Jazz
Aunque nacido en Estados Unidos en el profundo albor del siglo XX, el jazz se ha convertido en una de las músicas más universales de los tiempos modernos y su lenguaje rítmico y libertad expresiva ha sido asimilada por músicos de todas las latitudes y todas las épocas. Su categoría mestiza confronta la instrumentación, la melodía y la armonía de la música europea con el ritmo, el fraseo y el alma del blues, que a su vez proviene de la música africana. Conducido por un elemento intangible llamado “swing” y reinventado en cada interpretación por su carácter improvisacional, el jazz tomó el control de la música en Nueva Orleans, la cuna del jazz, y luego en Chicago, Kansas City y Nueva York, la capital del jazz, atravesando las décadas con un sinnúmero de estilos subsidiarios que explican el nacimiento de escuelas y estéticas: ragtime, stride o hot jazz en los primeros años, swing, bop, cool y third stream en una edad mediana, free, avant-garde y fusión en los tiempos modernos. Un cuadro de honor del jazz se ilustra con creadores universales, que son además los principales referentes de la historia: en la tradición están Jelly Roll Morton, Louis Armstrong y Duke Ellington y en la modernidad Charlie Parker, Miles Davis y John Coltrane.
De Perilla es un elenco de jazz manouche que desarrolla repertorios históricos de la escuela gitana de Django Reinhardt, además de composiciones propias. En la relación de las guitarras acústicas y las maderas solistas genera un entramado musical que desde el ángulo local también ha observado las contribuciones de Roberto Parra al jazz. Justamente su primer disco se titula Jazz huachaca (2017), un homenaje a la asimilación de la música de Reinhardt, que el cantor popular hizo desde Chile y que bautizó como "jazz huachaca". Generacionalmente, De Perilla se emparenta con conjuntos como Gypsy Trío, Los Temibles Sandovales y Panchito Hot Club, entre otros.
Se cuenta que Aránguiz adoptó el pseudónimo de Huaso porque vivió gran parte de su niñez en un burdel dirigido por una dama a la que se conocía por Huasa. Aránguiz se hizo a punta de días solitarios y noches ruidosas. Se inició en la trompeta en 1938, escuchando, como todos los músicos de la época, los solos de Armstrong a través de los viejos discos que lograba conseguir. Fue hombre de la orquesta de Lorenzo Da Acosta, pero tras renunciar a ella se volcó directamente hacia la improvisación jazzística caliente, el “hot jazz”. En 1941 puso en el escenario del salón Olimpia a uno de los más significativos conjuntos del hot jazz: Los Ases del Ritmo, en cuyas líneas estaban los mejores hombres de la época: Mario Escobar (saxo tenor), Woody Wolf (clarinete), Hernán Prado (piano), Raúl Salinas (guitarra), Iván Cazabón (contrabajo), Víctor Tuco Tapia (batería). En 1944 y 1945 fue músico de Los Ases Chilenos del Jazz y fue y volvió de múltiples agrupaciones hot hasta fichar en 1973 en los Santiago Stompers. Tocó con esta banda hasta 1978.
El saxofonista alto César Vidal despuntó en la escena jazzística de fines de la década de 2010, con una historia musical inicial que se vio impactada por el estallido social y la pandemia. De ese período figuran sus primeras apariciones como sideman, en álbumes como Chincol (2020) y Big band (2022), del trompetista Juan Pablo Salvo; Despertar (2022), del pianista Fede Rocha, Codex big band (2022), del trombonista Alfredo Tauber, e incluso Piezas (2021), del músico de hip-hop Jota Valderrama. Formado en el saxofón por Esteban Núñez (LaMonArt) y Franz Mesko, también tiene estudios de composición académica en la U. de Chile. Como líder se ha presentado indistintamente a la cabeza de quintetos, tríos sin piano y cuartetos junto a músicos de la generación cero-cero como Nicolás Vera, Rodrigo Espinoza o Félix Lecaros, mientras que como colíder estrenó sus primeras piezas para dúo de improvisadores en el álbum Flor de loto, (2022) con el pianista Joaquín Fuentes, y en Nubes (2025), con el mismo Nicolás Vera.
El inconfundible sonido del órgano Hammond fue el combustible para el movimiento de esta máquina de tres engranajes llamada Organik Trío. De allí su nombre y de allí su funcionamiento como banda autónoma y "orgánica", formada en 2008 bajo el liderazgo del guitarrista Gabriel Feller.
El guitarrista y compositor Diego Farías apareció como uno de los solistas del jazz contemporáneo de mediados de la década de 2000, junto con los nombres de Cristóbal Menares, Armando Ulloa y el sobresaliente compositor Esteban Sumar. Desde fines de la década demostró un peso específico propio como compositor y líder, presentando una serie de tres discos con música autoral para distintos formatos, tríos, cuartetos, quintetos y conjuntos intrumentales-vocales.
