2000
Por sus muy diversos encargos como productor, DJ Raff fue un tiempo uno de los colaboradores y asesores más importantes del circuito hip-hop chileno. Pero su decisión de defender su trabajo propio lo llevó también no sólo a la composición electrónica propiamente tal sino que también a una fabulosa proyección internacional.
Cristián Gallardo conforma la segunda mitad de uno de los tándems más representativos y bravos del nuevo jazz chileno de los 2000. Cuando sopló el saxofón alto, casi siempre apareció a su lado el saxofonista tenor Andrés Pérez. Almas gemelas en un trayectoria que comenzó a fines de los '90, cuando eran adolescentes en las filas de la Conchalí Big Band, en una dupla que logró gran rendimiento a partir de 2004, cuando formaron el grupo Contracuarteto, junto a los hermanos Roberto Carlos Lecaros (contrabajo) y Félix Lecaros (batería).
Si bien Cecilia Concha Laborde es parte de una generación de cultores de la trova poética y el canto comprometido vinculados al Canto Nuevo, nunca perteneció a ese movimiento a pesar de su cercanía estética y política. Con esa independencia ha cruzado los tiempos vinculándose a diversas comunidades de cantautoras. Su único disco es Te traigo mis versos (2013), que se desprende del libro homónimo donde reunió sus escrituras, canciones, poemas y cuentos. Otras emblemáticas piezas de su repertorio han aparecido, sin embargo, en diversos álbumes colectivos: "Declaración de intereses", "Qué quieres país", "Amarraré a las cintas" o "Dame la rabia".
Bajista de rock y funk, contrabajista de jazz y profesor de música de larga data, Miguel Ángel Pérez es uno de los solistas de la generación de los '90, integrante y puntal de diversas agrupaciones de la época que marcaron la escena: el jazz rock de La Red, el blues rock de La Banda del Capitán Corneta y el hard rock de Mandrácula. Además de trabajar en los inicios del músico pop Jano Soto y con la cantante y profesora de voces Gloria Pérez, y además de formar a bajistas de sucesivas generaciones en los años 2000 y 2010, Pérez pasó paulatinamente al contrabajo para integrar el trío de jazz del pianista Américo Olivari, junto al baterista Andy Baeza, tocar como ente autónomo y acompañar a una serie de cantantes e intérpretes de standards.
Una importante estada en México, como parte de la oelada de chilenos activos desde la década de 2000 que se establecieron en esa industria, definieron el rumbo de un músico como Andrés Landon, formado como versátil bajista eléctrico y con una raíz en el jazz. En el DF, Landon se proyectó como músico de acompañamiento de una serie de figuras del pop latino, como Natalia Lafourcade, pero también como productor de discos y como artista de una música mestiza que lo llevó a producir, editar y publicar sus trabajos desde México: Pequeños defectos (2012) e Indias (2016).
Cuando el rap-metal comenzó a dominar la escena musical, hacia fines de los años noventa, el impacto de bandas como Rage Against The Machine, Korn y Limp Bizkit fue muy fuerte en Chile, y no solamente entre los militantes de la cultura metalera. Uno de los grupos que adaptó de mejor manera este estilo fue el cuarteto 2X. Sus letras, cargadas de rabia juvenil y denuncia, representaron el sentir de un público que recibió su propuesta como toda una novedad.
El usual desinterés de los músicos por clasificar su obra es un lugar común que no corre con este grupo, iniciado como Familia Miranda y transformado luego en Familea (se pronuncia "Famílea") Miranda. En el ejercicio de definir su estilo, por ejemplo, caben términos autoacuñados como "Añejeida noiserock" y "Super sonic acid noize lo-fi". O "Rock millonario de Santiago de Chile", si hay que mostrar el pasaporte. Lo que hacen no tiene nombre: cada vez hay que inventarle uno nuevo, desde sus inicios en 1999 en Santiago de Chile hasta la expedición europea que sostienen desde 2006 a la fecha con sede en Barcelona. Así se escucha en sus discos Familia Miranda (2001), Ferguson (2003) y Ensayo ≠ error (2006). Es rock instrumental, propulsado por guitarras eléctricas, con actitud punk pero inquietud por experimentar y donde la imaginación no sólo sirve para inventar nombres: esta música suena fuerte, pero responde a una relojería fina y rigurosa.
Sin mayor impulso que la intuición, Felipe Chacón se convirtió en el contrabajista-insignia desde comienzos de los '90 en torno al Club de Jazz, cuando hombres como Sammy Domínguez o Moncho Romero (en su faceta frente a las cuatro cuerdas), ya eran solistas de gran trayectoria. Más adelante profesor de yoga, Chacón fue tal vez el primero de los contrabajistas de esa década, un profundo conocedor de los walking en la línea estilística central, un sólido soporte en bandas swing y bop, y un rostro inconfundible durante las interminables jams de la década de la transición del jazz, siempre "contrabajando" para sus compañeros de música.
Más de cincuenta años como guitarrista de oficio, estilos y diversidad dieron a Fernando Otárola la categoría de último sobreviviente de la bohemia musical capitalina. Es la era de los locales nocturnos del centro, las boites, los salones de baile, los auditorios radiales y los cancheos, animada por una generación de astros de la música popular a la que Otárola se sumó siendo un joven de diecinueve años. Su estatura musical alcanza los campos del tango, el bolero, la canción melódica, el swing y las orquestas populares, frentes que jamás abandonó.
Entre las bandas que han entendido al pop como un género de propuesta y fusión, Astro destaca por un sonido luminoso y atrevido. Ser carismáticos en vivo y minuciosos en el estudio ha ayudado al grupo a definir rápidamente un carácter, que ya acumulaba elogios y recomendaciones incluso antes de la publicación de su primer álbum. Una intensa promoción internacional, con giras constantes al extranjero, ha sido otro de los rasgos de trabajo distintivos del cuarteto que en el primer semestre de 2016 anunció sorpresivamente su separación, aún con fechas y proyectos agendados.
