Pop
Diversa por definición, la música pop apela sobre todo a un vínculo con el oyente, por sobre un tipo de sonido o un estilo. Pop como abreviatura de "popular", esta música tiene como pocas un objetivo, el de generar identificación con la audiencia por medio de ritmos contagiosos, melodías recordables y composiciones de duración ajustada a los estándares de difusión de medios como la radio y la TV y, sobre todo, a los requerimientos de una industria que necesita vender canciones a ese gran público. Como tal, se puede dar con eficacia en los más diversos campos. La Nueva Ola de los años '60 es una de las primeras manifestaciones generacionales de música pop chilena, y desde entonces han continuado en esa senda baladistas y cantantes popularizados por la televisión así como diversos músicos y productores que han aplicado los sonidos del rock o las bases electrónicas a esta música.
Una breve pero bien difundida carrera tuvo a principios de los años setenta el cuarteto vocal Tiza. El grupo contó entre sus integrantes a Carlos Narea, quien más tarde se haría conocido como parte del conjunto Santiago y destacado productor en España. Tiza fue fundado por Roberto Espinoza, ex integrante de Clan 91, y tuvo entre sus éxitos los temas "Juventud" y "Amor de temporada".
La bajista de Guiso es uno de los nombres que más se multiplica en la escena del rock de fines de los '90 y comienzos de los 2000. Bernardita Martínez ha sido parte de una serie de grupos de punk, garage y rock, y ha colaborado con muchos otros como invitada, pero el año 2014 tuvo su debut solista con canciones acumuladas en muchos años de historia, y la producción y colaboración del líder de Matorral, Felipe Cadenasso. Un tono más suave y vinculado al folk que ese pasado rockero distingue su sonido, que comenzó a mostrarse en vivo —con su nombre de pila como firma artística—, en la segunda mitad de 2014, año en que editó su debut Bernardita.
A pesar de que nunca desarrolló una trayectoria como líder, José Pepe Vergara es uno de los trompetistas más múltiples en diversas escenas musicales desde comienzos de los ’90. Un nombre recurrente en sesiones, grabaciones, orquestaciones y series en vivo como soporte de artistas e integrante de una camada de trompetas funcionales que van desde las orquestas televisivas y big bands swing y latin jazz, hasta pequeños grupos pop y funk: Gustavo Bosch, Cristián Muñoz, Patricio Pailamilla y el jazzista Sebastián Jordán entre sus nombres más comunes.
La canción "Sin norte" marcó un punto de partida en la propuesta de música y escritura de letras de María Simón, cantautora pop integrada a una escena femenina independiente que apareció a inicios de los años '20, con la experiencia de la pandemia como contexto: «Si hoy me tocara partir, yo partiría feliz. / Y que me lleve, que me lleve el río». Interpretada junto al rapero Bronko Yotte, definió en parte su sonido y la narrativa para un repertorio de marcada carga autobiográfica. María Simón es el nombre musical de Josefina Valenzuela, quien antes de consolidarse como cantautora estudió Teatro. Sus referentes musicales se mueven desde el pop anglo de Amy Winehouse y Dua Lipa, hasta la latinidad de Rosalía y Kali Uchis. El álbum Hoy para mí (2024), producido por Claudio Quiñones (Nicole, Jano Soto, Coni Lewin, Six Pack) definió su primera posición en el pop, con una mirada hacia el R&B, la música latina y la música urbana.
Como integrante del árbol genealógico más trascendental en la música popular chilena, Ángel Parra, hijo de Ángel Cereceda Parra, estableció su vínculo definitivo con la música a través del jazz, alternando su paso también por los territorios del pop, el rock y la música de raíz folclórica. A partir de 1991 se convirtió en un referente de la guitarra eléctrica, como virtuoso y como parte del eje central entre los solistas de la historia de la música moderna. Sus únicos discos monográficos, sin embargo, fueron relecturas de la obra de su abuela Violeta Parra, a quien homenajeó en 2017, año de su centenario, con la revisión del fundamental cancionero contenido en el disco Las últimas composiciones (1966).
Cultora de diversas formas de canción melódica e intérprete de jazz, Geraldine Thenoux tuvo sus primeras apariciones como parte de elencos de gypsy jazz como Golosa La Orquesta o el grupo Panchito Hot Club, que celebraba al maestro chileno de la guitarra manouche, Panchito Cabrera. En paralelo, la cantante ha desarrollado una propuesta de jazz vocal propia, liderando conjuntos sin batería con los que reproduce repertorios de standards americanos, clásicos de la chanson e ineludibles de la bossa nova.
La rotativa de solistas vocales nunca fue un impedimento para el acid-jazz que montó Júpiter Jack en un activo circuito de clubes capitalinos de espacio reducido. Óscar Sepúlveda, su productor, guitarrista y líder lo estableció así desde los mismos comienzos como núcleo en el home studio y hasta su conformación como ensamble de escenario, inspirado en los modelos de versátiles proyectos ingleses como Incognito o Brand New Heavies, y desarrollando una propuesta musical sobre funk, soul, R&B y jazz electrónico.
Ni debutante ni cantautor folk pese a las apariencias, Diego Peralta había cumplido un camino que incluía tres grabaciones en otros cuatro años de actuaciones en Valparaíso (nació en La Serena, pero su familia se trasladó cuando el tenía 10 años al puerto) cuando en 2008 se dio a conocer a mayor escala. Fue parte de un circuito de solistas aparecidos en los mejores tiempos de MySpace, la plataforma que primero explotó, y a los escenarios en vivo en el puerto.
