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Loretto Canales

Loretto Canales es una de las más técnicas y poderosas voces de la década de 2000, categoría que quedó expuesta mucho antes de editar su debut, Loretto (2012). Fue en el lapso que va de 2002 a 2009, cuando apareció como corista en diversos proyectos: desde el pop latino y la balada romántica hasta la música tropical, pero sobre todo a partir de su llegada a una nueva partida de artistas de soul y R&B, con un caudal vocal propio de alto alcance y potencia.

Américo Olivari

Poco después de la aparición de un músico tan versátil como Lautaro Quevedo a fines de los ‘90, iba a ser Américo Olivari  mediados de los 2000 quien ocuparía también estas posiciones de polivalencia musical: "Soy Mr. Sideman", diría a un diario. Olivari es alumno de piano jazzístico de Mario Lecaros y después de integrar grupos pop-soul como Feria (1999-04) y LaMonArt (2001-03) se orientó mayormente al trabajo de músico de apoyo, principalmente de voces.

Abrete Gandul

La historia del grupo de rock experimental y progresivo Ábrete Gandul aparece dividida en dos etapas definidas por su estética musical que hacen pensar en la puesta en marcha de dos bandas distintas que operaron bajo el mismo nombre.  

Angelo Pierattini

Vocalista fundador del trío de rock Weichafe, otrora guitarrista de la banda de rock latino Bambú y parte del disuelto proyecto Hueso, Angelo Pierattini tiene un amplio terreno recorrido previo al emprendimiento de su carrera en solitario, iniciada de manera formal en 2008 con su primer disco, y que lo mantuvo muy activo hasta el reencuentro de Weichafe el año 2014. Su camino solista dejó varias canciones que sonaron en radios, bandas sonoras y pequeños escenarios a lo largo de Chile.

Jessica Toledo

Consolidada como actriz de doblajes de voz, Jessica Toledo fue una de las primeras cantantes chilenas que abordaron el subgénero conocido como "anison" (acrónimo de "animación" y "canción"), es decir el repertorio de canciones de animé japonés, que durante la década del 2000 alcanzó gran impacto entre los públicos infantiles y juveniles, y que de este modo promovió nuevas figuras locales del j-pop. Desde 2001, cuando comenzó a interpretar canciones temáticas de inicios y cierres (openings y endings) de series japonesas de animación, Toledo se convirtió en una destacada "fanduber" (artista del doblaje de animé, manga o cómic).

Nacho Mena

Ignacio Nacho Mena es un compositor, productor musical, baterista y percusionista que desde la década de 1970 ha transitado desde los campos del jazz avant-garde hacia el de las múltiples fusiones contemporáneas. Nació en Chile pero ha realizado su carrera fuera del país  y entre su nutrido paso por la música destacan colaboraciones de diverso alcance como músico de sesión y acompañante de nombres tan resonantes como el saxofonista de jazz Ornette Coleman, el astro del soul Marvin Gaye y figuras de la MPB como Gilberto Gil, Gal Costa, Moraes Moreira, Caetano Veloso y Chico Buarque.

Manuel García

En la generación de cantautores chilenos que comenzó a destacar desde el año 2000 en adelante, Manuel García se ha ubicado como uno de los más importantes, gracias a una propuesta que ha hecho dialogar trova y rock, a una poética identificable, y a un persistente ritmo de trabajo —en Chile y en el extranjero—, constante tanto en presentaciones en vivo como en grabaciones. Integrante fundador del grupo Mecánica Popular, el cantante y guitarrista ariqueño fue desarrollando en paralelo a esa banda proyectos solistas que se encauzaron de modo definitivo a fines de 2005, cuando publicó su primer álbum como cantautor, Pánico. Desde entonces, su disposición a enriquecer su cancionero en sonidos y contenidos lo ha encaminado en ascenso, cruzando además su trabajo con el de colaboradores y socios relevantes, como Ángel Parra Cereceda, Ángel Parra Orrego, Mon Laferte y Los Bunkers. Su música ha figurado, además, en otras de teatro, películas y documentales nacionales; además de haber sido reconocida por premios relevantes (Premio Nacional de la Música 2008, entre muchos). La suya ha sido una trayectoria de vocación clara —«a los ocho años comencé a sentir los primeros latidos del trovador», ha dicho— y cuyo desarrollo resulta ineludible en el análisis de la canción chilena en la era digital.

