Hip-hop
Uno de los más importantes movimientos recientes en la música local junto con el punk y el metal, el hip-hop recoge en Chile desde fines de los '80 los cuatro elementos de esa cultura, entre el verso, la producción musical, la ilustración y el baile. En otras palabras, el rap, el DJ, el graffiti y el breakdance. Varias oleadas se han sucedido en esta historia, desde sus orígenes a fines de los '80, la nueva escuela de mediados de los '90 y ramificaciones posteriores entre la combatividad, la elaboración musical o la sensibilidad poética de contemporáneos que limitan con un bullente escenario underground germinado en el nuevo siglo.
Mente Sabia Cru es un nombre del hip-hop de los años 2000 proveniente de la zona norte de Santiago. Formados a fines de 1999, primero como una dupla de amigos y luego como un colectivo de cinco MCs. El año 2006 comenzaron a editar demos con sus canciones, y el 2008 debutaron con un primer disco. Hasta el 2014 completaban una discografía de tres títulos, y resolvieron editar un disco solista cada uno, que ellos consideran parte de la historia de la banda. El 2016, terminados sus discos solitarios, volvieron con un nuevo disco, Elefante, y con el leal apoyo de su importante circuito de público.
Kinética es una de las formas de referirse a la cinésica, aquella disciplina que estudia los movimientos corporales conscientes e inconscientes y su valor comunicativo en lo gestual. Y es el concepto que Emiliana Abril Araya tomó para iniciar su proyecto como solista en la música experimental. Tres álbumes alrededor de la idea de la cinésica marcan su primera época en la experimentación con las tecnologías aplicadas a la composición, a la voz y a la poesía, y cuyos resultados siempre abiertos se instalan en diversos espacios: la electrónica, el hip-hop, el pop, el soul, la improvisación libre y las vanguardias.
Más que un músico, Guerrillerokulto se define a sí mismo como «un activista del hip-hop», y es activo como tal tanto en la creación como en la promoción educativa del género y la gestión en torno a sus cultores. Su compromiso con el rap chileno es de larga data (incluso tocó un tiempo en Los Panteras Negras): fue parte del colectivo Enigma Oculto, a fines de los años 90: y en 2000 inició un camino en solitario con su nombre artístico (por encima del civil, Rodrigo Cavieres). Parte de colectivos políticos como La Coalixión y Hiphoplogía, gestor de talleres y más adelante de encuentros masivos (como el célebre Planeta Rock), en 2004 debutó con su primer disco solista, Versos en resistencia. Desde entonces ha estampado varias canciones en la historia del hip hop como “Impío” (dirigido a Carabineros), “Motín en la sala” (un reclamo escolar años antes de los movimientos estudiantiles), “Luchín” (una reinvención del clásico de Víctor Jara) o “MC” (donde hace un homenaje a sus colegas raperos), además de álbumes de concepto claro y nunca banal.
La historia de Los Mono sintetiza los sinsabores y también las insospechadas vías de éxito para la música independiente chilena. El grupo fue un proyecto de ocupación esporádica para músicos destacados en ofertas como las de CHC, Yaia, Funky-C y Original Hamster; y durante el 2007 acaparó atención masiva gracias a la difusión internacional de su ingenioso video para el tema “Promesas”.
Mal de Chagas hace una mezcla de estilos perteneciente de lleno a los años '90, en el cruce entre el rap y el metal aderezada con un toque de funk e incluso con percusión latina. La música de este grupo santiaguino se encuentra justo en la mitad entre el mundo del funk y el del rock pesado, sin sentirse del todo cómoda en ninguno. Editaron dos discos, hasta que avanzada la segunda década de los 2000 la banda cesó sus presentaciones en vivo.
