Fusión latinoamericana
Más un instinto que un estilo, más una tendencia múltiple que un movimiento formal, la fusión latinoamericana es una expresión que permite designar los diversos resultados que generaciones de creadores, músicos y grupos chilenos han obtenido durante cinco décadas a partir del cruce entre las ricas fuentes de la música del continente adoptadas en Chile. Como método y espíritu tiene una genealogía que puede remontarse a los intentos de folclor panamericanista previos al Neofolklore de los '60, y que luego pasa por la fusión de conjuntos de la Nueva Canción Chilena, se mezcla con el instinto del rock y llega hasta compositores, intérpretes y conjuntos de la actualidad, abiertos al jazz, la música basileña y las raíces europeas.
Quinteto apegado a una canción de raíz latinoamericana y contenido «con sentido y razón», en palabras de sus integrantes. Desde una formación que privilegia arreglos de cuerdas, pausas y poesía original, sus composiciones transitan por el pulso de lo popular desde la conciencia comunitaria. El desafío, aseguran, es determinar «qué tipo de calidad nos ofrecemos nosotros mismos cuando nos regalamos música, y alrededor de qué música nos reunimos», en palabras de Gonzalo Ramos, su director, también integrante de Merkén. En 2024 presentaron su primer álbum, Si olvido mi nombre, un trabajo que, pese a su ligazón con la tradición, se permite innovaciones tales como una austera versión de un tema de Sui Generis y un cierre de dos voces a capella.
Compositor y músico de fusión latinoamericana, parte de la oleada de cultores que hicieron las primeras transformaciones en esta amplia escuela creativa, Patricio Lisboa fue formado en la Universidad de Chile e integró el fundacional conjunto Cántaro, que fue un puntal en la música que fusionaba raíz folclórica y música docta durante el paso de los '90 a los 2000. También integrante del grupo de rock fusión La Comarca, y colaborador de diversos nombres en esa nueva visión latinoamericanista (Daniel Delgado, Daniela Conejero), Lisboa es bajista eléctrico y contrabajista de jazz, función que adoptó en su larga época de vida en Francia, primero con el grupo Cántaro, y luego, tras su separación, como nombre propio. En Francia, donde llegó a fines de los '00, lanzó su primer disco, con un trío de jazz contemporáneo: Penrose (2020).
El dúo Sankara nació como apéndice musical del ensamble Merkén, uno de los más visibles resultados del Taller de Música Latinoamericana que dictó el músico y académico Claudio Acevedo en la Universidad de Chile. Formado por la charanguista Fernanda Mosqueda y el guitarrista Felipe Valdés, Sankara tuvo un enfoque sobre la música de raíz latinoamericana desde un puente entre los mundos de tradición escrita docta y la tradición oral popular. Tanto Mosqueda como Valdés han sido, además, impulsores del encuentro de charanguistas llamado "De charango y otras hierbas".
La “fusión de raíz” fue el concepto acuñado por Valentina Rodríguez al llevar a efecto un proyecto autoral desde punto de encuentro de tres líneas: la música de ritmos folclóricos, la canción pop y el temperamento jazzístico. A fines de la década de 2000 esta cantante y autora egresada de la Escuela Moderna de Música unió su nombre al de otros compositores de fusión latinoamericana con autoridad: Daniela Conejero, Marcelo Vergara, Josefina Echenique y, algunos años antes, Rodrigo Santa María.
Fue la presencia de instrumentos acústicos y letras en castellano dentro del ortodoxo rock chileno de los años '70 el principal aporte que representa el trabajo del dúo Andrés & Ernesto. Iniciados en pequeños escenarios del puerto de San Antonio, Andrés Godoy y Ernesto López llegaron casi en forma accidental al mundo del rock, constituyéndose a la larga en un número habitual de festivales y encuentros de la época.
El reencuentro de dos músicos del desaparecido grupo pop-rock La Bicicleta posibilitó la aparición de un nuevo ensamble en la música de fusión de los años 2000, inspirada tanto en el folclor latinoamericano, como en la world music y el jazz. Sonámbulo se ubicó así junto a agrupaciones como los capitalinos Fractal o los porteños Sala del Espejo, con música de cuidados arreglos, su apertura de la paleta de colores y su repaso de ritmos e instrumentación de latitudes lejanas unas de otras.
