Rock

Con más de cinco décadas de vida cumplidas a escala mundial y con la guitarra eléctrica como su arma predilecta de sonido, el rock es casi igual de antiguo desde su primera adopción en Chile a mediados de los años '50, y ha descrito una de las evoluciones más múltiples de la música popular local. Imitado al comienzo, chilenizado en parte por la Nueva Ola, transformado en himno nacional para el Mundial de 1962, puesto al día por jóvenes airados a fines de los '60, revolucionado por toda una nueva generación hippie y telúrica a comienzos de los '70, aguerrido bajo la dictadura, agitado por la new wave a mediados de los '80 y abierto hacia formas como el punk, el metal, el reggae o el pop, la música rock se ha multiplicado en un sinnúmero de nombres y tendencias desde los años '90 hasta la actualidad.

Mandrácula

Pese a su historia intermitente, Mandrácula fue una de las más sólidas apuestas chilenas en el desarrollo de un blues-rock ortodoxo, deudor de la raíz que en los años '60 y '70 exportaron nombres como Jimi Hendrix y Led Zeppelin. El grupo fue la derivación casi natural de La Banda del Capitán Corneta, y mantuvo al guitarrista y cantante Pancho Rojas y el baterista Cristóbal Rojas como el eje estable de su biografía, pero por sus filas pasaron otros nombres con experiencia en el rock, como los fieros guitarristas Vladimir Groppas, Alejandro Silva o Rodrigo Bari. Luego de publicar EP Estoy llegando muy cerca (1997), y los álbumes Mandrácula (1998) y Sexy (2001), la banda se sumió en un largo silencio, finalizado recién en septiembre del 2005 con el anuncio de su retorno con su formación original, si bien condicionado a ciertos resultados. Para entonces, Rojas ya trabajaba en el grupo Damajuana, y Silva mantenía su propio power cuarteto. En 2016 realizaron un show en celebración de los 20 años de la banda.

Tabernarios

Los elementos más tradicionales del rock están reunidos en esta banda: guitarras protagónicas, volumen a tope, voz carraspeada; alcohol, carreteras, mujeres y el infierno como temas predilectos en las letras; una visualidad comandada por una calavera acompañada de enormes barbas, largos pelos y ropa ad-hoc. Tabernarios son deudores de bandas –AC/DC, Motörhead, ZZ Top, entre muchas– que convirtieron al rock en un show esencialmente autorreferente, masculino, guitarrero y con predilección por el desenfreno.

Los Muebles

Becarios del taller de poesía de la Fundación Pablo Neruda dieron vida, durante la primavera de 1996, a la formación original de Los Muebles, un grupo atípico que ha elegido concebir su música como una extensión del interés de sus integrantes por la literatura. La banda no ha seguido una pauta convencional de promoción ni desarrollo, pues no existe en ésta ambición profesional alguna. Prueba de ello es que el grupo se jacta de completar, en promedio, una canción cada dos años.

Slowkiss

En parte, la historia de Slowkiss es la de la persistencia de su fundadora, la cantante y guitarrista Elisa Montes (Bilbao, 1985). Desde que llegó con su familia a Chile, a los 10 años de edad, su trayectoria en la música ha sido la de una intérprete precoz y creadora convencida, quien afirma en esta banda un recorrido largado en la adolescencia junto a otros y muy diferentes grupos, como Supernova o el trío rockero Espartaco, junto a los que trabajó en vivo y grabó discos.

Alain Johannes

Tal como una escena musical puede acoger como locales a extranjeros asentados en un determinado momento en el país (le sucedió en Chile a cantantes tan diferentes entre sí como José Bohr, Lucho Barrios y Gervasio, por ejemplo), existen aquellos músicos de proyección internacional cuyo vínculo con nuestro país es apenas la línea de inicio de su biografía, casi como una casualidad o un muy breve cruce de circunstancias. Es el caso de Alain Johannes, nacido en Santiago pero criado y educado entre Europa y Estados Unidos, y cuyo desarrollo como guitarrista, baterista, cantante y compositor—relevante incluso para los altos estándares del rock californiano— se dio muy lejos del circuito de espectáculos local. El músico se ha vuelto sin embargo en los últimos años un nombre cada vez más cercano a Chile, en parte por el cariño y admiración de la audiencia hacia su trayectoria, y en parte por su propio interés en mantener de algún modo ese vínculo biográfico. Johannes ha mantenido diversas bandas a lo largo de su vida (la más importante de ellas, Eleven) y colaborado, como instrumentista y productor, con nombres de prestigio mundial: Dave Grohl, Chris Cornell, Queens of the Stone Age, PJ Harvey y Arctic Monkeys, entre otros. Tiene, además, dos álbumes como solista.

