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Tsunamis

El grupo más disparado de todo el reguero de guitarras rocanroleras prendido entre el rock chileno del año 2000 en adelante fue Tsunamis. Mientras sus compañeros de generación tocaban más o menos fieles a las escuelas del punk o del blues, este cuarteto con nombre de maremoto fue dando forma personal a un modo de tocar intuitivo y explosivo, que llegó a cruzar más de dos décadas y a mantener la cohesión de su sonido pese al paso del tiempo y los varios cambios de integrantes (que, en diferentes momentos, han sumado a músicos destacados también en bandas como Guiso, Solar, Tío Lucho, Yajaira y Matorral, entre otras). Hoy Tsunamis es una banda activa, vehículo creativo para el impulso como fundador y conductor principal de Goli Gaete, quien la dirige desde 2021 desde su nueva residencia en Berlín (Alemania).

BAM

BAM: tres letras al azar, sin ningún otro significado que la correspondencia arbitraria de cada una a un integrante de este trío pop-rock formado en Santiago en 2004 y con vida breve aunque activa. Con harta presencia de guitarra eléctrica y otro poco de secuencias, su sonido recordaba al rock latino de fines de los años ochenta, como el de Soda Stereo y Upa (a quienes telonearon en la celebración de sus veinte años de trayectoria, a fines de 2005). Su primer disco, Pirómana, permaneció inédito por dos años. Tras algunas actuaciones en bares y locales capitalinos, como La Batuta y El Living, rotó en el cable el videoclip de su primer single, "No soy". Pirómana fue finalmente editado en 2007, con el agregado de dos covers que ilustraban los gustos de BAM: Los Beatles y, cómo no, Upa. Sería el primer y último álbum del conjunto.

Eric

Dos líneas de balada se expusieron en 2009 a través de los discos de Germán Espinosa (La batalla urbana) y de Eric (Te busco). La primera incorporó toques de trova con guitarra, con Alberto Plaza como referente, y la otra buscó en el pop latino para seguir un camino trazado antes por Álvaro Véliz. El autor de la famosa canción “Mía” fue quien produjo ese primer disco de Eric Phillips, simplemente Eric al micrófono, editado por el Sello Azul como continuidad en la balada de sus primeros nombres: Katty Ravlic, Patricio Herranz, Guz, Claudio Carrizo o Johanna Rezzio.

Los Kabros Cool

Santiago Lupino, el seudónimo del cantante y tecladista Mito Sanhueza, es quien mantuvo a este grupo de rock durante más de una década, legando tres álbumes y un sonido funk-rock pulido durante su paso por las Escuelas de Rock.

Maxi Vargas

Maxi Vargas fue el quinto vocalista de la historia de Gondwana, reemplazante de Kingo el año 2007, en un rol que mantuvo hasta el año 2011 (aportó tres temas suyos al disco Resiliente), cuando comenzó una carrera solista. Desde en los marcos del reggae ha ampliado su sonido a otros géneros, mostrando composiciones y grabaciones propias.

Evangelista Soza Flores

Evangelista Soza Flores es una abuela atacameña, la denominación que en esta cultura y este territorio se le da a los depositarios de la sabiduría y las tradiciones ancestrales. Pastora, artesana, dirigenta social y cantora, ha sido una de las últimas defensoras de los cantos tradicionales y ceremoniales de Talabre, la zona del altiplano donde nació y vivió su niñez. El "Chururito", que se dedica al ritual del floreamiento de ovejas y cabras, fue uno de los cantos más significativos en su voz, registrado en dos momentos, sobre todo en el álbum monográfico Cantos talabreños (2023), primero y último de su historia.

3 x 7 Veintiuna

«Cuecas pa' los templados, picaronas, denunciantes, de homenaje, etc. De todo le trae la banca, pero como siempre será de cabritilla». Así define 3x7 Veintiuna la impronta cuequera que viene repartiendo en vivo y en discos. El grupo se formó en 2005 como un dúo entre Daniel Muñoz, conocido actor chileno, y Félix Llancafil, voz de los Chacareros de Paine. Ambos se conocieron en el Cuecazo del Roto Chileno de 2002 y al poco andar decidieron asociarse en un grupo de interpretación y más tarde composición de cuecas.

