Jazz
Aunque nacido en Estados Unidos en el profundo albor del siglo XX, el jazz se ha convertido en una de las músicas más universales de los tiempos modernos y su lenguaje rítmico y libertad expresiva ha sido asimilada por músicos de todas las latitudes y todas las épocas. Su categoría mestiza confronta la instrumentación, la melodía y la armonía de la música europea con el ritmo, el fraseo y el alma del blues, que a su vez proviene de la música africana. Conducido por un elemento intangible llamado “swing” y reinventado en cada interpretación por su carácter improvisacional, el jazz tomó el control de la música en Nueva Orleans, la cuna del jazz, y luego en Chicago, Kansas City y Nueva York, la capital del jazz, atravesando las décadas con un sinnúmero de estilos subsidiarios que explican el nacimiento de escuelas y estéticas: ragtime, stride o hot jazz en los primeros años, swing, bop, cool y third stream en una edad mediana, free, avant-garde y fusión en los tiempos modernos. Un cuadro de honor del jazz se ilustra con creadores universales, que son además los principales referentes de la historia: en la tradición están Jelly Roll Morton, Louis Armstrong y Duke Ellington y en la modernidad Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane.
Cantante y autora, Daniela Vivar ha asimilado diversas influencias estilísticas como intérprete, con formación vocal y horas de vuelo en los escenarios. Formada en el canto gospel, además de canto jazzístico, siendo niña se incoporó a la Conchalí Big Band, primero como trombonista y luego como solista vocal. Alumna de canto de Marcela Mahaluf, Daniela Vivar proyectó ese conocimiento de los repertorios hacia una serie de conciertos programáticos de jazz, blues y bossa nova, interpretando canciones universales. Como cantautora desarrolló un repertorio de canción pop que se nutre de esas mismas influencias, gospel, soul, jazz y raíz latinoamericana, lo que derivó en su álbum debut, Canción para ella (2025). Allí se rodeó de músicos de jazz como sesionistas en una producción musical depurada y que contó con la colaboración de Gustavo Figueroa, cantante de Raiza, en su canción "Solo por un momento más".
Nacida en Chillán, la cantante, acordeonista y profesora de música Cecilia Gutiérrez ha integrado en paralelo las escenas del jazz y de la música de raíz folclórica en la ciudad de Concepción, con proyectos que la vinculan a la fusión de ambos géneros, y cuya cara más visible fue entonces el disco Infusión (2015).
Para Roberto Lecaros —el patriarca del clan de jazzistas chilenos que lleva ese apellido— la enseñanza fue tal vez la más trascendental de las artistas de su historia como músico. Desde que en 1979 fundara una de las primeras academias de formación en estos rudimentos, Lecaros tuvo siempre la mirada atenta en los "diamantes en bruto" que pudieran aparecer en su entorno. Su club, el recordado L'Atelier, operó como escenario de lanzamiento de nuevas figuras desde los años '80: los guitarristas Mauricio Rodríguez o Roberto Dañobeitía, los contrabajistas Jorge Rocha o Rodrigo Galarce, y el baterista Cristóbal Rojas se llevaron su primeros aplausos en L'Atelier o tocando al interior de las bandas de Roberto Lecaros.
Bajista de jazz contemporáneo y fusión con predilección a las seis cuerdas del bajo activo, Felipe González Bustamante es uno de los músicos de la generación pospandémica en el jazz chileno. Como líder de conjuntos y autor de música tuvo su debut como Felo Bustamante, un nombre que recogió del roce cotidiano con sus pares. Su primer disco es Antítesis (2022), una suerte de manifiesto propio acerca de los espacios de composición e improvisación y cómo estos se superponen.
Con el nombre musical de Somi Tax, un juego de palabras de lo que en rigor debería ser Tomi Sax, el saxofonista Tomás Corvalán propuso un cruce inusual entre el huayno frente al lenguaje jazzístico, desarrollando lo que él denominó "saxofón andino". Intérprete de diversos aerófonos del Altiplano y al mismo tiempo la gama completa de los saxofones, flauta traversa y clarinete, Somi Tax fue parte de la escena del jazz contemporáneo desde la década de 2010 con su fusión de mundos, expuesta en el disco Huaynitos del cerro (2023).
