2000
La de Rebeca Godoy es una de las voces más persistentes en la canción comprometida en Chile, entregada a su vocación por la música latinoamericana entre sones de bolero, ranchera, tango, vals peruano y la raíz folclórica chilena así como a las causas sociales de las que siempre se hizo parte desde los escenarios, a partir de sus inicios a mediados de los años '70.
Matraz es uno de las bandas fundamentales de la oleada del rock progresivo chileno de la generación de los '90, que tomó influencias de los clásicos del género y lo conectó con influencias locales poderosas como la de Fulano. Inicialmente un cuarteto de rock que incorporó elementos de la música docta, la fusión, la vanguardia e incluso el jazz, su fisonomía definitiva quedó supeditada a la presencia de la sólida cantante Loreto Chaparro, quien grabó el disco Gritaré (2004).
Vinculado al círculo del Club de Jazz ñuñoíno, Sur apareció a mediados de la década de los 2000 como un trío eléctrico de fusión liderado por el pianista y compositor argentino Rodrigo Ratier. Sobre esta plataforma Ratier llevó a cabo sus propósitos creativos desde que dejó la ciudad de San Rafael en 1997 después de abordar el folclor argentino desde una perspectiva contemporánea. Sur fue en definitiva uno de los proyectos más representativos en el punto de encuentro entre la improvisación jazzística y los ritmos folclóricos, continuista de una tradición que en los ’80 venía desarrollando el grupo Alsur (del guitarrista Edgardo Riquelme) y en los '90 La Marraqueta (del bajista Pablo Lecaros).
Baterista de jazz contemporáneo que construyó una gran parte de su carrera como sideman y solista en Ciudad de México desde 1999, una vez que hizo sus primeras armas en los circuitos jazzísticos de Santiago y Concepción. Alejado de la escena nacional, Puentes se transformó en uno de los más activos bateristas en la capital mexicana, con una militancia abierta en proyectos que le permitió, como a muy pocos jazzistas chilenos, actuar en Europa y en las dos costas norteamericanas permanentemente.
Cantautor popular en su definición más estricta —como seña de creación y de vida—, Eduardo Yáñez ha estado presente en la música chilena de varias décadas, cruzando momentos y movimientos, desde la Nueva Canción hasta nuestros días. Sus referentes y principales influencias explican, en todo caso, que él elija presentarse como «un chileno de los años sesenta». Marcó un hito del canto contingente como autor de "Nuesto cobre", popularizada por la versión que grabó Quilapayún en 1972, y en los años siguientes, ya en dictadura, fue un proveedor de composiciones para intérpretes en Chile o el exilio como Isabel Parra, Patricio Manns, Inti-Illimani, Ortiga, Isabel Aldunate y Cecilia Echenique.
Irregular, inconstante y dependiente de las decisiones de su líder (Pogo, de Los Peores de Chile), Locos por Larry fue una banda de vida intermitente, sesiones de grabación distanciadas y, al fin, sólo un álbum publicado (Insano punk and roll, editado en 2008 de forma independiente, seis años después de la formación del grupo). Su trayecto tuvo varios cambios de integrantes y se dirigió sobre todo por el trabajo en vivo. Fue un desvío interesante para Pogo, durante el paréntesis en la historia de Los Peores de Chile, aplicado en su gusto de siempre por el punk, el rockabilly y el blues, y la sátira de las observaciones sociales y políticas. El nombre del grupo provenía de uno de Los Tres Chiflados, programa de humor admirado por Pogo. lo llevó a adoptar ese singular nombre, cuya ironía contenida distingue a toda la banda, y a sus canciones, que se burlan del arribismo chileno o de la política, entre otras cosas.
Su trabajo en radio, televisión, prensa y sellos disqueros explica la definición de Camilo Fernández como uno de los nombres con más influencia acumulada en el desarrollo de nuestra industria musical. A partir de la década de los cincuenta, el productor se asoció de modo sucesivo a algunas de las figuras significativas del canto en Chile; contribuyendo con su gestión al fortalecimiento de, sobre todo, la Nueva Ola, el neofolclore y la temprana Nueva Canción Chilena. Su historia es como la de muchos productores que, en Chile y el extranjero, supieron ver en determinados artistas un potencial comercial, y que fortalecieron su influencia a través de un olfato excepcional para anticiparse a las modas y convertir la música en un buen negocio.
