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Fiat600 / F600

Luego de las muchas sociedades musicales que ocuparon al músico Miguel Conejeros desde los años ochenta, Fiat600 ha resultado ser su proyecto más duradero y de amplio alcance. La autogestión de esta persistente propuesta electrónica es la marca musical más profunda de un músico vinculado en su temprana juventud al punk-rock local, y que también mantuvo en paralelo al dúo Bipolar, pero que hoy se asienta cómodamente a solas entre máquinas.

Carmelo Bustos

Carmelo Bustos fue uno de los más legendarios y longevos músicos en la era de la radio y la boite, integrante de prestigiosas orquestas de música popular como primer saxofonista alto que animaron la bohemia capitalina, en especial con el protagonismo que tuvo como director musical de la afrocubanísima Orquesta Huambaly entre 1954 y 1962. Clarinetista y saxofonista, su swing natural inundó no solo su época de juventud y adultez, sino que se traspasó a generaciones de saxofonistas de los años '90, '00 y '10, a las que formó como profesor, depositando ese swing como una herencia personal. Murió a los 96 años como el último dinosaurio de la vieja guardia de la música popular.

Jardín Secreto

Poco más de un año después de la primera disolución de Los Prisioneros, el baterista Miguel Tapia regresó a un estudio de grabación. La incondicional confianza de un sello multinacional le daba ánimo para desarrollar lo que desde hacía un tiempo venía diseñando con Cecilia Aguayo, la tecladista que había acompañado la última gira del grupo sanmiguelino: un grupo tecno-pop anclado en la tradición de la música chilena. Le llamaron Jardín Secreto, y pudieron avivarlo por un total de cinco años y dos discos. Sin embargo, la escasa repercusión radial del grupo, que nunca quiso ser considerado de elite, terminó por dirigir a sus integrantes en proyectos individuales.

Fernando Yáñez

Nació en Chillán, pero es uno de los tres cantores que han puesto en el mapa musical chileno a la localidad de Campanario, en la comuna de Yungay, región del Bío-Bío. Junto a sus hermanos mayores Pedro Yáñez (n. 1946) y Eduardo Yáñez (n. 1947), Fernando Yáñez Betancourt se ha dedicado al canto como poeta popular, cantor a lo humano y payador, además de gestor de diversos encuentros de paya en su región natal.

Ramón Aguilera

No hay chileno que haya cantado con más desgarro el vals peruano y el bolero —haciéndose él mismo casi parte de cada drama relatado en esos versos— que Ramón Aguilera. Canciones suyas como "El día más hermoso", dedicado a las madres, y la temblorosa "Que me quemen tus ojos" son himnos de aquello que desde los años sesenta se identificó en Chile como «canción cebolla». En paralelo a sus trabajos como mecánico y por puro amor al canto, Aguilera se sumó desde joven a la tradición del bolero interpretado con guitarra acústica, marcado por un sonsonete vocal plañidero y con canciones plagadas de tristezas y tragedias. Fue ascendiendo así como un símbolo de la expresión popular, masiva y querida, aunque no justamente reflejada en difusión en medios ni en ventas, en parte por discriminaciones de clase y bobos complejos ante el sentimentalismo sin medidas.

Margot Loyola

Margot Loyola es, junto a Violeta Parra, una de las dos grandes maestras del folclor chileno. Dedicada a la investigación y la enseñanza, contribuyó a renovar esa música al impulsar el trabajo de campo en los grupos de proyección folclórica de los años '50, difundió y estudió estas tradiciones en Europa y América y es la única folclorista que ha ganado el Premio Nacional de Arte, reconocimiento que recibió en 1994. Falleció en agosto de 2015, a la edad de 96 años, dejando un legado de estudios de campo, recopilación y canto de más ocho décadas. Desde 2016, cada 15 de septiembre, el día de su natalicio, se celebra el Día Nacional de la Cultura Tradicional y Popular Chilena.

Enfermos Terminales

Enfermos Terminales fue uno de los importantes grupos del circuito hardcore de los años '90 en Chile. Por más de una década dieron vida a un colectivo singular, de inquietudes musicales viscerales y de lazos firmes con la escena alrededor suyo. De hecho, casi todos los integrantes de su formación fueron también parte de otras bandas, como Disturbio Menor, Niño Símbolo, Fracaso, Miedito, DTH (Death to Humanity), Silencio Absoluto, DonFango, Griz o Total Mosh.