Una de las personalidades más relevantes en una equidistancia que existió entre la música docta y la música popular fue el percusionista, compositor, arreglador, director orquestal, académico y educador Guillermo Rifo. Su propia historia cruza parte de la historia de la música chilena a desde mediados de los años ’60, con una participación de 30 años en la Orquesta Sinfónica de Chile, una categoría como compositor docto y solista de música contemporánea para percusiones. Además se le considera el primer vibrafonista del jazz chileno y fue impulsor de agrupaciones camerísticas de fusión como Aquila (1973), Sexteto Hindemith 76 (1975) y Latinomusicaviva (1978). El musicólogo Juan Pablo González lo considera "un músico para la ciudad de Santiago", por su cualidad de representar ese paisaje urbano a través composiciones como "Puente del Arzobispo", "Providencia al mediodía", "El cerro San Cristóbal" y "Santiago de noche". Guillermo Rifo murió a los 76 años, en enero de 2022.
Estrella juvenil indiscutida de la Nueva Ola, pero voz duradera incluso más allá del auge de ese movimiento, Luz Eliana participó de la época de gloria de la radiodifusión chilena asociada al fomento de la industria, y logró combinar el impacto popular de sus grabaciones con su interés por el jazz y la música negra, gospel y soul. Ganadora del Festival de Viña de 1968, su difusión se apoyó primero en radios y revistas, y más tarde en televisión.
La Red fue un conjunto-escuela de jazz rock liderado por el guitarrista Vladimir Groppas, quien había tenido experiencia en los años '70 y primeros '80 en bandas de rock pesado y rock fusión como Arena Movediza y Llaima. Una lógica evolución lo llevó hacia el lenguaje del jazz electrificado. En 1987 comenzó a liderar los elencos de La Red, inspirado por la estética de la época. Este grupo, mayormente con formaciones de quinteto, tuvo a solistas contemporáneos a Groppas como Fernando González Bravo (guitarra), Pablo Bruna (teclados) y Boris Gavilán (batería) y de paso estrenó en los escenarios a una serie de jóvenes músicos de jazz de la década de los '90: Jorge Vidal (guitarra), Nelson Arriagada, Luis Cheul y Miguel Pérez (bajo), Andy Baeza y Cristóbal Rojas (batería), entre otros.
Conocido principalmente como integrante del grupo de jazz fusión La Marraqueta, Andrés Pollak es pianista, compositor y productor en diversos campos de la música, aunque desde la posición creativa con aquel conjunto que confundó en 1992 ha dejado sus señales en la autoría de una música de marcada sofisticación. Sin álbumes solista pero con un catálogo amplio de composiciones para piano y para el ensamble, Pollak es además uno de los músicos que primero tuvo experiencia de formación en Berklee. En esa historia aparecen también distintos momentos como pianista y tecladista de grupos tan disímiles como Los Trapos en los '70, Cometa en los '80 y la reunión de los Blops en los 2000.
Tomando el apellido de su primer guitarrista, Felipe Sandoval, Los Temibles Sandovales es un elenco penquista que cultiva el estilo jazz manouche o jazz gitano, creado por el legendario guitarrista Django Reinhardt en Francia durante la década de 1930. El conjunto está formado por músicos de la ciudad, como César Arriagada y Elliott Poblete, en el rol de guitarras segundas, además de Camilo Morales (violín), Pablo Vidal (contrabajo) y Jorge Fierro (voz). Los Temibles Sandovales se han presentado en el Festival de Jazz de Concepción y en el Festival REC, y han actuado, incluso, en el Festival Django Argentina. Su primer disco es Los Temibles Sandovales (2016).
Nexus es el estandarte del modernismo jazzístico en Chile, desde mediados de los '80. El más longevo y, por cierto, único en su especie en un ecosistema donde prácticamente todas las agrupaciones que sobrevivieron a más de una década durante los difíciles años para la música chilena, estaban alineados en la tradición del jazz de Nueva Orleans, Chicago y París: La Retaguardia Jazz Band (1958), los Santiago Stompers (1965) y los Santiago Hot Club (1987). Los fundadores de Nexus, Patricio Ramírez (saxo alto) y Carlos Vera (vibráfono), observaban atentos las enseñanzas del jazz clásico que, por cierto, conocían bien, pero estaban inspirados por otras columnas musicales como el bop y el cool. Y así dirigieron sus acciones sobre la factoría de talentos llamada Nexus.
