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Mauricia Saavedra

Poeta, cantora campesina, divulgadora del folclor centrino y activista de la Región del Maule, aplicada a la tradición desde sus 12 años de edad. Ha cultivado la guitarra traspuesta y el canto a lo humano, participando de festivales (entre ellos, el Festival del Huaso de Olmué) y encuentros que la han llevado por gran parte del país. Se ha autodefinido como una «mujer guerrera», que ha podido sanar múltiples dificultades a través del canto. Además de grabar cassettes y discos, en 2022 llevó a cabo el proyecto Fondart «Al encuentro de las cantoras campesinas del Maule», en el que recorrió la región realizando un catastro y reconocimiento de exponentes del canto campesino en la zona. Parte de su historia personal y en confluencia con otras cantoras quedó registrada  en el documental Yo no canto por cantar , que fue premiado como el mejor documental nacional en el Festival IN-EDIT de 2024.

Danielle Gilson

La sorpresiva aparición de la cantante norteamericana Danielle Gilson vino a cubrir una plaza pendiente en el jazz local. La escuela clásica tenía de todo menos una lady crooner (aunque ella se autodenominó luego lady singer). Sólo Inés Délano había interpretado jazz tradicional a fines de los '60 junto a los Santiago Stompers, y mucho tiempo después Rita Góngora apareció junto al grupo Seis a la Dixie. Pero esa escuela vocal temprana fue evolucionando hacia estilos más abiertos de la canción americana y los repertorios Broadway, que Gilson desarrolló en sus proyectos solista.

Los Bandoleros

Nacidos en la rural localidad de Teno, ubicada al norte de la ciudad de Curicó, Los Bandoleros tuvieron que recorrer un largo camino antes alcanzar un lugar en el rock chileno de fines de los años ’90. Las resistencias familiares, la búsqueda de suerte en Santiago y un paso por las Escuelas de Rock organizadas por el gobierno, antecedieron al single "Angustiado desahuciado", que los puso de golpe en las parrillas radiales. Fue así como, con una estética de bandidos rurales y un sonido de aires campesinos, llegaron a a una multinacional e iniciaron un intenso ritmo de presentaciones en vivo. La crisis de la industria retardó irracionalmente su segundo disco en un proceso que llevó al fin de la banda el 2002. Seis años después, sin embargo, la formación original grabó un tercer disco e inició la segunda etapa de su historia.

Philipina Bitch

Iniciado en 2006 pero incubado años antes en Concepción, Philipina Bitch fue uno de los estandartes de la escena de rock que floreció en la región durante esa década. Referentes en grupos de la zona como Los Tres y Santos Dumont y su cercanía inicial al sello valdiviano Discos Tue-Tue fueron algunos rasgos de esa condición sureña, además de su sonido acústico, que articulaba rock y psicodelia. Desde 2013, con un drástico cambio en su alineación, adoptaron cultivaron un sonido diferente que los llevó incluso a transformarse en Filipina Bitch.

Max Berrú

Max Berrú es uno de los integrantes fundadores de Inti-Illimani, y el primer músico que en esa condición abandonó el conjunto. En 1997 razones derivadas de su vida personal (fundamentalmente, un nuevo matrimonio y una nueva hija), lo llevaron a renunciar, aunque su ligazón con la música y con el grupo nunca se cortaron. Desde entonces, editó dos discos y se presentó regularmente mostrando repertorio latinoamericano. Ecuatoriano de nacimiento, se quedó definitivamente a vivir en Chile, hasta que, afectado por un cáncer, falleció en Santiago en mayo de 2018 a los 74 años.

Felipe Duhart

Parte de la generación de guitarristas de jazz que ganaron espacios en los años '10 como sidemen o solistas, Felipe Duhart ha recorrido diversos territorios musicales. Su sonido nace en el rock pero desemboca en todo tipo de fusiones vinculadas al jazz y a la música latinoamericana. Como acompañante ha explorado tanto el soul-jazz como el jazz manouche, mientras que en su calidad de líder ha encabezado tríos, cuartetos y sobre todo quintetos de jazz contemporáneo en la combinación de guitarra y piano. Duhart comparte circuitos musicales con solistas como Italo Aguilera, Gonzalo Ostornol, Francisco Saavedra, Diego Riedemann, Matías González y otros.