Eduardo Yáñez

Cantautor popular en su definición más estricta —como seña de creación y de vida—, Eduardo Yáñez ha estado presente en la música chilena de varias décadas, cruzando momentos y movimientos, desde la Nueva Canción hasta nuestros días. Sus referentes y principales influencias explican, en todo caso, que él elija presentarse como «un chileno de los años sesenta». Marcó un hito del canto contingente como autor de "Nuesto cobre", popularizada por la versión que grabó Quilapayún en 1972, y en los años siguientes, ya en dictadura, fue un proveedor de composiciones para intérpretes en Chile o el exilio como Isabel Parra, Patricio Manns, Inti-Illimani, Ortiga, Isabel Aldunate y Cecilia Echenique.

Zalo Reyes

Fue un baño de lágrimas el origen de la carrera de Zalo Reyes, el hombre que a partir de los éxitos "Una lágrima y un recuerdo" (1978) y "Con una lágrima en la garganta" (1979) ganó el favor popular chileno, encarnó un fenómeno de masas en 1982 y 1983, y llegó a ser uno de los cantantes más exitosos de esa década, con los impactos radiales "Motivo y razón" (1982), "Amor sin trampas" (1985), "Un ramito de violetas" (1985), "Mi prisionera" (1988) y "María Teresa y Danilo" (1988). Es un heredero de la genealogía de cantantes populares chilenos que empieza con los boleros de los años '60, hermanados con la llamada "canción cebolla", y que sigue con los conjuntos melódicos de la edad de Los Ángeles Negros, Los Galos y Los Golpes. Esa sintonía con el gusto popular le permitió además mantenerse activo y acceder al reconocimiento generacional de un público joven en el nuevo siglo, donde consolidó su categoría de nombre principal de la música popular chilena. Afectado por distintos problemas de salud, en agosto de 2022 falleció a los 69 años. Miles de personas llegaron a su funeral.

Gonzalo Martínez

Los nombres de sus dos integrantes determinaron en partes iguales el bautismo del dúo que en 1997 formaron Martín Schopf y Jorge González; dos chilenos más conocidos en la música electrónica y en el rock como Dandy Jack y como el cantante de Los Prisioneros respectivamente. Ese grupo se llama Gonzalo Martínez, apareció en Santiago de Chile y se mantuvo activo apenas un año, pero su único disco bastó para adelantarse a la moda y ser el primero en experimentar con la mezcla entre música tropical y electrónica que años más tarde se volvería tendencia mundial.

Maruja Navarro

Cantora chilota de la localidad de Puchaurán, en Dalcahue, Maruja Navarro Barría carga consigo el legado de canto y de repertorio tradicional de danzas reunido por su abuelo, el fundamental Gerónimo Barría (1919-2001), uno de los nombres más importantes en el folclor del archipiélago. Ese testimonio se encuentra a la vista en el disco Folclor de vertiente (2021), que es el capítulo final de una larga historia de clan, al interior de una familia arraigada con las raíces chilotas en distintos niveles, y donde la música no es solo música sino parte de la vida en el universo isleño. Maruja Navarro cantó por años junto a miembros de su familia, además del conjunto folclórico Senda Chilota y otros nombres que contribuyeron a impulsar una nueva edad para la música de Chiloé, como David Cárdenas, perteneciente a otro clan de músicos chilotes, y la cantautora Caro Guttmann, con quien Maruja realizó la investigación y posterior disco Mejicanas en Chiloé (2008).

Hugo González Hernández

Hugo Hernán González Hernández es oriundo de San Carlos, Ñuble, pero fue en Santiago donde descubrió la poesía popular y en particular la paya. Es un destino similar al que tuvo un cantor como Manuel Sánchez, con quien además Hugo González comparte una generación de nuevos payadores integrada por nombres como Alejandro Cerpa Fuenzalida (n. 1974), Myriam Arancibia (n. 1976) y Jano Ramírez (n. 1979). Iniciado a comienzos de los años noventa, González ha tenido maestros escogidos en los instrumentos que toca: empezó en el guitarrón con la guía de los hermanos Santos y Alfonso Rubio en Pirque, y en la guitarra traspuesta con el cantor, poeta y payador Francisco Astorga, de La Punta de Codegua. Ha participado en numerosos encuentros de payadores, donde además ha demostrado su buen oficio en la guitarra grande.

