1990

90

Nelly Sanders

Nelly Sanders pudo haber sido una estrella de la canción como ocurrió con los nombres más significativos de la Nueva Ola. Pero ella simplemente fue la última de las grandes lady crooners de la música popular, una de las más completas y capaces, más allá de la figuración masiva entre el gran público, de la grabación de discos y del beneplácito medial. Alcanzaría de todas formas la categoría de "figura pop", con algo que en las figuras pop siempre escaseó: la ductibilidad. Si la canción era bolero, tango, swing o bossa nova, detrás estaría la voz pastosa, afinada y melódica de Nelly Sanders.

Canfusión

La banda de formación multinacional Canfusión nació en Londres en la primera mitad de los años noventa, y desde entonces se permitió pasar por cambios de integrantes, direcciones sonoras e incluso ciudades, manteniendo siempre a bordo a su fundador, el percusionista chileno Jorge Almonacid. El conjunto desarrolla una combinación de ritmos afrolatinos con jazz, rock y funk —la combinación de las palabras 'candombe' y 'fusión' explica su nombre—, y luego de una extensa experiencia europea se encuentra hoy establecido en Santiago de Chile.

Paillal

Paillal es al mismo tiempo un nombre heredero de los primeros conjuntos de proyección folclórica de los años '50 y '60 como Millaray y Cuncumén y un eslabón con seguidores recientes en la misma tradición como Rhailén y Taller Calahuala. Definido como un grupo de cantores y bailarines populares, es dirigido por su fundador, el investigador Osvaldo Jaque, con el propósito de recopilar, estudias y difundir el patrimonio tradicional chileno.

Rodrigo González

Entre una muy pequeña comunidad de voces masculinas vinculadas al jazz, al finalizar los '90 apareció el barítono Rodrigo González, un cantante afín a las líneas tradicionales del swing, el repertorio standard y el pop vocal más clásico. González se instalaría en la década siguiente como el más activo de los cantantes de jazz, tras las experiencias del histórico crooner José Luis Arce, el improvisador Jorge Caraccioli en los '80, el breve destello de José Zamudio en los '90 y la sorpresiva aparición de Juan Pablo Rivera al finalizar los 2000.

Carlos Botto

Premio Nacional de Arte en 1996, el compositor y pianista Carlos Botto obtuvo diversas distinciones en los festivales de música chilena, y dedicó de paso una parte importante de su vida a la enseñanza, teniendo entre sus alumnos al concertista Alfredo Perl.

Crisálida

La dupla de Rodrigo Sánchez y su pareja Cinthia Santibáñez son el pilar fundamental de este grupo nacido en 1997, que articula rock progresivo con elementos de fusión y temáticas relativas a los paisajes, la conservación de la naturaleza y las culturas nativas de Chile. La perseverancia y la disciplina han sido un sello de la banda, que ha grabado varios discos, con los que ha forjado una importante circuito de seguidores.

Andrés Condon

Con una larga residencia entre Estados Unidos y Alemania, Andrés Condon ha sido prácticamente un músico afuerino desde los años '90. Vinculado al sello de world music Mundovivo, Condon fue uno de los primeros guitarristas de explorar los sonidos y las narrativas de diversas culturas del planeta, en paralelo al trabajo de solistas como Alberto Cumplido, Antonio Restucci o Daniel Delgado, aunque menos académica o menos latinoamericanista según el caso. Una larga discografía refrenda su propuesta instrumental, lateralmente asociada a la música new age.

Los Tres

Los Tres son el gran símbolo musical de los años noventa en Chile, y sus citas de reunión los han consolidado también como una sociedad clásica. Si bien su sonido se concibió y desarrolló como el de una banda de rock, con el tiempo expandió las fronteras del género, pues ha explorado también otras zonas —a veces, desconocidas o desvalorizadas— de la tradición musical. De la cueca a la balada, con algo de Nueva Ola y Nueva Canción Chilena, Los Tres han condensado en su discografía una mirada refinada sobre Chile y su pasado musical, con uno de los mejores sonidos logrados por una banda local desde los primeros ensayos locales de rock. En Los Tres confluyeron inicialmente el talento de cuatro instrumentistas de excepcional preparación, todos los cuales han mantenido destacadas carreras musicales también por fuera de su compromiso con el grupo. Desde el año 2000, cuando esa formación original anunció una pausa de trabajo, la historia de la banda siguió entre interrupciones, rearticulaciones, cambios de integrantes y la reunión de su formación original en 2023.

Supersónico

De las primeras generaciones de las Escuelas de Rock salió Supersónico, un grupo que ha girado del grunge a un pop con carácter y bases programadas. Con tan dispares influencias eligieron un nombre compatible. «Estábamos enrollados con lo de la pared de sonido. Era la onda de los noventa», han explicado.

Chabelita Fuentes

Matilde Isabel Fuentes Pino, mucho más conocida como Chabelita Fuentes, es un nombre fundamental en el canto de la tonada centrina desde mediados del siglo XX. Fundadora de Las Morenitas en 1954 y con un paso preliminar por el conjunto de varones Los Provincianos, su traslado a San Vicente de Tagua Tagua la llevó a encarnar el espíritu de la cantora campesina. No solo en lo relativo a su rol como recopiladora e intérprete de guitarra, arpa y canto melodioso sino activa en múltiples oficios que la rodean: animar veladas, bordar, cocinar fabulosas preparaciones, criar niños, acoger amigos. Precedida por figuras como Ester Soré, Carmencita Ruiz y Silvia Infantas, Chabelita Fuentes obtuvo para sí el título de "primera dama de la tonada" en su época, que describió una trayectoria de siete décadas.

