Música experimental

La música experimental describe las manifestaciones que están detrás de los bastidores y cuyo gesto estético trasciende más allá de los modelos de una música convencional y comercial. En un permanente desafío a las normas de creación comunes, las variantes de la música experimental se multiplican y avanzan en distintas direcciones: desde la composición docta contemporánea y los experimentos en laboratorios de sonido, hasta la improvisación libre, el ruidismo, el jazz vanguardista y la creación a través de cintas magnetofónicas y de soportes digitales, sin omitir la diversidad del arte sonoro o, simplemente, la música creada con las armas tradicionales del rock.

Yadak

Yadak es un nombre ficticio, aunque bien podría ser el de un personaje en una película de ciencia ficción. La artista visual y lumínica Andrea Gana ha realizado investigaciones en este género cinematográfico desde el área de la Estética, que como consecuencia directa transfirió a sus proyectos creativos desde la luz y desde el sonido. En ellos se puede advertir ese ambiente irreal de lo que se entiende como ciencia ficción. Conocida sobre todo como integrante del colectivo Delight Lab, desde 2018 comenzó a realizar experimentaciones en la electrónica de escucha, apreciación y reflexión, siempre en el cruce con otras disciplinas artísticas, como el video, la danza o la performance.

Iñaki Muñoz

Artista visual y sonoro, además de investigador de medios y tecnologías, experimentador en los campos del collage, el dibujo, la pintura y el video, Iñaki Muñoz ha canalizado sus motivaciones musicales bajo los pseudónimos de Universo Error de Ahorcarte, Terciopelo de Esquizoofrenia y más determinantemente con el de La Bella Violencia. Su prolífico catálogo presenta una serie de discos propios de electrónica ambient y música experimental, con varios sellos independientes y netlabels, como Jacobino Discos, Pueblo Nuevo, Dilema Industria y Michita Rex, además de sonorizaciones para distintos proyectos de artes visuales.

Simone Caiafa

Percusionista clásica formada en la Universidad de Chile y con estudios posteriores en Estados Unidos, Brasil y Argentina, Simone Caiafa ha sido una intérprete y proyectora en la música contemporánea chilena, además de educadora y formadora de nuevas audiencias para la música actual. En esos planos distintos estrenó cuantiosas partituras del siglo XXI, comisionando a compositores obras para percusiones en diversos formatos. Caiafa realizó registros fonográficos de este tipo de material en discos como Rutas, música para percusión (2023) y como pedagoga desarrolló su Método inicial para ensambles de percusión, inspirado en ritmos de Chile.

Renata Anaya

Experimentaciones acústicas, improvisaciones rítmicas, paisajismos sonoros y artes mixtas describen el trabajo de esta compositora que completó una formación docta en Francia tras su experiencia inicial en Chile, como cantante cercana a influencias que fueron desde el pop y el folk hasta el jazz. Renata Anaya (conocida también como Renata Carrasco) dio un giro radical en su aproximación a la música cuando regresó a Chile, ya convertida en compositora de una avanzada música electroacústica autoral, que dio curso a través de distintos proyectos, tanto solistas como colectivos.

Diego Manuschevich

Desde que apareció por primera en un escenario en Chile —en el Teatro Italia, en 2002— Diego Manuschevich instaló una dinámica solística que sacudió a las audiencias y a los propios músicos de jazz, con un discurso, un lenguaje y una fortaleza que lo convirtió en uno de los improvisadores más poderosos que se hubieran visto entonces. Manuschevich es uno de los principales cultores del free jazz, el avant-garde y la improvisación libre, como intérprete de saxofones sopranino, alto y tenor, además de clarinete y clarón.

Verdevioleta

El proyecto de unión de las tradiciones de la poesía y canto popular de Violeta Parra y la escuela de música contemporánea brasileña de Hermeto Pascoal fue también una vinculación entre colores y entre sensibilidades musicales. Verde y violeta: la multi-vientista carioca Aline Gonçalves y el guitarrista porteño Simón Schriever se conocieron en 2004 en los talleres de arreglo y armonía de Itiberê Zwarg, histórico sideman de Pascoal y se conectaron además en la obra avant-garde de Parra contenida en el álbum Composiciones para guitarra (1999).

