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Demian Rodríguez

El bolero de puerto es un tipo de género musical cargado no sólo por sus señas formales sino también por el involucramiento biográfico que muchos de sus mejores cultores tienen con él. Aunque nació en los años ochenta, Demian Rodríguez está enlazado a esa larga tradición que en Valparaíso y San Antonio marcaron antes de él cantores como Jorge Farías, Ramón Aguilera y Rosamel Araya, y conjuntos como Los Chuchos. Su música es por un lado un homenaje a esa línea de música sentimental y bohemia, pero también la prueba de sus propias dotes de cantautor. Ha elegido insertarse en una historia que le resulta cercana, aportando a ella con nuevas ideas, versos y melodías.

Galatea

El encargo de composición de canciones para la película Desierto sur, de de Shawn Garry, es el punto de partida de Galatea. El bajista de Lucybell Eduardo Caces recibió el 2007 ese encargo y junto a su pareja, la argentina, Teresa Cabezas (nieta de Antonio Prieto) y el tecladista Jorge Gaete, comenzaron a hacer canciones más allá de ese encargo preciso (que luego trascendió y fue premiada en el Festival de Cine de Viña del Mar como "Mejor Banda Sonora"). El 2009 editaron el EP Caminos, y poco después su primer disco De luz y de sombra, con temas de un sofisticado pop electrónico, y  que les permitió presentarse en vivo dentro y fuera de Chile. Hacia el año 2013 la actividad descendió, y el 2015 Teresa Cabezas anunció su trabajo solista, presentándose como Testa.

Humberto Lozán

Suele recordarse a Humberto Lozán como la voz mayor de la Orquesta Huambaly, un crooner de encanto, calidez vocal y ductilidad como pocos en su tiempo, al frente de la mejor compañía imaginable para la interpretación de repertorio de baile en restaurantes y salones de hotel. Sin embargo, Lozán desarrolló también una trayectoria solista, con discos propios y recordados recitales. No ha sido frecuente en Chile el arquetipo de cantante de gran potencia ajustado a ritmos centroamericanos y afrocaribeños, y a la vez cómodo con las exigencias del swing junto a intérpretes de jazz. Lozán se eleva, en ese sentido, como una de las más notables excepciones. Se volvió habitual leer su nombre en prensa —no sólo chilena— junto al adjetivo 'deslumbrante'.

Francisca Meza

Intimista, reflexiva y melancólica en su poesía, Francisca Meza es una trovadora de absoluta generación espontánea. A los 24 años tomó por primera vez una guitarra que se encontraba en su casa y cantó de una sola vez su primera pieza autoral, "Cosas por hacer", un auténtico manifiesto personal que dos años después fue grabada en su disco debut, Podas y brotes (2010). Fue un trabajo que la instaló en una generación de cantautoras que tienen como denominador común la raíz latinoamericana y la canción pop, como Paz Quintana, Carmen Salvador, Natalia Contesse, La Pájara y Javiera Barreau, entre otros nombres.

Hielo Negro

Nativo de Punta Arenas, este trío buscó entre sus influencias (sobre todo del rock de los '70) un modo de presentar un trabajo duro y básico, que, en sus palabras, presentase un sonido «crudo y áspero, varios semitonos por debajo de la norma». Hielo Negro suena así acorde con las extensiones desérticas y frías de sus tierras de origen, que han permitido a la banda acuñar el nombre de «rock patagónico» para su música. Establecidos en Santiago desde 1999, Hielo Negro emprendieron su primera gira a Suiza y Austria en 2003, y además de varios discos acumulan presentaciones para la apertura de shows de Motörhead y Kyuss, entre otros.

Alejandro Castro

Alejandro Castro es un guitarrista de flamenco que ha recorrido la música desde esa raíz española hacia una propuesta moderna de fusión que mezcla el rock, la improvisación y las influencias de la India. Iniciado en el rock de Led Zeppelin, poco a poco fue descubriendo otras variantes de la fusión contemporánea, representada en los trabajos del guitarrista inglés John McLaughlin, tanto en el grupo de jazz-rock Mahavishnu Orchestra como en el de world fusion Shakti.

Yonhosago

Uno de los grupos experimentales más libres y abiertos dentro la naciente escena de los 2000 fue Yonhosago. No por nada fue llamado por la crítica especializada como "la gran promesa del rock de vanguardia" hacia 2002, en una época en que llegó a ocupar espacios junto con Akinetón Retard, como propuesta de rock de guitarras, improvisación libre y música de cámara contemporánea.

Cristóbal Massis

Una década completa de vida musical en España retrasó en parte la entrada del baterista Cristóbal Massis al circuito del jazz chileno. Desde que apareció en 2011 tocando en el quinteto del trompetista Cristián Cuturrufo, su nombre se multiplicó en colaboraciones y apariciones en diversos escenarios. Estudioso de las tradiciones baterísticas más amplias, Massis desembocó en un análisis de la música de tríos de Bill Evans, liderando a su vez, en 2017, su primer elenco en este formato, el mismo con que grabó el álbum We love Bill Evans (2018).

