Electrónica
Desde los experimentos en laboratorios de sonido por compositores venidos de la academia en los años '50 hasta la extendida escena de DJs y músicos que trabajan en diversas vertientes en nuestros días, la música electrónica ha sido uno de los campos más múltiples de las últimas décadas. Alojada primero en los círculos doctos pasó a la música popular con el empleo de los primeros sintetizadores análogos aplicados a la música pop y rock en los años '70, y luego ha viajado a través de los grupos "tecno" o "tecnopop" de los '80, las precursoras fiestas con DJs de fines de esa década y un horizonte de músicos y productores que desde los años '90 en adelante han multiplicado sus posibilidades. Entre la música más bailable y la más experimental, la electrónica se ha visto reforzada con el inicio de los sellos en Internet o netlabels que desde 2003 se han identificado sobre todo con esta música.
Después de seis años de tocar rock en diAblo, tres integrantes de ese grupo se unieron en paralelo en una nueva formación para dedicarse a experimentar a partir del dub, música jamaicana originada en la expansión sónica de las bases del reggae remezcladas y procesadas. Desde su inicio en 2006, el grupo se ha presentado en Chile y Perú y ha configurado una discografía hecha de compilaciones, remezclas, registros en vivo y grabaciones compartidas con otros músicos.
Concebido por la actriz Celine Raymond y el músico Cristóbal Montes, Kali Mutsa es un proyecto musical de fusiones, a cuya génesis sonora acuden una multiplicidad de fuentes y estéticas: tradiciones gitanas, componentes electrónicos, influencias andinas y un especial cuidado en la danza y la puesta en escena. El año 2011 editaron un primer álbum, titulado Ambrolina. Todos los músicos se presentan con seudónimos, donde la actriz Celine Raymond (cuya imagen y voz es la eje del grupo) se presenta a sí misma como Kali Mutsa, envuelta en toda una mitología como historia.
El nombre de Uwe Schmidt excede con creces la escena chilena, y sus múltiples seudónimos deben pesquisarse no sólo en su natal Alemania, sino en cada foco significativo para la música electrónica global; de Tokio a Nueva York, de Buenos Aires a Goa. Pero el hecho de que Schmidt haya fijado residencia en Santiago de Chile (en 1997, y en parte por el nacimiento de su hija junto a la tecladista chilena Cecilia Aguayo) lo convierte en un referente cercano, que además no ha cesado de establecer vínculos de trabajo con músicos locales.
La creación y la gestión se han conjugado en el trabajo de Andrea Paz, uno de los nombres recurrentes en el circuito de música electrónica a partir de la primera década del siglo XXI, quien marcó un hito en 2019 al editar su primer disco, Cruz dimensional.
Una de las más múltiples figuras de su generación es Andrea Ducci, conocida como Nea Ducci en su faceta de artista plástica y como Nea si se trata de música. Integrante desde 2003 de los grupos CHC, Yaia, Los Mono y Van, en ese orden, ha sido además DJ, productora de encuentros musicales colectivos y gestora de exposiciones, todos trabajos previos a su estreno formal como solista con el disco A lo hecho pecho (2009). En paralelo ha sido invitada también a grabaciones de músicos como Efectos Espaciales y Los Ex en los discos Efectos Espaciales (2008) y Pistola de plástico (2008), respectivamente.
Hermanos Brothers fue una suerte de plataforma móvil para que los músicos y productores Pedro Subercaseaux y Vicente Sanfuentes se sostuvieran mutuamente en medio de los múltiples encargos de trabajo que cada uno recibe en paralelo. Tras dejar registrado el disco de 2002 Hermanos Brothers, el grupo dejó de funcionar cuando las carreras solistas de sus integrantes se volvieron demasiado demandantes. Mientras Sanfuentes ha desarrollado un destacado trabajo como solista y productor, Subercaseaux afianzó carrera solista bajo el seudónimo Pedropiedra, luego de un tiempo de trabajo como parte de los grupos CHC y Yaia.
