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Rafael Berríos - Rabanito

Su nombre es Rafael Berríos, pero se hizo famoso como Rabanito, el acordeonista que llegó a ser considerado como uno de los mejores en su instrumento en Chile, por lograr un estilo de interpretación propio y una gran destreza, que le permitieron dominar el tango, la cueca, el jazz y otros ritmos de la música popular.

Los Cuatro Huasos

La tradición de los grupos de huasos fue iniciada en 1923 por Los Guasos de Chincolco, pero la piedra angular del género la pusieron Los Cuatro Huasos. Este conjunto nació en 1927 con jóvenes provenientes de familias de los estratos altos de la sociedad, y tuvo desde su origen el propósito de recrear y difundir el repertorio del campo chileno. Su gran aceptación por parte de la elite social, los medios de comunicación y la naciente industria musical los convirtió en un símbolo del folclor chileno y de la música campesina, aunque ninguno de sus músicos tuviera ese origen. "Estamos frente a un grupo de jóvenes de élite con fuertes vínculos con la tierra, que sienten como un deber patriótico, al tiempo que una ocasión de distracción y evocación, el hacer música de tradición campesina", escribe el musicólogo Juan Pablo González en Historia social de la música popular en Chile. La precisión no es menor, pues el espíritu que subyace a Los Cuatro Huasos y a los conjuntos posteriores inspirados en ese formato, como Los Quincheros, no es sólo musical, sino también valórico: hay una abierta pretensión de constituir este formato y este sonido en algo así como una emblema de la patria y en la forma más auténtica del foclor chileno. A diferencia de Los Huasos de Chincolco, en este nuevo conjunto hay un compromiso casi ético con la música chilena.

Humberto Campos

Quien llegó a ser conocido como «la primera guitarra de Chile», dejó una marca en la música nacional del siglo XX como ejecutante, compositor y arreglador; hábil en los encargos a solas pero también como director de conjuntos. Su nombre aparece mencionado con constancia a propósito de la cueca, la tonada y los éxitos de raíz folclórica de artistas como Ester Soré, Los Cuatro Hermanos Silva y Los Cuatro Huasos; y también en grabaciones de cruce entre bolero y tradición, como algunas de Lucho Gatica. Humberto Campos fue un músico prolífico que estuvo presente en diversos discos de la época, que incidió sustancialmente en la huella de la llamada tonada urbana, y que fue requerido en los estudios a la vez como instrumentista de sesión y consultor en arreglos. Se estima en unas dos mil sus grabaciones.

Los Hermanos Barrientos

Los Hermanos Barrientos son parte de los abundantes conjuntos familiares que poblaron el folclor desde los años '20. Tito, en guitarra, y Marina y Carlos, en voces, eran los músicos de apellido Barrientos, quienes en escena se hacían acompañar por grupos de guitarras. Cantaban tonadas y cuecas, y se presentaban desde la segunda mitad de la década del '30 en Punta Arenas, donde vivían. En los años '40 se radicaron en Valparaíso y comenzaron a grabar discos para el sello Victor, estableciendo un circuito estable de  trabajo en locales nocturnos y auditorios radiales. En 1946 grabaron el vals de Eduardo Chilote Campos “Corazón de escarcha”, y desde entonces iniciaron una carrera internacional que se extendió hasta fines de los años '60.

Los Perlas

Los Perlas constituyen una figura singular y llamativa en la historia de la cueca chilena. Ambos eran músicos profesionales, y debutaron en 1956 con la inédita estampa de rotos, en contraste con el pulcro traje de huasos que caracterizaba entonces a  los conjuntos de folclor. Los dos cantaban, y se acompañaban por la guitarra de Luis Silva (“el Flaco”) y el acordeón de Óscar Olivares (“el Chico”). Su graciosa apariencia, su diferencia de estatura (Silva medía un metro 92) y sus largos diálogos antes de cantar convirtieron sus presentaciones y discos casi en espectáculos de humor, pero siempre con la música como eje de su oficio. Grabaron sobre todo cuecas, compuestas por ellos y por otros autores, incluso de la entonces marginal cueca brava. "Lárgueme la manga", “Chicha de Curacaví” (compuesta 20 años antes) y “El guatón Loyola” fueron conocidas en buena parte gracias a ellos. La muerte de Silva en 1987 cerró los 31 años de vida de Los Perlas.

