Música experimental
La música experimental describe las manifestaciones que están detrás de los bastidores y cuyo gesto estético trasciende más allá de los modelos de una música convencional y comercial. En un permanente desafío a las normas de creación comunes, las variantes de la música experimental se multiplican y avanzan en distintas direcciones: desde la composición docta contemporánea y los experimentos en laboratorios de sonido, hasta la improvisación libre, el ruidismo, el jazz vanguardista y la creación a través de cintas magnetofónicas y de soportes digitales, sin omitir la diversidad del arte sonoro o, simplemente, la música creada con las armas tradicionales del rock.
Artista sonora y exponente de la música experimental, Valentina Villarroel explora el sonido como el testimonio de la historia y de la geografía, y en ese sentido se ha planteado como paisajista sonora. Principalmente en recorridos por los territorios de la Región del Biobío, de donde proviene, y políticamente desde la puesta en relieve de los espacios de la naturaleza, la flora, la fauna y la geografía sureña, parte fundamental de los conflictos ecosociales. Los registros sonoros de Villarroel equivalen a auténtica composición musical. Cuantiosos trabajos suyos desarrollan este enfoque sobre el sonido como centro de las narraciones. Se puede apreciar en álbumes como Hechos en casa (2012), Pequeñas composiciones (2014), Paisajes sonoros I (2014), Confinacústico. Paisaje sonoro de Contulmo (2017), Paisajes urbanos (2018) y el registro del sonido del estallido social ocurrido en el Gran Concepción, en el serie 18 de octubre (Chile despertó) (2019). Ha participado en diversas instancias creativas y de investigación, como los festivales Tsonami de Valparaíso o las experiencias denominadas Caminatas de Escucha. Junto a la artista visual Camila Cijka es cofundadora de Aoir Laboratorio Sonoro, cuya propuesta interdisciplinaria rescata el sonido como marca fundamental.
The Keith Harings es un proyecto de música electrónica fundamentada en la improvisación en tres frentes, formado por el compositor Ricardo Luna (Tunacola), el poeta Felipe Cussen (Orquesta de Poetas) y el diseñador Claudio Pérez (Usted No!). El trío planteó el desarrollo de una narrativa en la misma idea del free jazz, sin estructuras ni parámetros preestipulados, que permitieran la construcción de una obra en el instante, utilizando sintetizadores, controladores midi, máquinas de ritmo y de muestreo y procesadores de voz.
Trompetista, improvisador y educador, Benjamín Vergara Portales fue uno de los nombres que merodearon las músicas experimentales durante la década de 2000 y pusieron en marcha esas tempranas experiencias acerca de la música improvisada, todo un pensamiento creativo que comenzó a tomar peso durante el período. Su trabajo junto al referente mundial de la música improvisada, el guitarrista británico Fred Frith, rubricó entonces esta militancia y su propio manifiesto, que defendió durante largo tiempo como nombre propio desde diversos frentes.
Kinética es una de las formas de referirse a la cinésica, aquella disciplina que estudia los movimientos corporales conscientes e inconscientes y su valor comunicativo en lo gestual. Y es el concepto que Emiliana Abril Araya tomó para iniciar su proyecto como solista en la música experimental. Tres álbumes alrededor de la idea de la cinésica marcan su primera época en la experimentación con las tecnologías aplicadas a la composición, a la voz y a la poesía, y cuyos resultados siempre abiertos se instalan en diversos espacios: la electrónica, el hip-hop, el pop, el soul, la improvisación libre y las vanguardias.
Uno de los grupos experimentales más libres y abiertos dentro la naciente escena de los 2000 fue Yonhosago. No por nada fue llamado por la crítica especializada como "la gran promesa del rock de vanguardia" hacia 2002, en una época en que llegó a ocupar espacios junto con Akinetón Retard, como propuesta de rock de guitarras, improvisación libre y música de cámara contemporánea.