Silvia la Trigueña

En el Valparaíso de fines de los años '40, una talentosa niña con cualidades vocales innatas integraba un trío bautizado como Las Trigueñitas. Venía cantando en público en teatros y auditorios radiales del puerto desde los cinco años, y aunque no tuvo la repercusión medial de otras cantantes porteñas como Carmencita Ruiz o Margarita Torres, su voz y el garbo de su interpretación estuvieron muy presentes en la antigua bohemia de Valparaíso. Es Silvia Pizarro, más conocida como Silvia La Trigueña, una de las voces femeninas importantes de la música popular y de raíz folclórica de la segunda mitad del siglo veinte.

Valentina

Poco antes del año 2000, la banda Valentina (no confundir con Los Valentina) llevó su nombre en homenaje a My Bloody Valentine, la banda inglesa de noise que fue el principal referente para los de Concepción. Su década de trabajo quedó registrada en dos álbumes, diferenciados por varios cambios en su formación.  

Alejandro Castro

Alejandro Castro es un guitarrista de flamenco que ha recorrido la música desde esa raíz española hacia una propuesta moderna de fusión que mezcla el rock, la improvisación y las influencias de la India. Iniciado en el rock de Led Zeppelin, poco a poco fue descubriendo otras variantes de la fusión contemporánea, representada en los trabajos del guitarrista inglés John McLaughlin, tanto en el grupo de jazz-rock Mahavishnu Orchestra como en el de world fusion Shakti.

Isabel Aldunate

Intérprete por definición, Isabel Aldunate es una de las cantantes más versátiles de su generación. Iniciada a fines de los años ’70, ha combinado expresiones como la poesía y el canto comprometido con géneros como el musical y la canción ligera, tanto en sus discos Yo te nombro, Libertad (1984) y Prontuario (1987) como en obras escénicas recientes entre “Valparaíso vals” (2006) y “Gabriela apasionada” (2007), y ha sido además una exponente significativa del trabajo de compositores chilenos como Desiderio Arenas y Joakín Bello entre otros. Ha puesto su registro vocal de soprano al servicio de un repertorio de autores y compositores mayores como Violeta Parra y Patricio Manns y de creadores de su generación, entre los que se cuentan Eduardo Yáñez, Osvaldo Torres, Luis Alberto Pato Valdivia y Desiderio Chere Arenas.

Cloro

El grupo se llamó Cloro en honor a Bleach (1989), el primer disco de Nirvana. Entre voces y gritos de lamentos, el cantante Alejandro Fuentes se desinfectó de sus problemáticas tanto sobre la base de guitarras eléctricas inspiradas en el grunge como de referentes chilenos del tipo de Buddy Richard, Zalo Reyes o José Alfredo Fuentes (su padre).

Valentín Trujillo

La televisión ha sido una gran vitrina para el talento del pianista y orquestador Valentín Trujillo Sánchez, aunque no del todo justa con la profundidad de su trabajo y el alcance de sus vastos conocimientos musicales. El casi eterno acompañante del animador Don Francisco, como director de orquesta en “Sábados Gigantes” es, también, uno de los arregladores fundamentales de la música popular chilena durane una era de oro para la industria fonográfica, tanto en discos como en grandes conciertos. Junto con ello, Trujillo fue proyector de nuevas figuras de la música a lo largo de las primeras décadas del siglo XXI. En 2024 su nombre marcó un hito más al convertirse en el primer intérprete de música popular en ser distinguido con el Premio Nacional de Música.

Sergio Valenzuela

Si bien su actividad en la música incluye trabajos en los ámbitos del jazz, la improvisación libre y la música contemporánea, el pianista Sergio Valenzuela es un exponente de lo que se entiende como intuición y autoformación. Sin estudios académicos significativos, fue delineando un enfoque propio que lo ha llevado a explorar la música desde el sonido y sus alcances. Su primer trabajo como solista es Between (2016), álbum de improvisación de piano solo grabado en Nueva York que resume ese recorrido.

