Jazz
Aunque nacido en Estados Unidos en el profundo albor del siglo XX, el jazz se ha convertido en una de las músicas más universales de los tiempos modernos y su lenguaje rítmico y libertad expresiva ha sido asimilada por músicos de todas las latitudes y todas las épocas. Su categoría mestiza confronta la instrumentación, la melodía y la armonía de la música europea con el ritmo, el fraseo y el alma del blues, que a su vez proviene de la música africana. Conducido por un elemento intangible llamado “swing” y reinventado en cada interpretación por su carácter improvisacional, el jazz tomó el control de la música en Nueva Orleans, la cuna del jazz, y luego en Chicago, Kansas City y Nueva York, la capital del jazz, atravesando las décadas con un sinnúmero de estilos subsidiarios que explican el nacimiento de escuelas y estéticas: ragtime, stride o hot jazz en los primeros años, swing, bop, cool y third stream en una edad mediana, free, avant-garde y fusión en los tiempos modernos. Un cuadro de honor del jazz se ilustra con creadores universales, que son además los principales referentes de la historia: en la tradición están Jelly Roll Morton, Louis Armstrong y Duke Ellington y en la modernidad Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane.
Hernán Oliva, a veces conocido como Copito, fue un músico de la historia de comienzos del siglo XX, desconocido en nuestro país dado que desarrolló prácticamente su carrera completa en Argentina, como violinista de tango y orquestas de música popular y jazz, un epítome del solista del violín en la era dorada de la radiofonía y la industria discográfica. Un músico esencialmente porteño, que nació en Valparaíso y murió a los 75 años en la ciudad de Buenos Aires.
Pese a su condición de músico aficionado, el baterista Antonio Gaete cuenta con un historial sorprendente de gestiones y militancias en grupos de la raigambre tradicional. No sólo perteneció a los dos conjuntos más importantes de esta línea –la Retaguardia Jazz Band y los Santiago Stompers- sino que en su hoja de vida se certifica un recordado debut como joven baterista en el también histórico grupo South Pacific Jazz Band en 1974, donde compartió escenario con el legendario trompetista Luis Huaso Aránguiz en su última época.
Baterista formado en Projazz. Se inició en el circuito en 2007 junto al cuarteto del pianista Moncho Romero (utilizando la plaza que dejó Andy Baeza) en el escenario del club Miles como cuartel general y desde allí se multiplicó en agrupaciones, como la banda de soporte de la cantante Astrid Veas, el cuarteto de Natacha Montory, o los tríos de los guitarristas Ankatu Alquinta, Diego Riedemann y Gonzalo Farías.
De todos los bateristas de jazz que se iniciaron en los '90, posiblemente el de mayor ductibilidad haya sido Andrés Andy Baeza. Su nombre se reparte en un abanico muy abierto: Desde el pop y el jazz-rock de sus inicios, pasando por la percusión docta, hasta la profundización de los lenguajes del bop moderno y la improvisación libre. Baeza fue un pivote de su generación.
Creado y dirigido por el compositor y baterista Andrés Quezada, Narval Orquesta tomó la forma de un instrumento integral, desde la mirada que el músico planteó para una obra en sus inicios elaborada solamente en el computador. Ante esa necesidad de incorporación de timbres y colores, Quezada terminó convocando a solistas de distintas formaciones académicas y diversos ambientes musicales para poner en marcha una orquesta que deliberadamente situara su música "en tierra de nadie". El ensamble publicó una saga de álbumes entre los que destacó Botones (2022), nominado al Premio Pulsar en la categoría Jazz y Fusión en 2024.
Entre la contundencia arrolladora de un tenorista como Cristián Mendoza y la aguda profundidad musical de otro como Agustín Moya, está Maximiliano Alarcón, conocido en el circuito con diminutivos "bop" como Max o Maxi, su marca indeleble. Versátil solista del saxofón tenor, su punto de vista musical lo ha incorporado indistintamente a las escenas del jazz contemporáneo y a las de la música popular de raíces negras, con intervenciones en proyectos de soul, funk y hip-hop.
Alejandra Farías es parte de la presencia femenina en el jazz chileno más allá de una abundante comunidad de mujeres que cultivan el canto y el repertorio standard. Desde Chillán, Farías se instaló como baterista en la década de 2010, desarrollando un proyecto creativo que se mueve entre la música de fusión y el jazz contemporáneo. Resultado de ello es el disco Chillán Santiago (2015), que describía ese tránsito que realizó entre su ciudad natal y los centros de la actividad musical.
Gonzalo Ostornol es un guitarrista de jazz de la pródiga generación de solistas, compositores y líderes que surgieron a fines de los 2000 y se consolidaron en los 2010 con discos y propuestas que combinaban la tradición del jazz con las vertientes de una música modernista. Entre ellos figuran nombres como Francisco Saavedra, Italo Aguilera, Tomás Gubbins, Nicolás Reyes y Cristóbal Piña. Ostornol ha canalizado su música principalmente a través de cuartetos y tríos, especialmente aquel que denominó Flash Trío.
Guitarrista de jazz y fusión, Miguel Jiménez es un ejemplar de la generación que vivió la transición musical durante la década de 1990. Más centrado en la enseñanza que en la creación autoral, fue un nombre sin demasiada visibilidad durante gran parte de la década de los 2000, aunque ello no le impidió de incursionar en distintos proyectos de jazz latinoamericano, jazz fusión, jazz manouche y jazz contemporáneo, como el que en 2017 desembocó en su primer disco como líder, Espiral.
En su recorrido musical realizado en Nueva York desde 2009, Rodrigo Recabarren fue estableciendo un estilo narrativo propio que combina la tradición jazzística con influencias que tomó del rock de Radiohead o de la percusión en el folclor sudamericano, representado aquí en la figura del baterista Gabriel Parra. Así, Recabarren se ha instalado como un ariete en la abundante historia de la batería en el jazz chileno, un punto de referencia entre los solistas que tomaron posición durante la década de 2010.
