Boston en 2003. En la escuela de Berklee estudió canto jazzístico y producción musical. Su mirada al elemento latino y latinoamericano se puede apreciar en álbumes suyos como Sueños y delirios (2014) y En diablada (2024).

David Pérez

Saxofonista tenor norteamericano que inscribió su nombre entre los nuevos y muy destacados solistas de la década de 2000. Un caso poco usual dado que Pérez, aún siendo extranjero y con estudios en su país, desarrolló prácticamente la totalidad de su carrera como músico profesional en Chile. En el corto período que actuó como jazzista, Pérez se convirtió en un connotado y respetado solista, y su sorpresiva salida del circuito de alguna manera mermó la categoría que estaba tomando el jazz de esa nueva época. En 2004 publicó su único disco, una mirada impresionista a la ciudad que lo había recibido: Santiago stories.

Nahuel Jazz Quartet

Este ensamble pionero en la consolidación del jazz modernista en Chile a partir de los años '60, fue el proyecto único y fundamental del pianista Omar Nahuel. Su presencia durante toda la década no sólo cambió el perfil de los jazzistas nacionales que encontraron en él un modelo para desarrollar líneas musicales vanguardistas. Además llegó a ser el gran grupo profesional del jazz y de paso grabó el primer LP en nuestra historia de una banda establecida. Es el punto de partida para toda una época, desde la perspectiva en que se le mire.

Cuti Aste

Electrónica, pop, sonidos precolombinos, música incidental, rock y jazz. Casi no hay género musical que Guillermo Cuti Aste no haya trabajado en algún momento, animando una carrera que destaca como una de las más versátiles de las últimas décadas en Chile. Ejecutante de diversos instrumentos, el penquista es también compositor y arreglador, y ha llevado su música a teatro, cine y televisión. En el año 2009 presentó su primer álbum solista, Estatuas de sal.