Punk
Tres acordes de guitarra eléctrica y un disgusto pueden ser suficientes para sostener una canción punk, género obtenido del rock que desdeña la técnica instrumental y la metáfora poética en favor de un mensaje directo y una entrega que enarbola la precariedad de sus intérpretes como prueba de honestidad. El punk surgió a mediados de los años '70 en Estados Unidos como derivación del llamado garage-rock, y se masificó más tarde en Inglaterra a través del trabajo de bandas emblemáticas, como Sex Pistols y The Clash. Ampliado con los años a un concepto de actitud antisistémica y antisolemnidad artística, el punk sigue sosteniendo una cultura musical vigente, tanto en su estado puro y en derivados del tipo del hardcore, el oi! y el anarcopunk, como en la combinación con parientes cercanos, entre ellos el ska, el reggae o el power-pop.
Una propuesta aún más contestataria de la que a mediados de los años '90 mostraba parte del punk en Chile convirtió a Disturbio Menor en una banda clave de la potente escena hardcore que tuvo lugar en la segunda mitad de esa década en la capital chilena.
Encapuchados, barricadas, policías, el Papa y el mismo Satán son motivos y protagonistas frecuentes que entre otros aparecen por las canciones de Anarkía Tropikal, el más caótico de los grupos de cumbia de su época. Encapuchados ellos también, sus integrantes salieron a la luz en 2006 incorporando a la fiesta sus letras contra la iglesia, la ley y el orden, al son de ritmos que van del sound y la cumbia villera hasta el rock y el metal. «Kreemos en ke la músika y el arte en general es una herramienta de lucha en kontra del kapital, el estado, la religión institucionalizada, el fascismo mental y polítiko y tantas otras basuras ke nos impone este sistema neoliberal», es sólo el comienzo de su público manifiesto.
Un tipo de punk acelerado y adolescente —«pijama party style», en palabras de sus integrantes, que así titularon su único álbum conjunto— trabajó el cuarteto femenino Niña Con Frenillos durante cuatro años. Su música se desarrolló como un juego entre amigas, largado entre precariedades técnicas y escasas lecciones musicales, pero creció hasta mantener una agenda en vivo regular en Santiago y legar un álbum. Destacaba en ellas su actitud, carisma y complicidad. Para sus integrantes, hacer canciones y mostrarlas nunca dejó de ser un goce. Winnie, su vocalista, intentó más tarde una carrera solista, y publicó el disco The plot thikens.
La palabra "pachanga" aparece seguido en los carteles callejeros de las actuaciones de este grupo. Pero si el término muchas veces tiene que ver con la cumbia, el sello personal que Rezaka del Norte imprime a la fiesta es sobre todo el sonido norteño de la ranchera mexicana, cuajado en la mezcla que identifica a la banda: "ranchera con actitud punk".
Al menos tres documentales sobre su vida y obra, un libro con el análisis de su discografía y hasta un musical biográfico montado alguna vez en Alemania tienen a Álvaro Peña como protagonista, y el cauce sería comprensible si su trayectoria fuese la de un intérprete de hits, conquistas contables y giras que consignar en un apartado de hitos de la música chilena, pero todo ha sido para él más bien lo contrario. Peña avanza por los caminos atenuados pero profundos del culto, y su composición iconoclasta, heterodoxa y cruda no deja de llamar la atención en círculos de admiradores que interpretan en ella un valioso gesto de libertad creativa. La unión sin pudores de vida personal y música es una de las características del trabajo de este nativo de Valparaíso y residente de Konstanz (Alemania), a quien el Golpe de Estado de 1973 encontró en Londres, y que desde entonces largó una vida europea que suele destacarse por su tiempo de coincidencia con Joe Strummer, con quien compartió casa okupa y banda (The 101ers) antes de que el turco-británico comenzara a forjar una leyenda junto a The Clash.
Humana es hardcore ilustrado. Todos sus integrantes fueron estudiantes de la academia de música Projazz en Santiago, y desde ahí el guitarrista Matías Figueroa y el bajista Miguel Morgado se inclinaron por las vetas estadounidenses más modernas del hardcore, derivación acelerada del punk rock, e iniciaron el grupo para aproximar su sonido al estilo de bandas de nuevo metal como Deftones e Incubus.