El rasgo distintivo de una generación de voces formadas técnicamente en escuelas de canto popular, fue la versatilidad de los repertorios y Javiera Tagle dio una muestra de ello desde que apareció a mediados de la década de 2000 como una activa intérprete de pop, soul, funk, jazz, bossa nova y bolero. Junto con cantantes contemporáneas como Nicole Bunout, Karen Rodenas, Loretto Canales o Javiera Abufhele, Tagle compartió el gusto por todos esos ritmos y cancioneros diversos desde una formación en Projazz (donde muy pronto se convirtió en académica), pero ha sido más directamente la influencia soulera clásica de Aretha Franklin y luego voces neo soul como Erykah Badu o Jill Scott las que la han impulsado a ofrecer conciertos temáticos y a coliderar el grupo funk La Fuga junto al bajista Álvaro Aguirre. Como solista se ha presentado en espacios como el club El Perseguidor con su trío y en duetos de voz y piano junto a Diego Arístegui.
Gestora de proyectos, DJ y creadora musical, Jessica Campos de la Paz ha sido, bajo el seudónimo Alisú, nombre persistente en el panorama de la electrónica chilena. Nacida en Viña del Mar, iniciada en la música con el trío Manziping, la también diseñadora gráfica coordina hoy desde Valparaíso proyectos personales y colectivos, entre los que se incluyen sus propios discos y los de su sello, Modismo. Define su sonido como «el retrato de sonidos ambient orgánicos producidos con sintetizadores digitales y análogos, grabaciones de campo, grooves rítmicos adherentes y una voz procesada por efectos». Se ha presentado en festivales como Earthdance (2002 y 2004) y Mutek (2004 y 2006), además de la gira a México que emprendió en 2007 junto a Danieto y Mika Martini. Cofundadora, junto con Adine Frost y Paula Burgos, del colectivo Woman in Power (WIP).
Alejandro Guarello es un nombre fundamental en la música contemporánea chilena, avalado por un trabajo como compositor, formador y académico (es actualmente el director del Instituto de Música de la Universidad Católica). Formado en la Universidad de Chile, donde fue discípulo de Cirilo Vila, en 1984 viaja a becado a Italia y se perfecciona con los maestros Franco Donatoni en Roma y Giacomo Manzoni en Milán. Hace suyo el lenguaje de la música pura, y, desde esa plataforma, ha compuesto casi 60 obras, premiadas dentro y fuera de Chile.
Es uno de los guitarristas y cantantes de la agrupación musical porteña La Isla de la Fantasía, reconocido a través de más de cinco décadas de dedicación a la música en Valparaíso como uno de los "viejos cracks" de la escena musical en el puerto.
La cantante iquiqueña Natalia Bernal pertenece a una generación conocida como la “nueva ola del jazz vocal”, que surgió a mediados de la década de 2000. Pero mientras solistas pares como Natacha Montory, Paz Court, Nicole Bunout, Camila Meza o Javiera Abufhele, surgieron desde el cultivo del cancionero clásico del swing y se encaminaron después hacia otras rutas modernas de música pop, funk y rock, Natalia Bernal se involucró estrechamente con el jazz latino desde que llegó a Boston en 2003. En la escuela de Berklee estudió canto jazzístico y producción musical. Su mirada al elemento latino y latinoamericano se puede apreciar en álbumes suyos como Sueños y delirios (2014) y En diablada (2024).
Iniciado en 2006 pero incubado años antes en Concepción, Philipina Bitch fue uno de los estandartes de la escena de rock que floreció en la región durante esa década. Referentes en grupos de la zona como Los Tres y Santos Dumont y su cercanía inicial al sello valdiviano Discos Tue-Tue fueron algunos rasgos de esa condición sureña, además de su sonido acústico, que articulaba rock y psicodelia. Desde 2013, con un drástico cambio en su alineación, adoptaron cultivaron un sonido diferente que los llevó incluso a transformarse en Filipina Bitch.
