Fusión latinoamericana
Más un instinto que un estilo, más una tendencia múltiple que un movimiento formal, la fusión latinoamericana es una expresión que permite designar los diversos resultados que generaciones de creadores, músicos y grupos chilenos han obtenido durante cinco décadas a partir del cruce entre las ricas fuentes de la música del continente adoptadas en Chile. Como método y espíritu tiene una genealogía que puede remontarse a los intentos de folclor panamericanista previos al Neofolklore de los '60, y que luego pasa por la fusión de conjuntos de la Nueva Canción Chilena, se mezcla con el instinto del rock y llega hasta compositores, intérpretes y conjuntos de la actualidad, abiertos al jazz, la música basileña y las raíces europeas.
Considerar a Marcelo Vergara sólo como una de las grandes voces masculinas aparecidas en la década de 2000, resulta mezquino. Además de cantante, Vergara ha explorado la música latinoamericana de raíz, es experto en música brasileña, compositor de obras doctas contemporáneas y autor de canciones pop. Pero sus discos Familia (2006) y Animal (2008) lo ubicaron inicialmente en un mapa de solistas junto Javier Barría, Mariel, Rodrigo Jarque, Pablo Rivas y la última Magdalena Matthey.
Si el talento pudiera medirse por la relevancia de quienes buscan los propios servicios, Claudio Pájaro Araya tuvo pruebas suficientes de ventaja: Congreso, Los Jaivas, Osvaldo Torres, Cristina Narea, Evelyn Cornejo y Los Celestinos lo integraron en diferentes momentos a sus giras y grabaciones. En sus últimos años de vida, el músico fue parte de la formación estable de Chico Trujillo y Bloque Depresivo. Pero no fueron las colaboraciones el único cauce de trabajo creativo para Araya. Su composición y filosofía en torno a la música nortina apareció también de manera fundamental en el conjunto Huara, cofundado por él en 1978, y el cual lo ocupó de modo intermitente por diferentes décadas, formaciones y proyectos. Avezado en charango, tiple, cuatro venezolano y cajón peruano, el músico nacido en Antofagasta fue considerado uno de los forjadores de un sonido nortino innovador y riguroso. Sus dos discos solistas, Comparsa Huara (2007) y Danza (2021), fueron prueba de su libertad creativa y riesgo en el trabajo sonoro, activadas ambas hasta su muerte, en mayo de 2024.
Sergio Hernán González Morales es conocido en el medio musical chileno sobre todo como «Tilo», y además como uno de los mejores bateristas en actividad en el país. Es compositor, productor, y baterista y fundador de Congreso, conjunto al que ha aportado no sólo como instrumentista sino como fundamental autor de algunas de las cumbres del conjunto. Con estudios clásicos de percusión, ha sido además uno de los precursores chilenos en el uso de los ritmos latinoamericanos aplicados a las músicas modernas, como el rock, el jazz y la fusión.
Las figuras parentales de los músicos chilenos Patricio Manns y Fernando Carrasco coinciden en el punto de partida de Sur-Gente, uno de los conjuntos que con el nuevo siglo retomaron y desarrollaron la herencia artística del movimiento de la Nueva Canción Chilena. Formado por discípulos de ambos artistas, el grupo editó un disco, Sur-Gente (2001), en el que dispuso un repertorio de canciones recopiladas e inéditas, y se mantuvo activo durante cuatro años.
Magdalena Matthey es una de las cantautoras más significativas del circuito de trova y canción de raíz que volvió a despuntar en Chile en los años noventa. Si bien su entrada a la música profesional fue por la vía del folclor (al ganar ese apartado del Festival de Viña 1995 con su canción "María Leonor Lucía"), ha mostrado otros muchos colores ya iniciada su discografía, asociable más bien a la fusión. En su trayectoria, ha jugado con la combinación de códigos musicales de forma elegante, en una línea del trabajo de otras cantautoras como ella en el mundo.
Sergio Sauvalle Echavarría, guitarrista, creador e investigador, es hijo de Sergio Sauvalle, integrante de Los Huasos Quincheros, pero en lugar de seguir la ruta musical de su padre, combina en su propuesta artística las tradiciones académica y oral chilenas, que ha investigado en terreno y en particular en los recursos de la guitarra.