$990

No es que la entrada a sus conciertos o el disco cuesten nuevenoventa, sino que el dúo formado por Ana Norambuena y Pablo Muñoz lleva ese nombre, tan familiar para los buscadores de ofertas. Como son sólo dos, se van intercambiando los instrumentos: teclado, sintetizador, guitarra, bajo, batería programada. Es la voz de Ana la que prende un puñado de lúgubres y grises canciones sobre la vida en Santiago bien delineadas por el pop, aunque con algo de herencia pospunk.

Ignacio Díaz

A los 19 años Ignacio Díaz debutó como el primer guitarrista que incorporó a sus filas la orquesta de swing Los Andes Big Band y allí permaneció por dos temporadas hasta que en 2000 fue sustituido por Gabriel Feller. Así Díaz continuó un camino mucho más enfocado al trabajo de estudio sobre el jazz-rock y la fusión, y también académico, como uno de los profesores más jóvenes de la Escuela Moderna de Música.

Sergio Lillo

Un muy inusual giro musical muestra la carrera de Sergio Lillo, un cantante iniciado dentro del auge del Neofolklore, y que integró dos de los más importantes grupos de ese género: Los Cuatro Cuartos y Los Solitarios (este último, con Willy Bascuñán). Sin embargo, fue el pop y la música de raíz tropical la que fue atrayendo cada vez más a Lillo una vez que se alejó del trabajo colectivo, y su carrera solista durante los años ’80 (inevitablemente asociada a los recuerdos de “Sábados Gigantes”) fue la de un baladista de pulso ágil y comodidad ante las cámaras de TV. Para muchos, trascendió sobre todo su apodo: "El ciclón del Caribe". En 1992 se retiró de la música por más de una década, hasta que en la década del 2010 regresó a grabar canciones y presentarse en vivo.

Lucy Briceño

Se llama Lucinda Gioconda Briceño Riquelme, pero es más conocida como Lucy Briceño a secas: una cantante porteña que inició su carrera en el baile antes de descubrir una vocación por el canto que la ha llevado a transformarse en un referente de la canción popular porteña, como integrante inicial de Los Paleteados del Puerto, solista y figura del elenco La Isla de la Fantasía. Costurera de oficio, Briceño ha llegado a ser la gran voz del canto tradicional en Valparaíso, un referente ineludible allí. En 2017, la U. Católica de Valparaíso editó el libro Historia de Lucy Briceño. La mujer en la música de la bohemia porteña, mientras que el Estado la reconoció en la categoría de Tesoro Humano Vivo. Y a los 90 años publicó su primerísimo disco propio: Sigo enamorada de la música (2021).

QuieroStar

QuieroStar fue por un tiempo la sociedad de tres músicos ya conocidos en otras vías musicales, como los grupos Lulú Jam (en el caso de Sofía Oportot) e Intersecs (Raúl Durán y Arturo Saray). El trío se planteó como una propuesta pop sin presiones ni apuros, pero con gran cuidado en su puesta en escena (con recursos evidentes de la dinámica teatral, por ejemplo). El santiaguino Club Bizarre fue la plataforma inicial de muestra para su pop de aristas electro y disco, y su único álbum hasta ahora, Amistades pasajeras (2010), fue el registro de ese período de música en la discoteca. Con un trabajo de frecuencia intermitente, QuieroStar se mantiene con grabaciones y videos, y con Sofía Oportot como rostro y voz reconocible. En 2018, el single "Primera vez" destacó la alianza con $990. Se mantiene ahí la autodefinida línea de «sonidos sintéticos-melódicos-melancólicos desde Santiago de Chile».

Leo Quinteros

La condición de cantautor solista ha sido en el caso de Leo Quinteros algo más que una clasificación formal. Sus canciones muestran lo que se entiende como música propiamente de autor, y sorprenden por lo imaginativas en letras y arreglos, así como por cómo han nutrido una sólida discografía gestionada autónomamente. Su trabajo en la música destaca por publicaciones que lo involucran casi en el total de las funciones (composición, producción, multiinterpretación), y por la aparición en créditos de trabajos para nombres tan diversos como Colombina Parra, Cadenasso y Cevladé, entre otros. Tras la publicación de su disco Antártica (2013), el músico detuvo por once años sus presentaciones en vivo y publicaciones, mas no la composición.

