1990

90

Andrés Condon

Con una larga residencia entre Estados Unidos y Alemania, Andrés Condon ha sido prácticamente un músico afuerino desde los años '90. Vinculado al sello de world music Mundovivo, Condon fue uno de los primeros guitarristas de explorar los sonidos y las narrativas de diversas culturas del planeta, en paralelo al trabajo de solistas como Alberto Cumplido, Antonio Restucci o Daniel Delgado, aunque menos académica o menos latinoamericanista según el caso. Una larga discografía refrenda su propuesta instrumental, lateralmente asociada a la música new age.

El Negro Medel

El cantor y folclorista Carlos Medel, más conocido como el Negro Medel, es uno de los más perseverantes cultores de la música tradicional chilena, con una carrera iniciada a comienzos de los años '50, unida al fundamental conjunto de proyección folclórica Millaray y sostenida como solista entre 1963 y su muerte, ocurrida en 2007, meses después de haber obtenido el Premio a la Música Presidente de la República de Chile. Hijo de madre cantora y también del paisaje de la zona central que lo vio nacer, el Negro Medel hizo de su guitarra, su pantalón arremangado y sus ojotas del atuendo campesino una extensión del mismo carácter auténtico con que se dedicó durante cinco décadas a recopilar y difundir la música tradicional chilena.

Los Chuchos

El Mercado Cardonal ha sido el escenario central en la historia de Los Chuchos —también llamados Los Chuchos de Valparaíso—, conjunto de bolero cantinero y vals peruano que en Valparaíso utilizó el formato de las dos guitarras, voces y percusión. Desde la década de los años '80 recorrieron espacios de los bajos fondos, calles, plazas, antros, boliches y mercados, con canciones de la tradición orillera que los llevaron a ser reconocidos como cultores medulares en la Bohemia Tradicional de Valparaíso. Dos de sus más reconocidos, populares y emblemáticos músicos fueron Geraldo López (el Mariposa), y el fino requintista Alejandro Silva (el Chico Neco), fallecidos como leyendas en el puerto en 2016 y 2018, respectivamente.

María Sonora

María Sonora fue un grupo de carrera parcialmente frustrada (su primer disco tardó más de treinta años en publicarse), pero que resultó pionero en la integración de ritmos caribeños con códigos hip-hop y electrónicos; y, como tal, es recordado como una asociación virtuosa para el Chile de los años de transición democrática. De manera intermitente, ocupó a los hermanos María José y Tan Levine, dos músicos de sobra destacados previamente en bandas como Upa, Pinochet Boys y Electrodomésticos —entre otras—, y vinculados hasta hoy a proyectos artísticos independientes.

Olga Torres

Versátil cantante y cultora de variantes que van desde la música popular en su más amplia gama hasta el jazz latino, Olga Torres es una de las primeras profesoras de canto popular que ejercieron la actividad tras las experiencias en el campo iniciadas por maestras de voces como Inés Délano en los '70 y Ana María Meza desde los '80. De este modo, su presencia fue más nítida en las aulas que en los escenarios desde que se concentró en la enseñanza académica y comenzó a formar a cantantes en la Escuela Moderna de Música y  la Universidad de las Américas.

Manuel Fuentealba

Manuel Fuentealba es parte de la generación de tangueros de los años '40, '50 y '60 en Valparaíso, y que algunos recuerdan como la generación de oro, cuando en decenas de locales del puerto existían grupos de tango. Actuó en hoteles, en ceremonias oficiales y en innumerables locales. Desde los años '80 fue el cantante de tangos del bar Cinzano de Valparaíso, adonde se mantuvo activo hasta su muerte, en octubre de 2016.

Patricio Castillo

Por sus muchas colaboraciones con otros músicos y la impronta de su trabajo solista, Patricio Castillo puede distinguirse como uno de los integrantes más importantes que fue parte del conjunto Quilapayún, al que se integró muy joven y acompañó de modo intermitente hasta 1971 (para luego reintegrarse, por un período, en los años noventa). Castillo ha sido un destacado cantautor y multiinstrumentista, activo en la música por más de cinco décadas, dueño de una extensa discografía, recorridos por el mundo y asociaciones con gente como Isabel Parra, Víctor Jara, Los Jaivas y Amerindios.

