Pop

Diversa por definición, la música pop apela sobre todo a un vínculo con el oyente, por sobre un tipo de sonido o un estilo. Pop como abreviatura de "popular", esta música tiene como pocas un objetivo, el de generar identificación con la audiencia por medio de ritmos contagiosos, melodías recordables y composiciones de duración ajustada a los estándares de difusión de medios como la radio y la TV y, sobre todo, a los requerimientos de una industria que necesita vender canciones a ese gran público. Como tal, se puede dar con eficacia en los más diversos campos. La Nueva Ola de los años '60 es una de las primeras manifestaciones generacionales de música pop chilena, y desde entonces han continuado en esa senda baladistas y cantantes popularizados por la televisión así como diversos músicos y productores que han aplicado los sonidos del rock o las bases electrónicas a esta música.

Gabriela Arcos

Su aparición en el programa televisivo "The voice" de 2020, donde llamó la atención de Gepe, fue la primera parada en la ruta musical de Gabriela Arcos. Cantautora y creadora de una música pop de bordes indie que se sumerge en una poderosa melancolía, Gabriela Arcos sumó presencia en la escena de la primera pospandemia, con la publicación de dos discos EP de cierta proximidad al folk, y sobre todo con el álbum Quién llama a esta hora (2023).

Javiera & Los Imposibles

Legitimarse como un grupo de creación colectiva, más que un simple vehículo para el lucimiento de su vocalista, ha sido uno de los principales logros de Javiera & Los Imposibles. El conjunto es una de las pocas bandas chilenas contemporáneas que ha persistido por más de dos décadas en la composición de un pop directo y amable, vinculado con sutileza a las corrientes extranjeras en boga. La voz diáfana de Javiera Parra distingue un cancionero popularmente reconocible, pese al filtro otoñal y doliente tras el cual muchas veces el grupo ha elegido mirar su entorno. Los discos La suerte (1998) y A.M. (2001) son dos de las publicaciones más importantes de su catálogo histórico, una muestra de pop de época.

Salas F.C.

Integrantes y exintegrantes de agrupaciones y bandas como Ensamble Escondido y Astrolabio conforman desde 2019 Salas F.C., conjunto centrado en la construcción de canciones bien sostenidas en sí mismas, de recursos austeros pero energía melódica firme. El nombre del conjunto es una doble cita a los vínculos familiares al interior del grupo y al entusiasmo futbolero compartido por los integrantes. Territorio virgen (2022) fue su primer álbum, continuado más tarde con nuevas grabaciones, shows y colaboraciones.

Eduardo Peña

Tres nuevos nombres del bajo eléctrico en torno al jazz-funk estallaron a mediados de los 2000: entre Jaime Ferrada (en Alüzinati) y Roberto Trujillo (en LaMonArt), el único que se pasó al contrabajo de manera determinante fue Eduardo Peña, conocido en los círculos jazzísticos como Crespo. Un músico solvente e inquieto que se abrió paso en la escena con una pulsante propulsión de líneas de soporte, composiciones personales y un inédito liderazgo de agrupaciones entre una partida de emergentes contrabajistas de esa década: Alonso Durán, Nelson Vera, Sebastián Gómez, Pablo Vidal o Milton Russell, son algunos de sus contemporáneos.

Priscila Ninoska

Cantante melódica y pianista, Priscila Rubio es la mujer detrás de Priscila Ninoska, figura que llegó como nombre propio luego de la presencia que tuvo en la música popular latinoamericana, principalmente a través de conjuntos cumbieros de diversa consideración, enfoque y alcance: LaBanda en Flor (2012-16), Lady Sharon (2013-17) y Chorizo Salvaje (2016-18). También integrante de orquestas del Festival de Viña del Mar, inició su trabajo como cantante solista en el campo de los ritmos latinoamericanos del recuerdo, bolero y vals, que llevó al escenario con sus coloridas puestas en escena y su rol de mujer fatal de cantinas.

Enzo Massardo

El grupo Uruz fue la primera plataforma determinante con la que el músico Enzo Massardo apareció en la escena del pop a mediados de los años 2000. Alrededor de ese proyecto organizó distintas bandas y presentó sucesivos grupos de composiciones propias que delinearon su perfil como autor, dentro de estilos como el rock, el soul, el pop y el funk, principalmente. Diez años más tarde, Massardo inició una trayectoria como músico solista, que tuvo su primer acontecimiento con el disco Música antigua para un film (2015).