Conjunto de cámara que desarrolla una música latinoamericanista desde un ángulo académico, con instrumentos de distintas procedencias y épocas que dialogan en un relato contemporáneo. Formado por Ramiro Durán, Alberto Faraggi y Luciano Taulis, Aguafuerte Acústico mantiene sonidos de la guitarra flamenca, el cuatro puertorriqueño y la viola da gamba. Su primer disco es Aguafuerte Acústico (2014).
Con una palabra que en mapudungun significa «la llave del saber» y que fue además el nombre de la recordada editorial estatal durante el gobierno de la Unidad Popular, Quimantú es en tercer término el conjunto fundado en 1981 en Londres por el compositor y cantante Mauricio Venegas Astorga. Iniciado para cultivar la música andina en Inglaterra, país adoptivo de Venegas desde 1977, Quimantú se dedicó luego a la fusión de la música latinoamericana con las raíces celtas y europeas en general. Es un conjunto activa hasta hoy, parte esencial de cuyo trabajo reside en el contenido de reflexión social en sus creaciones y proyectos.
Antonio Monasterio es un nombre protagónico en la escena de las músicas creativas en Valparaíso desde fines de la década de 2000. Primero como fundador y compositor del conjunto de fusión Ajayu y luego como líder de sus propios ensambles, Monasterio definió música eminentemente acústica y provista de sonidos y colores diversos, en un sincretismo de lenguajes que obtuvo desde fuentes como el folclor latinoamericano, el jazz contemporáneo y las músicas del mundo. En este punto, Monasterio tomó protagonismo como intérprete del oud, o laúd árabe, que se escucha en álbumes suyos como Centro y periferia (2018) y Las furias y el mar (2023).
A lo largo de tres décadas, Alejandro Gaete ha sido un versátil músico de la industria local. Fue guitarrista de pop, rock, fusión y jazz, integrante de orquestas televisivas, sesionista en vivo y estudio, arreglador y productor musical y autor de canciones festivaleras. Su vida como músico solista se inició entrados los años 2000, con la edición en discos de sus canciones y temas instrumentales.
En junio del 2004 nació esta facción de Inti-Illimani, con integrantes del legendario conjunto. El núcleo formado por Horacio Salinas –su director musical-, José Seves y Horacio Durán tuvo diferencias irreconciliables con sus ex compañeros en cuanto a la continuidad y la formación de Inti-Illimani, y por eso recrearon la agrupación que desde ese año se conoció como Inti-Illimani Histórico, autodeclarado heredero de la historia que el conjunto inició en 1967.
La Saga fue un proyecto que exploró el jazz latinoamericano durante la década de los 2000 y fue conocido primeramente como el grupo del saxofonista Eloy Alquinta, el segundo hijo de Gato Alquinta, fallecido en 2004, apenas un año después del emblemático músico de Los Jaivas. Fue parte de una oleada de agrupaciones que adoptaron la improvisación jazzística desde esa perspectiva de las raíces: Apus Jazz Bank, Motete, La Otra Tierra, Fusión Judá, La Pincoyazz y Sur, prácticamente todos descendientes cercanos o lejanos de La Marraqueta como cultores de la llamada “fusión criolla” o “fusión chilena”.
Michu fue siempre el sobrenombre del compositor e intérprete Cristián Schmidt, activo durante cuatro años en el grupo Elso Tumbay como guitarrista y tecladista. Pero luego pasó a ser también el nombre del dúo formado por él y su hermana, Antonia, con el cual el músico eligió mostrar sus composiciones. La música de Michu, el dúo, refleja bien el desprejuicio y curiosidad que ha motivado el desarrollo musical de sus integrantes, dos jóvenes interesados en el rock, la electrónica y el folclore chileno, y que en el disco II (2007) afirmaron un sonido experimental basado en nuestros ritmos autóctonos.
