Andreas Bodenhofer

Andreas Bodenhofer
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Con estudios en Chile, Alemania y Francia, además de un fuerte vínculo familiar con la música (su madre es la destacada compositora Leni Alexander), Andreas Bodenhofer ha abordado la composición desde ámbitos inusuales, vinculados no sólo a su formación, sino también a sus diversas —y, a veces, atípicas— inquietudes. Entre sus marcas de identidad como creador están el apego a la literatura, como lo demuestra su trabajo de musicalización de poesía chilena, así como la disposición a cruzar su trabajo con el de músicos y vocalistas provenientes de mundos diversos. Bodenhofer ha realizado música para teatro, televisión, documentales y cine. Su obra fusiona, como pocas en el país, códigos del mundo audiovisual, literario y escénico.

Ficha

Fechas

Santiago - 12 de noviembre de 1945

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1970 |1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Andreas Bodenhofer

Con estudios en Chile, Alemania y Francia, además de un fuerte vínculo familiar con la música (su madre es la destacada compositora Leni Alexander), Andreas Bodenhofer ha abordado la composición desde ámbitos inusuales, vinculados no sólo a su formación, sino también a sus diversas —y, a veces, atípicas— inquietudes. Entre sus marcas de identidad como creador están el apego a la literatura, como lo demuestra su trabajo de musicalización de poesía chilena, así como la disposición a cruzar su trabajo con el de músicos y vocalistas provenientes de mundos diversos. Bodenhofer ha realizado música para teatro, televisión, documentales y cine. Su obra fusiona, como pocas en el país, códigos del mundo audiovisual, literario y escénico.

Marisol García

Europa, Chile, Europa
Santiago, París y Stuttgart (Alemania) fueron las paradas más estables de Andreas Bodenhofer durante su juventud. Buena parte de los años sesenta la pasó en Alemania, donde realizó estudios de composición y dirección orquestal, y se ocupó en diversos espectáculos musicales, como intérprete de montajes puntuales o integrante del grupos Dicke Luft. En los años 80 volvería a ese país, esta vez como integrante del grupo Amaru, conjunto peruano con el que Bodenhofer se inició en la musicalización de poesía chilena, un recurso que sería constante más tarde en su discografía.

Luego de sus estudios juveniles en Europa, el regreso de Andreas Bodenhofer a Chile, en 1970, tendría la duración del proyecto de la Unidad Popular. Para fines de 1973, el músico ya se encontraba exiliado en París, donde siguió estudios de sociología, y abandonó la música por más de una década. No regresó a Chile de modo definitivo sino hasta el retorno de la democracia, en 1988. Entonces comenzó a ocuparse a tiempo completo en la composición, campo en el cual se ha repartido casi a partes iguales entre encargos e iniciativas personales, esta vez mucho más cerca de los códigos de la música popular.

Numerosos encargos para obras teatrales han ido acompañadas de bandas sonoras para televisión, documentales y cine (Chile puede, La remolienda, Last call), clases universitarias y la edición de discos. Entre estos últimos, destacan el tributo a la poesía de Vicente Huidobro en voz de Javiera Parra (Besando el abismo, 1993) y el encuentro de voces y timbres diversos que levantó en Frágiles inmortales (1998). Este último resultó un trabajo no exento de polémica pues, por vía de la técnica (mucho antes de la irrupción de la IA), Bodenhofer puso a Pablo Neruda a cantar su “Poema XV”, y a Gabriela Mistral a rapear “País de la ausencia”, lo que algunos consideraron insolente. En el álbum se escuchan, además, leyendas chilotas, voces africanas, yámanas y kawaskar; ofertas de masajes y un sinfín de ideas recogidas por Bodenhofer en sus muchos viajes.

Según el autor, «para mí es muy estimulante trabajar con elementos extramusicales. Siempre, como inspiración, me han interesado cosas que no tienen que ver directamente con la música. Así, como los fotógrafos van a la caza de las imágenes a mí me gusta ir a la caza de los sonidos, de los ruidos, porque creo que dan una textura, una vida muy especial».

Su trabajo de musicalización para teatro destaca en la serie de asociaciones con directores tan importantes como Ramón Griffero. Parte de este trabajo quedó al fin reunido en el año 2009 gracias al compilado Teatro (Música para teatro 1988-2008), que reunió su trabajo para un total de cuarenta y ocho montajes escénicos.

Para proyectos puntuales, Bodenhofer se ha asociado con otros músicos, como sucedió con el dúo Rocoto (junto al saxofonista Jaime Atenas) y el grupo Mantelito Blanco (con la cantante Verónica González, los percusionistas Ángel Araos y Ricardo Vivanco; y su hermano, el conocido actor Bastián Bodenhofer, en clarinete y saxofón). Este último conjunto se reformularía más tarde bajo el nombre Banda de Los Poetas.

En el año 2007, Bodenhofer se ocupó en Pasaporte, una ópera-documental que combinaba imágenes, grabaciones testimoniales y canciones para hacer un recorrido por la historia de Chile y la biografía personal de Bodenhofer. «Mi archivo personal es una excusa para hacer un recorrido histórico», explicó entonces sobre una obra inspirada en tres años de investigación autobiográfica, a la manera de una «pequeña terapia». El montaje quedó a cargo de la llamada Banda de Fuego. Años más tarde, el músico iba a retomar la inquietud por la crónica de su entorno en Estamos peor pero estamos mejor (2020), reflexión directa sobre asuntos en marcha en Chile y el mundo, como los efectos del llamado estallido social y la pandemia del covid.

En junio del año 2008, el músico estrenó en Stuttgart (Alemania) Ayni, obra para orquesta y voces que tuvo en el canto a Ema Pinto, Rosa Quispe y Luis Castillo (Los Tricolores). Es Chile el que viaja al mundo, y no al revés, en el trabajo musical de este creador.

Actualizado el 28 de junio de 2025