Ineino

El cantautor penquista José Riquelme cultiva en su proyecto personal la experimentación a través del pop, con temáticas íntimas, y líricas que juegan con las posibilidades del lenguaje. La influencia de la música religiosa por parte de su madre, la introducción al rock por el lado de su padre, y la ruralidad de su infancia y adolescencia en Carampangue determinan el trabajo de Ineino.

Cristóbal Rey

El pianista, compositor, productor y líder de proyectos Cristóbal Rey hizo un recorrido desde la música soul y funk de su juventud a la creación de una música acústica de cámara de inspiración latinoamericana en su primera madurez. Fue alumno de piano del jazzista Mario Lecaros y en esa primera edad, con los modelos de agrupaciones de acid jazz como Incognito o Brand New Heavies, Rey encabezó el grupo Octopus King. El nombre es una representación de su propia identidad, ya que Rey era conocido como Pulpo (la traducción al inglés de Pulpo Rey define esa marca).

Edgardo Parraguez

Pianista acústico de jazz y eléctrico de otras variantes pop, soul-jazz y funk, Edgardo Parraguez incluso se ha presentado como cantante solista frente a su instrumento. Ha grabado y actuado en vivo en el quinteto post-bop del saxofonista Paulo Montero, el quinteto avant-garde del baterista Hugo Manuschevich y en el trío con órgano Hammond junto al guitarrista Gabriel Feller y el baterista Andrés Celis, que estrenó en 2009 el nombre de Organik Trío.

Juan Antonio Labra

En los archivos musicales chilenos hay registradas al menos dos definiciones majaderas para referirse a Juan Antonio Labra: «el Michael Jackson chileno» y el artista «de proyección internacional». Comparaciones más, apodos menos, lo cierto es que Labra es un símbolo indiscutible del pop ochentero nacional y uno de los pocos solistas que convirtieron en hits casi una decena de sus canciones. Sus shows se caracterizaban por incluir luces, coreografías y bailarines en momentos en que aquello era un adelanto de pop bien facturado, y con pegajosos singles bailables como "Bailarina, me haces mal", "Mueve, mueve", "A bailar la salsa" y "Paran pan pan", pero este artista de singulares vibratos y falsetes también hizo de la balada uno de sus fuertes, y canciones como "Niña", "Te quiero" e "Identidad" lo situaron en los primeros lugares de las listas radiales de esa década. Presencia recurrente en televisión y espectáculos en vivo durante los años 80 y 90, el intérprete iba a explicar muchos años más tarde por qué con el cambio de siglo decidió un retiro de la atención pública, apenas interrumpido hasta una gran celebración organizada por él en 2024 bajo el nombre "Pop Star 60".

Bocallave

Esteban Espinosa es un hombre que se ha sentado tras la batería en los grupos de rock Fruto Prohibido y Matorral, pero también tuvo una convicción enérgica por la guitarra y la voz que lo llevó a formar su propio grupo y a tomar el puesto de cantante y compositor. Y más que una banda del circuito independiente de rock y pop del que formó parte durante casi un lustro, Bocallave fue un quinteto capaz de lograr con tres guitarras una atmósfera melódica que envolvió sus canciones.

Usuales

En cinco años de recorrido, y varios cambios de integrantes, Usuales consiguió afirmar un rock melódico y ligero que alcanzó a plasmarse en tres grabaciones (para el prestigioso sello Cazador). Habían largado como cuarteto (bajo el nombre Sátrapa), influenciados por la música del argentino Luis Alberto Spinetta. Pero en la sección de hípica de un diario encontraron luego a un pingo, Usual, que decidió su cambio de nombre, que a la vez coincidió con la decisión de una «nueva» propuesta, sostenida en las composiciones de Simón Cox, y atenuando la oscuridad inicial en favor de un sonido más pop y diáfano. Su primer EP, en 2007, no tuvo más de 150 copias, pero permitió afirmar el camino hacia el álbum El tiempo y la furia (2009). El fin del grupo, poco después, estuvo vinculado a las presentaciones solistas de Simón Cox. El EP Fuego, acción y decisión (2010) selló la despedida.

