Marisol García
Fue en la infancia que el gusto de Daniel Campos por la música comenzó a orientar un camino persistente. Se integró al coro de niños del Instituto de Arte de Concepción, dirigido por el maestro Eduardo Gajardo, con quien aprendió también guitarra clásica. Cuando, ya terminado el colegio, se mudó a Valparaíso para estudiar Diseño Industrial, se animó por primera vez a componer sus propias canciones.
El libro Puentes. Relatos y conversaciones con canta-autores del Biobío detalla las circunstancias de grabación de su primer cassette, en 1980, trabajado en un estudio al interior de la Universidad Federico Santa María, con acompañamiento en flauta, chelo y percusión:
Fui a hablar con el encargado. Me dijo que costaba tanta plata la hora. Teníamos para grabar tres horas. Lo grabamos en tiempo real; o sea, la primera toma quedó, no hubo edición de nada […]. Cuando llegamos a una canción que se llama "Santiago 1900", el sonidista se para, sale del estudio, golpea la puerta y dice: "Se me van de aquí los comunistas conchadesumadres; se acabó". Conversamos y le dijimos que las canciones no tenían que ver con política, sino de la ciudad y cosas parecidas. […]. Dijo: "... ya, terminemos esta cuestión", y se encerró en su cabina. Al final, nos entregó un reel, y eso fue todo. Para hacer las copias en cassette conseguí plata con amigos.
Con no más de trescientas copias autoeditadas, y sin trabajo promocional en medios ni radios, ese primer registro para las canciones de Daniel Campos fue suficiente para llamar la atención de una considerable audiencia, sobre todo en los ambientes universitarios de Concepción y Valparaíso, aunque también de figuras influyentes, como el locutor y DJ Sergio Pirincho Cárcamo. El autor lo presentó profusamente en vivo acompañado de un sexteto, y dejó que las copias caseras y el intercambio mano-a-mano hicieran el resto. En esa primera etapa, presentaciones suyas en lugares como el Café Ulm y festivales de la A.C.U. confirmaron su prestigio, aunque no lo suficiente como para distraer a Campos sobre la hostilidad de un país en dictadura: «Me contactaron de muchos lados para orientarme por una vía más profesional en la cantautoría, pero dije a todo que no —recuerda—. Lo que se vivía social y políticamente me hacía no querer participar. Eso sí, nunca dejé de disfrutar lo de subirme a un escenario a cantar».
Una beca de estudios en el Conservatorio Superior Municipal de Música de Barcelona lo llevó por casi cinco años a España. Profundizó allí sus conocimientos de guitarra clásica, también con lecciones sobre piano, teoría y solfeo. A su regreso a Chile, en 1986, continuó su formación con clases paralelas en la carrera de Licenciatura en Música de la Universidad de Chile, y composición de música contemporánea junto a Alejandro Guarello en la PUC. Su trayectoria adulta, por lo tanto, ha estado ocupada principalmente en la docencia. Ha regresado puntualmente a la cantautoría y grabaciones, con discos de composiciones suyas distanciados en el tiempo, y que hasta ahora suman La luz de este minuto (2001) y Otro día + (2005). En 2016 publicó 6 pájaros, con musicalizaciones suyas para poemas de Pablo Neruda.
«Mi trayectoria no ha sido la de un cantautor, y por eso no me he sentido obligado a promocionarme como tal», dice Campos sobre un camino en la música concentrado en los estudios y la docencia, y con las canciones como una vía de expresión personal sin concesiones: «Hacer canciones es para mí una opción de vida, no una carrera. Las hago a mi manera, evitando sugerencias o consejos externos. Podría decir que es una manera de jugar… es mi entretención».
Actualizado el 17 de junio de 2025