Deskisabia es el nombre de guerra de la rapera y autora Ana Villablanca Campos, iniciada en la década de 2010 con tempranas piezas desarrolladas en estudios de grabación caseros. Resulado de ello fue su estreno con el disco Ondas cerebrales (2015). Descrita como creadora de rimas de trasfondo filosófico, siempre metafórica en sus líneas, en ese recorrido tuvo abundantes colaboradores del underground hip-hop en sus trabajos. Pero también ella incluyó a figuras reconocidas como Jimmy Fernández y Solo di Medina, héroes en La Pozze Latina, junto con el rapero estadounidense Charlie P, con quien grabó en Argentina la canción "Cold blood" para el EP Inmortal (2021). Argentina fue un destino habitual en el trabajo de Deskisabia, quien también grabó allí Sin piedad (2016), con ciertos acercamientos al soul, mixtape producido por Diego Mayorga ZKL. Fue la antesala de un estreno discográfico de mayor alcance en su elaboración con Frenesí (2017), una especie de manifiesto donde ella pone énfasis en sus años de fascinación por la lectura y la esritura, lo que la conectó directamente con su rol de profesora escolar de Lenguaje, Comunicación y Literatura.
Conocido como un quinto elemento del grupo Cómo Asesinar a Felipes, Carlos Meza se inició a fines de los '90 en el tornamesismo, aunque ya antes, a sus 19 años, había comenzado a aparecer en ciertos círculos musicales como DJ. Su creatividad se expandió entonces desde la artesanía de la construcción musical a una arquitectura organizada, dentro de esa misma escena del hip-hop de fin de siglo, de modo que Meza atravesaría todo ese período como DJ Spacio, un tramo de dos décadas que tuvo como desenlace su primer álbum monográfico: Cinema tornamesa (2020), un homenaje a esas prácticas musicales.
Tras decantar el ímpetu electrónico que agitó las urbes de Chile durante los años noventa, fueron apareciendo trabajadores del tecno de referentes más amplios (hip-hop, pop, soul). Bitman & Roban es un proyecto representativo de esa nueva etapa del trabajo electrónico en el país. La dupla de Toto Bravo y Christian Powditch se fue afianzando no por su discoteca sino por su versatilidad, al ser capaz de componer música para situaciones diversas, no limitadas a la pista de baile. En su caso, el verbo «componer» es preciso: el dúo arma sus tracks según la lógica del cortar/pegar, mezclando códigos propios de la electrónica (uso de secuencias y programaciones) con ideas asociables al hip-hop, principalmente los samplers y scratches. El nombre de Bitman & Roban, que representa la idea del "beat" y del "robo" —o la apropiación de una música ajena a través del muestreo— también es una alteración fonética y gráfica de los superhéroes de la editorial DC Comics Batman & Robin.
Lechero Mon es un rapero de lenguaje directo y un gran sentido del humor, que - como dice en “Mostros enfermos”- combina vivencias, “con un poco de vino tinto”. Las venturas y desventuras de sus veladas nocturnas, las historias románticas y su propia vida nutren sus alegres letras, cuyas bases –compuestas también por él- son siempre rítmicas y bailables. Rodrigo Ávalos se inició en el rap a fines de los años '90, pero sus canciones se han difundido sobre todo a través de Internet en la segunda década de los 2000. Temas como “Los oficios de la pobla” o “La pana del volao” son algunos de los mayores hits de este rapero, de la zona norte de Santiago, que junto al humor, también desliza severas críticas sociales.
En el nombre musical de Flowyn se combinan el nombre civil de Florencia Pössel con el concepto del "flow", vale decir la corriente que fluye naturalmente y es la esencia de la música urbana en todas sus formas. Si bien Flowyn apareció a fines de los años '10 como figura del reguetón, el neoperreo y el trap, ya acumulaba experiencia como cantante, rapera e improvisadora, parte de una escena hip-hop que ella luego abandonó. Su tránsito hacia la música urbana, con un enfoque feminista, le entregó protagonismo y un sello propio a través de esas primeras canciones de autodefensa de género como "Gárgolas".