Entrance

Con influencias del rock sinfónico y progresivo más clásico de Genesis, Yes, Emerson, Lake & Palmer, Rush, y más recientemente Dream Theater, el grupo Entrance desarrolló un estilo en esta línea lo emparentó con otras agrupaciones del medio, como Tryo en Valparaíso o SubTerra en Santiago. Confiando en el virtuosismo y destreza técnica de sus músicos, ha descansado en los procedimientos de la armonía, los largos pasajes de desarrollo melódico, solos instrumentales que constituyen una obra en sí misma y, en especial, un discurso narrativo que apunta a la mitología o lo fantástico en las letras.

Prissa

Melodías, coreografías y bases electrónicas fueron los tres componentes que sumaron Francisca Villela y Javiera Mena en este dúo de pop apropiado para bailar, cantar y escuchar, y que fue una de las primeras plataformas que expusieron a la futura estrella del pop independiente, cuando ella por entonces merodeaba sus 20 años. Cuando empezaron el dúo en 2003 con el nombre de Tele-Visa, Javiera ya actuaba como solista y Francisca provenía de los grupos Canción de Amor Desea Verle y Exfiesta. En 2006 grabaron su disco debut, Ni tú ni yo, y también figuran en las compilaciones Futuro esplendor (2005) y Electric melodies: Música para una vida feliz (2005). La actuación con la que estrenaron el nombre de Prissa, en septiembre de 2006 en el subsuelo de un club céntrico santiaguino, fue también la última antes de que el dúo se disolviera por la partida de Francisca Villela a Alemania, donde tiempo después formó un conjunto pop de chilenos en ese país, llamado Samanta.

Loreto Lorca

La vena y la raíz del folclor latinoamericano y de Violeta Parra están presentes en las canciones de Loreto Lorca —nacida como Loreto González Lorca—, cantautora urbana, guitarrista y charanguista que se ha proyectado hacia temas de la naturaleza y el espíritu humano. Siendo adolescente viajó por Chile, Sudamérica y Norteamérica, donde obtuvo distintos conocimientos, luego aplicados a su creación. Tras décadas de canto popular, en su primer disco, Viento azul (2016), reconsidera esa raíz trovadoresca e incorpora elementos de la fusión y la world music.

Francisca Santa María

Canciones diversas que van desde piezas latinoamericanas a standards norteamericanos han sido parte de la carta de presentación que la intérprete Francisca Santa María ha llevado a escenarios tan lejanos como Japón, Vietnam y Australia, donde ella ha mayormente sido voz estelar en hoteles de lujo. Su nombre se incluye entre una serie de cantantes de repertorio que describen Fabiola Moroni, Cristina Araya, Natacha Montory o Consuelo Schuster, y como solista apareció con determinación en 2018 tocando un repertorio escogido que luego grabó en su tardío disco debut, Cerca (2019).

Margot Loyola

Margot Loyola es, junto a Violeta Parra, una de las dos grandes maestras del folclor chileno. Dedicada a la investigación y la enseñanza, contribuyó a renovar esa música al impulsar el trabajo de campo en los grupos de proyección folclórica de los años '50, difundió y estudió estas tradiciones en Europa y América y es la única folclorista que ha ganado el Premio Nacional de Arte, reconocimiento que recibió en 1994. Falleció en agosto de 2015, a la edad de 96 años, dejando un legado de estudios de campo, recopilación y canto de más ocho décadas. Desde 2016, cada 15 de septiembre, el día de su natalicio, se celebra el Día Nacional de la Cultura Tradicional y Popular Chilena.

Code

La del dúo Code es una de las experiencias más peculiares de la música improvisada chilena. Demasiado experimentales para el mundo popular, y demasiado libres para la academia, Enrique Siqués y Christian Hirth han abrazado el manido concepto de música experimental como una brújula abierta al permanente asombro. Su sonido debe abordarse, así, como una aventura, que excede por mucho el alcance de un par de parlantes y puede adentrarse, por ejemplo, en el paisaje o la arquitectura. Su trabajo es una permanente confirmación de su confianza en que «la música está en todas partes». Se trata de una sociedad de trabajo intermitente entre Hirth, también baterista de los grupos MediaBanda y Yonhosago, y Siqués, quien ha desarrollado una carrera como fotógrafo.

Robot The Mimbre

Cuando, hacia fines de los años 90, los integrantes de este grupo (antes llamado La Vulva Power Rock Orquesta) tuvieron que acodar un nombre, pensaron en el hombre contemporáneo, que vive por y para el consumismo, y que carece de identidad. El resultado: un ser «guachaca» hecho en serie, como ellos mismos definen, mitad hombre y mitad mimbre, traído en directo desde Chimbarongo, el pueblo de artesanos de la provincia de Colchagua. Sin alejarse del rock crudo que los identifica, en vivo la banda refuerza ese concepto al vestirse con overoles de empleados de Robótica Chimbarongo Ltda., precisamente el título escogido para su primer álbum, de 2005. El interés por su single "Jaula mental" los llevó a cruzar la cordillera y actuar en Buenos Aires al año siguiente, además de tocatas nacioales en Santiago, Concepción y Temuco. Desde entonces, su trabajo en vivo y estudio ha sido constante, con varios discos y shows.