Surtek Collective

Parecerá hoy sorprendente, pero fue el gusto sincero por el reguetón lo que motivó al alemán Uwe Schmidt y el chileno Vicente Sanfuentes a unirse a mediados de la década del 2000 para un ejercicio de estilo paralelo a sus habituales incursiones en subgéneros diversos de la electrónica. Una pionera mezcla de pulsos tecno y percusión electroportorriqueña exigía una denominación nueva, y al dúo le acomodó identificarse como cultores del acitón, aunque probablemente hayan sido los únicos en el mundo que lo cultivasen.

Loft

Mientras Rodrigo Stambuk tocaba el bajo en Glup!, ya había elegido el nombre para su futuro proyecto. Contagiado del sentimiento pop, sabía que, tal como un hit, el nombre sería recordable, y en 2003 dio inicio a su grupo. El año siguiente participaron en el festival Play, organizado por Sergio Lagos. Las canciones de Loft mostraron un carácter personal y social, referidas por ejemplo a las tribus urbanas. Una de ellas, "Miles de horas", tuvo considerable rotación como parte de la banda sonora de Perla, un reality de la televisión.

Catalina Palacios

Inicialmente conocida como figura en el programa juvenil “Mekano” (Mega), Catalina Palacios sobrepasó esas fronteras de la tarde bailable para convertirse luego en rostro de la estación privada. Pero a su primer perfil de bailarina, la «chica angelical», como la llamó la prensa, pasó a ser animadora, actriz y finalmente una cantante audaz. Incursionó en el pop y la balada, mostrando arrojo en las canciones bailables y puesta en escena, y utilizando el nombre de Kata Palacios.

Margus

Cantante romántica, de pop latino y con incursiones en la música urbana de fin de la década de 2010, María José Meza se inició a los 15 años como sesionista y corista de figuras como Luis Jara, Buddy Richard y Américo, además de acompañar a otros nombres de la canción latina como Diego Torres y la española Isabel Pantoja. En ese campo, también integró orquestas televisivas y actuó en el Festival de Viña del Mar durante seis temporadas. Como nombre propio desde 2017, y un cambio de marca musical al de Margus, Meza apareció enarbolando una defensa de género, desde la femeneidad, la fuerza y la resiliencia. en canciones como "Bancarrota", que escribió para el disco Mala hierba (2019). En tanto, su single "Muero de amor" llegó ese mismo año a formar parte de la banda sonora de la teleserie "La reina de Franklin".

Sergio 'Tilo' González

Sergio Hernán González Morales es conocido en el medio musical chileno sobre todo como «Tilo», y además como uno de los mejores bateristas en actividad en el país. Es compositor, productor, y baterista y fundador de Congreso, conjunto al que ha aportado no sólo como instrumentista sino como fundamental autor de algunas de las cumbres del conjunto. Con estudios clásicos de percusión, ha sido además uno de los precursores chilenos en el uso de los ritmos latinoamericanos aplicados a las músicas modernas, como el rock, el jazz y la fusión.

Rebeca Diva

El canto lírico y el repertorio popular son las dos vías que ha seguido en su carrera la chillaneja Rebeca Diva, intérprete nacida en la provincia del Ñuble. Profesora y cantante, con registro de soprano, ha combinado sus vocaciones de educadora y comunicadora con la música, en presentaciones en vivo y en discos. En Somos (1992) canta a dúo junto al legendario Arturo Gatica, a quien la cantante se unió en matrimonio y que hizo con ella la última grabación de su carrera. Su repertorio en vivo y en disco ha alternado la obra de autores chilenos, composiciones originales por encargo y boleros latinoamericanos tradicionales.

Cevladé

Cevladé  es uno de los nombres más prolíficos del hip-hop. Con más de una decena de discos, algunos editados en México, Vladimir Espinoza debutó en 1999 como Conde Wla-d, seudónimo que derivó en Cevladé. Profesor de lenguaje, en su abultado repertorio hay historias de vida, personajes literarios, poemas y -en algo poco usual en el género- canciones de amor. Crítico incluso con el medio rapero (la canción "Mis principios no son show" del 2010 sacó chispas), Cevladé vuelca un importante trabajo en sus videoclips. Su música, y sobre todo sus letras , representan una de las más diversas y profundas del rap chileno.