Conjunto de música latinoamericana activo entre 1995 y 1998, e integrado por estudiantes de pedagogía y otras carreras universitarias. En paralelo con Coré, Episodio fue uno de los nombres que en los años 90 recogieron el legado musical de grandes figuras de la Nueva Canción Chilena, y editaron la señera grabación en cassette Equipaje al sur (1995). Un segundo disco quedó inconcluso. El grupo fue una cantera de músicos que luego reanudarían su trabajo en otros conjuntos. Durante la última época de actividad, Rodrigo Bobadilla se unió al grupo Parabellum, que acompañaba a Patricio Manns, y luego siguió con Juan González en Sur-Gente. La misma dupla entre Bobadila y González se unió en 2003 a una nueva versión de Aranto, el conjunto dirigido por el experimentado músico Fernando Huaso Carrasco. Pablo López y Fabián Fuentealba dieron forma al dúo López-Fuentealba, mientras el guitarrista Eladio Alfaro inició una carrera como solista.
Tempranas eliminaciones en concursos televisivos de talentos de canto marcaron los primeros pasos de Camila Méndez en la música. Pero sí logró luego una figuración mucho más concluyente al obtener la Gaviota en la competencia folclórica del Festival de Viña del Mar de 2005 con la canción de Isabel Parra “Cuecas al sol”, que luego triunfaría en 2009, durante la versión de los 50 años de estos certámenes.
Dentro del ya diverso panorama del Canto Nuevo, Callejón fue un grupo en extremo peculiar, que, como pocos de la época, cruzó mundos entonces lejanos: de la universidad a la olla común; de lo docto a lo popular; de la ideología formal a una desobediencia cívica casi anárquica. En lo musical, su guía fue la raíz latinoamericana, y su repertorio se afirmó con composiciones de autores tan importantes como Luis Advis, Jorge Spiginsfield, Jaime Soto León y Rodolfo Norambuena, entre otros. El tema "Se da la casualidad" trascendió como un "clásico de fogata" en circuitos universitarios, y hasta hoy cantautores como Manuel Huerta la reinterpretan en vivo.
Jorge Bravo ha sido uno de los más importantes solistas del flamenco chileno fuera de nuestras fronteras, tal y como ha ocurrido con otros nombres en esta modalidad guitarrística, como Carlos Pacheco Torres (en Córdoba) Claudio Villanueva (en Madrid) y Andrés Hernández (en Sevilla). Instalado en Londres desde 2005, Bravo se ha desdoblado desde el flamenco al jazz gitano y a la música sudamericana sumando credenciales en distintos frentes, tanto como instrumentista como profesor.
Un camino de búsqueda, musical y filosófica, encauzado primero en los grupos Congregación y Sol de Chile, y más tarde en diversos proyectos a solas (bajo seudónimos como Awankana y Senchi) ha sido el de Antonio Smith. Su creación musical ha estado vinculada desde un inicio a un cuestionamiento más amplio sobre la vida, la trascendencia y la deriva humanista; y así ha quedado registrada en los discos grabados por él a lo largo de cinco décadas, principalmente en Argentina, donde llegó en 1973. Es música por completo ajena a la dinámica promocional, que, en palabras de su autor, conforma un lenguaje de síntesis y magia «para penetrar en las dimensiones ocultas de palabras simples».
Conocida como actriz de teatro y comediante, Magdalena Larraín además se hizo cantante con posterioridad a ese camino, cultivando una música que fusiona influencias modernas y que se fundamenta en la raíz del folclor latinoamericano. Hija del director de cine Ricardo Larraín, tras una residencia de varios años en España, Maida Larraín hizo su debut en el disco con una serie de canciones, valses peruanos, zambas argentinas y boleros, la mayoría escritas por la cantautora Paula Herrera, que integraron el disco Lo poco que sé (2016), con arreglos de Pedro Melo (Entrama). Tres años después presentó su segundo disco, Quiero gritarlo, que definió como un trabajo conceptual, centrado en canciones femeninas, con un cuidado trabajo en los videoclips y un saludable ingenio y sentido del humor. Más adelante, ella comenzó a presentarse con el nombre de Maida la Reina, y así publicó álbumes sucesivos, El tiempo al revés (2022) y La reina (2024), una muestra de colorida fiesta latina que publicó durante su traslado a México.
El triángulo de los guitarristas de fusión tiene en sus vértices nombres clave: Antonio Restucci (n. 1956), Juan Antonio Sánchez (n. 1965) y Alberto Cumplido (n. 1958). Mientras Restucci dejó el grupo La Hebra y Sánchez emigró de Entrama, Cumplido fue el único que se mantuvo activo como compositor y solista y en su calidad de líder de Quarto Mundo, un ensamble para el que preparó un extenso catálogo de obras acústicas, basadas en la mezcla de música contemporánea, étnica fusionada y jazzística, que hicieron del músico una de las llaves de la guitarra moderna. Asimismo, Cumplido es el creador, gestor y director del festival Entrecuerdas, que desde el año 2000 ha marcado el pulso de la guitarra en su más amplio espectro.