Pegotes

El vínculo social que caracteriza la composición punk queda más que reflejado en Pegotes, una banda de origen penquista, de letras críticas y referencias barriales plasmadas en varios discos desde su formación, en los años '90. El grupo ha sabido recorrer un camino desde la independencia y la autogestión por casi tres décadas, logrando posicionarse en la primera línea del punk rock chileno.

Enmascarados de Monterrey

Máscaras de luchadores mexicanos sobre sus rostros, identidades ficticias como Percutor, Cobalto y Conde Danilo Wagner, el ideario que atraviesa todo su trabajo y el sonido que cultivan son los rasgos que permiten reconocer a Enmascarados de Monterrey. Es imposible referirse a esta música –oscilante entre el rock crudo, eléctrico y críptico y la electrónica instrumental– sin tomar en cuenta la imaginería religiosa y mexicana que inunda la concepción completa de la banda.

Devil Presley

Adscritos a esa costumbre rockera que consiste en adoptar el nombre de una banda como apellido ficticio de sus integrantes, es también Devil Presley un grupo apegado a una música tradicional, "el rock directo y simple de los clásicos", como afirman. Es sorprendente la cantidad de alineaciones que han tocado bajo este nombre desde el inicio de la banda en 1998, tanto como la lejanía de las ciudades a las que han llegado a presentar la música pesada, eléctrica, ruda y acelerada que cultivan. Música plasmada en canciones que pueden llevar "Belcebú" y "Piscoleros" como nombres. Canciones de tatuajes, cuero y calaveras, de alcohol y mujeres.

A-Zero

A-Zero es una banda de hard rock que nació a comienzos de los años '90, en momentos de escasa difusión de rock nacional, y que consiguió que la balada "Por mi piel", rotara en algunos medios, incluso en la señal de MTV. Aunque su inspiración y estética estaban en el rock duro, A-Zero se movía en caminos cercanos al pop. En 1997 editaron un segundo disco La biblia,  tributo al célebre trabajo de 1971 de los argentinos Vox Dei, y al poco tiempo se disolvieron. Su vocalista y líder, Jaime Scalpello, pasó a ser parte de Entrance en el año 2000.

Intimate Stranger

Intimate Stranger es el proyecto de rock que desde el 2003 formaron la inglesa-croata Tessie Spoljaric-Woodgate y el chileno Lautaro Vera. Con una formación de trío o cuarteto, donde el resto de los integrantes ha variado a lo largo de su historia, el grupo completa varios discos y compilados, con un permanente trabajo en vivo que los ha llevado varias veces fuera de Chile. Con un pasado en bandas de punk y hardcore, Lautaro Vera torció su camino hacia un sonido más melancólico, vinculado además a la escena underground del shoegaze chileno, que se articula armónicamente con la voz de Tessie.

Claudio Narea

La historia solista de Claudio Narea es minoría dentro de su currículo, porque la mayor parte de su carrera musical ha sido militando en bandas: primero en Los Prisioneros, luego en los Profetas y Frenéticos y, entre el 2001 y 2003, de nuevo en la banda sanmiguelina. Acumula tres discos como cantautor, en los cuales ha sido fiel a un rock de raíz bluesera bien ejecutado y de sutil lírica social.

Yupisatam

Yupisatam fue una banda de rock independiente que se mantuvo en pie por una década completa, desde sus primeras grabaciones editadas en cassettes caseros hasta un disco lanzado con un sello argentino, y siempre caracterizada por un rock melancólico con algo de punk incorporado.

Jorge González

Haber sido el compositor, vocero y líder de un grupo tan significativo como Los Prisioneros marca a Jorge González en el total de su trayectoria, si bien su trabajo solista es igualmente contundente y puede apreciárselo en cuanto tal. Dentro y fuera de esa banda, el músico nunca dejó de buscar formas nuevas de encauzar su talento en la música de vocación popular y en la opinión sobre el país y sus circunstancias. Casi sin pausas, esa inquietud ha asumido formas diversas, de recepción dispar pero encomiable búsqueda creativa, en diversos géneros, proyectos de dúo (como en Gonzalo Martínez y Los Updates) y colaboraciones; aunque también, a veces, completamente a solas (durante un período, bajo el seudónimo Leonino). Su biografía muestra los elementos propios de una vocación artística de alto vuelo, con períodos de residencia en el extranjero (al menos en Nueva York, Ciudad de México, Berlín y Valencia), años agitados por razones extramusicales, e ideas y venidas con su proyección pública como cantautor. La más marcadora de estas vicisitudes, sin embargo, fue el accidente cerebrovascular sufrido por él en 2015, que detuvo casi por completo su agenda de recitales y ha determinado significativamente su trabajo de composición y grabaciones.