Roberto Carlos Lecaros

La cronología de los primeros jazzistas de la familia de músicos que se apellida Lecaros está estrechamente amarrada al contrabajo. Roberto Lecaros, Mario Lecaros y Pablo Lecaros se iniciaron como contrabajistas, antes de llegar a sus instrumentos fundamentales. La tradición la continuó Roberto Carlos Lecaros Herrera, hijo del primero de ellos. Se formó en la modalidad docta con Werner Lindl, histórico contrabajista clásico de Concepción (y padre de Roberto Titae Lindl) y así fue como llegó integrar la Orquesta Filarmónica de Temuco.

Marx Trío

Marx Trío fue uno de los primeros conjuntos de un jazz vanguardista desde la estética del avant-garde neoyorquino de fin de siglo. En 1999 un absolutamente renovado guitarrista Pedro Rodríguez (La Banda del Capitán Corneta, Nexus) regresó al país después de dos temporadas de estudio en Nueva Jersey, con las novedades de ese movimiento articulado en Manhattan, conocido como la “escena del downtown”.

Fran Suárez

Pianista de jazz contemporáneo, Francisco Suárez Casanova integra una generación de músicos de esta línea que consolidaron sus carreras creativas fuera de nuestras fronteras, lista donde aparecen también Felipe Riveros y Pablo Vergara (Nueva York) y Carmen Paz González y Carlos Silva (Barcelona). Desde 1997, Fran Suárez ha sido un activo músico, compositor, improvisador y académico en la misma Barcelona y tras 23 años alejado de Chile hizo su debut con conciertos en Santiago en agosto y septiembre de 2014.

Rafael Berríos - Rabanito

Su nombre es Rafael Berríos, pero se hizo famoso como Rabanito, el acordeonista que llegó a ser considerado como uno de los mejores en su instrumento en Chile, por lograr un estilo de interpretación propio y una gran destreza, que le permitieron dominar el tango, la cueca, el jazz y otros ritmos de la música popular.

Arte Elegante

Arte Elegante, seudónimo de Roberto Herrera, es un prolífico rapero, cuyo trabajo musical no solo se ha expresado en canciones, sino que también en talleres regulares que dicta en cárceles y centros penales. “Vengo del hampa / Sobreviví en el hampa / Y allá en el hampa / Encontré la lámpara” dice en una canción del 2018, retratando también un pasado complejo, con varios años en Hogares de Menores y en cárceles, y él nunca ha ocultado. Sus numerosos discos y videos se entremezclan con los que  han hecho alumnos de sus talleres, y en ellos se estampa un poderoso testimonio de un sector de la sociedad chilena. Desde el  2018 comenzó a integrar bases bailables a sus canciones y se acercó a músicos de trap, con los que ha compartido varias colaboraciones, como también con nombres como Santaferia o la joven Flor de Rap.

Gameover

Gameover fue el grupo con más vocación pop del circuito de rock independiente de comienzos de los años 00. Iniciados en círculos punk y en torno al pop ingenuo del sello Gatomo, ganaron marcas como su actuación con Stephen Malkmus en el Teatro Novedades en abril de 2002, , el triunfo en el concurso de nuevas bandas del programa radial ‘‘Super 45’’ (2001) y sus tres canciones en la película Los debutantes (2003), incluida una versión de ‘‘Creo que te quiero’’, del grupo Nadie. El nombre no se dice en inglés. Se pronuncia ‘‘gameover’’.

Manuel Huerta

Uno de los autores y compositores más destacados en la historia de la trova en Chile es Manuel Huerta, cantor y guitarrista formado en los años ’80, con un catálogo de discos iniciado en 1986 que fue prosperando a lo largo de su carrera, a ritmo estable y sin interrupciones en todas sus épocas. Un canto comprometido y sensible es parte de su sello como autor, junto a un carácter musical que si bien tiene a la guitarra acústica como instrumento de cabecera se toma las libertades necesarias para incursionar en sonidos latinoamericanos más diversos e incluso en vetas de rock y funk en su sonido, y patentar así una identidad propia y variada.