Marinaclub

Un proyecto de abierta vocación comercial y eficaz intención bailable fue Marinaclub, conjunto que además de un álbum llegó a bandas sonoras chilenas como las de la película Los debutantes (2003) y la de la popular teleserie "Machos". Su historia vio el paso de diferentes colaboradores y vocalistas, manteniendo el eje de Claudio Pérez Herrera (ex integrante de Quadrophenicos; y sin relación con Claudio Pérez Pérez, del proyecto electrónico Usted No!) y Luis Corominas. En su última etapa, las voces estuvieron a cargo de Bárbara Intriago, cantante que había pasado por el programa "Rojo, fama contrafama". Tras el fin de Marinaclub, en 2004, pudo pesquisarse a Pérez en Fontanabeat, y a Luis Corominas en el dúo Dimagno (junto a Giovanni Gellona).

Horeja

Con músicos formados en el circuito profesional (dos de los integrantes han sido profesores de la Escuela Moderna de Música), Horeja se unió en el 2000 con el objetivo de tender puentes entre géneros usualmente disociados. La banda aprovecha las técnicas de composición de la música docta contemporánea para combinarlas con ritmos y melodías ancestrales de culturas como la selk'nam, aymara, kawéskar y mapuche; mezclando, asimismo, la sonoridad y el formato clásico de instrumentación rock con trompe, pifilca, didgeridoo, tarkas, flautas y la improvisación proveniente del jazz y el avant-garde; las bases rítmicas del funk con las de la cueca y de otros ritmos autóctonos. En un principio la música de Horeja era en su mayor parte instrumental y tomaba elementos del funk, hip-hop, jazz, rock, y de la música de raíz, principalmente de Chile. Su primer disco, Fffrrr (nhf) (2004) incluía una versión del tema de Los Jaivas "Corre que te pillo". Para su segundo álbum, Tuwún (2006), el estilo y la sonoridad de la banda se acercaban más al rock, incluso con letras de crítica observación social (como en "Poder popular"). El grupo incorporó allí una versión propia para "El guillatún", de Violeta Parra.

Sónica

La electricidad de la guitarra y una voz de mujer fue una de las características del sonido de Sónica, banda de rock-pop que en la primera década de los 2000 mezcló sonidos entonces de moda, como el brit-pop y el grunge. Su trabajo quedó plasmado en tres discos, de certera vocación radial (con singles como "Sueños mutuos" y "Hoy me siento bien"). Entre sus colaboradores históricos en la producción se cuentan Claudio Narea y Marcelo Aldunate. El grupo recorrió en vivo varias ciudades del país (Temuco, Valdivia, Valparaíso) y hasta cruzó a Mendoza (Argentina) para un par de presentaciones, en febrero de 2006. En esa experiencia en vivo, Sónica se fue dando cuenta de que muchos fans privilegiaban su faceta más rockera. Por eso pusieron el acento en la fuerza de lo eléctrico para Yo soy yo (2007), que terminó siendo su despedida. Su última presentación fue en Blondie en junio de 2008, abriendo un concierto de Profetas y Frenéticos.

Marta Contreras

Cantante de repertorio de piezas francesas e italianas, temas de amor, baladas swing, boleros cubanos y mexicanos, además de algunos tangos. Marta Contreras Cáceres (no confundir con la actriz y cantante porteña Marta Contreras Laporte) tiene una historia musical tan insólita como fascinante. Fue colaboradora del francés Georges Moustaki por veinte años mientras vivió en París desde la década de 1970, aunque antes de eso ya había cantado en el Olympia como telonera de a Johnny Halliday, en una serie de presentaciones en pequeños bares de la ciudad junto a Sylvie Vartan. Paralelamente, Marta Contreras grabó free jazz con el saxofonista afroamericano David Murray. En 1993 se fue de gira con los holandeses Flairck y cuando regresó, Moustaki, quien no estuvo de acuerdo con la idea, la marginó del grupo. A Chile regresó en 2005 y desde entonces ha cantado en el hotel Brighton de Valparaíso y en clubes de jazz en Santiago con el espectáculo “Música à la carte".

Hugo González Urzúa - El Pichilemino

Dos cantores populares chilenos comparten el nombre de Hugo González. El mayor es Hugo González Urzúa, El Pichilemino, cantor a lo humano y lo divino, poeta y payador. El nombre data de su cuna natal en Pichilemu, pero vive en Curanilahue, donde donde participa en vigilias de canto a lo divino y organiza encuentros de payadores, las dos facetas del canto a lo poeta. Sus versos constan además en el disco colectivo Payando despedimos el siglo (2000) junto a Fernando Yáñez y Alejandro Cerpa Fuenzalida, El Pumita de Teno, y en una grabación propia, Lo que al pueblo pertenece. El Pichilemino publica también una lira popular cada dos meses, en otra de las expresiones tradicionales de la poesía popular chilena.