Música urbana
La denominación de música urbana se acuñó en los años '70 y '80 en Estados Unidos para referirse a las músicas nacidas en las calles de las grandes ciudades, particularmente el hip-hop. En el siglo XXI el concepto creció con la penetración de ritmos latinos y otras fórmulas musicales en esos mismos contextos. El reguetón, originario de Centroamérica, y el trap, vertiente del rap nacida en Atlanta y vinculada al narcotráfico, se extendieron por Estados Unidos y el mundo en una avasalladora moda mundial, y en algunos países —como Chile— también fue etiquetada entonces como música urbana. Los músicos, los medios de comunicación y la industria han utilizado el concepto cotidianamente, aunque su definición es discutida y aún no es del todo precisa.
Con un éxito explosivo en el 2018, Paloma Mami apareció como un ariete del movimiento de la música urbana en Chile, impulsada por la generación nacida en el cambio de siglo. Hija de un matrimonio chileno afincado en Nueva York, Paloma Castillo Astorga vivió en esa ciudad cosmopolita hasta los 17 años. Ya instalada en Chile, el mismo 2018 su trap “Not steady” (“No soy estable”), con letra en español y en inglés que habla de una mujer no dispuesta a someterse al orden masculino (“A mí nadie me domina / papi, soy tu adrenalina”), logró una sorprendente popularidad a través de plataformas de internet, que poco después la arrimaron como fenómeno musical hasta alcanzar una actuación en el Festival de Viña en 2023.
Conocida a nivel masivo en 2012 por su papel en la serie "El reemplazante", Karla Melo se asentó como un nombre de la televisión actuando en teleseries de la década de 2010 como "Pobre rico", "Las dos Carolinas", "Caleta del sol", "Preciosas" o "Gemelas", donde interpretó a una corista de la banda tropical ficticia Vicho y las Gaviotas del Norte. Fue un antecedente directo al paso de la actriz al mundo de la música que la catapultó en popularidad a partir de esa presencia en pantalla. Inspirada por figuras latinas como Gilda y Selena (de quien fue imitadora en el programa "The covers"), Karla Melo se hizo cultora de la cumbia, la ranchera tropical, el pop latino y el reguetón. En 2021 lanzó a la red su primera canción, "Voh no sabí querer", reuniendo de inmediato un importante cuerpo de fanáticos. Luego, su disco debut, Latina (2023), fue un espejo mayor de todo ese período y con él Karla Melo llegó a ser nominada a los premios Pulsar de 2024 como Mejor nuevo artista. Mantuvo colaboraciones con la rapera Flor de Rap ("Latina"), la cantante urbana Loyaltty ("Las washas") y el astro tropical Jordan ("Dos adictos").
Exponente de los ritmos urbanos latinos más aguerridos en conexión con la rima del hip-hop, María Jesús Pinto utilizó el nombre fantástico de Señorita Chu en una inesperada arremetida en la música difundida a través de redes sociales y aplicaciones. En marzo de 2020, apenas tres días después del inicio de la cuarentena por la pandemia ese año, apareció con la canción "Mi cula", una ametralladora de texto y ritmo que fue el primero de sus manifiestos feministas personales. La canción alcanzó gran impacto en a través de estos medios y puso a Pinto en una nueva órbita de música urbana. Como instructora del baile twerk, ella se definió cercana al reguetón y al trapbow, aunque su proximidad al rap fue siempre un punto de acceso a otros espacios en el uso de la palabra. Su primer disco es Señorita (2021), donde expone diversos aspectos del llamado empoderamiento femenino y la libertad sexual, con canciones que incluyen textos explícitos.
Marcianeke fue el gran fenómeno de la música chilena de 2021 en la dimensión del streaming. Entre YouTube y Spotify, presentó casi 70 canciones, y como ningún otro músico chileno en más de la mitad superó el millón de reproducciones. De hecho, la canción chilena más escuchada del año en ambas plataformas marcó más de 42 millones: “Dímelo ma”, cantada a dúo con el músico Pailita. El protagonista de esta vorágine transcurrida en buena parte durante la pandemia es el joven músico talquino Matías Muñoz, que definió su música como perreo y que se ha convertido en uno de los nombres prinicipales de la enorme escena e industria de la música urbana.
Cris MJ reconoce en el reguetón la música que quiso practicar desde niño, y con ese género comenzó a presentar canciones el año 2020. Nacido en La Serena, a los 18 años llegó a Santiago e inició una meteórica sucesión de hits en las plataformas de streaming, en discotheques y en sus propias presentaciones en vivo. La temporada 2022 finalizó con su tema “Una noche en Medellín”, convertida en la canción chilena con más reproducciones en Spotify hasta entonces. Desde allí siguieron giras por América y Europa, y nuevas canciones con récords de reproducciones. Cris MJ, que creció en una población de La Serena y sin una vida fácil, se conviritó en una figura central de la música chilena cuando apenas tenía 21 años.