Astrid Consentimiento

La voz de Astrid Consentimiento —el nombre musical de Astrid Veas— se hizo conocida en concursos televisivos de alta llegada, como “Venga conmigo” (2002), “Rojo, fama contrafama” (2003) y "The voice" (2015). Su trabajo solista llegó, sin embargo, como cantante romántica, tropical y, finalmente, cantautora. Como Astrid Veas, en 2018 ganó la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar con su canción "Mundo al revés", lo que marcó un cambio de enfoque como cantautora, ahora más vinculada con la tierra y las energías naturales, ya lejos de los espacios de la industria de la música y la televisión.

Jimmy Coll

Junto a Ignacio González y Claudio Werner, Jimmy Coll fue uno de los primeros nuevos saxofonistas de los '90, cuando las guitarras eléctricas dominaban la escena y las cañas recién estaban reclamando su sitial. Coll llegó a ser conocido y muy escuchado por las audiencias jóvenes de la época como el tenorista del primer quinteto de Cristián Cuturrufo.

Angulart

Banda asociada al rock progresivo que durante su historia operó sobre una particular mixtura del neoprog con elementos estéticos obtenidos del folclor y la tradición de la música chilena. Sus integrantes se conocieron a través de un foro hispano de rock progresivo en internet, y hacia el año 2003 tenían ya una banda promisoria de la escena, gracias a su impecable técnica instrumental, una precisa manera de componer y un trabajo de acabados textos en sus canciones. Su único disco, Donde renacen las horas (2004), de etiqueta Mylodon Records, obtuvo elogiosas críticas que sin embargo no evitaron la salida de algunos integrantes y una creciente inestabilidad en su trayectoria.

Alejandro Cerpa - El Pumita de Teno

Parte de la nueva generación de payadores nacidos desde los años '70 como Hugo González Hernández, Máximo Retamales Madariaga o Manuel Sánchez, Alejandro Cerpa trae además la poesía popular en la sangre. Su padre es Sergio Cerpa Sazo, El Puma de Teno, y de él heredó el nombre de El Pumita de Teno y el oficio de payador que desempeña junto a su trabajo como obrero agrícola en la comuna de Teno, en la provincia de Curicó. Ha participado en el disco Payando despedimos el siglo (2000) y en el programa de TV "El arte de la paya más allá de la rima" (1999), de Teleduc, además del contrapunto en décimas grabado junto a su padre en el disco binacional Poetas populares de Chile y Perú (2000).

LaKut

LaKut es otra Central Unitaria de Trabajadores. En estricto rigor LaKut es especial y muy distinta porque representa una sigla deformada cuyo significado es Konfusión Unitaria de Transformistas o en su defecto, Konfusión Unitaria Transformista. Esto explica el hecho de que los músicos del sexteto hicieran sus primeras apariciones en vivo a mediados de los años 2000 disfrazados de mujer. LaKut se aglutinó como ensamble de improvisación libre compartiendo en su discurso elementos provenientes del rock y del jazz que quedaron registrados en LaKut (2007).

Palomar

Además de la influencia que la investigadora y Premio Nacional de Arte Margot Loyola ha ejercido sobre generaciones de músicos, su escuela más directa está expresada en Palomar, el conjunto de proyección folclórica que fundó y que dirige junto a su compañero Osvaldo Cádiz desde 1962. Iniciado en octubre de ese año bajo el simple título de Conjunto de Margot Loyola, en 1975 recibió el definitivo nombre de Palomar, abreviatura inversa de Margot Loyola Palacios, y desde su debut ha sostenido una carrera ininterrumpida de más de cuatro décadas dedicado a las culturas tradicionales.

Clarita Parra

Varios países han escuchado la voz y la guitarra de Clarita Parra, una cantautora e intérprete vinculada a la música desde la genética familiar, pues, como hija de Eduardo Lalo Parra, es parte de la segunda generación de parientes activos en la música. Ocupada primero en la recreación de repertorio ajeno, con el tiempo la autora fue desarrollando un cancionero propio, en parte cronístico y en parte folclórico. Su repertorio abarca sobre todo cueca, trova y fusión latinoamericana, y se cruza en varios momentos con el de su padre, con quien llegó a grabar varios discos. En 2024, Clarita Parra recibió el Premio a la Música Presidente de la República, distinguida en el ámbito de la música de raíz folclórica.