Los Bunkers

Unidos inicialmente por su afición común a la canción de molde beatle, los integrantes de Los Bunkers mostraron con el tiempo otras aristas e inquietudes creativas, ampliando también sus planes y la ambición de su alcance. De Concepción a Santiago, y de ahí al DF mexicano, el quinteto mantuvo una misma formación durante quince años y en muy diversas circunstancias laborales y de vida. Durante ese período no encontraron competencia en Chile para un tipo de sonido que buscó dotar de referencias latinoamericanas el molde de rock de guitarras importado y aprendido por su aplicada melomanía. La potencia de su sonido en vivo y la disposición a un trabajo profesional de constante autoexigencia fueron dos de las marcas distintivas en su identidad como banda. Con su mudanza a México, en 2008, Los Bunkers se convirtió en el nombre chileno con mayor actividad en ese país por casi seis años, hasta que en marzo de 2014 anunciaron un «receso indefinido», que al fin se resolvió en 2023 con masivos conciertos de regreso y el álbum Noviembre.

Vonerick

En medio de la moda del britpop, Vonerick levantó sus primeros acordes. Un único álbum (Eterno milagro, en 2003) y dos minidiscos (los EPs Selva y Quiero tener un amplificador con las perillas de una cocina), fueron el balance de su trayectoria. «El disco tiene canciones más rápidas, pegajosas a la primera. Lo que hemos creado después está más ligado al intimismo y la nostalgia», explicaron sobre su sonido. Después de recorrer varios locales santiaguinos, hicieron promoción en medios mexicanos como Rocksónico, pero Vonerick terminó por diluirse poco más tarde, sin plasmar más de esos nuevos sonidos nostálgicos.

Ensamble

El quinteto jazz-rock y fusión de Valparaíso apareció a comienzos de los '80 para vigorizar la escena de bandas en la vanguardia del jazz eléctrico, con bandas como Kameréctrica (con el violinista eléctrico Roberto Lecaros), Quilín (con el guitarrista Alejandro Escobar), Cometa (con el baterista Pedro Greene), Alsur (con el guitarrista Edgardo Riquelme), y más adelante Trifusión (con el guitarrista Emilio García). Ensamble incluyó en sus filas al guitarrista Eduardo Orestes, al saxofonista Jaime Atenas, al tecladista Pablo Bruna, al bajista Carlos Martínez y al baterista Boris Gavilán. Realizó presentaciones en el entonces Teatro La Batuta en 1990, y en el centro Cultural San Martín de Buenos Aires en 1992. Editó el disco Sobre cordeles y bisagras (1990).

Spiral Vortex

Spiral Vortex tomó su nombre del concepto matemático y desde esa idea consolidó con precisión el concepto para definirse como “rock psicodélico campestre”. El componente campestre procede de su origen, ya que sus hermanos fundadores Cristián y Maximiliano Aylwin provenían de Huelquén, una pequeña localidad rural cercana a Buin. Mientras que el adjetivo de psicodélico ha sido la distinción principal en su sonido, sus influencias y su espíritu: sintetizadores y guitarras eléctricas en una propuesta que ellos denominaron “fractálica y lisérgica”. Con formación de quinteto en una primera época, la banda se inició tocando en raves y festivales electrónicos, pero poco después se volcaron al campo y la escritura de canciones. Un rock de sonido y lírica psicodélica, cantado en inglés y español, y con un cuidado trabajo visual, han sido sellos de Spiral Vortex.

Glup!

Si el pop más simple puede o no ser considerado un género creativo, y dónde deben fijarse los límites entre cita y pastiche, fueron debates interesantes que Glup! encendió durante sus siete años de trabajo. El grupo resultó una apuesta radial de innegable éxito, aunque eligió mantener las formas de una escuela  más bien descreída y sin reverencias ante los medios. Su experiencia se repartió luego en proyectos musicales diversos, de entre los cuales el trabajo continental del cantautor Cristián Koko Stambuk como productor ha resultado ser el más importante. Puntuales reuniones, el segundo semestre de 2019 y a fines de 2022, han mostrado al grupo en nuevos conciertos y grabaciones durante los últimos años.

Alejandro Escobar

Alejandro Escobar es un exponente de las vanguardias musicales vinculadas al jazz-rock y la fusión desde la década de 1970, y parte de una escena de músicos jóvenes con amplia cultura convulsionada y deprimida por el inicio de la dictadura. Con todo, se abrió paso entre esa nebulosa organizando bandas en el underground de la época y entre ellas fue el grupo Quilín el más representantivo en esa historia. En lo personal, para él esa historia se delinea con las influencias de la guitarra clásica, la musicología, el coleccionismo, la divulgación, el rock progresivo, el rock canterburiano, el jazz fusión y las músicas de raíz folclórica.

Cangrejo

Una de las primeras y más establecidas bandas del rock experimental durante los '90, fue la que encabezaron el bajista José Miguel Candela y la cantante Cecilia García. En una década de existencia Cangrejo delineó un camino muy propio, integrando no sólo los tópicos habituales en el rock, sino también una serie de variantes expresivas: improvisación libre, composición electroacústica, canción tradicional, experimentación con poesía e incluso el teatro y la danza contemporánea como artes integradas a su discurso.