Nuevas Direcciones es un grupo de jazz de fusiones y vanguardias encabezado por el baterista Pedro Greene, quien había tocado en los inicios de los Blops. Comenzó a funcionar luego de sus años de estudio en escuela de música de Berklee y en su vida musical llevada a cabo en París y Amsterdam. Tras su regreso a Chile en 1973, muy poco antes del golpe de Estado, Greene formó el ensamble en 1975 como una manera de dar curso a la música contemporánea de los tiempos. Así trabajó palmo a palmo con el guitarrista Héctor Sepúlveda, un pionero del rock chileno a través del seminal grupo Los Vidrios Quebrados.
La escasez de instrumentistas femeninas en el jazz ha sido un fenómeno que también se dio en Chile por largo tiempo hasta que aparecieron solistas como la saxofonista Amelia Wenborne y la contrabajista Alejandra Santa Cruz. La pianista Carmen Paz Kuki González fue una de las primeras mujeres en ocupar plazas en conjuntos conducidos por hombres. Como compositora independiente, su trabajo se ha centrado en la creación de una música de corte camerístico, con ciertos acercamientos a la llamada "tercera corriente", que vincula el jazz con la música docta. De paso gran parte de su bitácora musical fue escrita en Barcelona, donde grabo una trilogía de álbumes con música principalmente para cuartetos.
Más de cincuenta años como guitarrista de oficio, estilos y diversidad dieron a Fernando Otárola la categoría de último sobreviviente de la bohemia musical capitalina. Es la era de los locales nocturnos del centro, las boites, los salones de baile, los auditorios radiales y los cancheos, animada por una generación de astros de la música popular a la que Otárola se sumó siendo un joven de diecinueve años. Su estatura musical alcanza los campos del tango, el bolero, la canción melódica, el swing y las orquestas populares, frentes que jamás abandonó.
Guitarrista de jazz-rock y fusión, Juancristóbal Aliaga es solista, compositor y líder de proyectos de diversa consideración y estructura, elencos a los que denominó Cachai?? y con los que editó los discos de su primera época como solista. Hijo del percusionista de Congreso y a la vez baterista de Fulano Raúl Aliaga, tuvo formación en la escuela de música estadounidense de Berklee, tanto en su sede central de Boston como en la de la ciudad española de Valencia.
El apellido que denota este saxofonista en su identificación habla de una pertenencia a uno de nuestros clanes jazzísticos. Pero la historia de Marcos Aldana no sólo lo consigna como el eslabón entre dos generaciones de los solistas Aldana —con su padre Enrique Aldana y su hija Melissa Aldana—, sino que además lo señala como el único saxofonista de su generación activo en el jazz straight ahead durante el largo apagón cultural. Fue, además, el gran formador de los nuevos saxofonistas del jazz contemporáneo.
Joaquín Fuentes forma parte de la generación del jazz de la post pandemia, precoces músicos que surgieron en la escena a fines de los años '10, se encontraron de lleno con el estallido social y las cuarentenas de 2020 y salieron a flote con presencia en discos y apariciones en el circuito: Alfredo Tauber, Juan Pablo Salvo, Camilo Aliaga o Nahuel Blanco, por mencionar a algunos de los más visibles durante ese período. En su caso, sin estudios formales de música ni de piano, Fuentes se convirtió en líder y estrenó el disco de piano trío La búsqueda (2019), un dinámico primer ejercicio de creación que marcó un rumbo.
La experiencia del grupo Fusión, considerado históricamente el primer proyecto chileno de jazz eléctrico, según acredita el musicólogo Álvaro Menanteau en su libro Historia del jazz en Chile (2003), fue el resultado de largas sesiones de audición, intercambio de influencias, conversaciones y jam sessions realizadas por los nuevos músicos vinculados al jazz de fines de los '60. En rigor fue un ensayo espontáneo tras el contacto que en 1967 tomaron el bajista Enrique Luna (n. 1946) y el pianista Matías Pizarro (n. 1949) y que generó una convocatoria masiva de solistas para desembocar en el único álbum que esta banda llegó a editar, a través del sello Alba: Top soul (1975).
Jorge Bravo ha sido uno de los más importantes solistas del flamenco chileno fuera de nuestras fronteras, tal y como ha ocurrido con otros nombres en esta modalidad guitarrística, como Carlos Pacheco Torres (en Córdoba) Claudio Villanueva (en Madrid) y Andrés Hernández (en Sevilla). Instalado en Londres desde 2005, Bravo se ha desdoblado desde el flamenco al jazz gitano y a la música sudamericana sumando credenciales en distintos frentes, tanto como instrumentista como profesor.
Compositor, arreglador y orquestador, pero sobre todo un músico dedicado a la creación de literatura chilena para big bands y ensambles jazzísticos, Emilio Bascuñán ha realizado una serie de trabajos en este campo. Inspirado en la figura de la estadounidense Maria Schneider, esa propuesta desembocó en un repertorio especialmente dedicado a la orquesta infantil Conchalí Big Band, que en 2014 celebró sus veinte años de vida con un concierto en el Teatro Municipal de Santiago y con el disco XXI, cuyo material fue preparado por Bascuñán.
El que fue el trompetista estable del grupo Feria ha sido mucho más que un músico de sección de bronces. En efecto, gran parte de su etapa formativa la desarrolló practicando grooves adjuntos a una banda pop. Pero su perfil de improvisador jazzístico lo orientó en definitiva hacia otros ámbitos justo en una época de revitalización de las trompetas (que en relación a los saxofones, habían sido siempre muy escasas).