El más prolífico de los integrantes del trío pop Hombre Nuclear no tardó un año luego de la disolución de ese grupo en debutar como solista. Con sus discos Warm milk (2007) y Boo boo (2009), el cantante e instrumentista profundizó en los revestimientos electrónicos, pero no en función de una música abstracta, sino aplicados a canciones pop, pulsos bailables y melodías instrumentales o cantadas. Su fómulta ha trascendido: Su disco Boo Boo se acerca a las 200 mil descargas locales, lo que es toda una marca en el género. El 2016 editó Retarded, con un sonido mucho más bailable. Los tres discos forman parte del catálogo en línea del sello Pueblo Nuevo, y en todos desfilan un diverso y vasto listado de colaboradores, que van desde Javier Barría a Fakuta.
Leche es el proyecto de música electrónica de Leandro Muñoz, quien junto a diferentes músicos asociados ha instalado una propuesta de pulsos a la vez dance y downtempo. Mantuvo un tiempo como vocalista a Marcela Thais, temporal integrante de Saiko. Figura también en los créditos de su discografía la cantante Celeste Shaw. Sus bases, ritmos y cadencias melódicas trip-hop llamaron la atención de Tricky, cuyo sello discográfico Brownpunk! llegó a contratar a Leche como primera figura no británica, en 2009. Ese año fueron teloneros del británico en un recordado concierto en el Teatro Caupolicán.
Zuecokimonomagnético fue el seudónimo que durante nueve años adoptó el músico Edmundo Veloso, y bajo el cual grabó ocho discos que lo destacaron en la escena independiente de los años noventa, con suficiente rotación en espacios de radio alternativa. El músico también mostró durante ese período grabaciones como Linus y Zen Terrorist.
El paso de la electrónica intuitiva a la electrónica académica ha marcado el derrotero de Alejandro Albornoz (también presentado como Mankacen), compositor, improvisador, artista sonoro y visual e investigador que participó en la revitalización de la música electroacústica chilena desde mediados de los años 2000, y junto a compositores como Federico Schumacher y José Miguel Candela, principalmente con la puesta en marcha del festival Ai-Maako. Su ciclo de tres álbumes titulado Fluctuaciones vino a registrar los tiempos en que Albornoz se instaló en forma definitiva entre esa generación de autores de música acusmática.
Parte de una oleada de nombres nacidos en este milenio, Simone Corbalán se presenta como Ochi con una música amplia y de gran personalidad, que desde el underground de la electrónica fue obteniendo espacio y ganando tramos. Su pasado musical está vinculado a bandas punk que integró en la adolescencia y estudios de teatro musical. Productora, compositora y DJ, apareció en 2019 con una grabación experimental para el disco Luto y publicaciones con los sellos Magia Blanca, Caustics y Pueblo Nuevo, además de presentaciones en Alemania y España tocando con su computador.
Tras decantar el ímpetu electrónico que agitó las urbes de Chile durante los años noventa, fueron apareciendo trabajadores del tecno de referentes más amplios (hip-hop, pop, soul). Bitman & Roban es un proyecto representativo de esa nueva etapa del trabajo electrónico en el país. La dupla de Toto Bravo y Christian Powditch se fue afianzando no por su discoteca sino por su versatilidad, al ser capaz de componer música para situaciones diversas, no limitadas a la pista de baile. En su caso, el verbo «componer» es preciso: el dúo arma sus tracks según la lógica del cortar/pegar, mezclando códigos propios de la electrónica (uso de secuencias y programaciones) con ideas asociables al hip-hop, principalmente los samplers y scratches. El nombre de Bitman & Roban, que representa la idea del "beat" y del "robo" —o la apropiación de una música ajena a través del muestreo— también es una alteración fonética y gráfica de los superhéroes de la editorial DC Comics Batman & Robin.
La doble personalidad de Luis Herrera, tecladista de Medio Hermano e integrante a la vez del experimental grupo Sri Lanka 100, lo sitúa en el terreno de una música electrónica ecléctica con el alter ego de Premium Banana. La suya es una propuesta de música melódica bailable sostenida en beats, inspirada —en sus propias palabras— en la estilos de la electrónica británica de los '90 y cierto revisionismo del pop de sintetizadores de los '80. Iniciado como proyecto en solitario en 2009, la música de Luis Herrera comenzó a evolucionar con el EP Lapsus calami (2016) hasta alcanzar una fisonomía sónica muy depurada con el disco Réplica perfecta (2018).
