Balada

Enamoramiento, encuentro, ruptura y despecho, las sucesivas fases de la relación de pareja, sostienen la temática esencial de esa canción llamada balada. Su intérprete, conocido como baladista, apuesta a una empatía cuya identificación masiva determinará su éxito o fracaso. Por eso en la balada son importantes la redundancia y el impacto melódico de un coro que se adhiera con facilidad al oído. Hacia los años ‘60 se desprendió de ramas urbanas como el bolero o el tango apostando a una categórica difusión radial y presencia en las listas de venta. En esa primera época utilizó el sonido de secciones de cuerdas en sus arreglos y más tarde cedió a las facilidades de los sintetizadores y guitarras. La balada exime a sus intérpretes de una obligación autoral, dejando la composición en manos de expertos mientras que del baladista se esperan otros atributos: que tenga una imagen recordable pues se trata de una estrella moderna de la canción, una capacidad vocal a la altura de los estribillos de ambición épica y una identidad pública que se acomode a los estereotipos del eterno enamorado. La expresión “balada romántica”, como se ve, es una redundancia.

Mapa musical

Osvaldo Díaz

Considerado dueño de una de las mejores voces de la canción popular en Chile, Osvaldo Díaz fue un cantante activo en la televisión de los años '70, pero ha pasado por otras escenas como la última época de la Nueva Ola en la que se inició en 1968, su carrera como baladista en programas y festivales y el importante rol que jugó en el Canto Nuevo, al margen de los medios oficiales. De esa carrera quedan en la memoria canciones de diversa data, como "Ternura" (1968), "Los carasucias" (1976) y "Reflexiones" (1978) y las más recientes "Por favor no te vayas" y "No digas que no me amas" (1993).

Mistysa

Voz, figura, talle y actitud de artista del R&B, la chileno-canadiense Mistysa apareció en esta emergente escena a miles de kilómetros de Santiago, a mediados de la década de los 2000. Fue una cosmopolita, nómade y políglota cantante pop de orientación afroamericana, hecho que confirmó a través de su álbum Macumba (2005), con canciones interpretadas en inglés, francés, portugués y castellano.

Fernando Ubiergo

A los 23 años, y equipado apenas de una guitarra, Fernando Ubiergo protagonizó el más masivo fenómeno que ha generado un cantautor en Chile. A través de festivales televisivos, en plena dictadura, el joven se convirtió en un ídolo, abriendo un exitoso camino que lo llevó incluso a explorar una carrera internacional. Ubiergo es uno de los trovadores más importantes de nuestro país en el cruce del canto poético y la canción romántica, y varias de sus canciones son auténticos clásicos de la música popular chilena. Es imposible hablar de las décadas de los '70 y los '80 sin pasar por canciones suyas como "Un café para Platón", "El tiempo en las bastillas" o "Cuando agosto era 21", pero su carrera se mantiene activa hasta hoy, en la composición, publicación de discos y agenda en vivo. Situaciones cotidianas, versos de amor e historias sencillas son el sello de sus canciones, las cuales se entrelazan en una trayectoria que superó los 50 años de música. En 2024, tras públicar La vida es, el disco del regreso al canto, Ubiergo recibió el reconocimiento de Figura Fundamental de la Música Chilena, por la SCD.

Zalo Reyes

Fue un baño de lágrimas el origen de la carrera de Zalo Reyes, el hombre que a partir de los éxitos "Una lágrima y un recuerdo" (1978) y "Con una lágrima en la garganta" (1979) ganó el favor popular chileno, encarnó un fenómeno de masas en 1982 y 1983, y llegó a ser uno de los cantantes más exitosos de esa década, con los impactos radiales "Motivo y razón" (1982), "Amor sin trampas" (1985), "Un ramito de violetas" (1985), "Mi prisionera" (1988) y "María Teresa y Danilo" (1988). Es un heredero de la genealogía de cantantes populares chilenos que empieza con los boleros de los años '60, hermanados con la llamada "canción cebolla", y que sigue con los conjuntos melódicos de la edad de Los Ángeles Negros, Los Galos y Los Golpes. Esa sintonía con el gusto popular le permitió además mantenerse activo y acceder al reconocimiento generacional de un público joven en el nuevo siglo, donde consolidó su categoría de nombre principal de la música popular chilena. Afectado por distintos problemas de salud, en agosto de 2022 falleció a los 69 años. Miles de personas llegaron a su funeral.

Darío

Cantante de pop romántico y melódico de acentuados matices rockeros, cuyas canciones comenzaron a aparecer en radios de música chilena a fines de 2011, a partir del single "Ser real". Fue alumno de la escuela de canto de Myriam Hernández y su primer disco se tituló Darío (2012) y fue producido por Felipe Flández, Gustavo Figueroa, José Miguel Alfaro y Javier Radovic.

Bárbara Muñoz

Bárbara Paz Muñoz Urzúa es una de las figuras más reconocidas entre la generación de estrellas del programa de talentos "Rojo, fama contrafama", y con un instrumento vocal sobresaliente fue exponente del R&B latino tanto en su época en Chile como en su período de consolidación en Estados Unidos. Entre los micrófonos de la fila de coristas de Luis Jara, donde ella se inició, hasta su triunfo en la competencia de "Gran rojo", Bárbara Muñoz pasó por una serie de altibajos buscando espacios en pubs y festivales. Su paso a la televisión la catapultó entonces a una carrera ascendente, que primero la llevó a México y luego a Los Angeles, California, en una escalada progresiva entre el pop latino, el R&B y la música urbana.

