Poemas y canciones de amor, de humor o de política fueron parte del oficio del trovador histórico, personaje nacido ya en épocas medievales y que mil años después regresó a la música popular con el mismo sentido. Su figura renació en los años '60, cuando en América Latina y Europa surgieron autores cuyas canciones –interpretadas con la sola compañía de una guitarra- hablaban de sentimientos personales y temas sociales. Canto y trova son formas modernas de expresión del trovador, quien a falta de despliegue instrumental centra el poder de su música en las letras y en su virtuosismo como ejecutante de esa pequeña orquesta de seis cuerdas. Desde Francia a Estados Unidos y desde Cuba a Chile, los cantautores reaparecieron en la década de los grandes cambios. En nuestro país se activó en el marco de la Nueva Canción Chilena y luego siguió con el movimiento joven del Canto Nuevo, pero su oficio es ahora tan genérico que ha superado todas las etiquetas.
Cantautora y guitarrista, Cristina Narea comenzó su carrera en la música en los años ochenta en Chile (con el nombre de Cristina González), inserta en la escena del Canto Nuevo y como parte integral de ese movimiento. Canciones suyas como “Flor de aromo” y “11 de noviembre” circularon profusamente por los escenarios de la época, en peñas, parroquias y espacios universitarios.
Cantautora con aguda mirada hacia su entorno social y desde su interior poético, la penquista Javiera Hinrichs ha desarrollado una trayectoria solista y, desde 2015, junto a la compañía teatral La Obra, como directora musical e intérprete. Es, además, tecladista y vocalista de la banda Pájaro Aletheia, que publicó un primer disco en 2019. Guitarrista y pianista, tiene dos EP propios, influenciados por el folk, el blues y también el folclor sureño, la música de su tierra. Ha mostrado su trabajo musical en ciudades de Chile, Uruguay, España y Francia, y es socia fundadora de la Asociación de Músicos Independientes de Concepción.
Monserrat Sembler, o Monse Sembler, es una exponente de múltiples músicas que cruzan territorios desde el canto trovadoresco a la música docta y desde el pop y la música de raíces latinoamericanas al jazz. Su creación como nombre propio llegaría en un disco como cantautora luego de largos períodos como flautista y acompañante de figuras mayores de la música popular, como las estrellas pop Mon Laferte y Denise Rosenthal y el trovador Benjamín Walker.
En mucho menos de lo duró que su larga estada en Chile, el cantautor bahiano Zeca Barreto terminó por incorporarse a la historia moderna de la música popular chilena como un punto de encuentro y proyección de una nueva música, la popular brasileña, desconocida en sus múltiples frentes. Junto a otras figuras como Joe Vasconcellos (fusión latinoamericana), Marinho Boffa (jazz) y Célio Oliveira (samba), Barreto ayudó a establecer un público emergente y una nueva comunidad de cultores.