Originalmente intérprete de saxo alto a comienzos de los años 2000, Paulo Montero alcanzó otra altura sobre el final de esa década al diversificar su aproximación instrumental entre los registros del soprano, el tenor y, en menor medida, el barítono. Fue formado en la Universidad Católica, y destacado como su primer egresado, por el pionero del saxofón clásico en Chile, el cubano Miguel Villafruela. Este maestro también promovió desde la Universidad de Chile a solistas como Alejandro Rivas, Edén Carrasco y Álvaro Collao, cultores de la música contemporánea, la improvisación libre y el jazz moderno, áreas donde llegó Montero en distinta medida.
Tárabust llegó a ser la experiencia más importante en torno a la música improvisada sobre el final de la década de los 2000 y operó en los frentes de Valparaíso y Santiago como una red amplia y y variable de músicos independientes. Liderados por los músicos Marcelo Maira y Rodrigo Ríos, el Proyecto Tárabust tomó ese concepto de "proyecto" como método de organización de distintos ensambles, acústicos y eléctricos, de cámara y de bar, en distintos momentos y espacios.
Con la misma inspiración de Los Cuatro Cuartos, y su mismo director, Luis Chino Urquidi, en 1963 nacieron Las Cuatro Brujas. Arreglando temas folclóricos, este conjunto se convirtió en la expresión femenina del Neofolklore, y llevó sus canciones a los rankings de venta y parrillas radiales. Sus arreglos de "Parabienes al revés", de Violeta Parra, o "Adonde vas soldado", de Rolando Alarcón, representan las más brillantes muestras del desarrollo vocal y musical que alcanzó en los ’60 la música tradicional chilena a través del llamado Neofolklore. Entraron en receso a fines de esa década, pero en los años '80 se rearticularon con integrantes originales y nuevas cantantes, en una actividad esporádica que mantuvieron hasta avanzados los 2000.
New-age y folk son dos etiquetas que no incomodan a Paula Monsalve para ubicar el lugar de su música, si bien en la difusión de su trabajo esta cantante y autora con largos períodos de residencia en el extranjero ha buscado permitirse el cruce con cauces diversos y amplios, también personales. Su motivo es, en sus palabras, «la música de tu tierra, de tu gente, la música que crece dentro tuyo: ésa es tu música propia». Madrid y Fairmount (Indiana, Estados Unidos) han sido hasta ahora las capitales para su trabajo, anclado desde un inicio a la matriz latinoamericana.
Detrás de un bajista tan popular como Christian Gálvez, y debido a una presencia en el circuito musical de Valparaíso, Marcelo Córdova tuvo poca visibilidad como solista en este instrumento, desde su aparición a mediados de los '90. Córdova fue tan diestro e hiperactivo como el propio Gálvez, aunque también pudo desdoblarse desde la electricidad del bajo hacia la acústica del contrabajo, modalidad que le permitió combinar pasos por la fusión como solista y por el jazz contemporáneo, principalmente como sideman.
Con una larga residencia entre Estados Unidos y Alemania, Andrés Condon ha sido prácticamente un músico afuerino desde los años '90. Vinculado al sello de world music Mundovivo, Condon fue uno de los primeros guitarristas de explorar los sonidos y las narrativas de diversas culturas del planeta, en paralelo al trabajo de solistas como Alberto Cumplido, Antonio Restucci o Daniel Delgado, aunque menos académica o menos latinoamericanista según el caso. Una larga discografía refrenda su propuesta instrumental, lateralmente asociada a la música new age.
En construcción.
Presentada en circuitos del underground como “la reina del hip-hop electrónico”, Tamara Meruane es Vitami, autora, cantante, rapera y también periodista, que ha tenido colaboraciones permanentes con el grupo Rapaces y con el ex Makiza, Sonido Ácido. Se inició escribiendo rimas a los 13 años y ya desde 2006 apareció activa en el frente del hip-hop. Ha creado material para la serie televisiva animada “Pulentos”, que luego se convirtió en una película, y con ese mismo proyecto y elenco de figuras de Pulentos se presentó en Lollapalooza en 2011.
Silvana Romero es Sil Romero, cantante pop y cultora de variantes como el dance, el house y la electrónica. En 2016 lanzó sus primeras canciones, entre las que destacó "Awake", con que la cantante, compositora e ingeniera comercial concretó un proyecto en la música que había iniciado desde adolescente. Hija de Juan Romero, integrante del grupo Clan 91 y alumna en Projazz de Ana María Meza, con quien se formó en el campo del jazz, en 2017 Sil Romero lanzó el disco Awake, con la totalidad de sus canciones para bailar escritas en inglés. Más adelante, continuó con una historia personal y musical en Berlín, desarrollando una serie de nuevas colaboraciones y cruces en la electrónica con artistas como la DJ rusa Yulia Niko.
Nacidos como un trío instrumental de música andina, que tocaba en las calles, Lican Antay ha construido un sólido y riguroso proyecto en el género. Dirigidos por el fundador Gustavo Araya, el conjunto ha grabado varios discos, con recopilaciones de música nortina, canciones del folclor y composiciones propias, acumulando un abundante repertorio que ha trascendido varias veces el sonido andino. Con una gestión independiente, que desde su origen está centrada en La Serena, Lican Antay actúa regularmente en vivo, y varias veces se ha presentado fuera de Chile. Su nombre es un concepto en kunza – la lengua del pueblo atacameño- que significa “Gente de la aldea”.