Jacqueline Fuentes

El de Jacqueline Fuentes es otro de los nombres de músicos chilenos que se han abierto caminos fuera de Chile gracias a las sonoridades latinoamericanas fusionadas entre sí y con otras influencias, que en el caso de esta cantante y compositora incluyen el folclor y la música clásica. Radicada desde 1995 en Los Angeles, California, ha grabado dos discos y sus canciones han sido antologadas en el catálogo del sello de músicas del mundo Putumayo en EE.UU.

Hugo Moraga

Debutó en 1974, comenzó a grabar en 1979, en sus inicios fue parte del movimiento cultural contrario a la dictadura de Pinochet, y esas coordenadas históricas pudieron moldear algunos de los rasgos musicales de este cantautor: un inconformismo a toda prueba, la virtud de no ser explícito en sus versos y la capacidad de desplegar las posibilidades de una guitarra acústica. Pero en el fondo su música no tiene edad. Hasta hoy Moraga tiene un pie en la bossa nova y otro en el funk, y en sus composiciones circulan el rock, el jazz, Antonio Carlos Jobim, Frank Zappa, Miles Davis, Spinetta, la Mahavishnu Orchestra y la Nueva Canción Chilena. Con todas estas fuentes, y aún al margen del negocio discográfico como una condición constante, el autor tiene escritas dos composiciones esenciales de la música popular chilena como "La vida en ti" y "Romance en tango", y su cancionero es un inventario de inquietud musical tan extenso como valioso. Entre 2006 y 2009 residió en París.

Soledad Guerrero

Voz, nombre y figura validada y reconocida en los ’80 como parte del recordado “Ranking juvenil”, Soledad Guerrero es probablemente la única autora y cantante promovida desde ese set de “Sábados gigantes”, junto con otras voces que alcanzaron cotas de diversa altura en el pop posterior: Myriam Hernández, Luis Jara, Irene Llano o Andrea Labarca, entre otros. Además de establecer su sello en la música de la industria publicitaria, Soledad Guerrero ha escrito y grabado sus propias canciones a lo largo de varios discos.

La Sonora de Tommy Rey

Por mucho tiempo La Sonora de Tommy Rey ha sido la agrupación de cumbias más popular de Chile. Su origen está en el cisma producido al interior de La Sonora Palacios en 1982, cuando cinco músicos renunciaron para formar una nueva agrupación que tomaría el nombre de su cantante y figura: Tommy Rey. Con el repertorio de su ex grupo junto con nuevas canciones, y bajo la dirección del timbalero Leo Soto, se abrieron espacios hasta convertirse en el principal nombre de la cumbia chilena y la tradición de las sonoras. En los años '90 su popularidad alcanzó a generaciones jóvenes, y nombres como Los Tres, Joe Vasconcellos, Chancho en Piedra o LaFloripondio tributaron su música desde el rock en su ruta de más de 40 años de actividad ininterumpida y vigencia, que vio su final en marzo de 2025 con la muerte de su cantante a los 80 años. Pero su música sigue sonando y en toda fiesta chilena, en algún momento, se escucha una canción de La Sonora de Tommy Rey.

Guillermo Rifo

Una de las personalidades más relevantes en una equidistancia que existió entre la música docta y la música popular fue el percusionista, compositor, arreglador, director orquestal, académico y educador Guillermo Rifo. Su propia historia cruza parte de la historia de la música chilena a desde mediados de los años ’60, con una participación de 30 años en la Orquesta Sinfónica de Chile, una categoría como compositor docto y solista de música contemporánea para percusiones. Además se le considera el primer vibrafonista del jazz chileno y fue impulsor de agrupaciones camerísticas de fusión como Aquila (1973), Sexteto Hindemith 76 (1975) y Latinomusicaviva (1978). El musicólogo Juan Pablo González lo considera "un músico para la ciudad de Santiago", por su cualidad de representar ese paisaje urbano a través composiciones como "Puente del Arzobispo", "Providencia al mediodía", "El cerro San Cristóbal" y "Santiago de noche". Guillermo Rifo murió a los 76 años, en enero de 2022.

Martin Joseph

Cuando en un entorno no del todo preparado como el chileno, en 1969 los pianistas Manuel Villarroel y Matías Pizarro orientaban sus sensibilidades hacia el aparentemente hostil free jazz, en la ciudad de Londres otro pianista se abría paso en los mismos ámbitos. Martin Joseph tiene nombre y pasaporte británico, pero su irrupción en la música chilena fue de un impacto tal que ya ha sido incorporado a la cronología de nuestra música contemporánea.

