Balada

Enamoramiento, encuentro, ruptura y despecho, las sucesivas fases de la relación de pareja, sostienen la temática esencial de esa canción llamada balada. Su intérprete, conocido como baladista, apuesta a una empatía cuya identificación masiva determinará su éxito o fracaso. Por eso en la balada son importantes la redundancia y el impacto melódico de un coro que se adhiera con facilidad al oído. Hacia los años ‘60 se desprendió de ramas urbanas como el bolero o el tango apostando a una categórica difusión radial y presencia en las listas de venta. En esa primera época utilizó el sonido de secciones de cuerdas en sus arreglos y más tarde cedió a las facilidades de los sintetizadores y guitarras. La balada exime a sus intérpretes de una obligación autoral, dejando la composición en manos de expertos mientras que del baladista se esperan otros atributos: que tenga una imagen recordable pues se trata de una estrella moderna de la canción, una capacidad vocal a la altura de los estribillos de ambición épica y una identidad pública que se acomode a los estereotipos del eterno enamorado. La expresión “balada romántica”, como se ve, es una redundancia.

Mapa musical

Keko Yunge

Keko Yunge debutó en 1984 como cantante en Sábados Gigantes, en un oficio que él ejercía en pubs, alternando covers - el repertorio habitual de esos espacios- con temas propios. El sello RCA le ofreció entonces grabar un disco, sus canciones ingresaron a las radios y así, un poco de golpe y cuando tenía 22 años , inició una carrera profesional como músico, fundamentalmente con canciones de amor, pero también con temas sociales y reflexiones generacionales. En 1994 presentó el que tal vez es mayor hit de su historia, “Pensando en ti”, parte la banda sonora de una teleserie de TVN, y al año siguiente actuó en el Festival de Viña del Mar por primera vez. Su actividad musical ha pasado por distintos periodos de intensidad, pero sigue siendo un músico activo, que desde los años 2000 se acercó a temáticas ecológicas y a otros géneros musicales.

Roberto Viking Valdés

Rasgos peculiares marcaron la carrera del cantante santiaguino Roberto Viking Valdés, partiendo por su nombre artístico y culminando en un confuso fallecimiento, tras el cual su familia batalló en tribunales una probable negligencia médica. Aunque nunca editó álbumes a su nombre (sí varios singles), Valdés tuvo en la pantalla de televisión tribuna suficiente para convertirse en uno de los baladistas chilenos más conocidos de los años ochenta, imponiendo éxitos como "Vuelve y te diré cuánto te amo", "Por fin logré tener tu amor" y "Una noche de amor", esta última ganadora de la competencia del Festival de Viña en 1976.

Gloria Benavides

La primera niña solista de la música pop chilena fue Gloria Benavides. Surgida en el marco de la Nueva Ola, junto a otras precoces figuras de la canción como Marisole y Mireya Gilbert, la cantante dejó como hit para el cancionero popular el tema "La gotita", y se fue alejando paulatinamente de la música para convertirse en comediante televisiva. Desde ese oficio ha desarrollado varios personajes, con los que ha trascendido incluso más que su carrera musical.

Scottie Scott

Importantes composiciones del cancionero popular chileno llevan el nombre de Scottie Scott en sus créditos, pues fue desde el área silenciosa de la autoría que esta descendiente de escoceces aportó más constantemente a la música local. Temas suyos fueron intérpretados por gente como Gloria Simonetti, Los Ángeles Negros, Las Cuatro Brujas y Andrea Tessa; muchas veces en el marco de competencias de festivales. Antes de su prematuro fallecimiento, en 1996, Scottie Scott alcanzó también a coordinar las bandas sonoras de algunas de las más importantes teleseries chilenas, desde la famosa "La madrastra", en adelante.

Myriam Hernández

Myriam Hernández es la cantante popular más reconocible y de mayor alcance internacional en la música chilena de las últimas décadas, con periódicas giras por América, producciones de discos con repertorio original y permanente presencia mediática. Iniciada como solista tras un adiestramiento en la televisión en los años ‘80, ha grabado más de una decena discos desde 1988,  con canciones de amor que le han valido numerosos éxitos, varios de los cuales han llegado al número uno en listas de la revista Billboard : "Peligroso amor" (1990), "Te pareces tanto a él" (1991), "Ese hombre" (1995) y "Huele a peligro" (1998).  Aunque ha ejercido como conductora televisiva, la música ha sido siempre el eje de su camino como artista, donde ha trabajado con grandes nombres de la música latina (como Humberto Gatica o Juan Carlos Calderón), y también ha sido reconocido ampliamennte por nuevas generaciones de músicos. Mon Laferte la invitó a uno de sus conciertos del 2022 y Karol G cantó con ella en el Festival de Viña del 2023. Con la megaestrella colombiana interpretó el primero y, probablemente, el mayor de sus clásicos: "El hombre que yo amo".