Alejandro Zahler

Ingeniero civil, Alejandro Zahler ha incursionado en la música desde plataformas vinculadas a las tecnologías. Con estudios de Composición en la U. Católica, bajo la mirada de Alejandro Guarello, y más tarde en colaboración con el músico Adolfo Flores, integrante de la histórica Orquesta de Cámara de Chile de los años '60, llegó a componer obras desde el computador en una mirada actual de la música de cámara, a través de elementos de la electrónica y el sonido puro.

Florcita Motuda

Existen nombres inconfundibles en la música popular chilena, pero el de Flor Motuda es excepcional incluso entre los músicos de más firme identidad artística. Suele definirse a su trabajo como extravagante o experimental, pero acaso su principal valor esté en cómo ha ofrecido una propuesta de reflexión social por completo novedosa; aguda como pocas en su descripción de lo más pedestre de nuestra convivencia.

La MoleStar Orquesta

El lenguaje conocido como “ritmo con señas”, creado en Argentina por el músico Santiago Vázquez, entonces director del ensamble de improvisación guiada La Bomba de Tiempo, ha sido la metodología de La MoleStar Orquesta. Dirigida en Chile por Antonio San Martín (n. 1984), bajista que tocó en las primeras bandas de Javier Barría e integró la formación original de Tizana, La MoleStar se convirtió en un referente local en la música a base de señas, una experiencia alternativa a la de Tárabust, que siguió una corriente europea de improvisación guiada.

Fredi Michel

Tiene nombre de persona, pero Fredi Michel es un quinteto santiaguino formado en 2002, que desde esa fecha ha pasado de tocar noise en subterráneos locales a animar fiestas con una exuberante mezcla entre noventeras bases electrónicas bailables, sicodelismo y guiños a ritmos latinos como la cumbia sound, la pachanga o el axé, siempre con la característica voz hiperaguda e infantil de Andrea Guerrero.

Fake Samo

Fake Samo es el nombre musical de Sebastián Herrera, un exponente de la electrónica experimental, que se ramifica en varias direcciones. Además es poeta, periodista y gestor cultural, cofundador de Grieta, sello discográfico y plataforma que desde los primeros tiempos de la pospandemia impulsó proyectos creativos alrededor de la electrónica y esas variantes. Herrera apareció como Fake Samo, inspirado en el pseudónimo con que Jean-Michel Basquiat firmaba sus grafitis en Nueva York desde los años '70: SAMO (Same All Shit). Su música se ha situado en el campo de una electrónica de experimentaciones, el uso del computador, la improvisación junto a solistas e intérpretes, y una narrativa cuyo tránsito va desde y hacia la poesía, la música contemporánea y el jazz.

Santiago Astaburuaga

Conocido inicialmente como bajista eléctrico en agrupaciones de rock avant-garde como MediaBanda (2000) y Yonhosago (2001), Santiago Astaburuaga ha sido un creador múltiple en diversos círculos de la música experimental, desde la improvisación libre a la composición contemporánea. Formado en el Instituto de Música de la Universidad Católica, tempranamente se vinculó a proyectos de investigación del sonido y métodos no regulares de narración. Además ha participado en distintas magnitudes con proyectos como Akinetón Retard, Tárabust y Klaine Trío. En 2017 publicó con la plataforma ala1RECS piezas camerísticas para solistas y ensambles, considerando músicos de su entorno y generación, como Edén Carrasco, Benjamín Vergara, Diego Aguirre, Matías Mardones, Marcelo Maira o Nicolás Carrasco Díaz.