A fines de los años '80, los hermanos María José y Tan Levine levantaron en María Sonora una combinación de ritmos latinos, hip-hop y secuencias electrónicas que resultó tan pionera como incomprendida. La disolución de ese dúo los alejó musical y geográficamente —él partió a Nueva York; ella se instaló en Tongoy—, pero el trabajo breve en Golosina Caníbal propuso una continuación temporal de aquel impulso previo. Como «trip-hop nativo» definieron los hermanos Levine su mezcla rítmica, plasmada en un único disco (Kru-da, 2000), parcialmente difundido en radios de la época por el cover para “De Coquimbo soy”, original de los Viking's 5. La rutina de María José en Tongoy (donde por entonces seguía estudios universitarios) y nuevos viajes de Tan al extranjero dificultaron la promoción de un disco que merecía mejor suerte, y que quedó como testimonio pionero de un sonido que vino a masificarse en el país algo así como un lustro más tarde en la llamada nueva cumbia chilena.
El año 2013, Claudio Montaño era un reconocido nombre del free style en el rap, se apodaba Dref Killah, y participó en varias competencias internacionales del género. Paulatinamente desde 2015 se concentró en el trap, y desde allí ha dejado marcas en esa historia: sus canciones fueron las primeras en superar el millón de visitas en las plataformas de streaming y fue el primer nombre del género contratado por un sello multinacional, Warner Music, que hacía diez años no reclutaba a un músico chileno: “Él se cree un maleante, con sicarios y gangsters / y que tiene pistolas pa'l drama. / Yo no soy nada de eso, mami, yo soy cantante”, declama en “Olvida el miedo”, alejándose de los parámetros líricos de su género. Con colaboraciones dentro y fuera de Chile, y presente Lollapalooza el año 2019, DrefQuila inscribió su nombre entre los fundadores del trap chileno. Junto con figuras de la época, Young Cister, Easykid y Kidd Voodoo, formó el elenco Los 4F.
La surrealista imagen de su canción "Vagina dentada" significó la arremetida de Fabiola Alarcón en el campo del rap y la música urbana. Artista visual, cantante y exponente del verso imaginativo, apareció entonces con el nombre artístico de Planta Carnívora en una propuesta controversial debido al atrevimiento de sus textos. Si bien en un primer momento fueron vistos con humor por el medio, poco a poco su proyecto se instaló en las escenas de ese hip-hop en transformación y el trap del fin de la década de los años '10.
Como afuerina en el sentido más profundo dada su calidad de sureña llegada de golpe a la capital, Leonora Tonini Cáceres se abrió paso en el ambiente de la música urbana siempre en una constante transformación. Con una propuesta de varios bordes, que recoge elementos del rap de sus orígenes, el trap que se impuso en su tiempo, el pop y la electrónica, ella apareció a lo menos con dos alteregos musicales y rumbos casi opuestos: como Kuina mostró una música desbordante en ritmo, sonido y ruido, descrita en el EP Konejo di plata (2022), y como Leonora Laffont presentó una música más accesible a la escucha, poética y sensible.
El encuentro entre Camilo Castaldi, rapero del grupo Los Tetas, y el guitarrista de jazz Nicolás Vera, uno de los fundadores del sello Discos Pendiente en 2010, posibilitó el armado básico de este proyecto nutrido de influencias diversas: desde el funk duro hasta el jazz eléctrico y el rap. Durante ese año, Criminal Jazz, una forma de ilustrar el “asesinato” de los preceptos, trabajó en repertorios nuevos, con letras de Castaldi y música dirigida por Vera. Convocó a otros jazzistas de la escena, como Agustín Moya (saxo tenor), Eduardo Peña (bajo) y Julio Denis (batería), e incluyó a voces invitadas como Rulo Eidelstein y Paz Court. Su único disco, Criminal Jazz (2011), apareció en forma paralela al reencuentro de Los Tetas.