Pop
Diversa por definición, la música pop apela sobre todo a un vínculo con el oyente, por sobre un tipo de sonido o un estilo. Pop como abreviatura de "popular", esta música tiene como pocas un objetivo, el de generar identificación con la audiencia por medio de ritmos contagiosos, melodías recordables y composiciones de duración ajustada a los estándares de difusión de medios como la radio y la TV y, sobre todo, a los requerimientos de una industria que necesita vender canciones a ese gran público. Como tal, se puede dar con eficacia en los más diversos campos. La Nueva Ola de los años '60 es una de las primeras manifestaciones generacionales de música pop chilena, y desde entonces han continuado en esa senda baladistas y cantantes popularizados por la televisión así como diversos músicos y productores que han aplicado los sonidos del rock o las bases electrónicas a esta música.
Tuvieron que pasar muchas bandas, seudónimos y proyectos para que Pablo Ilabaca se presentara al fin musicalmente con su nombre propio. Antes de ese «debut» solista propiamente tal (en 2021, con el disco Canciones para conversar con la muerte), publicó discos como Jaco Sánchez, se hizo conocido como K-V-Zón (guitarrista fundador de Chancho en Piedra, e integrante hasta el 2018), asumió voces de muñecos junto a 31 Minutos, y trabajó un interesante pop-rock junto a otros conocidos músicos en Pillanes. Los giros parecen drásticos, pero han mantenido la identidad de Ilabaca como autor: desprejuiciada, curiosa y cómodo en las colaboraciones con talentos de similar calado.
“Punky rap synthesizers” fue el concepto estilístico con que se identificó el cuarteto Compiuters: mezcla de electro, pop y rap tributario de la música sintética de la década de 1980, que desde sus tiempos recordaba a exponentes locales anteriores como Nadie y Aparato Raro, y también a extranjeros de mayor impacto como Devo. En su muy breve vida musical dejaron solo un álbum, el homónimo y bien recibido Compiuters (2007) y fueron parte destacada de la naciente escena independiente del pop que estalló en la década de 2000.
Gameover fue el grupo con más vocación pop del circuito de rock independiente de comienzos de los años 00. Iniciados en círculos punk y en torno al pop ingenuo del sello Gatomo, ganaron marcas como su actuación con Stephen Malkmus en el Teatro Novedades en abril de 2002, , el triunfo en el concurso de nuevas bandas del programa radial ‘‘Super 45’’ (2001) y sus tres canciones en la película Los debutantes (2003), incluida una versión de ‘‘Creo que te quiero’’, del grupo Nadie. El nombre no se dice en inglés. Se pronuncia ‘‘gameover’’.
El nombre del guitarrista Paulo Alexandre Paranhos de Almeida aparece en la escena de la música popular y de fusiones a partir de la década de 1990. Profesor, investigador, solista, sesionista, compositor y productor, contribuyó al conocimiento de diversos ritmos de su Brasil natal. Paranhos se mueve entre músicas muy amplias, el jazz, la samba, el choro, la MPB, la fusión, el pop y el rock.
En una tradición pop-soul chilena que se remonta a fines de la década de 1990 y comienzos de la década de 2000, con agrupaciones como Matahari, Mamma Soul, Feria y LaMonArt, la puertomontina Ivania Arteaga se estrenó como solista con el pseudónimo altamente soulero de Ania Ivania y el EP de cinco canciones titulado Aire (2019).
Un paisaje de imágenes surrealistas ha marcado la idea pop de Dani Jatib, compositora, cantante y productora que apareció en 2014 con canciones como "Historias" e "Inadaptados", la antesala de una saga de reflexivos álbumes conceptuales suyos: Arena lunar (2017) y Arena solar (2023). Allí ha expuesto una estética futurista y próxima al synth pop, en una propuesta que combina sonido, imagen y movimiento.
