Fusión latinoamericana

Más un instinto que un estilo, más una tendencia múltiple que un movimiento formal, la fusión latinoamericana es una expresión que permite designar los diversos resultados que generaciones de creadores, músicos y grupos chilenos han obtenido durante cinco décadas a partir del cruce entre las ricas fuentes de la música del continente adoptadas en Chile. Como método y espíritu tiene una genealogía que puede remontarse a los intentos de folclor panamericanista previos al Neofolklore de los '60, y que luego pasa por la fusión de conjuntos de la Nueva Canción Chilena, se mezcla con el instinto del rock y llega hasta compositores, intérpretes y conjuntos de la actualidad, abiertos al jazz, la música basileña y las raíces europeas.

Isabela Ro

Canciones como "La tarareada" y "Negrolove" han marcado el rumbo creativo de Isabela Ro, cantautora sureña que vincula la trova con el pop mestizo y las raíces de las músicas latinoamericanas, de cierta manera resultado de una experiencia de viaje por el continente. Ese enfoque musical está principalmente representado en el disco Pecapitales y rituales (2017), donde ella observa los siete pecados. Su nombre es Nicole Illesca y en una primera etapa su vida transcurrrió entre Valdivia, San José y Mafil, hitos de la Región de los Ríos. Además se forjó en la música cantando en calles y micros de Concepción, donde estudió. Sus influencias musicales son figuras centenarias como Ella Fitzgerald y Violeta Parra, a quien ha homenajeado, pero ella además declara proximidad con nombres de la música chilena de sus tiempos, como el poeta y rockero Mauricio Redolés y el trovador Tata Barahona. Isabela Ro ha aparecido como cantante, guitarrista y acordeonista, y sus presentaciones siempre mantienen gran intensidad.

Luca Mundaca

Intérprete y autora de canciones de raíz popular brasileña, Luca Mundaca conservó un pasaporte como el único crédito de que su nacionalidad es chilena. Nació en Concepción como Luca Hernández (cambió al apellido materno) y a los seis años llegó a la ciudad de Valinhos, en el estado de Sao Paulo, donde finalmente se abrió paso como cantautora moderna.

Paquita Rivera

Diestra cantante y pianista, compositora, autora de canciones, maestra de canto, académica universitaria, fonoaudióloga, solista y acompañante, la vida musical de Francisca Paquita Rivera ha transcurrido en diversos frentes del oficio. Desde inicios de los '90, marca presencias y participaciones en los campos de la bossa nova, el tango, el bolero, la canción romántica y folclórica, el pop y el jazz. Pero esa posición aparentemente secundaria quedó desplazada cuando en 2013 llegó a Fulano, tras la salida de Arlette Jequier.

Golosina Caníbal

A fines de los años '80, los hermanos María José y Tan Levine levantaron en María Sonora una combinación de ritmos latinos, hip-hop y secuencias electrónicas que resultó tan pionera como incomprendida. La disolución de ese dúo los alejó musical y geográficamente —él partió a Nueva York; ella se instaló en Tongoy—, pero el trabajo breve en Golosina Caníbal propuso una continuación temporal de aquel impulso previo. Como «trip-hop nativo» definieron los hermanos Levine su mezcla rítmica, plasmada en un único disco (Kru-da, 2000), parcialmente difundido en radios de la época por el cover para “De Coquimbo soy”, original de los Viking's 5. La rutina de María José en Tongoy (donde por entonces seguía estudios universitarios) y nuevos viajes de Tan al extranjero dificultaron la promoción de un disco que merecía mejor suerte, y que quedó como testimonio pionero de un sonido que vino a masificarse en el país algo así como un lustro más tarde en la llamada nueva cumbia chilena.

Guachupé

En el marco del liceo Lastarria a finales de los años '90 dio sus primeros pasos la banda Guachupé, que forma parte destacada de la escena de la música mestiza chilena de la primera década del 2000. Con referencias a sonidos ska y tropicales, y emparentada con bandas como Juana Fe o Villa Cariño, Guachupé completa discos que ellos llaman profesionales, grabados luego de dos demos que circularon de mano en mano a mediados de la década. Con una intensa agenda en vivo, y una leal comunidad de seguidores que se autodenomina como "La hinchada Guachupé", el grupo se ha presentado incluso en el festival trasandino Cosquín Rock. A comienzos del 2012 falleció en un accidente el guitarrista Luis Adriazola.

Flor de Guayaba

Estas siete mujeres destacan en la escena penquista por cultivar el folclor afrolatino, con aires de bullerengue y otros ritmos tradicionales de Colombia. Su puesta en escena muestra diversas percusiones y ricas armonías vocales. Flor de Guayaba adapta parte de la tradición de aquel país a su entorno, evidenciando los enlaces tanto sociales como culturales con la invisibilizada raíz afro en Chile.