Carlos Navarro - el Pollito

Cantor y acordeonista, integró elencos del histórico conjunto cuequero Los Chileneros, que llevó la “cueca brava”, también llamada centrina, urbana y chilenera desde la calle al disco y que tuvo a otras emblemáticas figuras en esta línea: Hernán Nano Núñez, Raúl Perico Lizama y Luis Baucha Araneda. Aún así, Carlos Pollito Navarro fue el músico que menos popularidad tuvo dentro de este fundamental conjunto.

La Desooorden

Durante los años '90, y cruzando hacia la siguiente década, La Desooorden fue una activa banda dentro del reducido circuito de rock independiente en Valdivia. Una constante agenda en vivo y una propositiva discografía distinguió el trabajo de este grupo durante sus dieciocho años de trabajo, en los cuales su música combinó rock de tendencia progresiva con citas a la raíz folclórica latinoamericana. Algunas de sus canciones aluden a debates medioambientales de su zona.

Jorge González

Haber sido el compositor, vocero y líder de un grupo tan significativo como Los Prisioneros marca a Jorge González en el total de su trayectoria, si bien su trabajo solista es igualmente contundente y puede apreciárselo en cuanto tal. Dentro y fuera de esa banda, el músico nunca dejó de buscar formas nuevas de encauzar su talento en la música de vocación popular y en la opinión sobre el país y sus circunstancias. Casi sin pausas, esa inquietud ha asumido formas diversas, de recepción dispar pero encomiable búsqueda creativa, en diversos géneros, proyectos de dúo (como en Gonzalo Martínez y Los Updates) y colaboraciones; aunque también, a veces, completamente a solas (durante un período, bajo el seudónimo Leonino). Su biografía muestra los elementos propios de una vocación artística de alto vuelo, con períodos de residencia en el extranjero (al menos en Nueva York, Ciudad de México, Berlín y Valencia), años agitados por razones extramusicales, e ideas y venidas con su proyección pública como cantautor. La más marcadora de estas vicisitudes, sin embargo, fue el accidente cerebrovascular sufrido por él en 2015, que detuvo casi por completo su agenda de recitales y ha determinado significativamente su trabajo de composición y grabaciones.

Claudio Guzmán

La forma musical que fue adoptando la carrera solista de Claudio Guzmán se hizo con el tiempo casi incompatible con los recuerdos de su tiempo de guitarrista, compositor y vocalista de Q.E.P., una de las  bandas que alimentó el llamado boom pop ocurrido en Chile durante los años ochenta. A diferencia de las canciones bailables de ese cuarteto, los discos de Guzmán como cantautor mostraron composiciones vinculadas a su época y sensibilidad generacional, según la norma de la trova.

Andesground

Los seudónimos Tec, Tec Machine y Andesground le han servido en diversas etapas creativas al músico electrónico Rodrigo Castro, integrante fundador de Marciano y productor pionero de encuentros tecno en el país. Como Tec Machine ya se presentaba hacia 1992, cuando comenzó a trabajar dentro de los primeros esfuerzos por difundir las fiestas de música electrónica en el país (en espacios como Casa Club, del barrio Bellavista, del cual fue uno de los fundadores). La edición de discos se concretó de 1993 en adelante, con seis ediciones, incluyendo Guorx (2007) con la recopilación de varias de ellas. En los últimos años se ha ocupado en el proyecto Compadre, a dúo con el ex Makiza DJ Squat.

BBs Paranoicos

El panteón de bandas punk chilenas reserva un espacio destacado para BBs Paranoicos, grupo activo a lo largo de varias décadas (aunque con interrupciones) y que ostenta una prolífica discografía vinculada al hardcore melódico y la crítica social.

Valparaíso Jazz Trío

Uno de los más estables proyectos jazzísticos en la escena porteña de la transición fue el que integraron entre 1997 y 2003 el pianista Gonzalo Palma y unos experimentados Carlos Rossat (contrabajo) y Ariel Yelo Aguirre (batería). Su único disco fue Standard en el fin del mundo (2002), una sesión grabada en directo en la Universidad Federico Santamaría, que incluyó piezas de compositores modernos del jazz.