En la rearticulación de la banda pop No me Acuerdo —el primer grupo de Gonzalo Yáñez—y la incorporación de una voz femenina reside la génesis de Betty Boy, grupo capitalino de pop y rock activo en la segunta mitad de la década del 2000. El cuarteto comenzó a trabajar con los muchos temas de No me Acuerdo que quedaron sin grabar luego de la salida de Yáñez (quien, sin embargo, volvió a asociarse al grupo como productor de su primer disco). Junto a Cabaretta, telonearon el concierto por los quince años de Lucybell, además de participar en el festival de bandas de rock organizado por la firma Yamaha. Su único disco, Al mejor postor (2006), mostró canciones de distorsión y congoja, como "Imagina" ("escúchame, mira que tu amor / rima con mi dolor / antes de haber sufrido"). Con él viajaron en 2008 a Buenos Aires, y luego abrieron el concierto de Sonic Youth en Santiago. Poco tiempo después, la voz quedó a cargo de Geraldine Merchant.
Como uno de los hallazgos del jazz contemporáneo durante los inicios de la década de 2000, el baterista post-bop Andrés Celis se sumó a una línea de estilo de jóvenes solistas donde tanto Félix Lecaros como Daniel Rodríguez además le precedieron en esos inicios precoces. Alumno del histórico Ricardo Ruiz, Celis desarrolló una identidad dinámica en la batería y sorprendente en variantes musicales percutivas, dado que además siguió el modelo de la escuela de Max Roach.
Baladista chileno, estudiante de publicidad y en paralelo alumno de la Academia de Alicia Puccio. Fue desde allí de donde decidió asumir su rol de músico, y en 2009 estableció una sociedad de trabajo con el cantante de Canal Magdalena, Cristián Arroyo, quien le produjo su primer disco. Su fórmula de balada-pop consiguió entonces cierta difusión en radios.
Músico e ingeniero en sonido, Alejandro Manríquez integra una partida de guitarristas de jazz que fueron promovidos por el Instituto Projazz desde mediados de los años 2000 (Nicolás Yankovic, Armando Ulloa, Cristóbal Gómez, Diego Riedemann), pero su ruta camino fue acercándose siempre a la música de fusiones latinas. Primero como colaborador de las cantantes de jazz y bossa Muriel Valle y Verónica Garay, del compositor, bajista, pianista y acordeonista Pedro Melo (de Entrama), y finalmente a través de sus propios discos.
Alma es un grupo vocal que comenzó a comienzos de los 2000 con el nombre de Bal3, y con una abierta inspiración en nombres del pop anglosajón, como Backstreet Boys o Boyzone, o de la balada latina como Sin Bandera. La entrada al Sello Azul el año 2009 los hizo centrarse en sus canciones propias, que con referencias a la música negra y un sonido pop ingresaron a algunas radios y tuvieron un circuito en vivo. Tras un período de menor actividad, el 2016 presentaron una nueva formación con dos de los tres músicos originales, y con nuevas canciones iniciaron un intenso proceso promocional en Chile y en México.
Cantautor santiaguino, que en su composición roza ámbitos exigentes de producción y arte sonoro. Su primer disco, Heridas (2024), se ganó en prensa calificaciones de «vanguardista», por su propuesta sugerente, en capas sonoras y texturas atípicas en el pop. El propio músico prefiere hablar de una exploración desde la letra y la música, que nunca se aleja por completo de lo convencional. Se trata de un trabajo coherente con la influencia que reconoce en nombres estadounidenses como Bon Iver y Sufjan Stevens: «Sigo mucho esa camada de artistas gringos que partieron muy indie, muy en la guitarra y muy en la canción folk-pop para después transformarse en una cosa media incomprensible», le comentó al medio Expectador. La música ha sido para él un trabajo persistente, de muestra en vivo en formato de banda, desde la publicación de un primer single en 2020 ("Daga").
Jorge Caraccioli es al jazz vocal masculino lo que Rossana Saavedra al femenino: una figura difícilmente alcanzable en términos de swing adquirido en el ADN, manejo de lenguaje y técnica sobresaliente, y que no tuvo más maestros que su propio instinto. Pero durante mucho tiempo Jorge Caraccioli vivió entre las cuatro paredes del estudio de grabación, en el negocio de la música publicitaria y sin salir a los escenarios reales.
