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DJ Méndez

DJ Méndez es un fenómeno musical cuya condición chilena puede ser fácilmente cuestionada, de no ser por el profundo compromiso y arraigo que su protagonista tiene con su país de origen. Nacido en un humilde barrio de Valparaíso en 1975, Leopoldo Méndez Alcayaga concibió y desarrolló su propuesta musical bastante lejos de ese suelo, en Suecia, adonde se trasladó a vivir siendo adolescente. En un contexto vinculado a la marginalidad y la delincuencia, Méndez construyó allá su fusión de dance, hip-hop y elementos latinos, ingresando con fuerza a las pistas de baile del norte de Europa, e inaugurando un fenómeno que ya completa cuatro discos, un sello discográfico y una significativa presencia en Chile.

Manuel Ulloa Cortés

Manuel Ulloa Cortés es antecesor de generaciones de cultores del canto a lo poeta y del guitarrón en Chile. Padre de Osvaldo Ulloa Lobos (n. 1936), uno de los más respetados guitarroneros veteranos de la actualidad, él fue el hombre que educó en ese instrumento a su hijo y le traspasó una tradición que luego se ha transmitido a cantores como Juan Pérez Ibarra (n. 1954) y Alejandro Ramírez (n. 1979) por el mismo vínculo de maestro a discípulo.

Luis Barrueto

Baterista, percusionista y compositor, ha sido un activo coprotagonista durante un largo período de evolución de la música latinoamericana. Su formación temprana comienza en 1987 en el Liceo Experimental Artístico, aunque serán sus estudios de percusión clásica en la Universidad de Chile y de composición en la Escuela Moderna de Música las que definan su perfil definitivo como un percusionista experto, capaz de integrar las raíces del folclor con líneas y variantes contemporáneas como el rock, el jazz, la fusión y las vanguardias.

Huaika

En Huaika se encontraron músicos con orígenes esenciales para la música chilena: dos hijos del cantante de Los Jaivas, Eloy y Ankatu Alquinta; y dos hijos del folclorista Jorge Yáñez, Leo y Jorge. Por encima de sus vínculos biográficos, la banda trabajó un sonido emparentado con tendencias señeras del rock de raíz folclórica. Huaika tuvo un golpe mortal en 2004 con el sorpresivo fallecimiento de su integrante fundador Eloy Alquinta. La banda se mantuvo luego un tiempo trabajando en vivo, pero los encargos paralelos de sus integrantes fueron espaciando sus presentaciones y grabaciones hasta detenerlas por completo.

Las del Puerto

En 1994 Las del Puerto eran parte del conjunto folclórico de la Universidad Católica de Valparaíso, y eran un trío. Dos estudiantes de pedagogía en música, y la experimentada Ana Flores, que en los años 60 había sido parte del grupo Lonquimay. Dirigidas por Margot Loyola, entonces docente de esa Universidad, se distinguieron desde un comienzo por hacer folclor de todo Chile. En 1996 pasaron de  ser Las Cantoras del Puerto a simplemente Las del Puerto, y desde entonces han pasado por distintos momentos de actividad, y han editado varios discos. Rigurosas en su trabajo musical, y recogiendo repertorio histórico del folclor, desde el 2009 son un cuarteto.

Zapallo

Junto al reconocido grupo Mazapán, el ensamble convocado por el flautista Rodrigo García y el violinista Gonzalo Pinedo bajo el nombre de Zapallo, es una de las columnas más firmes y estables en la música infantil. Con una historia prolífica en cuanto a composición original, recopilación de material y grabación de discos desde los inicios de la década de 1980, sus canciones dibujaron la escenografía colorida y construyeron la imaginería para sucesivas generaciones de niños.

Hermanos Millar

Como un pacto familiar, los hermanos Ema, Pedro y Juana Millar se propusieron resguardar la música tradicional y de raíz folclórica, tanto chilena como latinoamericana. Su trabajo ininterrumpido desde inicios de los años '80 los hace llevar la música popular en la sangre, y le ha dado a su nombre reconocimiento internacional por su labor creativa y rescate de identidad. Sus presentaciones en vivo y sus discos son un valioso muestrario de canto campesino chileno de la zona centro sur, así como de piezas de la tradición local y latinoamericana, y musicalización de poesía chilena.

Emilio García

Emilio García es uno de los solistas de la guitarra eléctrica mejor dotados y más virtuosos en el campo del jazz-rock. Alcanzó prestigio e identidad como líder desde mediados de los '90, a la cabeza de poderosos tríos que lo llevaron a ser el heredero de una atlética guitarra de fuerza rockera y aventura jazzística detrás de sus antecesores, Alejandro Escobar (líder de Quilín), Edgardo Riquelme (de Cometa y Alsur), John Clark  (de Kameréctrica), Eduardo Orestes (de Ensamble) y Vladimir Groppas (de La Red).

Fernando González

El guitarrista Fernando González no sólo es el mayor de los hermanos que fundaron Congreso en Quilpué en 1969. También es el autor y musicalizador de algunas de las más recordadas primeras canciones del grupo en los tiempos de advenimiento y consolidación del rock folclórico. “Vamos andando mi amigo”, “¿Cómo vas?”, “Tus ojitos”, “El oportunista” o “El cielito de mi pieza”, además de la orquestación de los textos de Pablo Neruda “Maestranzas de noche” para banda eléctrica e instrumentos andinos, le pertenecen a Fernando González.

Almendra Trío

Conjunto formado y comandado por el guitarrista Mauricio Rodríguez, a poco tiempo de la separación de La Banda del Capitán Corneta, quinteto blusero que lo mostró como una de las promesas entre los nuevos rostros y nombres para el jazz de la época. Almendra Trío fue cultor de dos lenguajes jazzísticos en boga a fines de los '90: la fusión y el bop.