Patricio Varela es un auténtico músico de cancha, tiro y lado, un pianista "canchero", formado en la gran variedad de ritmos populares, la música melódica y la música bailable que practicó en el bullente puerto de Coquimbo durante sus años de formación. Con el paso del tiempo devino en el jazz y desde Copiapó, la ciudad donde se radicó y donde escribió la mayor parte de su historia como pianista, compositor y profesor, puso en marcha sus proyectos propios. Su primer disco solista es Esencia (2018), el resultado de las experiencias y aventuras musicales que tuvo en ambas ciudades nortinas.
Los más jóvenes conservarán la memoria de haberlo visto desde mediados de los años 90 sobre el escenario en las versiones sucesivas de La Yein Fonda. Y los mayores tienen edad para reconocer en Iván Cazabón a un contrabajista versátil y competente como ninguno en los ámbitos del tango, el jazz, la cueca y otros ritmos bailables a partir de los años 30. Siempre de pie junto al instrumento que lo acompañó hasta poco antes de su muerte en 2011, Cazabón estará en la historia como uno de los destacados instrumentistas chilenos a lo largo de más de medio siglo de música popular. Si bien el jazz es un punto de partida notorio en su carrera, llegó a esa música desde el tango que cultivó al comienzo como contrabajista de orquestas típicas, según se establece en Historia de jazz en Chile. A fines de los años 30 se aproximó al jazz como parte de la primera generación de músicos próximos al Club de Jazz de Santiago.
Cantante de origen francés, llegó a Chile a los diez años de edad, donde realizó sus tempranos estudios de canto lírico y luego de canto popular en el Instituto Projazz. Allí se vinculó a una generación de músicos nuevos con los que ha desarrollado su oficio. Activa indistintamente en los territorios del jazz clásico, el jazz manouche y la canción francesa, en 2016 presentó en el GAM su primer disco solista, Blackout light in. Una de sus colaboraciones principales está en el disco Cicatriz (2016), de la Mapocho Orquesta.
Marco Reyes es integrante de una familia de contrabajistas clásicos: su padre es el reconocido profesor José Miguel Reyes Roco y su hermano músico de la Orquesta Sinfónica de Chile José Miguel Reyes Salgado. Pero si bien el linaje musical se concentró en la música docta sinfónica, Marco Reyes cambió la norma y orientó su creatividad hacia el contrabajo jazzístico. En 1997 continuó en la ciudad de Graz sus estudios que había realizado antes en la Universidad Católica entre 1994 y 1995. A su regreso a Chile en 2009 se integró a la entonces muy nutrida escena de contrabajistas de jazz, que tuvo otros de esa generación: Nelson Arriagada, Rodrigo Galarce o Patricio Rocco, y los más jóvenes Pablo Menares, Alonso Durán, Pablo Vidal o Cristián Orellana.
Trío femenino vocal e instrumental que se unió a la escena del jazz en la pospandemia con una propuesta centrada en adaptaciones de clásicos del repertorio norteamericano, con letras transcritas al castellano ítegra y libremente. Esas canciones respetaron las melodías pero alterarp los textos para incorporarlas a un contexto chileno, e incluso "chilensis", es decir el habla popular, poblado de expresiones, parodias y toques de humor. Formado por Kristel Nielsen (cantante, washboardista, letrista e ilustradora), Bárbara Callejas (cantante, guitarrista y compositora chilena) y Natalia Ramírez (cantante y bajista de ukelele), The Carmeners tomó la estética del swing y jazz guachaca de Roberto Parra y lo actualizó a los tiempos. En 2024 debutaron discográficamente con Primera cosecha.
Diestra cantante y pianista, compositora, autora de canciones, maestra de canto, académica universitaria, fonoaudióloga, solista y acompañante, la vida musical de Francisca Paquita Rivera ha transcurrido en diversos frentes del oficio. Desde inicios de los '90, marca presencias y participaciones en los campos de la bossa nova, el tango, el bolero, la canción romántica y folclórica, el pop y el jazz. Pero esa posición aparentemente secundaria quedó desplazada cuando en 2013 llegó a Fulano, tras la salida de Arlette Jequier.
Egresado de la Conchalí Big Band, Sergio González ha sido uno de los bateristas de jazz de la segunda mitad de la década de 2000. Luego pasó al Insituto Projazz donde fue formado por Andy Baeza, entre otros maestros. Como sideman integró el quinteto del guitarrista Cristóbal Gómez (2006) y el trío del pianista Pancho Aranda (2007).