Carolina Holzapfel fue la principal autora y una de las cantantes del grupo experimental Bendita Prudencia, formado en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile en la primera mitad de los 2000. Pianista y compositora, el 2016 debutó como solista, con guiños al jazz y la música experimental. Editado por El Templo Records, las canciones se presentaron en ese disco como “una propuesta creativa que incorpora elementos de la música popular, del jazz y la música de películas, todo con una alta dosis de dinámica y talentosa creatividad". Carolina fue la pianista de los Blops, cuando se rearticularon en los años 2000 y cumple ese mismo rol en el Ballet Nacional y la Escuela de Danza de la Universidad de Chile,
Gonzalo Planet es un músico de rock, bajista colaborador de una serie de bandas, entre ellas Los Santos Dumont y Fruto Prohibido, pero con mayor visibilidad fue su alianza en el grupo Matorral desde 2002 el más importante hito en su historia musical. También periodista, Planet cuenta con una valiosa una investigación sobre las bandas del beat chileno (Se oyen los pasos, 2004), y ha sido productor de discos del sello Cápsula y colaborador de solistas como Leo Quinteros y Felipe Cadenasso, compañero de ruta en Matorral. En 2012 realizó un disco experimental junto al poeta Enrique Winter, titulado Agua en polvo.
Sri Lanka 100 ha sido el principal vehículo musical del compositor Ricardo Herrera. Los inicios del proyecto están marcados por una propuesta agresivamente experimental, con el collage como principal herramienta en su música. Fue con su tercer álbum, Gunkanjima (2014), que el proyecto tomaría distancia de ese enfoque y se volcaría al formato de la canción instrumental en clave synthpop. Este sonido definiría, así, la discografía del proyecto para un siguiente período.
Encontraron su Cabeza es un proyecto pop de bordes lo-fi y de experimentación sonora que llevan adelante los músicos y poetas Sebastián Astorga y Nicolás Letelier, quienes en conjunto habían tenido experiencia de diversos proyectos y bandas de punk, psicodelia y baja fidelidad: desde Niñobien y Puta Marlon hasta Ya se Fueron. El dúo sostiene una música principalmente a partir de las guitarras y los teclados, con bases programadas e instrumentos de viento añadidos. En una rápida producción desde que comenzaron a investigar la música desde el dúo, Astorga y Letelier han publicado álbumes donde reproducen ese tipo de pop tan propio, como el homónimo Encontraron su Cabeza (2018) y 2 (2020).
El proyecto de unión de las tradiciones de la poesía y canto popular de Violeta Parra y la escuela de música contemporánea brasileña de Hermeto Pascoal fue también una vinculación entre colores y entre sensibilidades musicales. Verde y violeta: la multi-vientista carioca Aline Gonçalves y el guitarrista porteño Simón Schriever se conocieron en 2004 en los talleres de arreglo y armonía de Itiberê Zwarg, histórico sideman de Pascoal y se conectaron además en la obra avant-garde de Parra contenida en el álbum Composiciones para guitarra (1999).
Vinculado a la composición académica, la música experimental, el jazz y el folclor en dosis similares, Felipe Moreno (no confundir con el baterista del grupo rock y metal Duna del mismo nombre) es cultor de la guitarra campesina y el guitarrón chileno, que logró representar ampliamente a través del tercer disco del ensamble Anticueca, que él lideró desde 2012: Con guitarra y guitarrón (2019). Investigador de los trasportes para la guitarra y las entonaciones del canto a lo poeta, otro trabajo suyo en esta misma línea es Cantando me amaneciera (2020), donde toca sesiones libres para guitarra, guitarrón y piano a la vez que musicaliza relatos de la escritora y académica Rubi Carreño.
Formado en el clarinete clásico, aventurado más tarde en la improvisación, consolidado en el jazz y proyectado en la fusión e incluso en la cantautoría, Mauricio Barraza ha sido un exponente contemporáneo dedicado del clarinete y el clarón. Otros solistas de jazz como Andrés Pérez y Diego Manuschevich, lo utilizaron como alternativa al saxofón. Pero en el tránsito del tiempo Barraza pasó de una música a otra, para combinar aspectos del jazz, la música docta y el pop en el disco Baladí (2017).