Claudio Quiñones

La producción musical ha sido el campo principal de trabajo para Claudio Quiñones, aunque entre sus muchos encargos es posible también rastrearle canciones propias. Era ya un nombre de sesión prestigiado para cuando debutó, en 2002, con el álbum Fármacos, el cual trabajó por completo en solitario. Años antes había formado parte de la rearticulación del grupo Viena. Con todas esas experiencias, el autor se siente cómodo con la autodefinición de «constructor de canciones».

Mickey Mardones

Fue la colorida figurita del Ratón Mickey, que él lucía en su chaqueta cuando salía a tocar, la que consolidó la identidad musical del saxofonista Fernando Mario Mardones Álvarez, mucho más conocido como Mickey Mardones. Es un ejemplar de aquellos músicos de cancheo y repertorios populares y bailables de los años '50 que hicieron el paso hacia hacia el swing y la improvisación jazzística. Junto con Carmelo Bustos y Kiko Aldana, Mickey Mardones completa una tríada de estos grandes saxofonistas que lograron trascendencia.

Myriam Hernández

Myriam Hernández es la cantante popular más reconocible y de mayor alcance internacional en la música chilena de las últimas décadas, con periódicas giras por América, producciones de discos con repertorio original y permanente presencia mediática. Iniciada como solista tras un adiestramiento en la televisión en los años ‘80, ha grabado más de una decena discos desde 1988,  con canciones de amor que le han valido numerosos éxitos, varios de los cuales han llegado al número uno en listas de la revista Billboard : "Peligroso amor" (1990), "Te pareces tanto a él" (1991), "Ese hombre" (1995) y "Huele a peligro" (1998).  Aunque ha ejercido como conductora televisiva, la música ha sido siempre el eje de su camino como artista, donde ha trabajado con grandes nombres de la música latina (como Humberto Gatica o Juan Carlos Calderón), y también ha sido reconocido ampliamennte por nuevas generaciones de músicos. Mon Laferte la invitó a uno de sus conciertos del 2022 y Karol G cantó con ella en el Festival de Viña del 2023. Con la megaestrella colombiana interpretó el primero y, probablemente, el mayor de sus clásicos: "El hombre que yo amo".

Jorge Prado

Jorge Prado se convirtió en el primer y por mucho tiempo el único cultor de la guitarra portuguesa, el instrumento fundamental en los ensambles tradicionales del fado. En 2014 formó el conjunto Fados al Sur del Mundo, donde también cantó Jorge Coulon (Inti-Illimani), y en 2022 publicó el sobresaliente álbum Saudades de Gabriela. Fue uno de los momentos cúlmines en su historia como músico y resultado de una investigación de la poesía de Mistral que ella escribió en su paso por Lisboa entre 1935 y 1938, musicalizada por Prado en el lenguaje del fado e interpretada por importantes cantoras y músicos portugueses.

Rodrigo Vásquez

Rodrigo Vásquez es un especialista en percusión de ritmos afrolatinos, latin jazz y fusión. Formado en el Conservatorio de Música Universidad Federal de Bahía, Brasil, país donde vivió veinte años, aprendió también la disciplina cubana de los tambores batá y ha desarrollado en Brasil y Chile una amplia carrera como percusionista en vivo, músico de grabaciones, director musical y profesor.

Paula Burgos

Sin contar con nombres como los de Paula Schopf y Alejandra Iglesias en Alemania, Paula Burgos Nielsen figura como una de las primeras DJs mujeres en la escena de la música electrónica de baile chilena. Hacia 1998 Burgos trabajaba como modelo cuando hizo contacto con músicos alemanes que la introdujeron en el oficio de las tornamesas y el arte de las mezclas. Su nombre llegó a ser principal en la escena electrónica en el inicio del siglo.