Altamar

Cueca pulenta. Cuecas con aroma de mujer. La revolución de la cueca. Basta leer los títulos de algunos de sus discos para darse cuenta de que su propuesta no es convencional. La osadía ha sido parte esencial del estilo de Altamar, un conjunto santiaguino (pese a su nombre) con más de dos décadas de trabajo en lo que ellos han descrito como una búsqueda de innovación en las melodías y arreglos de la cueca urbana tradicional. Ese esfuerzo se retribuye con un estilo distinguible, de música melódica y valiosa poesía romántica, empeñado en «reencantar a la gente con la cueca». Altamar ha ganado los mayores festivales nacionales con apartados folclóricos, incluyendo el de Viña del Mar y dos primeros lugares en el Festival del Huaso de Olmué.

Evangelista Soza Flores

Evangelista Soza Flores es una abuela atacameña, la denominación que en esta cultura y este territorio se le da a los depositarios de la sabiduría y las tradiciones ancestrales. Pastora, artesana, dirigenta social y cantora, ha sido una de las últimas defensoras de los cantos tradicionales y ceremoniales de Talabre, la zona del altiplano donde nació y vivió su niñez. El "Chururito", que se dedica al ritual del floreamiento de ovejas y cabras, fue uno de los cantos más significativos en su voz, registrado en dos momentos, sobre todo en el álbum monográfico Cantos talabreños (2023), primero y último de su historia.

Roberto Viking Valdés

Rasgos peculiares marcaron la carrera del cantante santiaguino Roberto Viking Valdés, partiendo por su nombre artístico y culminando en un confuso fallecimiento, tras el cual su familia batalló en tribunales una probable negligencia médica. Aunque nunca editó álbumes a su nombre (sí varios singles), Valdés tuvo en la pantalla de televisión tribuna suficiente para convertirse en uno de los baladistas chilenos más conocidos de los años ochenta, imponiendo éxitos como "Vuelve y te diré cuánto te amo", "Por fin logré tener tu amor" y "Una noche de amor", esta última ganadora de la competencia del Festival de Viña en 1976.

Tatiana Bustos

De cantante romántica a comienzos de los años '90 a agresiva rockera poco tiempo después, Tatiana Bustos intentó hacer encajar su contrastante propuesta musical con el gusto del público masivo y, a la vez, con los circuitos asociados al rock. Con el mérito extra de ser autora de sus temas y contar con la producción del experimentado Juan Andrés Ossandón, Bustos dejó una balada para el cancionero popular chileno como "Sinceridad", su tema más reconocido y con el que logró un triunfo en el Festival de Viña del Mar de 1993. Ya en los años 2000 debió enfrentar diversos prejuicios y ella cambió de vida para dedicarse a la crianza y a su carrera profesional.

Chord

A unos pasos del cerro Santa Lucía, en Santiago de Chile, el número 256 de la calle Huérfanos es la dirección de la histórica galería de arte "Bucci", fundada en 1973 y recordada como uno de los bastiones culturales de los últimos años de la dictadura, abierto por igual a pintores de vanguardia y a músicos emergentes del punk y la new wave de los años 80. En la misma época, ese fue además un hogar para Juan Pablo, Pier y Andrés Bucci, hijos del galerista Enrico Bucci, que trabajaron allí impulsados por su padre. Durante las siguientes décadas serían músicos activos sobre todo en la escena electrónica, bajo los nombres individuales de Skip o Chord, o en colaboraciones y grupos como Plan V, Mambotur y Detalles, a menudo editados por sellos alemanes.

Ricardo Arancibia del Canto

Conocido en Chile como el “fantasista del violín” y en diversos escenarios del mundo como el “políglota musical” “el hombre-orquesta” o el “multifacético artista chileno”, por los llamativos espectáculos que ofreció desde 1963, Ricardo Arancibia del Canto fue uno de los músicos más sorprendentes surgidos desde Valparaíso. Creador de piezas como la tonada “Dieciocho sin ti” o la emotiva melodía de violín “Tristeza gitana”, su historia se describe por el más resuelto solismo musical, que lo llevó a dominar la guitarra española, la guitarra hawaiana, el bouzuki, la mandolina, el arpa, la trompeta y el violín.

Los Trukeros

Es impreciso catalogar a Los Trukeros simplemente como un grupo de cueca. Por su carácter poético, su potente teatralidad, su aporte innovador y tradicional al mismo tiempo, y por ese indiscutible compromiso cultural y de identidad local, estos músicos están más cercanos al concepto de juglares modernos. O al menos al de "agrupación artística", como ellos mismos se definen. Compañeros de generación de Los Santiaguinos, Los Tricolores y Porfiados de La Cueca, poseen el sello más auténtico del nuevo movimiento cuequero iniciado en los años '90. Un sello inconfundible en el que aportan particularmente el histrionismo y la pasión de Rodrigo Miranda, la voz guachuchera de Pablo Guzmán y la teatralidad poética de Carmen López y Pavel Aguayo.

Florcita Motuda

Existen nombres inconfundibles en la música popular chilena, pero el de Flor Motuda es excepcional incluso entre los músicos de más firme identidad artística. Suele definirse a su trabajo como extravagante o experimental, pero acaso su principal valor esté en cómo ha ofrecido una propuesta de reflexión social por completo novedosa; aguda como pocas en su descripción de lo más pedestre de nuestra convivencia.

Wildo

Compositor, cantante y productor, Wildo es una figura que ha cruzado varias décadas y conecta géneros y momentos diversos de la música chilena, desde la Nueva Ola hasta la balada de los años 90. Sus canciones han sido grabadas por artistas como José Alfredo Fuentes y Buddy Richard y por estrellas continentales como José José, fruto de un recorrido que también incluye alta exposición televisiva e incluso capítulos deportivos.