Quizás por haber vivido su infancia y juventud en países tan distintos y distantes como Chile, Japón, Italia y Brasil, Vasconcellos creó un tipo de canción que ha buscado el arraigo en sonidos originarios, especialmente de América Latina, de donde son también sus orígenes sanguíneos. Su fórmula finalmente dio con canciones alegres, festivas y con explícita conciencia social y cultural. Desde su salida del grupo Congreso, en 1983, el músico se desarrolla de modo solista, y con altas cumbres de popularidad en esa área. Su influencia en toda una generación de músicos, la masividad de sus canciones y su intensa y poderosa actividad en vivo lo convierten en una figura vigente y fundamental de la música de fusión desarrollada en nuestro país.
Dos épocas definen la trayectoria del guitarrista Álvaro Severino, uno de los músicos que ha recorrido por diversos estilos de la música popular. Una primera etapa en Chile lo situó en los 2000 como músico de la escena juvenil del soul y el R&B, mientras que su vida en Alemania a lo largo de la década de 2010 le posibilitó ampliar su mirada como músico de jazz y de proyectos en los ambientes universitarios. Si bien hubo grabado un disco de standards en Chile, el plan que diseñó para el álbum Ngen-kürüf (2019) vino a ser decisivo en su madurez como compositor y guitarrista, siempre desde la óptica de la fusión latinoamericana.
En 1982, un grupo de jóvenes vestidos de blanco, subió a tocar instrumentos latinoamericanos al Festival de Viña, con el puro y simple nombre de Agua y una canción "Amanecida", Ese debut, en el marco de la competencia folclórica, fue uno de los pasos finales de este conjunto, cuya carrera se había iniciado ocho años antes, en 1973 en Santiago, y llevó a sus músicos a descubrir y fusionar las raíces latinoamericanas, a radicarse en Brasil entre 1976 y 1980, a escribir un hit popular de los 80, ("La luna llena", que popularizó el cantante Miguel Piñera) y a transformarse en los únicos chilenos que han grabado con el músico brasileño Milton Nascimento. Terminaron su historia en 1982, poco después de su participación en el Festival, y todos siguieron historias musicales por separado. Se reunieron en 1999, y luego se han encontrado muchas veces.
Cantante, compositora, charanguista y percusionista, Carmen Lienqueo indica como motivación de su trabajo musical «transportar a un paisaje que emerge de Latinoamérica, una geografía sonora compleja llena de matices». Sus conciertos y grabaciones hasta ahora son representativas de ese alcance amplio y mestizo, esencialmente sudamericano y de valiente expresión personal.
Electrónica, pop, sonidos precolombinos, música incidental, rock y jazz. Casi no hay género musical que Guillermo Cuti Aste no haya trabajado en algún momento, animando una carrera que destaca como una de las más versátiles de las últimas décadas en Chile. Ejecutante de diversos instrumentos, el penquista es también compositor y arreglador, y ha llevado su música a teatro, cine y televisión. En el año 2009 presentó su primer álbum solista, Estatuas de sal.
Ensamble de música latinoamericana que combina raíces del folclor profundo con elementos modernos de la música obtenida desde el jazz, el rock fusión y la música académica. Santos de Greda se inició en 2012 como un proyecto llevado a cabo por la cantante Esperanza Ulloa y el guitarrista Gustavo Verdugo. Poco después consiguió la sección rímtica formada por Lucas Schlotfeldt (teclados), Sebastián Silva (contrabajo) y Sebastián Nahuelpan (batería y percusión) y con esa formación de quinteto editaron su disco Mestizo habitar (2015).
Antes que un grupo prefieren definirse como un colectivo o, incluso, una tropa. Veinte músicos llenan el escenario en cada presentación, y es frecuente que esa humanidad se tome también la platea, los pasillos y, por qué no, la calle. La rigidez queda fuera de un show de Banda Conmoción, una de las agrupaciones de mayor arrastre entre el movimiento de ritmos bailables de fusión prendido en torno al cambio de siglo en el país. Su éxito ha sido explosivo desde 2007 en adelante, si bien integra largos períodos de trabajo menos difundido en teatro, y en la investigación sobre ritmos nortinos y balcánicos. Su poderoso sonido integra una enorme sección de bronces; salvo excepciones, sin voces ni instrumentos eléctricos.