Rock progresivo
Una edad mediana del rock, acostumbrado al riff, el ritmo cuadrado y la extensión de tres minutos en sus canciones, experimenta hacia fines de los '60 un paso más. Es un “progreso” en la cronología y de ahí también proviene el concepto que se ajusta al rock progresivo, principalmente en Inglaterra, con el advenimiento de variantes como el rock sinfónico (con referentes como Yes) el art rock (con Genesis), el propio rock progresivo (con Emerson, Lake and Palmer o King Crimson), el rock canterburiano (con Soft Machine) o el rock en oposición (con Henry Cow). A partir de entonces el adquiere credibilidad artística con la integración de elementos formales que sobrepasan el límite de una simple canción. Las composiciones son extensas y cuentan ahora con partituras y grandes orquestaciones, se caracterizan por el uso de movimientos como en la música clásica y muchas veces los discos pasan a ser “conceptuales”. Pero sobre todo una marca más está en el virtuosismo de sus intérpretes y la aprobación de los fanáticos, que buscan en cada banda a un “Mozart moderno”.
Desde diversos ángulos musicales, Patricio Aravena fue uno de los más grandes exponentes del bajo eléctrico y uno de los primeros en el uso del modelo destrastado durante la era de la fusión que se consolidó en la década de 1980. Su música tanto como solista como acompañante ha descifrado claves de esos mestizajes, desde el rock a la música latinoamericana y desde el jazz al funk. Aravena comparte simulitudes musicales y generacionales con bajistas de fusión como Isidro Alfaro, Jorge Campos o Marcelo Aedo, todos descendientes del pionero Ernesto Holman, que fue, por cierto, su primer y único maestro.
En la referencia al grupo porteño-viñamarino Tryo, indefectiblemente se entra en el terreno de aquellas bandas que, más allá del impacto en el gran público, de la presencia mediática o de las afinidades estilísticas que comparta o no la audiencia, han producido aportes fundamentales a la conformación de un corpus musical chileno. Tryo está a la altura de otras bandas consulares de la década como Fulano, Electrodomésticos, Sol y Medianoche o Agrupación Ciudadanos.
Ensamble electroacústico formado en la Universidad de Talca, que trabajó un tipo de música de fusión con elementos del folclor latinoamericano y del rock progresivo y de vanguardia. Kaluhaya (2014) figura como su único disco, definido por el propio grupo como «la hibridación de timbres, ritmos, gustos, colores y textos que van formando una trama que nos hace sentir lo telúrico y lo etéreo en un mismo vuelo».
La historia de Quasars ha pasado al olvido a pesar de su carácter iniciático dentro de una experimentación musical con las tecnologías análogas. Fue formado en 1974 por los hermanos Claudio (n. 1955) y José Fernando Recabarren (1956-2020) y en la cronología de la música chilena aparece como registro de un temprano intento de utilización de los teclados y la electrónica.
Grupo eléctrico de rock-fusión, valdiviano, fundado por dos ex integrantes del grupo de rock experimental valdiviano La Desooorden, aunque durante su historia mostró varios cambios de formación. Hacia fines de 2012, el bajista Francisco Martin y el baterista Rodrigo González se unieron al joven guitarrista Pablo Cárcamo para formar el núcleo base de un proyecto que creció en timbres hasta desembocar en el disco Estirpe lítica (2014), ya con Eliana Valenzuela como vocalista. Homínido debutó en 2013 en el Festivalternativo de México, compartiendo escenario con agrupaciones de jazz fusión y rock de ese país como Banda Elástica. Su circuito en vivo incluyó escenarios de Santiago y Valdivia. En 2016 lanzaron un segundo trabajo, Alados, en el que la banda observó la poética de once aves chilenas de la selva valdiviana. Fue su último paso significativo, antes de su separación. González retomaría la promoción musical hacia 2024 con la banda Chercán.
Un disco del grupo Sol y Medianoche lleva su nombre: América Paz. Fue publicado en 1990, un año después del nacimiento de América Paz Soto Domínguez, hija de los músicos de esa banda de rock de raíz folclórica, el bajista Jorge Soto y la cantante Sol Domínguez. Virtuosa solista del bajo activo de seis cuerdas, versátil en los lenguajes del rock, el pop, la fusión, la música progresiva, el funk y el metal, América Paz llegó a ser calificada como "la dama de hierro del bajo".