Almeyda de la Riddim

A veces Almeyda de la Riddim, a veces Almeyda Queen o a veces simplemente Almeyda, la sanmiguelina Javiera Opazo aparece como una figura de la música, el canto y la danza desde un contexto callejero. Toda la imaginería a su alrededor está teñida de espacios periféricos, la cultura del grafiti y los bailes urbanos populares. Y desde su posición de autora de textos y compositora de canciones en la música urbana, su mirada sobrepasa ampliamente las temáticas del dinero, el sexo y el empoderamiento para acceder a un espacio donde ella habla de justicia social, dignidad, conciencia de clase, medioambiente y feminismo. Todo ello está expuesto en Voz que sana (2022), su álbum debut.

Raúl Morales

Pianista, tecladista y organista, Raúl Morales ha tenido participación en importantes proyectos de los '90, sobre todo con su presencia en el sonido vintage que el Ángel Parra Trío recogió a partir de 1998, después de su trilogía de discos estrictamente focalizada en el jazz straight ahead. Morales, también conocido como Súper Raúl, debido a la contundencia en el sonido Hammond, realizó grabaciones con Los Tres y con Santos Dumont en ese mismo período. En paralelo, mientras permanecía como miembro del trío de Ángel Parra, Roberto Lindl y Moncho Pérez, colideró con estos dos últimos otro conjunto de jazz que se presentó con el nombre de Súper Titae Moncho, y que recogió repertorio de swing, bop y soul. En sus múltiples intervenciones, Morales ha sido sidemen de músicos como Parquímetro Briceño y Cristián Cuturrufo, ha liderado sus propios tríos de jazz, e incluso ha dado conciertos de piano clásico en temporadas de música de cámara.

Cecilia Ossa

Una fugaz vida musical tuvo la cantante viñamarina Cecilia Ossa. Comenzó su carrera en la primera mitad de los años 60 cuando fundó, junto a dos amigas quinceañeras, el trío Cesoleay, con el que participó en las primeras versiones del Festival del Cantar Juvenil, realizados en 1964 y 1965 en el Colegio Sagrados Corazones Padres Franceses de Viña del Mar. Si bien en ambos certámenes Cesoleay obtuvo el segundo puesto en la categoría internacional, Cecilia Ossa logró adjudicarse en paralelo el primer y segundo lugar en el apartado de composición original, con sus temas “¡Qué porfiado!“ y “Glu-Glu”, en ambas versiones.

Andrés Vargas

Vocalista y principal autor de canciones para la banda Engrupo, Andrés Vargas —músico autodidacta que compró su primera guitarra eléctrica a los 12 años de edad— fue lo más cercano a un ídolo adolescente de la escena del pop chileno en los '80, con histeria en sus presentaciones y clubes de fans fascinadas con su rubia displicencia sobre el escenario. Tras el fin de su grupo, ya ocupado en estudios de Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile, su idea de trabajar en un disco solista se truncó por un complicado asalto que lo dejó herido de bala por delincuentes. Más tarde, poco antes de titularse, Vargas decidió mudarse a España, donde se radicó por más de una década y estableció diversos contactos para volver a sostenerse como músico.

Loft

Mientras Rodrigo Stambuk tocaba el bajo en Glup!, ya había elegido el nombre para su futuro proyecto. Contagiado del sentimiento pop, sabía que, tal como un hit, el nombre sería recordable, y en 2003 dio inicio a su grupo. El año siguiente participaron en el festival Play, organizado por Sergio Lagos. Las canciones de Loft mostraron un carácter personal y social, referidas por ejemplo a las tribus urbanas. Una de ellas, "Miles de horas", tuvo considerable rotación como parte de la banda sonora de Perla, un reality de la televisión.

María José Gutiérrez

Actriz y cantante de pop latino que se dio a conocer en 2003 en el exitoso reality show de Canal 13 "Protagonistas de la música", donde aparecieron nombres como Ximena Abarca, Sebastián Longhi, Lizette Díaz, Feliciano Saldías, Hernán Pelegrí, Romina Martin o Paula Miranda. Luego apareció en el grupo de pop vocal Lady Blue, donde compartía micrófonos con Francia Valdés y la brasileña Lua de Morais). Una de sus primeras canciones fue "Contigo".

Camilo Eque

La cadena de canción chilena forjada desde Valdivia a guitarra y voz tiene en Camilo Eque un eslabón destacado, por la seriedad de su dedicación y el alto nivel de sus colaboradores. El cuidado por la palabra, y el vínculo entre su composición, naturaleza y raíz latinoamericana distinguen hasta ahora el trabajo de este autor, cuyo sonido se ha ido enriqueciendo con los años en una disposición sonora de conjunto, con timbres diversos y ritmos integrados.