El comienzo de la lucha se llama la primera grabación de este grupo, un inicio catalogado como político y directo con el que los cuatro integrantes de Sin Perdón salieron a los escenarios punk de Santiago en 1998. Pero según la misma banda la historia tomó luego un rumbo nuevo en otro disco, esta vez con un título sobre lágrimas y desconsuelos, y en el que las letras evolucionaron hacia temas personales y las canciones hacia el punk melódico, una tendencia en la que Sin Perdón ha sido precursor, entre otros, en Chile.
Dos continentes y varias mutaciones atestiguaron la música enérgica y colorida de Panico (así, sin la debida tilde), la única banda chilena rock de contables avances en Europa. Su historia en Santiago y París supuso desarrollos distintos, aunque unidos en un mismo concepto de música inquieta y mirada global. El grupo iluminó el solemne escenario chileno de los años noventa, y avanzó más tarde en una discografía capaz de combinar la matriz rockera de avanzada con ritmos tradicionales latinoamericanos, como la cumbia y el bolero. Si es por sintetizar, fueron dos sus fuentes principales: el punk, que les enseñó los beneficios del «hazlo por ti mismo»; y la psicodelia, que les recordó que la música debe ser también una experiencia delirante y visual. Su trabajo puede ser considerado como una guía pionera para el rock independiente más tarde asentado en el país.
Es probable que Parkinson haya sido el grupo preciso en el momento incorrecto. De haberse formado en otro período, su rock enérgico e imaginativo podría haberse impuesto entre un público extenso, pero la banda tuvo la desventura de trabajar durante una etapa especialmente árida para la difusión de música chilena. Recién se desinflaba el llamado boom del pop local que pocos años antes había convertido en estrellas por igual a Los Prisioneros y a Cinema. Los sellos contaban las pérdidas que les había generado entusiasmarse de más, y las radios retrocedían luego de haber convertido en éxito hasta a las más dudosas grabaciones. Entre tanto recelo, no deja de ser un mérito que Parkinson haya logrado imponer dos canciones recordadas por siempre: "Papel floreado" y "El vino"; éste último, un título del que se hicieron fanáticos hasta Nicanor Parra y Don Francisco. El conjunto ha tenido amagos de reunión desde su separación de 1995, pero nada lo suficientemente firme como para pensar en nuevos discos.
La Culebrona, a veces también presentada como LaKulevrona, es una banda cuya música fusiona distintos elementos, desde el ska y el punk a los ritmos latinos y aires gitanos. De este modo, su propuesta unió los mundos de la pachanga latinoamericana y la electricidad del punk rock. Fue parte de una oleada de conjuntos del underground de la década de 2000 que reunieron diversos insumos para su música y generaron una escena nueva de época, como La Mano Ajena, Banda Conmoción, Chorizo Salvaje y Combo Ginebra, entre otras. Su disco más importante y difundido es Challa (2010).
Ocupan un lugar de referencia: ser la primera banda de Concepción compuesta totalmente por mujeres. Con actitud frontal y letras feministas, esta agrupación punk fundada a fines de los años '90 por Gabriela Rodríguez (Animales Exóticos Desamparados) ha mostrado ejemplares ímpetu y persistencia, soportado una intermitente carrera por más de dos décadas, incluso entre grabaciones fallidas y cambios en su formación. Flores Marchitas es un conjunto clave dentro de los movimientos feministas y para la historia musical penquista.
Un alta dosis de electricidad, una voz que alcanza tonos particularmente agudos y vibrantes presentaciones en vivo son señas para identificar a Las Olas, una de las bandas que surgieron a mediados de la década de 2010 en Santiago para protagonizar un animado circuito de música independiente.
El trío Horregias obedece las pautas del punk con encomiable firmeza. Los tres acordes y las cuerdas eléctricas son la guía inconfundible de sus canciones, que por sobre todo sintetizan la denuncia de prácticas sociales indignantes aunque naturalizadas por una convivencia acomodada. Los vicios del patriarcado y la intromisión intolerable del mercado hasta en el propio aspecto físico y trato cotidiano son blancos de ataque para el grupo. «Somos las Horregias, una banda punk rock del cerro de Renca en Chile; hacemos canciones y practicamos el camionismo. Somos lesbianas», se presentan ellas mismas en un texto promocional. Los títulos de sus canciones precisan mejor los tiros: "Heteronormativa", "No hay nada más feo que una mujer borracha", "Amor vertedero", "Gabi Gabriela Mitral" y "Safari de divorciadas", por ejemplo.