Turbomente

En la comuna santiaguina de San Bernardo surgió el primer grupo de la cantante Denisse Malebrán. Fue un cuarteto de dream pop formado entre compañeros de colegio, que alcanzó a publicar un único álbum antes de su disolución (Turbomente (1997) fue el primer álbum en formato CD-Rom lanzado alguna vez en Chile). Con lecciones formales de canto y sincero entusiasmo por la música, Malebrán se vislumbraba como promesa dentro de la música chilena, aunque hubo que esperar, primero, su paso de Turbomente a Polaroid —junto a los hermanos Mauricio (Sokio) y Daniel Díaz—, y, al fin, a su definitivo ingreso a las filas de Saiko.

Hirohito y su Conjunto

Son varias las contraseñas útiles para identificar quién es Hirohito en la música tropical chilena. "Ula ula, ula, ula", es una. "El que no baila es cola, el que no baila es cola", otra. "Viejito, viejito bueno; viejito, viejo lolero", una más. Y una gracia mayor es que todas ellas, y otras también, están concentradas en una sola canción, que es precisamente "Viejito lolero", el impacto con que este cantante puso en los años '70 su seudónimo de emperador nipón para siempre en la historia del ritmo nacional.

Sinergia

Que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer es aplicable también a Sinergia, con la salvedad de que, en su caso, se trata de una mujer robusta detrás de un grupo de hombres. "Mujer robusta" fue el primero de muchos éxitos que impusieron el nombre de esta banda en el país completo, elevándolos como un peculiar ejemplo de una trayectoria rock guiada por cauces poco convencionales y de una encomiable persistencia. Entre sus canciones —plasmadas en varios discos y EP— aparece una serie de clásicos que han marcado la música popular en el comienzo del milenio.

Manuel Huerta

Uno de los autores y compositores más destacados en la historia de la trova en Chile es Manuel Huerta, cantor y guitarrista formado en los años ’80, con un catálogo de discos iniciado en 1986 que fue prosperando a lo largo de su carrera, a ritmo estable y sin interrupciones en todas sus épocas. Un canto comprometido y sensible es parte de su sello como autor, junto a un carácter musical que si bien tiene a la guitarra acústica como instrumento de cabecera se toma las libertades necesarias para incursionar en sonidos latinoamericanos más diversos e incluso en vetas de rock y funk en su sonido, y patentar así una identidad propia y variada.

Akinetón Retard

Desde la simbología de la estrella verde que acompañó la portada de discos como 21 canapés (2003), Akinetón Retard definió el sentido de una obra única que no iba a hacer las cosas fáciles para quien se sometiera a sus dosis sónicas, la mayoría de las veces "sobredosis" sónicas. Para cuando este proyecto de guitarras eléctricas y saxofones histéricos alcanzó su primera década de vida, Akinetón Retard era mucho más que el nombre de un medicamento antiparkinsoniano.  Akinetón Retard fue un concepto en sí mismo: el más intenso y eficaz proyecto de una comunidad de músicos experimentales que abrieron sus discursos creativos en la era posterior a Agrupación Ciudadanos.

Julio Numhauser

"Cambia, todo cambia" ha sido el gran aporte solista de Julio Numhauser al cancionero popular chileno, pero su trabajo musical ofrece vertientes más amplias y diversas que las de la pura cantautoría. Junto a los hermanos Julio y Eduardo Carrasco, Numhauser fue uno de los tres fundadores del grupo Quilapayún, y alcanzó a estar con ellos hasta su primer álbum, en 1967. Fue él quien buscó el nombre del conjunto y estableció el contacto con su primer director artístico, el cantautor Ángel Parra. Luego de su partida,  comenzó una larga historia musical con diversos conjuntos en los que siempre fue el compositor principal. Destaca entre ellos sobre todo el dúo Amerindios, uno de los nombres más frescos del movimiento de Nueva Canción Chilena.

La Marraqueta

La Marraqueta es un proyecto decisivo en la instalación del jazz de raíz sudamericana, resultado de la evolución de la fusión a nivel mundial y el aprendizaje que los músicos del conjunto asimilaron en sus etapas de formación, siempre a la par con ese avance del jazz moderno. Justo después del grupo Alsur, que es en definitiva el proyecto pionero en estos términos, La Marraqueta superó las tres décadas de vida con un enfoque que mezcló las raíces del folclor chileno y la música mapuche con las sofisticadas armonías del jazz, la sonoridad contemporánea y la improvisación, bien representadas en la "Tonada para la pachamama". Si bien en esos inicios la banda acuñó el concepto de la "fusión criolla", con el paso del tiempo tomó una idea más nítida y descriptiva para su propuesta: una "música chilena endémica".

Antonio Gaete

Pese a su condición de músico aficionado, el baterista Antonio Gaete cuenta con un historial sorprendente de gestiones y militancias en grupos de la raigambre tradicional. No sólo perteneció a los dos conjuntos más importantes de esta línea –la Retaguardia Jazz Band y los Santiago Stompers- sino que en su hoja de vida se certifica un recordado debut como joven baterista en el también histórico grupo South Pacific Jazz Band en 1974, donde compartió escenario con el legendario trompetista Luis Huaso Aránguiz en su última época.

Machuca

No ha habido en Chile bandas punk regionales con la persistencia y alcance que mostró Machuca. Durante sus más de quince años de vida, y pese a múltiples altibajos internos, el grupo logró ser constante en lo que sus músicos definieron como «un rock que no cae en las modas». El punk y el hardcore fueron las principales guías de su sonido, inspirado en bandas como Ramones y Black Sabbath.