Vito Rodríguez

Víctor Rodríguez es un cantante que va y viene desde la balada tradicional y la denominada "canción cebolla". De ambas escuelas recoge elementos que imprime en sus creaciones e interpretaciones. Nacido en Vallenar, ya durante la preadolescencia comenzó a escribir sus primeras canciones. Se inició en la música como Víctor, nombre con el que en 2011 publicó el álbum El amor simplemente, con producción y arreglos de René Calderón. Más tarde, como Vito Rodríguez, este publicó el álbum Generaciones, donde realizó dúos junto a voces de diversas épocas, como el astro Luis Alberto Martínez, además de Jorge Rigó, Cristóbal, Pancho Puelma, Alexis Venegas y Bastián Herrera. Este trabajo llegó a estar nominado a los premio Pulsar en 2019.

Antonella Sigala

De una cualidad sobresaliente en la voz solista, Antonella Sigala ha encaminado sus rumbos como cantante y autora en la música pop, desde donde ella se proyecta como un nombre propio, en simultáneo a su presencia en espacios del jazz clásico, donde ha desmostrado su valía interpretativa. Sus primeros discos solista, sobre todo Cine noir (2024), la mostraron como una figura en la escena de la década de 2020.

Gloria Simonetti

Una canción de amor atípica para los estándares populares —adulta, de cuidados arreglos instrumentales, muchas veces dramática— es la forma por la que se ha encauzado la voz poderosa de Gloria Simonetti, incluso desde su temprana juventud. La cantante se convirtió en la intérprete femenina chilena más exitosa de la generación surgida después del Neofolclor, y desde sus inicios en los años sesenta ha persistido casi sin interrupciones en su aplicación a la música.

Luz Eliana

Estrella juvenil indiscutida de la Nueva Ola, pero voz duradera incluso más allá del auge de ese movimiento, Luz Eliana participó de la época de gloria de la radiodifusión chilena asociada al fomento de la industria, y logró combinar el impacto popular de sus grabaciones con su interés por el jazz y la música negra, gospel y soul. Ganadora del Festival de Viña de 1968, su difusión se apoyó primero en radios y revistas, y más tarde en televisión.

Mon Laferte

Mon Laferte es la mayor figura del pop chileno de proyección internacional a partir de la década de 2010. Con una primera popularidad como exponente de la balada AM, Monserrat Bustamante Laferte fue parte de la fiebre que generó el programa televisivo "Rojo, fama contrafama", de TVN. Sin embargo, tras cuatro temporadas de alta exposición, competencia, desgaste, la cantante viñamarina iniciada en 2003 con el disco romántico La chica de rojo, reorganizó su proyecto musical en México, donde se instaló en 2007. Su etapa creativa allí se consolidó con el disco Mon Laferte vol. 1 (2015), y que la mostró como una figura de la canción popular de corte melodramático. Ha obtenido cinco Grammy Latino, por su cumbia "Amárrame" (en 2017), por su disco Norma, (2019), por su canción "Biutiful" (2020) y por los discos Seis (2021) y Autopoiética (2024).

Sergio Lillo

Un muy inusual giro musical muestra la carrera de Sergio Lillo, un cantante iniciado dentro del auge del Neofolklore, y que integró dos de los más importantes grupos de ese género: Los Cuatro Cuartos y Los Solitarios (este último, con Willy Bascuñán). Sin embargo, fue el pop y la música de raíz tropical la que fue atrayendo cada vez más a Lillo una vez que se alejó del trabajo colectivo, y su carrera solista durante los años ’80 (inevitablemente asociada a los recuerdos de “Sábados Gigantes”) fue la de un baladista de pulso ágil y comodidad ante las cámaras de TV. Para muchos, trascendió sobre todo su apodo: "El ciclón del Caribe". En 1992 se retiró de la música por más de una década, hasta que en la década del 2010 regresó a grabar canciones y presentarse en vivo.

Karin Cáceres

Baladista de la generación del prototipo del programa de talentos de canto y baile "Rojo, fama contrafama". Ya antes de llegar a la mayoría de edad, Karin Lissette Cáceres López había tenido experiencia cantando frente a las cámaras en lugar de auditorios con público, en programas televisivos de todo tipo, desde "La mañana del 13" a primera hora del día hasta "Morandé con compañía" pasada la medianoche, pasando además por el estelar "De pé a pá" y el emblemático programa juvenil "Mekano". Su ruta como solista logró un estreno discográfico a sus 35 años: Lo que soy (2018).

Consuelo Schuster

A lo largo de su carrera como avanzada y versátil cantante, Consuelo Schuster ha combinado su nombre oficial con el pseudónimo de May. Y a lo largo de esa misma historia, ella hizo el camino inverso en  la música: comenzó cantando ante 25 mil personas en el Festival de Viña del Mar de 2005 y siguió luego en clubes pequeños como solista o junto a sus grupos. Perteneció a la nueva camada de cantantes de mediados de la década de 2000 con gran preparación técnica y cultura musical, junto a otras voces como Paula Herrera, Paz Court, Natacha Montory o Camila Meza. En su vida como baladista, sus canciones llegaron a Centroamérica, lo que le dio un estatus de voz internacional.