Cantante y MC, Karin Hofmann se presenta como solista con el nombre de Ka Efe (K-Efe, K-F) en un proyecto propio, paralelo al de Sundaya, que ella integró desde sus años de vida en Nueva York. Sus canciones tienen una marcada carga sexual y musicalmente incursionan en espacios del neosoul y el hip-hop, a la vez que incorporan aspectos de las músicas latinas, ritmos de cumbia, pulsos urbanos e incluso elementos que provienen del flamenco, que ella bailó desde niña.
Pablo Chill-E es uno de los más callejeros y relevantes nombres del trap chileno. A los 15 años comenzó a grabar canciones que llegaron a oídos del sello español La Vendición, del músico Yung Beef, y en menos de tres años ya había lanzado decenas de singles, mixtapes y videoclips que fueron difundidos por internet y a través de su intensa actividad en los escenarios. Sus canciones hablan de lo distintivo del trap ya desde sus orígenes en la estadounidense Atlanta de los años '90: delincuencia, sexo, drogas y lujos. “Este es un talento, pero yo lo ocupo para ganar dinero”, dijo en 2017 en el sitio web Pousta. “Cuando me meto en las mañanas a Instagram y veo a los negros así, en mansiones, en Ferrari: esa es mi motivación”. Pero también sus canciones hablan de corrupción en la política, de la falta de oportunidades en la sociedad, del valor de la amistad y del particular país en que le tocó vivir y en donde nace el trap local.
Actriz, y locutora radial, hacia 2016 María de Los Ángeles Almazábar inició una incursión en la música urbana que la llevó a convertirse en una explosiva nueva figura. Como Blue Mary, nombre obtenido de un personaje de videojuegos, Almazábar ingresó de lleno en el trap y el neoperreo con una serie de canciones como "Cereza", "Tusi tuno", "Tus besos" y "Qu33n", incluidas en su primer disco, Amor de locos (2019). Ha tenido colaboraciones con Polimá Westcoast ("Perreo sin pauta"), Dash ("Amor de locos"), cantante del dúo de reguetón Dash & Cangri con quien ella mantenía una relación sentimental, y la bomba iquiqueña Tomasa del Real ("Peligrosa"). En 2020 dio otro paso hacia una popularidad mayor con la canción "Nunca tristes, siempre locas", una pegajosa canción junto a Katita dhq y a la figura de redes sociales Ignacia Michelson.
Como afuerina en el sentido más profundo dada su calidad de sureña llegada de golpe a la capital, Leonora Tonini Cáceres se abrió paso en el ambiente de la música urbana siempre en una constante transformación. Con una propuesta de varios bordes, que recoge elementos del rap de sus orígenes, el trap que se impuso en su tiempo, el pop y la electrónica, ella apareció a lo menos con dos alteregos musicales y rumbos casi opuestos: como Kuina mostró una música desbordante en ritmo, sonido y ruido, descrita en el EP Konejo di plata (2022), y como Leonora Laffont presentó una música más accesible a la escucha, poética y sensible.
Gianluca fue uno de los primeros nombres que dio visibilidad a la música urbana que vivió una explosión masiva en Chile a finales de la década de 2010. Su trabajo como cantante y productor, sin embargo, ha sido más personal que callejero y ha transitado de forma libre por sonidos como el hip-hop, el reguetón y el trap, y también por territorios como el pop y sus variantes más experimentales.
La canción "Antipatriarca", de Ana Tijoux, fue el germen del nombre musical y el concepto alrededor de Antipatriarka, la chapa que tomó Valentina Ascencio en su transformación decisiva en cantante pop y figura de la escena urbana en Concepción. Era una estudiante de Arquitectura, que en su adolescencia había escrito canciones como "Difícil", cuando el estallido social de 2019 elevó las ideas de activismo feminista y lucha social, a las que ella se sumó en el frente de la movilización. Ya como Antipatriarka, en el Festival Rec de 2023 en Concepción presentó material de su disco debut, Antídoto (2023), y realizó un homenaje a Rennatta Rozas, una joven cercana suya que había sido asesinada. Entre sus primeras colaboraciones musicales aparecen trabajos con el dúo penquista Lolein ("Sharingan"), el compositor, cantante y productor de Talcahuano Lino Q ("Siente") y la reguetonera de Concepción Carly ZC ("Zorras y gatas").
Multifacética figura en la música pop, Lizz es el alterego principal de la cantante, productora y DJ Elisa Espinoza, una protagonista de esa influyente escena que dominó las preferencias musicales desde fines de la década de 2010. Se le suele ubicar como parte de una primera oleada femenina de música urbana, junto con Paloma Mami, Princesa Alba y Shita. Su historia de trashumante entre el Biobío, Santiago e Inglaterra junto a un conocimiento acabado de músicas a la vanguardia desembocaron en un trabajo como experimentadora del sonido, desde el hip-hop y la electrónica. Ello dio como resultado una densa música e imaginería trap que ella definió como "latin future".