Con una prehistoria pero funcionamiento regular desde 1999, Curasbún es una de las bandas radicales y militantes de la escena punk chilena: sus abiertas adhesiones a las causas antifascistas definen su trabajo más allá de un discurso meramente musical, en una opción política alimentada por la adopción del sonido Oi! (originado en la clase obrera inglesa de fines de los ’70) como su lenguaje creativo. Un grupo de amigos, la admiración por Víctor Jara, la celebración de la fiesta y el consumo de alcohol fueron los demás factores que concurrieron al nacimiento de Curasbún, (nombre inspirado en el célebre sacerdote católico Raúl Hasbún, de filiación pinochetista y aparición frecuente en medios durante varias décadas). Desde su nacimiento, la banda se distinguió por su intenso trabajo en vivo a lo largo de Chile, sobre todo en conciertos de solidaridad en causas como la libertad de los presos políticos o el fin a la represión al movimiento mapuche. Dos discos (y varios demos) han salido de ese proceso, con un sonido sólido y títulos elocuentes: "Cerveza", "Odio la sociedad" o "Palestina".
No ha habido en Chile bandas punk regionales con la persistencia y alcance que mostró Machuca. Durante sus más de quince años de vida, y pese a múltiples altibajos internos, el grupo logró ser constante en lo que sus músicos definieron como «un rock que no cae en las modas». El punk y el hardcore fueron las principales guías de su sonido, inspirado en bandas como Ramones y Black Sabbath.
El nacimiento de Tiro al Aire coincide con el momento en que el punk chileno adquiere cualidades emotivas o intimistas en las letras, pero que en este grupo santiaguino iniciado en 1995 tiene que ver además con la desenvoltura de una canción como "Te quiero ver muerta", su mayor éxito. Cercano al medio audiovisual, Tiro al Aire grabó canciones para cortometrajes y largometrajes (Ángel negro, Promedio rojo) y fue la escuela preparatoria del baterista y futuro director y animador de TV Eduardo Bertrán. Su primer cassette lo publicaron en 1995 (Debut) y llegaron a compartir escenario con BBs Paranoicos, Fiskales Ad Hok y Nos Independencia. Un único álbum homónimo (Tiro al Aire, 2003) es el mejor registro de su legado sonoro.
Animado por la instantaneidad y alcance de internet, este grupo publicó en 2008 su primer trabajo en forma gratuita, bajo licencia Creative Commons. El EP, titulado Johnny Yen, consiste en quince megas de punk rock simple y efectivo, grabados en el estudio de Pablo Giadach (guitarrista de Casino y The Ganjas), y recoge las influencias primordiales que ellos mismos citan: The Stooges, Nirvana, The White Stripes y Sex Pistols, entre otros.
"Estruendoso, lento y pesado la mayor parte del tiempo, con algunos giros punk y hard rock". Es la definición que la propia banda hace de su sonido en el sitio MySpace, ajustada con precisión a la realidad. Lentos y pesados son muchos pasajes de las canciones de Orate, pero sobre todo estruendosos. Las presentaciones en vivo son prueba de ello.
Ácido y crítico, incluso con sus propios pares musicales, Punkora ha sido una banda de punk cuyas inspiraciones musicales se pueden encontrar desde los Dead Kennedys hasta los Fiskales Ad-Hok, y en el resultado de su música se une el hardcore y con lo que ellos llaman sonidos más “armoniosos”. La banda pasó por períodos de receso, pero tiene un lugar incuestionable en la escena punk chilena del milenio. Uno de sus integrantes históricos es el vocalista y guitarrista Guillermo Galindo, el reconocido dibujante y humorista gráfico y pólítico Malaimagen.
Pese a su sonido crudo, usualmente asociado a la generación del primer punk chileno, había en Índice de Desempleo un cuidado armónico y un compromiso pensante hacia la turbulencia sociopolítica durante la cual le tocó trabajar. Con un rock denso, garage, la banda —que en su formación más estable mantiene a bordo al primer guitarrista de Panico— rozó por momentos lo más oscuro de la new-wave desplegada en el país en la segunda mitad de los años ochenta. Sin registros profesionales por décadas, el grupo ha tenido post 2010 rearticulaciones distanciadas en el tiempo para mostrar discos y nuevos recitales.