Inicialmente como productor, luego como parte de sociedades (Redulce, The Plugin, DíaCero), y al fin como solista, Ignacio Redard ha sido un intérprete y conceptualizador de reciente pop electrónico chileno. En proyectos personales, y como compositor y colaborador de otros músicos, nacionales y extranjeros, ha demostrado dotes singulares de versatilidad y radar sonoro global.
Cantante, guitarrista, compositor y referente del grupo de rock y pop De Saloon. En 2013, Jean Pierre Duhart concretó su debut como solista con el nombre de Piero Duhart, en lo que es un camino paralelo a su banda, que él define como una necesidad de "oxígeno" y donde desarrolla sonidos diferentes a su banda, más cercanos al pop electrónico y con un trabajo vocal ligeramente distinto al que lo distingue en De Saloon. El disco se llamó Espíritu, tuvo dos sencillos radiales. Cinco años más tarde lanzó Corazón imperial, donde contó con la colaboración multitudinaria de figuras, desde Pablo Ilabaca, Rulo y el rapero Zaturno, hasta el astro del piano Valentín Trujillo.
La popularidad de Paolo Salvatore viajó permanentemente entre España y Chile, y lo mantuvo como figura de la canción romántica en mercados cruzados y con un éxito considerable y de larga duración. Hits suyos como “La ladrona”, “La playa está vacía”, “El tomavista” y “El bikini amarillo” son emblemas del tipo de melodía adherente y sencilla que adopta los tópicos de las vacaciones junto al mar y se acomoda en el subgénero de «canción del verano», del cual Salvatore fue muchas veces soberano.
Phono partió con un grupo de amigos y estudiantes de Sonido, dispuestos a pasar de los covers en uno que otro pub a un espacio en escenarios profesionales. Su estética, deudora del new-wave británico y el pop latino, fue forjando un repertorio de canciones propias, radiables y pegajosas. Hacia el año 2013 el camino de la banda se hizo difuso y sus músicos se desperdigaron en otros proyectos.
Fabiola Moroni ha sido una intérprete de diversos repertorios melódicos de carácter latinoamericanos que incluyen bolero, vals, bossa, tango y canciones chilenas de raíz, pero fue durante su estada de diez años en Europa que ese espectro de estilos se amplió mayormente hacia un lado pop y jazzístico en su propuesta. Se consolidó de esa manera desde los años 2000 cuando inició su camino solista. Moroni es parte de un grupo variado de cantantes chilenas que han tenido experiencia en Alemania: Cristina Gálvez (fusión latinoamericana), Verónica González (world music), Claudia Maluenda (cabaret) y tiempo después Esperanza Restucci (canto lírico).
Un universo de fantasía creado desde atmósferas oníricas e imágenes en una especial paleta de colores, envuelve la música de Qloud. Es el nombre musical de la cantante y productora viñamarina Claudia Lillo Restrepo, una figura en las escenas del pop independiente que apareció en 2019 con la canción "Veneno". En poco tiempo ella impuso el personaje que interpreta, una especie de diva irreal, con canciones que se mueven entre el electro pop, el dream pop y cierto espacio para el pop dance. Su primer trabajo fue el EP El mundo índigo (2020), parte del catálogo del sello femenino T3MPLUM.
Elementos del pop de teclados, el punk, la sicodelia, la baja fidelidad e incluso el pop español aparecen en la música de Poder Fantasma, banda encabezada por el músico chileno-peruano Francisco Heredia, compositor, productor, cantante y guitarrista. Además de esa combinación de sonidos para sus rítmicas y melódicas canciones, la banda se define como "pop apocalíptico", a través de sus letras con esa perspectiva de fin de mundo, de cierta acidez y humor negro, junto con un tono y estética adolescente. Ejemplo de esto último son "Todos me caen mal", "Robemos al supermercado" o "Juventud millennial Z", donde las voces centrales se alternan entre Heredia y Kathy, el componente femenino del grupo. Sus primeros álbumes son Todo lo que quiero decir es lo que no quieren escuchar (2017), Canciones para el siglo XXI (2020) y Amor evitativo (2024), ya cuando la banda se centralizó en el dúo de Francisco y Kathy.
Cantante, clarinetista, guitarrista, percusionista y compositora, Diana Rojas fue una de las figuras que surgieron musicalmente desde la experiencia del grupo Cántaro, formado en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y depositario de una herencia de tres décadas entre el cruce de la música docta y académica con la música popular y folclórica. Su paso por Cántaro (1999-2011) y por el grupo La Comarca (2002-05) definieron así su identidad, que en más tarde Diana Rojas proyectaría en sus trabajos independientes.
Claudia Elso integra una partida de solistas sureñas con voz propia que se hicieron escuchar a fines de los años 2000 en distintos frentes, desde Vasti Michel y Fabiola González, comprometidas con el folclor, hasta Rocío Peña y Daniela Henríquez, dentro del pop. Su trabajo autoral tomó cuerpo en 2013, cuando publicó el disco Concepción árbol de poder, representativo de la ciudad donde nació y se convirtió en músico.
Compositora, cantante, baterista y experimentadora a partir de las narrativas musicales y los materiales sonoros, Luciana Campos es una figura de marcado eclecticismo. Ella se mueve entre varios espacios musicales, desde luego la canción pop que ha sido sometida a otros procedimientos: entre los alcances de la música contemporánea y la electrónica de escucha, junto con pasajes de improvisación jazzística. Tras un período de creacion de música incidental para cine y teatro, llegó a su primer disco como compositora: Armado/desarmado (2023).