Un enfoque percusivo que se mueve entre la tradición del jazz mainstream y la experimentación avant-garde grafican el trabajo de este baterista, aunque no es lo único que lo representa. Matías Mardones es además compositor de una música contemporánea libre, que ha llevado en paralelo a su trayectoria como músico de la escena jazzística, a la que se incorporó definitvamente a mediados de los años 2000 como colaborador de los hermanos Diego y Hugo Manuschevich y su elenco de músicos del colectivo Núcleo de Resistencia Estética.
Trío de música experimental nacido desde la Universidad Católica, a partir de la experiencia del guitarrista Marco Palma, como alumno de composición. El conjunto, que operó como núeclo de rock, con guitarra, bajo y batería, dio, sin embargo, mayor protagonismo a los materiales sonoros, obtenidos de objetos de la vida cotidiana. La banda perteneció a una generación de cultores de música improvisada durante la década de los 2000, junto a nombres como Payaya, Dolores Fiuler, Sollec y Yonhosago.
Intérprete de la serie completa del registro del soprano, alto, tenor y barítono, Alejandro Rivas es uno de los primeros saxofonistas clásicos chilenos, formado en la generación inicial de discípulos del maestro cubano Miguel Villafruela y considerado un pivote insturmental de la música contemporánea desde comienzos de los años 2000. Desde esa plataforma de estudio y ejecución, Rivas también exploró en los ámbitos del jazz y la música experimental.
Formado por músicos de jazz, compositores de música contemporánea y exponentes de la improvisación, Nichunimu es un ensamble de libre pensamiento y propuesta, que explora las difusas líneas fronterizas entre el free jazz, el ruido, el minimalismo, el ritualismo y la corriente alemana del krautrock, que ha sido influencia de varias oleadas de músicos experimentales. Benjamín Vergara (trompeta), Nicolás Carrasco Díaz (sintetizador) y Matías Mardones (percusión), que han participado en la escena de las vanguardias desde la década de los 2000 (Yonhosago, LaKut, Normaldis, Cariñito 3, Ensamble Majamama, Dubitativos), integran este trío cuyo nombre hace referencia a aquello que deliberadamente no está del todo definido: "ni chu, ni mu", una expresión chilena para decir "ni lo uno, ni lo otro". Sus ideas se escuchan en el disco Un cacho de metal, un resto de vaivén (2022), que se grabó al día siguiente de su actuación en el Festival Relincha de Valdivia ese año y que fue editado por el sello de música experimental neoyorquino 577 Records.
Ha sido como una extensión natural del trabajo teatral de La Patogallina su propuesta musical, si bien no puede considerársele exactamente una banda. Su historia los ha puesto al servicio de montajes en los que la música tiene una función relevante, y que incluso ha dado pie a levantar durante un tiempo grupos con nombres como La Patogallina Saunmachin, La Banda del Kazuela y La Cumbia de Patricio Cobarde. Desde al año 2000, sus actores-músicos decidieron hacer canciones propias, con influencias diversas y vivísima muestra en directo. Su producción discográfica es exigua pues han sido el escenario y la calle, y no el estudio, su ambiente natural de trabajo. De sus muchos y cambiantes integrantes se mantiene Martín Erazo en la dirección.
Desde inicios de la década de 2000 Diego Morales se mantiene activo como productor de música electrónica, discjockey y miembro de la banda de sicodelia latina Fredi Michel, además de desarrollar una discografía propia y ser parte de bandas de apoyo de músicos como la cantante Javiera Mena.
Inad es el proyecto creativo iniciado en 2016 por Daniela Ibarra, fonoaudióloga de profesión, además de cantante, autora, productora, investigadora y militante de una propuesta que supera los solos márgenes del pop y la experimentación musical de los sintetizadores y la electrónica, y se sitúa en un espacios de lo poético, filosófico y científico. También vinculada al arte sonoro con el proyecto Cepams & Co, sus canciones ahondan en aspectos autobiográficos, a la vez que revisitan las raíces de la música flamenca y arábiga, debido a su ascendencia siria materna. Fue ella uno de los primeros nombres del colectivo de artistas femeninas que formaron el sello T3MPLUM (Martina Petric, Dindi Jane, De Lein, Ana Sofía), en publicar un EP bajo esta etiqueta, Medium (2020).