Alexis Venegas

Para hablar del grupo de artistas reconocibles dentro de lo que alguna vez se conoció como «novísima canción chilena», el nombre de Alexis Venegas es ineludible. Activo en conexión con un público nostálgico de canciones acústicas, con parciales reminiscencias a la ética y al sonido de movimientos como la Nueva Trova Cubana y la Nueva Canción Chilena, aunque también de bien dispuesto cruce al pop. Y si se trata de autodefiniciones, Alexis Venegas prefiere un sustantivo sencillo: «cancionista».

Jaime Atria Rosselot

La música fue inspiración familiar en el caso de Jaime Atria Rosselot, cantautor solista, productor, compositor e integrante de varios grupos; hijo del famoso autor de "La consentida" y "Noche callada", Jaime Atria. Festivales de la canción estudiantil fueron su espacio más prolífico de difusión durante los años setenta, aunque han sido voces ajenas las que más han dado a conocer sus composiciones. Gente como Alberto Plaza, Magdalena Matthey, Eduardo Gatti, Juan Carlos Duque, Gloria Simonetti, Pedro Messone y Osvaldo Díaz han grabado canciones suyas.

Álvaro Véliz

Nombre de la balada de los años 2000, Álvaro Véliz ha debido lidiar con las dificultades que tuvo el género en esa década —que vio el derrumbe de la industria discográfica y la invasión de baladistas televisivos—, y por ello ha tenido momentos profesionales de intensidad variable, aunque ha sabido diversificar su oficio con otros caminos de la música, como la publicidad y la composición por encargo.

Osvaldo Jeldres

Llegó a tener inscritas más de doscientas composiciones, varias de ellas éxitos nacionales sobre todo en los años '60 y '70 y una de las cuales alcanzó una circulación global y postmoderna. Osvaldo Jeldres es el autor y compositor de canciones como "Si me miran a los ojos", "Llorando en el andén", "Pero más vale el amor" y la reconocible "El rey y yo", cuya versión original fue grabada por Los Ángeles Negros y ganó celebridad extra cuando el trío neoyorquino de hip-hop Beastie Boys sampleó parte de la canción en 1998.

Madriela Marchant

Inicialmente conocida en escenarios sureños con el pseudónimo de Solange, la cantante romántica Madriela Solanch Marchant Campos retomó su nombre cuando dio el significativo paso de dejar Chillán, donde había transcurrido su vida, para probar suerte en la capital y poco después estrenarse como solista en la primera edición del concurso televisivo “Factor X”, de TVN, en 2011. Allí, la cantante finalizó con el tercer lugar, pero ello le significó el inicio de una carrera en la música pop que tuvo un paso inicial con el disco Mírame (2012).

Rachel

Fue un éxito radial y de ventas llamado “Que estemos juntos los dos”, el que catapultó a la cantante chileno-australiana Rachel al tope de los rankings en 1999 y la convirtió en figura mediática incluso en España, donde su álbum Rachel (1998) superó las 50 mil copias vendidas. Raquel Susana Delgado, su verdadero nombre, consiguió un status de estrella en Europa, cantó mucho pop y jazz en Australia, pero nunca logró obtener una categoría similar en Chile.

Cami

Con un poderío vocal e interpretativo, Cami (Camila Gallardo Montalva) apareció como el primer gran fenómeno musical televisivo de la era digital. Su participación en el espacio "The voice" de Canal 13, el año 2015, le brindó una enorme plataforma de popularidad, tal como ocurrió con otros cantantes a partir de estelares en los ‘80 o los ‘90, o los programas de talento y reality shows musicales de los 2000. Pero en su caso, la difusión se reforzó a través de YouTube y las redes sociales. En 2016, su entrenador en "The voice", el portorriqueño Luis Fonsi, le entregó la canción “Más de la mitad” y al poco tiempo grabó “Abrázame”, que resultó ser la canción chilena más escuchada en Spotify ese año. Convertida en artista del sello Universal, lanzó varios singles de balada pop, participó en festivales y espacios de televisión, y presentó su primer disco, Rosa (2018).

Katty Ravlic

Cantante romántica y cultora de música latina y pop, Katherine Nineth Ravlic Elal se ha mantenido en la ciudad nortina de Copiapó realizando una serie de presentaciones con diversos repertorios. En 2002 fue seleccionada por el Sello Azul y con esta disquera editó su único álbum, Otro día más. Su carrera ha transcurrido localmente en escenarios del norte.

Pablo Castro

Baladista, compositor y autor, Pablo Castro es uno de los nombres que renovaron la canción romántica en los años '90, al formar junto a Daniel Guerrero el dúo de balada pop La Sociedad, que tuvo su primera edad durante esa década, consechando gran popularidad entre el público. Castro también fue además un protagónico actor en la producción de artistas en este campo, como Johanna Rezzio, Santos Chávez, Buddy Richard, Douglas y Luis Jara, entre otros. A través de la Editorial Warner Chappel, ha puestos sus canciones en discos de muchos nombres latinos: Los hondureños Banda Blanca, los mexicanos Cuisillos o Los Tigres del Norte, con quienes tiene varias canciones. El año 2003 tuvo una incursión solista con el disco Pablo Castro, cuyos sencillos "Solamente" y "Demasiado dolor" alcanzaron una significativa difusión. Desde entonces su oficio de compositor es el principal de la ex mitad de La Sociedad.