Aunque en un comienzo la tarjeta de presentación de Camilo Salinas estaba precedida por el antecedente de ser el hijo de Horacio Salinas, el director de Inti-Illimani, su multifacético trabajo individual y colectivo forjaron una historia propia. De formación clásica, Camilo Salinas es sobre todo un eximio pianista, pero desde los '90 fue volcando paulatinamente a la música popular. Pettinellis, Chico Trujillo, el grupo Los Bipolares, e Inti Illimani Histórico son algunos de los conjuntos de los que ha sido parte, pero también su nombre figura en decenas de bandas sonoras de películas, series de televisión y obras de teatro. En 2017 presentó Solo piano, su primer disco estrictamente solista.
La vocación musical de Gabriel Vigliensoni se ha aliado a su gran capacidad de trabajo. Desde la adolescencia, sus intereses han tenido como principal guía la labor en recitales, producciones y grabaciones (colectivas o solistas), hasta que en la adultez tanta actividad ha llegado por momentos a desafiar la lógica de espacio-tiempo. Integrante en diferentes momentos de Lucybell, Los Mismos y Electrodomésticos, el tecladista se las ha arreglado para participar de varios proyectos musicales simultáneos y, a la vez, mantener una carrera individual como compositor y productor, desarrollada tanto en Chile como en Canadá.
Furiosa es un buen calificativo para esta banda, poseedora de canciones rockeras en un amplio sentido de la palabra. La afición de sus integrantes por guitarras distorsionadas, baterías urgentes y música ruidosa nunca ha sido oficialmente editada. La única forma, entonces, de probar la receta de Taladro Furioso es acercarse a alguno de los múltiples bares y pequeños lugares en los que suelen tocar.
Si la vocación del bajista, guitarrista y cantante José Miguel Comegato Montenegro ha sido la de tocar rock lento y oscuro, el trío Electrozombies ha sido el paso más logrado de su historia. Tras iniciarse en el metal con la pionera banda Necrosis y de tocar rock en Supersordo y Yajaira, Comegato formó Electrozombies junto a las hermanas Marcela y Paola Zamorano en bajo y batería, inscribiéndose de plano en el género del doom-metal, la facción más sombría y lóbrega de la música metalera. Lenta, oscura, profunda, la música del trío se basa en los pausada eternidad de los ritmos de batería, sobre los que el cantante toca una guitarra distorsionada y canta sobre temas religiosos o fúnebres. La separación de Yajaira en 2006 dejó a Electrozombies como la ocupación musical única de Comegato, y el grupo ha intensificado su agenda. Su historia está más formalmente relatada en un libro publicado en 2020 por el novelista Patricio Jara.
Luisa Contreras es una de las representantes más activas y exitosas de la música norteña en Chile, y de hecho luce el apelativo de La Norteñita como cultora de este ritmo mexicano desde el año 2001, cuando el disco Herida del corazón ubicó su voz en el circuito de leales al género. Su producción musical ha sido prolífica, con casi un disco al año desde entonces. En 2003 realizó su primer viaje promocional a México, con paradas en el D.F. y en casi todo el Estado de Sonora. Nacida y criada en La Serena, Contreras se autodefine como "la primera grupera en Chile", en alusión a ese ritmo mexicano, y su afición por las "quebadritas" (variante de la cumbia mexicana) la ha hecho conocida en su zona como "la reina de la quebradita". Se ha presentado acompañada por el grupo Tradición Norteña.
Cantante pop, DJ y productora, Thais es el pseudónimo musical de Marcela Castro, quien integró el grupo Saiko entre 2007 y 2009, cuando llegó para sustituir la partida de Denisse Malebrán y grabar el único disco de la banda con su voz, Volar (2007). Además ha sido parte del proyecto electrónico Leche, del productor Leandro Muñoz, entre 2005 y 2011. Desde 2012 ha colaborado con el Ángel Parra Trío y su segunda reinvención a la música pop, pero en lo sustantivo ella terminó instalada en un circuito de la electrónica bailable como DJ residente en distintos espacios alrededor del mundo.
Saxofonista tenor, flautista y ocasionalmente clarinetista, Rodrigo Aguirre es un elemento de las escenas de la música de vanguardia, la improvisación libre, la composición docta, el rock y el jazz contemporáneo desde la década de 2000. Su nombre ha tenido visibilidad como integrante de la MediaBanda desde 2007, donde no solo ha integrado la sección de vientos liderada por Cristián Crisosto sino que ha aportado con material para el repertorio de Bombas en el aire (2017). Como músico de jazz, tras un recorrido como sideman, apareció como líder con el disco Tal cual (2020).