Guitarrista fundamental de la composición popular chilena, el autor de "El twist del esqueleto" (1963) es un músico transversal, que ha inscrito varias melodías en el gusto masivo y ha cosechado elogios por igual de folcloristas, jazzistas y rockeros. Si bien su popularidad la forjó a partir del ritmo del twist, su repertorio también ha incluido populares tangos, rocanrol y cumbias. En la década del 2000 Arriagada reactivó el interés de los más jóvenes gracias a su colaboración con Ángel Parra Trío para el disco Playa solitaria (2005).
Sorprendió Tío Lucho cuando, en 2004, comenzó a actuar en Santiago después de unos subterráneos inicios desde 1999. Hasta la aparición de su disco debut no hubo reseña que dejara pasar la conformación instrumental de la banda: guitarra, batería, voz, saxo y teclado. Esa alineación le ha dado al grupo una sonoridad particular, plasmada en canciones inspiradas en el punk, el rock and roll de vieja escuela, el twist y el surf. Letras que hablan de ciudad y sublevación y una visualidad deudora de grupos como The Clash y Los Prisioneros más precoces completan el cuadro de una banda que ha encontrado en los escenarios su hábitat favorito.
Divina fue una apuesta de pop chileno de vida breve que acogió a músicos con oficio previo en otras bandas: la cantante Constanza Lüer había sido parte de la segunda formación del trío Supernova; el baterista Sebastián Rojas, de Dogma y Los Mox!; Roberto Díaz había colaborado con Tiro de Gracia; y Leonel González venía de Damajuana). Divina debutó en vivo junto a su grupo hermano Betty Boy, y en menos de un año ya tenían un disco a la venta. Jugar con fuego (2007) los llevó a discotecas de Santiago y a viajes promocionales por México, Suecia y Argentina, aunque no consiguió por eso mayor acogida radial. Sonidos de punk-pop y nü metal, y letras sobre el amor perdido, caracterizaron su oferta pop.
Aunque su nombre y su sonido se asocian antes que todo al pop-rock surgido en Chile en los años noventa, Malcorazón ha sido una banda de vida extensa, que ha continuado hasta hoy con su trabajo, pese a períodos de pausa y cambios de integrantes. En ese trayecto, la cantautora Cathy Lean ha sido el único pilar estable desde su fundación, motivada por el desarrollo de un pop cuidado y de referentes principalmente británicos. Ella misma ha establecido que «Malcorazón es un concepto, y mientras yo lo quiera mantener vivo seguirá latiendo».
Desde los años '80, Silvia Lobo ha sido una de las voces más activas y con mayor experiencia internacional, indistintamente en los territorios de la bossa nova, la canción francesa y los standards de la era del swing, tres líneas que la definieron tempranamente como cultura de una genuina canción melódica. Su trabajo de recuperación del repertorio brasileño se adelantó veinte años a los tiempos de proliferación de intérpretes en este campo.
Un extenso período de estudio de piano clásico desembocó en la identitaria propuesta de María Francisca Pérez cuando ella pasó a tomar el nombre artístico de María Francisca —a secas— y emprender un proyecto pop como solista, fundamentado en su instrumento sanguíneo. Desde 2011 sus canciones pianísticas tomaron forma y significado, y así la cantautora entregó un primer repertorio en el autobiográfico disco Mis regalos.
El pop preparado entre tres hermanos españoles fue el eje de Nadie, una de las bandas del llamado «boom pop» de los años ochenta en Chile, que pese a publicar sólo un disco y disolverse para nunca más volver (o casi) consiguieron ubicar en radios hits recordados por varias décadas. Además del trabajo junto al grupo, es importante destacar que la cantante Shia Arbulú fue también la primera vocalista de La Ley, antes de la llegada de Beto Cuevas al fundamental conjunto pop chileno. El año 2013 un concierto los llevó a reunirse, y desde entonces han tenido un segundo aire en su vida como grupo.