Los Aucas

Cerca de su debut como conjunto, Los Aucas tuvo un estreno masivo que marcó por años su historia, cuando en 1982 participaron junto a Pedro Messone con la canción "La tejedora", de Sandra Ramírez, en la competencia folcórica del Festival de Viña del Mar. El tema se volvió excepcionalmente popular, y el conjunto iba a volver a ese escenario a defenderla en la competencia histórica organizada en su edición del año 2000. Pero Los Aucas son un grupo de raíz folclórica de vida propia, con varias publicaciones, e idas y venidas por cambios y disputas entre sus integrantes, que los ha llevado a períodos de pausa y presentaciones en «facciones». Su discografía integra ritmos chilotes, y ritmos nortinos, de zamba, candombe y son.

Villamillie

El cruce con la tradición, el folclor y el teatro es parte esencial del concepto de Villamillie, el dúo que desde 2010 ocupa a la actriz y cantante Marcela Millie y al músico Juan Pablo Villanueva —son sus apellidos los que forman el nombre del proyecto— en un cauce musical premiado, sonoramente explorador, y de valioso aporte en colaboraciones y conciertos.

Huaika

En Huaika se encontraron músicos con orígenes esenciales para la música chilena: dos hijos del cantante de Los Jaivas, Eloy y Ankatu Alquinta; y dos hijos del folclorista Jorge Yáñez, Leo y Jorge. Por encima de sus vínculos biográficos, la banda trabajó un sonido emparentado con tendencias señeras del rock de raíz folclórica. Huaika tuvo un golpe mortal en 2004 con el sorpresivo fallecimiento de su integrante fundador Eloy Alquinta. La banda se mantuvo luego un tiempo trabajando en vivo, pero los encargos paralelos de sus integrantes fueron espaciando sus presentaciones y grabaciones hasta detenerlas por completo.

Ernesto Holman

La bitácora de viaje del grupo Congreso mantendrá por siempre un espacio reservado a la figura de Ernesto Holman, el bajista eléctrico que introdujo sonoridades modernas y nuevas propuestas no sólo al interior de este conjunto quilpueíno, sino entre una amplia comunidad de músicos de fusión que siguieron sus pasos. Holman abrió las posibilidades expresivas del llamado bajo activo a un grupo de solistas en las décadas de 1980 y 1990, demostrando que su instrumento no necesariamente debía estar relegado a una sección rítmica. Holman ha sido, además, un pionero en la inspiración de la música mapuche y militante de la "resistencia ternaria", una defensa aguerrida de los ritmos de la tierra.

Newen

Los patios y salas del antiguo Pedagógico en Santiago fueron el lugar de origen de Newen, definido como un conjunto femenino de música latinoamericana e integrado por estudiantes de pedagogía (inicialmente, bajo dirección de Carola Contreras). El conjunto ya completa tres décadas de vida, ocupadas con grabaciones, giras y presentaciones constantes, siempre con mujeres como integrantes. Su discografía muestra la evolución desde la recreación de ritmos tradicionales (festejo, vals peruano, bolero, huayno, zamba, saya-huaylas) con composiciones propias.  

Natalia Bernal

La cantante iquiqueña Natalia Bernal pertenece a una generación conocida como la “nueva ola del jazz vocal”, que surgió a mediados de la década de 2000. Pero mientras solistas pares como Natacha Montory, Paz Court, Nicole Bunout, Camila Meza o Javiera Abufhele, surgieron desde el cultivo del cancionero clásico del swing y se encaminaron después hacia otras rutas modernas de música pop, funk y rock, Natalia Bernal se involucró estrechamente con el jazz latino desde que llegó a Boston en 2003. En la escuela de Berklee estudió canto jazzístico y producción musical. Su mirada al elemento latino y latinoamericano se puede apreciar en álbumes suyos como Sueños y delirios (2014) y En diablada (2024).

La Culebrona

La Culebrona, a veces también presentada como LaKulevrona, es una banda cuya música fusiona distintos elementos, desde el ska y el punk a los ritmos latinos y aires gitanos. De este modo, su propuesta unió los mundos de la pachanga latinoamericana y la electricidad del punk rock. Fue parte de una oleada de conjuntos del underground de la década de 2000 que reunieron diversos insumos para su música y generaron una escena nueva de época, como La Mano Ajena, Banda Conmoción, Chorizo Salvaje y Combo Ginebra, entre otras. Su disco más importante y difundido es Challa (2010).