Conjunto de cámara que desarrolla una música latinoamericanista desde un ángulo académico, con instrumentos de distintas procedencias y épocas que dialogan en un relato contemporáneo. Formado por Ramiro Durán, Alberto Faraggi y Luciano Taulis, Aguafuerte Acústico mantiene sonidos de la guitarra flamenca, el cuatro puertorriqueño y la viola da gamba. Su primer disco es Aguafuerte Acústico (2014).
Antonio Monasterio es un nombre protagónico en la escena de las músicas creativas en Valparaíso desde fines de la década de 2000. Primero como fundador y compositor del conjunto de fusión Ajayu y luego como líder de sus propios ensambles, Monasterio definió música eminentemente acústica y provista de sonidos y colores diversos, en un sincretismo de lenguajes que obtuvo desde fuentes como el folclor latinoamericano, el jazz contemporáneo y las músicas del mundo. En este punto, Monasterio tomó protagonismo como intérprete del oud, o laúd árabe, que se escucha en álbumes suyos como Centro y periferia (2018) y Las furias y el mar (2023).
Héctor Eduardo Molina Fuenzalida, más conocido como Titín Molina, es un cantante y compositor dedicado al canto y a la raíz folclórica, trabajo que ha desarrollado en festivales, discos y programas en medios de comunicación. Iniciado en los años '80 a la par del movimiento del Canto Nuevo, condujo el espacio radial y de TV "Culturalia" y entre sus discos figura Mensajes de plata (2007), un álbum en el que aborda la música mapuche y donde incluye una versión de "Gracias a la vida", de Violeta Parra, en mapudungun y con arreglos electrónicos.
Alejandro Mota Riquelme confirma la historia fuerte de los músicos de Concepción y en su caso viene a remarcar una línea de bateristas de jazz que se han redirigido hacia nuevos destinos musicales conforme avanzaron los tiempos: desde Waldo Cáceres y más tarde Alejandro Espinosa, hasta Moncho Pérez y Pancho Molina. Riquelme ha sido un exponente de esta contemporaneidad de la música, con instrucción clásica, inspiración jazzística y una proyección latinoamericanista.
Dos momentos de la historia musical chilena se encuentran en Santiago del Nuevo Extremo. El grupo comenzó entre 1977 en circuitos universitarios, con un sonido acústico centrado en la guitarra, y terminó experimentando con teclados y saxos, casi una década después. Fundamentales en los circuitos antidictatoriales, el grupo llegó curiosamente dos veces al Festival de Viña del Mar y dejó varios clásicos de ese tiempo, como "A mi ciudad" o "Simplemente". Tras la edición de tres cassettes, en 1986 se disolvieron y todos sus músicos siguieron activos por separado. A partir de 1998, sin embargo, el grupo se reunió, en un proceso que ha tenido recesos, pero que mantiene saludable el mismo espíritu inquieto que los distinguió en sus primeros años.
El más contemplativo de los grupos surgidos a comienzos de los años setenta, próximos a Los Jaivas o los Blops, fue Congregación. En sólo tres años de vida, liderados por el cantante Antonio Smith, grabaron en su único disco, Congregación viene... (1972), canciones con instrumentos acústicos, de raíces andinas y orquestadas, y letras trascendentales, sobre sus inquietudes políticas, filosóficas y religiosas. Congregación abrazó una independencia auténtica, tanto de las tendencias musicales de moda como de mensajes de obediencia colectiva, y se disolvió tres el Golpe de Estado, legando en esa única publicación una cautivante referencia de rock chileno que no cesa de inspirar a bandas jóvenes. Varios de sus integrantes salieron entonces del país. El cantante Antonio Smith partió a Argentina, donde vive desde entonces y ha publicado discos bajos los nombres de Awankana y Senchi.
El agua y el viento son los elementos naturales que confluyen en la formación de este grupo, como está escrito textual en las historias anteriores de sus integrantes. El cantante y compositor Nelson Araya se inició en Agua, y la dupla entre José Miguel Marambio y Óscar Larraín proviene de Viento del Sur, los dos grupos chilenos literalmente más viajeros de cuantos se aventuraron en la música latinoamericana en los años '70 y '80.