Julianno Sosa ha transitado por los estilos de la música urbana chilena, y también por las historias que cuentan muchas de las canciones del género. Forjado en la zona sur de Santiago, primero en la comuna de Puente Alto y luego en La Florida, fue seguidor del trap norteamericano desde pequeño. De adolescente hizo canciones, pero su carrera musical la ha desarrollado desde Nueva York, adonde vive desde los 18 años. Amigo de Pablo Chill-E y parte de la comunidad Shi Shi Gang, tiene decenas de canciones muy apegadas al trap en las bases musicales y en las letras. Tras el éxito de “Por dinero”, sus temas se encumbraron en las plataformas de streaming, y el 2022 también hizo reguetón, y uno de ellos “Cochinae”, lo puso entre los músicos chilenos con más difusión de ese año.
"Desde que no estás", otra canción acerca del empoderamiento de la mujer, producida por un equipo que había trabajado previamente con Paloma Mami, puso a la antofagastina Luna Cordero en la órbita de la música urbana multiplicada a fines de la década de 2010. Con el nombre musical de Luna, la cantante entonces dio un giro en su proyecto solista, que antes había tenido rumbos muy distintos. Así se sumó a una oleada de nombres del trap y el reguetón femenino que durante esa época tomaron los espacios. Luna Cordero, sin embargo, se había iniciado en el canto melódico y romántico, como baladista e intérprete de diversos repertorios populares. Fue corista de Douglas y compartió micrófonos en vivo con Mario Guerrero. Además, tuvo participaciones en programas de talentos y concursos, como "Las regiones cantan" (2014), de la que se convirtió en su primera ganadora, y luego en breve paso por "The voice" (2015). Poco después lanzaría la canción "Loca pero fiel", como anticipación a su llegada al trap en 2020.
Nicolás Moreno Vidal proviene del paradero 12 de San Miguel, y ello constituye una de las cartas de presentación de su música, donde él habla de la vida en ese barrio popular y de sus oficios, y desde allí articula elementos de la música urbana con una llamativa cultura musical: desde el drill como subgénero del trap, al reguetón a donde se comenzó a acercar al fines de 2024. El músico, que hacia 2022 adoptó el nombre de Nickla 12, comenzó a presentar y distribuir canciones en plataformas en 2021, con certeros retratos sociales y crónicas callejeras.
Actriz de televisión, conocida por su papel en la teleserie nocturna "Pacto de sangre" y otras apariciones en "Si yo fuera rico" o "Verdades ocultas", Antonia Bosman sorprendió con su irrupción en el panorama de la música pop de 2020 permeada por la influencia de los pulsos y los sonidos urbanos, en especial del trap. Su primer trabajo llegó como coletazos de la pandemia y un estudio astrológico personal: Luna en sagitario.
Con apenas 20 años, Standly ya figuraba como un nombre llamativo de la movida urbana chilena. Comenzó a grabar sus primeras canciones cuando todavía estaba en el colegio y tuvo su primer golpe musical cuando el sencillo "Mi gata" obtuvo impacto en las redes sociales. El fenómeno se repitió poco después con "Pégate", que lo puso en el primer lugar de las canciones más escuchadas en Chile en 2022. De este modo ingresó a una elite de la música urbana durante ese período, consagrado además por su debut discográfico: 11/11. El nombre de Standly proviene de una mezcla entre las iniciales de su madre, su padre y su hermana.
Cantante, productor musical y ocasional animador de televisión, Rigeo (Rodrigo Aránguiz) fue uno de los pioneros chilenos en la interpretación de los nacientes ritmos urbanos a comienzos de la década de los 2000, que dominarían la escena de la música popular por más de dos décadas. El reguetón y ciertos acercamientos al hip-hop marcaron su música, que quedó registrada en los discos Reality flow (2004), donde aparece "Indestructible", con su famoso coro de alerta "danger, danger, cuidado", y Knock out (2005), que versiona de clásicos de otros estilos tropicales. Su estilo lo llamó, sin más, "ragga flow".
Nihla forma parte de la escena de la música urbana desplegada y multiplicada durante la década de 2020, una generación de nombres que convirtió el aislamiento pandémico en una ventaja creativa, echando mano a las herramientas digitales de producción y distribución de canciones y gestando su propia audiencia. Junto al productor y beatmaker Nass G en 2022 puso en circulación su disco debut, titulado Crónicas de un cora roto, con una amplia variedad musical en estilos y enfoques.
Denise Sofía Rosenthal Schalchli es una de las figuras del pop chileno de la era digital. Apareció como adolescente actriz en los años 2000 y se proyectó con una identidad propia fuera de la televisión en la década siguiente. En su caso, a través del disco Cambio de piel (2017), que le propició un estatus musical de dimensiones amplias. Fue un paso decisivo para alcanzar madurez y popularidad en un tránsito desde ese pop juvenil de los inicios hasta posiciones de internacionalización a través del pop latino y una salvaje música urbana a la que ella accedió después.