Entre los chilenos establecidos en el circuito de música electrónica de Alemania, Martín Schopf es el mayor y uno de los más inquietos. Conocido como Dandy Jack, y activo como músico y productor, ha acercado la electrónica a los sonidos latinos con sus propios discos y con los grupos Sieg Über Die Sonne, Gonzalo Martínez, Ric y Martin y Carabina 30/30. Fue el principal impulsor del puente que a contar de 1996 puso en contacto a músicos alemanes como Uwe Schmidt con la escena chilena, y junto a Jorge González fue el primero en descubrir la mezcla entre cumbia y electrónica que luego iba a tener éxito mundial en manos de músicos como Señor Coconut y Mambotur.
Discos y proyectos digitales certifican el paso de Dr. Q por la composición electrónica chilena. El seudónimo fue elegido hacia 1998 por el diseñador Francisco Fábrega, profesional vinculado por años a la producción audiovisual, y que en conjunto con el DJ Fat Pablo decidió entonces dejar registro de su avanzada técnica sobre la programación y el manejo de samplers. Dr. Q (2000) fue el nombre de ese primer álbum, sucedido cinco años más tarde por Litoral, trabajado en esa ocasión como un proyecto solista de Fábrega. Además de un clima envolvente y de suave electrónica, del álbum destacó una lista de créditos que incluyó la colaboración de gente como Carlos Cabezas, Arlette Jequier y Rosario Mena. Sus voces se encajaron a las programaciones instrumentales ya compuestas por Fábrega, quien prefiere verse a sí mismo como un «ambientador sonoro», para el cual música e imagen surgen como parte de un mismo concepto. Dentro de su trabajo musical deben también contarse el disco Orquídea (2004), a dúo entre Fábrega y Miguel Tutera, y la musicalización de las obras teatrales Jesús se subió al metro (2002) y La señorita Julia (2003). Es suyo, además, el videoclip para "Lo mejor de ti", uno de los singles del aplaudido debut solista de Carlos Cabezas. En período de pandemia, subió a plataformas y una web propia un proyecto en permanente desarrollo: Bandas Sonoras para Películas Inexistentes es definido por el creador como «un estudio de luz, tiempo y sonido, basado en la contemplación de las cosas que ocurren a nuestro alrededor inmediato, en un lapso de tiempo, y su repetición a modo de mantra meditativo, visual y sonoro».
Luego de las muchas sociedades musicales que ocuparon al músico Miguel Conejeros desde los años ochenta, Fiat600 ha resultado ser su proyecto más duradero y de amplio alcance. La autogestión de esta persistente propuesta electrónica es la marca musical más profunda de un músico vinculado en su temprana juventud al punk-rock local, y que también mantuvo en paralelo al dúo Bipolar, pero que hoy se asienta cómodamente a solas entre máquinas.
Fake Samo es el nombre musical de Sebastián Herrera, un exponente de la electrónica experimental, que se ramifica en varias direcciones. Además es poeta, periodista y gestor cultural, cofundador de Grieta, sello discográfico y plataforma que desde los primeros tiempos de la pospandemia impulsó proyectos creativos alrededor de la electrónica y esas variantes. Herrera apareció como Fake Samo, inspirado en el pseudónimo con que Jean-Michel Basquiat firmaba sus grafitis en Nueva York desde los años '70: SAMO (Same All Shit). Su música se ha situado en el campo de una electrónica de experimentaciones, el uso del computador, la improvisación junto a solistas e intérpretes, y una narrativa cuyo tránsito va desde y hacia la poesía, la música contemporánea y el jazz.
En construcción.
Multifacética figura en la música pop, Lizz es el alterego principal de la cantante, productora y DJ Elisa Espinoza, una protagonista de esa influyente escena que dominó las preferencias musicales desde fines de la década de 2010. Se le suele ubicar como parte de una primera oleada femenina de música urbana, junto con Paloma Mami, Princesa Alba y Shita. Su historia de trashumante entre el Biobío, Santiago e Inglaterra junto a un conocimiento acabado de músicas a la vanguardia desembocaron en un trabajo como experimentadora del sonido, desde el hip-hop y la electrónica. Ello dio como resultado una densa música e imaginería trap que ella definió como "latin future".
Paula Schopf, más conocida como Chica Paula en el plano musical y en el familiar, es una de las integrantes de la legión electrónica chilena en el extranjero. En su caso es además una cuestión de genes: hermana del músico y productor Dandy Jack (Martín Schopf) y del DJ Adrián (Adrián Schopf), ha desarrollado su propia carrera como discjockey y productora entre Chile y Alemania.