Ramona Estrella

Ramona Estrella es el nombre que en 2019 adquirió la cantante, guitarrista y compositora Bernardita Fiorentino para una etapa nueva en su música tras un largo período como exponente del jazz vocal. Se inició antes de cumplir los 20 años en una escena vinculada al swing y paulatinamente fue accediendo a nuevos espacios, cada vez más arriesgados y experimentales hasta desembocar en un proyecto pop que llevó adelante entre Santiago y Melbourne, Australia. El disco que abrió ese camino para ella fue Despacia I: dolor (2020).

Prolapsus

El trío Prolapsus se integró a la nueva vanguardia de los 2000 orientada a la improvisación libre y la exploración sonora, con una obra abierta que igualaba la dureza electrificada del rock, el riesgo de la aventura experimental, la rigurosidad de la música contemporánea y cierta aproximación al jazz improvisacional. A fines de 2001, el guitarrista Lorenzo Román (ex Trío Binario) llevó a un grupo los aprendizajes de los talleres de improvisación libre dictados por figuras de la guitarra avant-garde como Fred Frith, René Lussier y Jean Derome (además de los cursos del pianista británico Martin Joseph).

Miopec

Fue en 2004 cuando apareció el último disco antes de la despedida con que el trío Tobías Alcayota puso fin a casi diez años de exploración, pero ya en ese momento uno de sus integrantes tenía definido el nombre para seguir explorando por su cuenta. Solo o con otros grupos, Marcelo Peña Cortés (no confundir con el percusionista de fusión Marcelo Peña) ha funcionado desde entonces como Miopec, abierto tanto al sonido como a las posibilidades audiovisuales de la música.

Maestro

Aunque la guía creativa de Maestro fue, según sus integrantes, «la melodía y lo popular», nunca sus composiciones tuvieron el cauce convencional de la canción. En conciertos y en disco, el trío articuló en los años 90 una oferta musical de imposible comparación con lo que entonces se trabajaba en Santiago. La banda funcionó intermitentemente durante casi nueve años y legó un único álbum, más varias pistas repartidas en grabaciones informales y colaboraciones; todas ellas, de muy limitado tiraje. Luego de su disolución, sus integrantes siguieron con diversos proyectos musicales paralelos, de entre los cuales el más destacado ha sido el de Christian Torres en Nutria.

Juan Amenábar

Juan Amenábar es uno de los mayores compositores modernos de la historia, pilar en el desarrollo de la música electroacústica que tuvo lugar en los años '50. Desde su condición de ingeniero civil también fue precursor de los laboratorios de investigación ideados para la música a través de dispositivos electrónicos. Prueba de ello es el Gabinete de Electroacústica para la Música de Arte (Gema), creado en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile en 1991. Si bien fue autor de piezas vocales e instrumentales para solistas y conjuntos, es considerado uno de los impulsores de la electroacústica en nuestro país y en Sudamérica —junto a los compositores León Schidlowsky y José Vicente Asuar— con su fundamental obra "Los peces" (1957).

Enrique Díaz

El norte profundo está presente en la música y la poética de Enrique Díaz, contrabajista, compositor, improvisador y experimentador cuya historia musical tuvo intensos capítulos en el Chile de la dictadura y en Alemania, país donde llegó para estudiar en 1987 y donde permaneció hasta 2006. Ese año regresó a su país para convertirse en académico de la Universidad de La Serena. Creativamente, Díaz ha realizado trabajos en frentes diversos, desde la música clásica y contemporánea hasta el jazz moderno, la fusión, la música étnica y la improvisación libre.

Absolutos

La postergación de los proyectos solista de Ana María Morales y de Marco Antonio Castro, posibilitó el origen del dúo Absolutos, creado en 2012 con la unión de estas fuerzas y la combinación de sus influencias musicales, que alternaron folk, punk, música latinoamericana y también elementos del noise y la música de baja fidelidad. El primer experimento de creación colectiva, como una suma de canciones propuestas de manera individual, se tituló Árbol (2012), un EP que anticipó al definitivo disco largaduración Árbol (2013).