José Goles

Fue el rotundo éxito del grupo Los Estudiantes Rítmicos el que puso a José Goles en un mapa de jóvenes compositores de música popular en la década de 1940, y de paso fue también el famoso foxtrot “El paso del pollo” —conocido nacionalmente como “El pobre pollo”— el que lo llevó a iniciar una labor como dirigente gremial y poner todo su arsenal en la batalla por los derechos de autoría en la música chilena. Una lucha sostenida que comenzó en 1939 con la grabación de esa popular canción y que no se detuvo sino hasta 1987 con la instauración legal de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD).

René Amengual

René Amengual Astaburuaga fue un importante académico y participó en reformas a la educación musical escolar chilena, pero su temprana muerte impidió la concreción de un catálogo creativo más amplio y diverso. Compositor y pianista, estudió con Alberto Spikin, Pedro Humberto Allende y Rosita Renard en el Conservatorio Nacional. Después de completar esta formación en 1935, inició su carrera académica como instructor en el departamento de ópera, profesor asistente de piano y profesor de análisis. Además, cofundó y dirigió la Escuela Moderna de Música en 1940, enseñó en el Liceo Manuel de Salas, fue secretario del Instituto de Extensión Musical y director del Conservatorio (1947-54).

Rafael Traslaviña

Delineado desde los años de esplendor de la radio, la orquesta, la boite y la industria discográfica propias del siglo veinte, la figura del músico de oficio capaz de valerse en los diversos géneros populares de la época en Chile tiene una expresión exacta en Rafael Traslaviña. Con más de seis décadas dedicadas a la música, este pianista tocó y grabó en discos de jazz, cueca, tango y otros ritmos bailables, y a su muerte ocurrida en 2011 dejó como herencia una estatura bien ganada entre los principales instrumentistas de esa era en la música popular.

Sergio Solar

Uno de los conjuntos más importantes en la historia de la cumbia ubica a un músico chileno como pieza fundamental de su engranaje, y es justo destacar a Sergio Solar por su indesmentible aporte al desarrollo de ese género, pero también por su excepcional lista de colaboraciones y nutrida trayectoria como arreglador, compositor y guitarrista de sesión en Chile y en el extranjero. Como director del grupo Los Wawancó, en Buenos Aires, Solar llevó por primera vez a espacios masivos ritmos folclóricos relegados hasta entonces a la costa tropical de Colombia, y con esos discos batió récords de venta y consiguió la atención de una audiencia internacional. Pero su biografía también anota grabaciones y encargos de arreglos para gente como los chilenos Antonio Prieto, Arturo Gatica y Rosamel Araya; y figuras internacionales como Raphael, Sergio y Estíbaliz, Los Andariegos, Les Luthiers y Alfredo Zitarrosa. Radicado en sus últimos años en Quilpué, su historia es la de un nómade de conquistas asombrosas y talento generoso, que hasta el final de sus días no dejó de ocuparse en encargos para músicos nacionales.

Carmen Ruiz

Más conocida por el cariñoso diminutivo de Carmencita Ruiz, esta cantante fue una de las más experimentadas exponentes de la tonada y la cueca, como parte del conjunto Fiesta Linda, fundado en 1953 por el autor y compositor porteño Luis Bahamonde, y también en su dimensión como inspiradora de nuevas generaciones de amantes del folclor. Su técnica interpretativa y timbre vocal son recordados como de los más notables de la historia de la música chilena: «profunda», «muy baja, casi masculina», «desgarradora», «llena de matices», dicen los entendidos para definir su voz.

Los Perales

Cuatro jóvenes seminaristas fundaron hacia fines de los años '50 este conjunto, uno de los más importantes en Chile en el desarrollo de un cancionero asociado al Evangelio y la catequesis cristiana. En dos etapas separadas por tres décadas de distancia, el grupo ha grabado varios LPs, legando canciones de uso habitual en misas y ceremonias religiosas, como "El peregrino de Emaús". Casi todas ellas cuentan con letras de su principal colaborador e inspirador, Esteban Gumucio. Entre sus integrantes fundadores se cuenta Fernando Ugarte, quien desarrolló una trayectoria solista luego de abandonar el grupo y renunciar al sacerdocio.

José Bohr

El cine, en su multiplicidad de oficios asociados, distingue el recuerdo de José Bohr, quien además de ejercer como director, productor, guionista, director de fotografía y actor en largometrajes filmados a partir de 1920, fue también compositor de música para películas, cantante y pianista en bandas sonoras. Figura en revistas musicales, espectáculos en vivo y auditorios radiales de su tiempo —suele calificársele entre los primeros crooners de la región—; y además compuso algunas famosas canciones, como “Y tenía un lunar”, “Cascabelito” y “Pero hay una melena”. Su nombre es recurrente en los recuentos históricos del tango, debido a su cercanía con Carlos Gardel y su aporte al catálogo del género con cerca de doscientos títulos.