El tenorista Agustín Moya ha sido uno de los nombres y sonidos más representativos en el jazz en los primeros momentos del siglo XXI. Surgido desde la Conchalí Big Band, donde tocó entre 1997 y 2000, e inspirado inicialmente por los modelos del hard bop Sonny Rollins y Hank Mobley. Moya se unió a la avanzada de músicos que repusieron el saxofón tenor como la simbólica arma jazzística desplazada durante casi dos décadas y multiplicó rápidamente su militancia en proyectos de todo tipo donde su instrumento fue pieza clave.
A los diecinueve años apareció como promisoria figura del jazz cuando se iniciaba el milenio y cuando el circuito volvió a poblarse de guitarristas: Sebastián Prado, Armando Ulloa, Gabriel Feller, Diego Farías, Álvaro Zavala o Juan Pablo Escares. Desde 2003 Raimundo Santander fue uno de los primeros músicos jóvenes en liderar ensambles, aunque progresivamente su propuesta creativa fue mutando desde el jazz contemporáneo a un jazz latinoamericano que tuvo su rostro más visible en los sucesivos proyectos con sus sextetos, septetos y octetos que llamó La Orquesta del Viento. A ello se suma una postrera llegada al grupo Cómo Asesinar a Felipes, esta vez como bajista.
La técnica de ejecución de cinco dedos que proviene de su largo estudio de la guitarra clásica no sólo no fue un impedimento para que Álvaro Zavala ingresara en la guitarra jazzística, sino que se quedó ahí como su sello de estilo. Fue la primera distinción de este solista de la generación cero-cero formado en el repertorio de cámara clásico y contemporáneo y que finalmente derivó en el post-bop de clubes a través de su primer disco como líder, Cuerpos (2006).
Abogado de profesión, Claudio González ha mantenido en paralelo una vida como guitarrista y compositor en los círculos musicales de Concepción, su ciudad natal, y de Santiago, donde se radicó luego para ejercer su trabajo formal. González se aproximó a la estética del jazz rock en sus primeros tiempos. Luego fue alumno del guitarrista Jorge Díaz y más tarde organizó un sexteto de jazz fusión con un enfoque latinoamericano, bien representado en su álbum Púrpura (2017), donde comparte protagonismo con el también guitarrista, profesor y productor del disco Emilio García. Allí, González reúne sidemen como Sebastián Jordán (trompeta), Lautaro Quevedo (piano), Nelson Arriagada (contrabajo) y Nelson Oliva (batería).
Holandesa de origen, Isa Bornau ha hecho una parte de su carrera musical en sucesivas estadas en Chile, donde editó su disco Ser (2014). Con la influencia de la canción francesa muy presente, en su primera visita en 2000, para hacer trabajos voluntarios, conoció el folclor chileno y a Violeta Parra, lo que supuso un reenfoque de su perspectiva musical. Tiempo después, Bornau llegó a interpretar "La exiliada del sur" en una de las ediciones del concurso televisivo "The voice". Como solista ha actuado en los circuitos del jazz.
Alrededor del pianista, compositor y académico andacollino Herman Sapiains, formado además en el piano clásico en la Universidad de La Serena, el ensamble Arena Quinteto ha transitado musicalmente por los caminos que unen el jazz y el folclor sudamericano. Es uno de los exponentes de esta corriente moderna de la fusión, representada de buena manera por la música del saxofonista Pedro Villagra, una de las principales influencias de Sapiains. Inicialmente formado en 2008 como conjunto camerístico en La Serena, con el nombre de L'Arena Trío (con piano, contrabajo y flauta traversa), la incoporación de la batería y un segundo solista de vientos le dio la fisonomía de quinteto de jazz tradicional. Sin embargo su enfoque musical, desde la relectura de ritmos y aires latinoamericanos, fue determinante en los resultados. Sus álbumes son Arena Quinteto (2012) y Un poco de fe (2016).
Dos variantes de la música popular argentina fueron las principales influencias del pianista bonaerense Rodrigo Ratier, quien arribó a Chile en 1997 y desarrolló gran parte de su madurez creativa, como compositor, arreglador y solista en nuestro país. Una de ellas llegó desde el inacabable muestrario de ritmos folclóricos argentinos y otra desde el peso específico del tango porteño. Ambas se encontraron en un punto desde donde Ratier se paró para presentar sus credenciales en el jazz chileno, con trabajos de jazz fusión latinoamericano y tango-jazz.