Sonia y Myriam

Antes que Los Ángeles Negros, que Los Hermanos Arriagada y que Lucho Gatica incluso, entre otras figuras de celebridad internacional, fueron dos mujeres las que se adelantaron a exportar música chilena a América Latina: Sonia y Myriam. Y antes que Christell, María José Quintanilla y Gloria Benavides incluso, fueron dos niñas chicas las que también inauguraron la figura de la cantante infantil en la industria musical local: Sonia y Myriam. Con una carrera dividida en dos épocas, pocas figuras concentran tanta historia en la música chilena. Iniciadas a los 10 y 11 años, las hermanas Sonia y Myriam Von Schrebler ya habían cantado en Argentina y Brasil antes de egresar del liceo, y en una historia de 23 años impusieron en Chile, Perú, Colombia, Venezuela e incluso en las potencias de la música popular de Cuba y México un repertorio internacional de éxitos como el universal "Ay, ay, ay" (Osmán Pérez Freire), "Despierta, corazón" (Vicente Bianchi), "La flor de la canela" (Chabuca Granda) o "Piensa en mí" (Agustín Lara). La carrera como solista de Sonia la Única y el valioso sello disquero SyM que ambas iniciaron en Chile en 1980 son parte de la herencia reciente del más histórico dúo registrado en la música popular chilena.

Paula Rivas

Investida como la "nueva reina de la cumbia" tras quince años de música, Paula Rivas se hizo conocida en 2007 como baladista romántica dura en la competencia televisiva "Rojo, fama contrafama", donde llegó a instancias finales y obtuvo una importante figuración. Sin embargo, cuando un año después el programa salió de pantalla, Paula Rivas inició una dinámica carrera solista como productora musical y cantante, cuyo enfoque estuvo siempre entre la música tropical y la balada latina. Su momento divisorio como artista popular se dio en 2023 con el doble triunfo que consiguió en los Premios Pulsar, por su disco Mariposa y su impacto en las audiencias de la cumbia.

Alejandra Ramírez

Una canción en el estilo pop-soul titulada “No me pidas amor”, con la que participó en la preselección del Festival de Viña del Mar de 2003, fue la primera experiencia solista de Alejandra Ramírez, una de las más versátiles voces en secciones corales de artistas pop, orquestas de televisión y sesiones de estudio. Eso hasta que en 2011 grabó la canción "De punta a punta" para la teleserie juvenil "Vampiras" y luego inició la producción de un primer disco propio, junto al baterista Carlos Figueroa Salazar, el mismo músico que había escrito “No me pidas amor” diez años antes.

Fernando Ubiergo

A los 23 años, y equipado apenas de una guitarra, Fernando Ubiergo protagonizó el más masivo fenómeno que ha generado un cantautor en Chile. A través de festivales televisivos, en plena dictadura, el joven se convirtió en un ídolo, abriendo un exitoso camino que lo llevó incluso a explorar una carrera internacional. Ubiergo es uno de los trovadores más importantes de nuestro país en el cruce del canto poético y la canción romántica, y varias de sus canciones son auténticos clásicos de la música popular chilena. Es imposible hablar de las décadas de los '70 y los '80 sin pasar por canciones suyas como "Un café para Platón", "El tiempo en las bastillas" o "Cuando agosto era 21", pero su carrera se mantiene activa hasta hoy, en la composición, publicación de discos y agenda en vivo. Situaciones cotidianas, versos de amor e historias sencillas son el sello de sus canciones, las cuales se entrelazan en una trayectoria que superó los 50 años de música. En 2024, tras públicar La vida es, el disco del regreso al canto, Ubiergo recibió el reconocimiento de Figura Fundamental de la Música Chilena, por la SCD.

Cecilia Echenique

Entre las intérpretes chilenas, Cecilia Echenique muestra un repertorio versátil y de extendida vigencia. Su carrera, marcada por sus diez años como integrante del grupo de música infantil Mazapán, ha sabido buscar caminos de desarrollo en ámbitos casi opuestos; desde la música de inspiración religiosa, hasta un sensual registro con clásicos de Brasil. Músicos como Eduardo Peralta, Mario Rojas y Alberto Plaza se han contado entre sus socios.

Jaime Ciero

La composición de canciones ha guiado hasta ahora el trabajo musical de Jaime Ciero incluso más que la interpretación. El cantautor ha desarrollado su trabajo en Chile y Estados Unidos (ha residido en Los Angeles, California, desde los años noventa) y ha ubicado su nombre en los créditos de éxitos radiales de Ariztía, María José Quintanilla, Luis Jara, Bárbara Muñoz y Alberto Plaza (a veces a solas y otras en coautoría). La balada-pop y canción romántica conforman su género de trabajo, tanto en la autoría como en la grabación propia, según quedó en evidencia en su disco Volar (2007).