Ensamble de rock progesivo con aproximación a lo experimental, formado al interior de la Escuela Moderna de Música. En su corta vida como prototipo destacaron las sonoridades de los teclados melódicos dentro del contexto rockero: duplas de vibráfonos que ejecutaron los músicos Rodrigo Mora y Leonardo Navarrete. El sexteto, o septeto según la inclusión de una trompeta, alcanzó a publicar un único disco, Efecto (2006), y más tarde sus integrantes siguieron rumbos distintos, dada su categoría de estudiantes de música popular.
Sol de Medianoche es un grupo de vida breve y sin discografía que sin embargo sirvió de plataforma para una agrupación importante: Sol y Medianoche. Debutó en vivo en 1982 con una propuesta musical un tanto ambiciosa para aquellos años: la idea de hacer rock progresivo, y sostenerlo en el precario circuito bajo dictadura. Sus cuatro integrantes —que incluían al bajista Eduardo Poncho Vergara, histórico fundador de Tumulto—legaron canciones propias, fundamentales para la etapa que estaba por venir, como "Desde la oscuridad", "Papayones calientes", "Querida mamá" y "Cuerpo de durazno sin cuesco". Con la llegada de la cantante Sol Domínguez y el retorno de Vergara a Tumulto, la sociedad tomó otro giro, de innegable relevancia para la música chilena de los años ochenta.
Hederera de una antigua rama de rock de raíz folclórica iniciada por bandas como Los Jaivas o Congregación, Fakinmono está encabezado por el núcleo que integran el guitarrista Rubén Villalón y la carismática cantante Gabriela Urrutia. La dupla ha delineado la identidad de un proyecto que toma insumos del folclor latinoamericano procesado por la intensidad del rock pesado y también el rock progresivo, con material poético de abundante texto, letras existencialistas y llenas de abstracciones acerca del ser humando frente al mundo. Sus primeros álbumes son Seguir (2014) y El despojo (2018).
Ergo Sum obtuvo su nombre a partir la idea racionalista del filósofo francés René Descartes: "cogito ergo sum" ("pienso, luego existo"). Liderados por el entonces novel guitarrista de ascendencia griega Alexandros Tefarikis, la banda se distinguió por desplegar en su obra una amplia gama de influencias sónicas y estilísticas que fueron desde el rock pesado al progresivo. Pero además integró a elementos presentes en la música tradicional chilena o en la de otros rincones del planeta que entonces fueron entrelazados en un contexto de música de fusión. Ergo Sum incorporaría más tarde, percusiones melódicas como la marimba al lado de la tríada rockera guitarra-bajo-batería, lo que le daría una nueva identidad dentro de la órbita de la música progresiva.
Por más de tres décadas y sin interrupciones, Rodrigo Pera Cuadra ha ensamblado en la música de su banda un complemento de composición y sonido, con historias y leyendas de origen mitológico, sueños de horror cósmico, mucha sangre, lo bizarro y lo absurdo, lo extremo en todo sentido, el cine gore, los maestros de la ciencia ficción H. P. Lovecraft y Edgar Allan Poe y antípodas musicales como las de las bandas de thrash-metal Cannibal Corpse y rock progresivo Genesis, dos de sus inspiraciones artísticas.
Con influencias del rock sinfónico y progresivo más clásico de Genesis, Yes, Emerson, Lake & Palmer, Rush, y más recientemente Dream Theater, el grupo Entrance desarrolló un estilo en esta línea lo emparentó con otras agrupaciones del medio, como Tryo en Valparaíso o SubTerra en Santiago. Confiando en el virtuosismo y destreza técnica de sus músicos, ha descansado en los procedimientos de la armonía, los largos pasajes de desarrollo melódico, solos instrumentales que constituyen una obra en sí misma y, en especial, un discurso narrativo que apunta a la mitología o lo fantástico en las letras.