Jazzimodo fue uno de los de lo que en los años 2000 surgió como un frente del jazz electrónico. La experiencia de los grupos Cyberjazz (1998) y Alüzinati (2003) impulsaron a una nueva oleada de músicos a volcarse al jazz elaborado sobre bases electrónicas o improvisación a través de grooves parientes del funk. La banda fue la primera plataforma para la carrera solista de la cantante Paz Court.
Cantante, cantautora y pianista Javiera Abufhele muestra diversas vías de llegada a la música, toda vez que fue criada en un ambiente musical, se formó en escuela de música y se proyectó como intérprete de repertorios y como autora de canciones propias. Como Javiera Abufhele ha sido cantante de jazz, compositora y profesora, mientras que con su identidad de Tinyay pasó a una cantautoría vinculada a la música latinoamericana y sus folclores. Su primer trabajo editado en disco es el EP Contradicha (2022).
La experiencia del grupo Fusión, considerado históricamente el primer proyecto chileno de jazz eléctrico, según acredita el musicólogo Álvaro Menanteau en su libro Historia del jazz en Chile (2003), fue el resultado de largas sesiones de audición, intercambio de influencias, conversaciones y jam sessions realizadas por los nuevos músicos vinculados al jazz de fines de los '60. En rigor fue un ensayo espontáneo tras el contacto que en 1967 tomaron el bajista Enrique Luna (n. 1946) y el pianista Matías Pizarro (n. 1949) y que generó una convocatoria masiva de solistas para desembocar en el único álbum que esta banda llegó a editar, a través del sello Alba: Top soul (1975).
La sorpresiva aparición de la cantante norteamericana Danielle Gilson vino a cubrir una plaza pendiente en el jazz local. La escuela clásica tenía de todo menos una lady crooner (aunque ella se autodenominó luego lady singer). Sólo Inés Délano había interpretado jazz tradicional a fines de los '60 junto a los Santiago Stompers, y mucho tiempo después Rita Góngora apareció junto al grupo Seis a la Dixie. Pero esa escuela vocal temprana fue evolucionando hacia estilos más abiertos de la canción americana y los repertorios Broadway, que Gilson desarrolló en sus proyectos solista.
Multifacético baterista y percusionista, Roberto Zamora ha mantenido un bajo perfil en la escena de las músicas creativas, espacios en donde ha incursionado tanto en el jazz y la fusión como en la electrónica de escucha y la música contemporánea. En ese rumbo musical ramificado, Zamora alcanzó uno de sus puntos más altos con su trabajo como compositor de música académica para trío de cuerdas, en un álbum de carga autobiográfica titulado Texturas australes (2024).
El registro y los modos del crooner han sido los más cómodos para que José Luis Arce despliegue su gusto por el canto, practicado en su caso por más de cuatro décadas y con una presencia televisiva y en escenarios que, por períodos, ha sido intensa. Aunque la asociación inmediata de su nombre lo acerca a Frank Sinatra —«el Sinatra chileno» ha sido una presentación en vivo y en impresos para promocionar mejor sus shows—, su repertorio acoge también canciones popularizadas por Tom Jones, Barry White, Neil Diamond y Lou Rawls; entre otras figuras de la música popular en inglés, sobre todo famosas en los años sesenta y setenta. Invitado habitual a "Sábados gigantes" en los años de más alta sintonía de ese programa, un segundo lugar en el Festival de la OTI-Chile (1989) y otro en el Festival de Viña del Mar 1990 se cuentan entre las conquistas de su trayectoria. Arce es un cantante activo en vivo, integrado también como cantante del extenso ensamble de la Universal Orchestra.
Pianista y compositora del grupo femenino de jazz fusión Confluencia, Clara Racz es parte de la generación de la década de 2020 en esta escena creativa que estuvo golpeada por la pandemia (Juan Pablo Salvo, Camilo Aliaga, Julián Romero, María Segú, Gonzalo Mera), pero que al mismo tiempo llevó adelante una transformación musical propia. En su caso también bailarina, tomó influencias del piano clásico, la música flamenca y las artes escénicas, con estudios en Estados Unidos, España y Argentina. Jazzísticamente también se formó con pianistas chilenos como Américo Olivari, Antoine Alvear, y en el piano clásico con Ana Lefever. Como solista ha desarrollado el lenguaje jazzístico desde las corrientes principales de la música y el piano trío, utilizando sonidos acústicos y de piano Rhodes, principalmente en agrupaciones con Nelson Vera (contrabajo) y Sebastián Taylor (batería), con quienes publicó el disco Paralelismo continuo (2022).
Mantram fue un proyecto pionero en la nueva música de fusiones, experiencia creativa que estaba teniendo lugar en Chile paulatinamente desde comienzos de los años '70 y que en la década siguiente terminaría por consolidarse. En 1981, jóvenes solistas provenientes del jazz y la música docta se reunieron en torno a este sexteto que integró instrumentos de la música clásica hindustani, como el sitar y el tabla.