Carlos Vera Pinto

Por más de 20 años, cuando su maestro en la percusión docta y precursor del vibráfono dentro de la música popular Guillermo Rifo se retiró del circuito para componer, Carlos Vera apareció en el medio como el exclusivo vibrafonista activo del jazz chileno. Son las mismas dos décadas que lo tuvieron como lugarteniente del saxofonista alto Patricio Ramírez al interior del grupo Nexus, y que en definitiva le dieron la categoría a Vera como un músico de gran swing y capaz de ejercer liderazgo en otros ensambles afines.

Felipe Martínez

El flautista, saxofonista y compositor Felipe Martínez ha sido parte de una escuela musical en torno a la fusión latinoamericana, variada en ritmos, sonidos, aires e inspiraciones, que desde inicios de los ’90 vivió una reapertura en diversos frentes. Ese trabajo multicolor se ha visto reflejado tanto en sus colaboraciones con músicos como Antonio Restucci, Juan Coderch, Marcelo Aedo y Juan Antonio Sánchez, como en sus partituras para teatro, su trabajo como sesionista y su actividad solista.

Canto Crisol

Formado en 2013 en la Universidad de Chile por estudiantes de Música, Diseño y Cine, el conjunto Canto Crisol ha adoptado una estética musical y poética proveniente de la Nueva Canción Chilena, y con mayor determinación en el trabajo que al interior de ese movimiento de los años '60 desarrollaron compositores académicos inspirados en la música de raíz folclórica con obras de gran formato. En poco tiempo el conjunto montó "Canto al programa" y la fundamental "Cantata Santa María de Iquique”, de autores como Luis Advis y Sergio Ortega, protagonistas de esta rama de la composición docto-popular. Canto Crisol ha compartido escenarios con Quilapayún, Max Berrú, y en 2015 editaron su primer disco, Canto de Rokha, un ciclo de canciones musicalizadas por Arnaldo Delgado, con poesía de Pablo de Rokha.

Amanda Paz

Amanda Paz Fernández Cepeda es parte de una generación de acordeonistas contemporáneas que atravesaron la música y se sobrepusieron a los géneros populares donde el acordeón tiene tradición, como la cueca, el tango, la música tropical o la música mexicana, creando así una obra propia y libre. Ella tomó su posición como compositora, arregladora, cantante, autora de canciones e intérprete de diversos instrumentos, guitarra, piano y acordeón. Tras una estadía de diez años en Argentina, regresó a Chile y en 2023 publicó su primer trabajo autoral en el campo de la fusión de las músicas folclóricas con otras influencias modernas, el EP Templanza.

Tranquila Asesina

Tranquila Asesina es el proyecto que Nahuel Viera (uno de los hijos del cantautor Gervasio), inició tras su trabajo en colectivos vinculados al hip-hop como Bajutopía y Sputnikz. El año 2009, Viera abandonó este último conjunto (que luego se rearticuló con nuevos integrantes), y se trasladó a México a trabajar en un estudio de diseño sonoro. Con esa experiencia retornó a Chile el año 2011, y en un principio junto a DJ Seltzer comenzó a grabar canciones de lo que luego, con la incorporación de nuevos músicos, se convertiría en Tranquila Asesina. La fusión del hip-hop con sonidos como el candombe uruguayo (país de origen de su padre), de la cumbia y el moombathoo, entre muchos otros, dieron forma al lenguaje de la banda, que con su sencillo "Rumba de lo natural", grabado junto a Solo di Medina, el 2012 comenzó sus presentaciones en vivo. Su primer compilado de singles y canciones apareció en 2014.

Antu Kai Mawen

Antu Kai Mawen es el grupo que formó el percusionista y fundador de Sol y Lluvia, Charles Labra, cuando se separó de sus hermanos, en el año 2000, y en medio de acusaciones por lo que él consideraba era la comercialización de su conjunto inicial. Ante la imposibilidad de usar el nombre Sol y Lluvia, que fue patentado en esas mismas fechas por la agrupación original, Charles adoptó el de Antu Kai Mawen, que en mapudungun significa, justamente, Sol y Lluvia. Allí trabaja como líder natural, junto a su hijo, Hans, y acompañantes más o menos estables.

Freddy Torrealba

Hermano menor de la cantautora Nancy Torrealba, Freddy Torrealba apareció a mediados de los años '80 por la Casa Kamarundi siendo adolescente. Destacó de inmediato por su facilidad para tocar guitarra y charango. En poco tiempo alcanzó y superó a César Palacios, uno de lo mejores charanguistas de Chile. Integró el Trío Kamarundi, que acompañó a Tilusa (Manuel Escobar), tanto en Chile como en el extranjero.