CHC

Con su imaginativa y luminosa aproximación al hip-hop, CHC se ganó el derecho a proclamarse inventores de una corriente musical nueva. «Hippy-hop» es como le acomodó al grupo santiaguino definir su música, sostenida en un principio sobre las bases secuenciadas de Pedro Subercaseux y agitada por el rapeo cálido de Gabriel Díaz, Sebastián Silva e invitados que entraban y salían de su formación esencialmente dinámica. El trabajo del grupo fue la plataforma creativa para músicos que al poco andar destacaron en proyectos personales, tanto en la música como en la televisión y el cine. La importancia que éstos adquirieron en paralelo alejó de modo natural sus presentaciones en vivo, hasta detenerlas por completo.

Los Titulares

Como una de las versiones chilenas de los Jazz Messengers, Los Titulares representa tal vez el punto más alto en la escena bop chilena desde mediados de los '90. Bajo el liderazo del baterista de Los Tres, Pancho Molina, por esta banda transitaron muchos de los más importantes solistas de la época, quienes tras dejar el conjunto casi siempre comenzaron una carrera como líderes de sus propios proyectos. Tal como ocurriera con quienes tocaron para los “mensajeros del jazz” de Art Blakey en la vieja Nueva York.

Andrés Condon

Con una larga residencia entre Estados Unidos y Alemania, Andrés Condon ha sido prácticamente un músico afuerino desde los años '90. Vinculado al sello de world music Mundovivo, Condon fue uno de los primeros guitarristas de explorar los sonidos y las narrativas de diversas culturas del planeta, en paralelo al trabajo de solistas como Alberto Cumplido, Antonio Restucci o Daniel Delgado, aunque menos académica o menos latinoamericanista según el caso. Una larga discografía refrenda su propuesta instrumental, lateralmente asociada a la música new age.

Mota

Rock, jazz, música electrónica y experimental son, entre otras, las fuentes reunidas por los músicos de un movimiento que recibió el nombre genérico de post-rock en los años '90. En Chile ese método tuvo eco en grupos como Gnosis, SuperSer y el que más registros dejó de su trabajo: Mota. Tocaron sólo tres años, pero su música, esquemática y sugerente a la vez, quedó en un disco para la posteridad. Mota empezó como un dúo de trip-hop entre José Junemann y la cantante Muriel  Valle, pero la definitiva formación instrumental debutó en mayo de 2001 en la Escuela de Cine de Chile. En Mota demo (2001) y luego el álbum Mota disco (2002) mostraron un sonido rico en timbres y en arreglos. El grupo se disolvió en 2003, y sus integrantes se reocuparon luego en bandas como  con The Ganjas y Pendex.

Diego Errázuriz

Sin adiestramiento formal en piano clásico y teoría musical, Diego Errázuriz Guler ha llevado el piano hacia una dimensión muy poco explorada para el instrumento fundamental de la música occidental. La suya ha sido una propuesta de improvisación genuina, a partir de reflexiones y relatos personales en un completo retiro. De esta manera, Errázuriz impulsó una creación contínua que, tras sus primeros ensayos, grabaciones y ediciones, desembocó en el álbum doble Berlin meditations (2016), un punto cúlmine para su enfoque como solista solitario.

Paula Barouh

Videoclips, singles incluidos en compilados y espacios creados por ella misma en radio, TV e internet, además de discos como Barouh (2012) e Inevitable (2015) fueron las herramientas con que la cantante Paula Barouh ha hecho oír rock melódico bajo influencias de música industrial, electrónica y oscura. Vocalista invitada en discos de Mal de Chagas, Santo Barrio, Usted No! , entre otros, inició su formación vocal a los 17 años, y cuenta entre sus maestras a Ana María Meza. Más adelante Paula Barouh replanteó su música presentándose con el nombre de Descargo y Maleficio, una propuesta de electrónica de beats y canciones, y una puesta en escena de bordes teatrales. La música y la imagen se plantearon entonces como crítica hacia el entorno social y artístico de Chile, descrito a través de las ideas de hostilidad, desigualdad y desesperanza. En cierto modo, el álbum Descargo y maleficio (2018) vino a anticipar el estallido social de un año después.