Arturo Ravello

Desde el jazz y la música popular orquestada hasta la industria de la Nueva Ola y una prehistoria del rock local son instancias en las que dejó su huella Arturo Ravello, uno de los más importantes contrabajistas chilenos. Activo desde comienzos de los años '50, justo a tiempo para asistir a esos cambios musicales y generacionales, Ravello se inició en Santiago, se estableció en Arica a fines de los años '60 y fue un músico de orquestas, auditorios de radio, estudios de grabación y giras, acorde con el perfil del instrumentista popular surgido en una época de la que fue uno de los últimos exponentes hasta su muerte en 2011, a los 84 años.

Carmen Corena

Una voz de mujer es sinónimo de la bohemia porteña del bar restaurant Cinzano en Valparaíso. Es la voz de Carmen Corena. Tangos, valses, boleros, cuecas, tonadas y una guaracha cubana tan característica suya como "Chipi-chipi" son parte del repertorio popular de esta cantante nacida en Coquimbo, iniciada en Arica, trasladada a Santiago y enraizada al fin en el puerto hasta su muerte en 2008, a los 72 años. De su música quedó registro en los discos Una noche en el Cinzano (2002) y Otra noche en el Cinzano (2007), pero era en vivo el énfasis de su estampa. Otros cantantes como Alberto Palacios y Manuel Fuentealba son parte del tradicional Cinzano, pero Carmen Corena queda en la historia como la abanderada que desde tal escenario irradió esas canciones populares a oídos del puerto y del visitante.

Los Cuatro Hermanos Silva

En la historia de la música típica chilena, Los Cuatro Hermanos Silva están entre los intérpretes que en los años '40 renovaron ese repertorio con la actuación de mujeres en el rol de cantantes y figuras escénicas, y es el conjunto que con más persistencia ha exportado su música a nivel internacional, extendida desde el repertorio chileno al latinoamericano.

Fernando García

La enseñanza, el puente hacia las audiencias, la responsabilidad republicana y el vínculo entre compatriotas son baluartes que Fernando García considera parte de su ubicación como compositor. Se le ha considerado por eso «un músico cabal», destacado entre sus pares por la dimensión ciudadana de su obra. Premio Nacional de Artes Musicales 2002, su trabajo en la interpretación, la musicología, la composición y la docencia, ha cargado su extensa y diversificada obra de un contenido vinculado a su tiempo y a su país. Componer música ha sido para él una rutina sin pausa, desde sus tiempos de estudiante, más tarde en complemento con las labores universitarias, en medio de un exilio forzado y, pasados los 90 años de edad, en un ejercicio constante.

Los Hermanos Arriagada

Para la historia del bolero chileno, Los Hermanos Arriagada son quienes popularizaron en ese ritmo la gran canción del compositor Armando González Malbrán, "Vanidad", originalmente escrita como un foxtrot lento (o slowfox). Pero en el recuerdo de los seguidores de la canción romántica se cuentan como imprescindibles también sus versiones para “Poema”, “Sigamos pecando” y la traducción de “Nathalie”, la famosa canción del francés Gilbert Becaud. Un canto de tres voces al unísono apoyado en sobrios pero imaginativos arreglos orquestales fue parte de la marca de un conjunto que probablemente consiguió más difusión fuera de Chile que en su propio país, y que encontró un modo diferente de presentar lo que en los años sesenta era casi un subgénero: el de los boleros a trío.

Juan Orrego Salas

Juan Orrego Salas es una de las figuras clave de la música docta chilena en el tránsito que la composición vivió desde la tradición hacia la era de las primeras vanguardias académicas. Premio Nacional de Música en 1992, el también musicólogo fundó y dirigió importantes instituciones y educó a compositores en Chile y Estados Unidos hasta la década de 1990. Pero también ha sido uno de los compositores chilenos más interpretados y grabados en el extranjero, con un catálogo que incluye más de 120 obras en todos los ámbitos y un estilo que ha influido en autores latinoamericanos. Juan Orrego Salas murió en 2019, en Estados Unidos, a la edad de 100 años.

Raúl Gardy

Cantor, guitarrista, pianista, actor de cine y teatro, comunicador radial y televisivo, participante de radioteatros, compositor y profesor de guitarra aparecen entre los oficios de prueba de Raúl Gardy como nombre importante de la música chilena.