El concepto del "rock onírico", con todas sus abstracciones e ilógicas imágenes, giran alrededor de la música de Sube, agrupación en la que se exhibe el caudal creativo de la compositora, pianista y cantante rancagüina Amanda Mura. A dos voces junto al chillanejo Elías Armijo, el septeto toma elementos de la música progresiva y jazzística, con sonoridades amplias, desde el bajo y la batería hasta instrumentos de viento como el clarinete, la trompeta y el saxofón. En cierto modo ello aproxima su música a la de los medulares Congreso y Fulano. Pero entre ese material tan ecléctico desde la escucha, el peso de la poesía equipara y por momentos supera a la música en protagonismo. En ese sentido el repertorio evoca en distintas facetas los imaginarios del argentino Luis Alberto Spinetta. Sus primeros álbumes son Etereopuerto (2016) y Re-versa (2020), en el que colaboró la cantante Arlette Jequier.
Afín al lenguaje de la fusión, Ananda es un grupo basado en el trío rockero, con guitarra, bajo y batería. Sus shows se efectuaron principalmente en pubs de la Quinta Región, hasta que editó su primer álbum, Mater (2003). Formado por músicos de Limache y Quillota, Ananda obtuvo un cupo en el concurso “Graba tu CD” organizado por el Gobierno Regional de Valparaíso. En 2003 ingresaron al estudio de la Sala Musicámara de la Universidad de Valparaíso para registrar un trabajo original que optaba por arreglos preciosistas y el largo aliento. La música mostró solos de improvisación y composiciones estructuradas en pequeños movimientos, además de un carácter conceptual.
Kamken fue uno de lo últimos grupos de rock progresivo en sumarse a la prolífica escena de la década de 1990, la que tuvo nombres como Ergo Sum (1994), Exsimio (1995) y SubTerra (1996). Iniciado en 1997, Kamken estableció su discurso narrativo en álbumes con inspiración directa en la música progresiva más clásica, aunque en una segunda etapa terminó acomodándose a los cambios del mercado musical del pop y el rock.
Correctamente pronunciado como Téfiret, el cuarteto Tephiret apareció a fines de 2012 en la escena rockera de la Quinta Región, liderado por el guitarrista y compositor Boris Valenzuela, y visiblemente representado en la figura de la cantante Catalina Blanco. Con influencias del rock progresivo de los '70, pero también de un rock contemporáneo que sus músicos escucharon en los '90, Tephiret desplegó una música que equilibró en partes similares una narrativa musical abierta junto a la contundencia sónica y rítmica, siempre con letras poéticas, de protesta y conciencia social. Sus primeros discos, editados desde Valparaíso, fueron Regeneración (2014) y Dual (2016), donde el grupo contó con una participación de Francisco Sazo, cantante de Congreso.
Los integrantes de Bandhada se conocieron en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde el baterista Juan Coderch y el bajista Alfonso Feeley estudiaban percusión e ingeniería en sonido. En 1983, el guitarrista Carlos Chung (también estudiante allí) los reunió para comenzar a funcionar con la primera formación del grupo. Influenciados por el guitarrista estadounidense Pat Metheny, y la música sinfónica y de fusión de los años setenta, Bandhada se convirtió en una banda pionera del rock progresivo y el jazz-rock hecho en Chile (junto a nombres como Cometa y Quilín), pese a que en los recuerdos suele asociársela a la camada del llamado «boom pop» chileno de esa década.
Un capítulo enigmático del rock chileno de la década de los setenta está representado en la historia de Miel. La banda se inició en 1974 con músicos provenientes de grupos como Sacros, Tumulto y Escombros, se mantuvo durante todo el resto de la década y fue la gran vitrina pública para Juan Carlos Duque, quien no tardó en desarrollar una carrera como cantante solista y productor. Miel no legó ningún álbum, pero sí un gran prestigio entre entendidos por su incursión en la sonoridad progresiva.
Octopus fue una banda de rock progresivo instrumental, nacida en el seno de la escuela de música Projazz, en Santiago. Su trabajo se basó en composiciones propias, interpretadas desde una plataforma de amplia experiencia y estudios de todos sus miembros. Ellos definieron su música como «basada en juegos rítmico-melódicos, contrapuntos y cambios de cifras junto con otras situaciones musicales, que junto con la potencia de cada integrante, dan como resultado un sello propio y característico».