1980

80

Buddy Richard

Buddy Richard es uno de los pocos solistas chilenos adscritos al movimiento de la Nueva Ola que logró trascender a ese movimiento con un repertorio propio y un estilo de marca personal que mezcla balada romántica y rock orquestal. Autor de composiciones que han cruzado las fronteras del país ("Mentira", "Tu cariño se me va", "Despídete con un beso") y que han sido recreadas por músicos de generaciones posteriores a la suya, el cantante es uno de los valores más reputados e incombustibles de la escena local, cuya actividad marcó un cierre en 2008 con una gira de despedida y su anuncio de retiro, aunque se ha mantenido con apariciones esporádicas en vivo.

César Olivares

Guitarrista y animador de la fiesta son los oficios de César Galvarino Olivares Araya que sobresalen en el escenario, como integrante de la agrupación La Isla de la Fantasía, de Valparaíso. Su experiencia antes de unirse a ese elenco incluye correrías desde la adolescencia por restaurantes y escenarios porteños como el Dársena, el Bar Inglés, La Bomba el Hollywood, donde hizo sus primeras armas como músico desde fines de los años '50. Integró conjuntos como Los Ribereños y Los Huasos Ladinos, este último junto a la cantante Silvia la Trigueña, y como parte de La Isla de la Fantasía también es acompañante frecuente de Lucy Briceño.

Cirilo Vila

Premio Nacional de Artes Musicales 2004, Cirilo Vila fue un activo compositor, pianista y académico chileno, que cruzó entre mundos artísticos y pudo forjar una privilegiada formación con maestros de Chile y Europa. Como a pocos músicos, sin embargo, a su impronta como creador e intérprete la sostenía también su amor por la docencia. Vila fue formador de varias generaciones de músicos, desde un espacio en el Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile que mantuvo desde 1970 y por más de cuatro décadas. Vila fue un destacado pianista tanto solista como en música de cámara, y tuvo un tiempo de trabajo junto al Ensamble Bártok. Su obra como compositor muestra piezas asociables a la música docta, experimental, contemporánea, popular e incidental para teatro. «Nos enseñó algo de lo que nunca se habló en clases —recordaba sobre su tiempo como alumno suyo Eduardo Carrasco—; esto es: el amor a la música, que es algo que no se enseña, pero sí se contagia».

Claudio 'Pájaro' Araya

Si el talento pudiera medirse por la relevancia de quienes buscan los propios servicios, Claudio Pájaro Araya tuvo pruebas suficientes de ventaja: Congreso, Los Jaivas, Osvaldo Torres, Cristina Narea, Evelyn Cornejo y Los Celestinos lo integraron en diferentes momentos a sus giras y grabaciones. En sus últimos años de vida, el músico fue parte de la formación estable de Chico Trujillo y Bloque Depresivo. Pero no fueron las colaboraciones el único cauce de trabajo creativo para Araya. Su composición y filosofía en torno a la música nortina apareció también de manera fundamental en el conjunto Huara, cofundado por él en 1978, y el cual lo ocupó de modo intermitente por diferentes décadas, formaciones y proyectos. Avezado en charango, tiple, cuatro venezolano y cajón peruano, el músico nacido en Antofagasta fue considerado uno de los forjadores de un sonido nortino innovador y riguroso. Sus dos discos solistas, Comparsa Huara (2007) y Danza (2021), fueron prueba de su libertad creativa y riesgo en el trabajo sonoro, activadas ambas hasta su muerte, en mayo de 2024.

Patricio Liberona

Se inició en conjuntos de raíz folclórica a fines de los años '60 y ha desarrollado gran parte de su trabajo en los escenarios de la música, pero Patricio Liberona siempre ha mostrado la inquietud por rebasar esos límites, y puede considerarse un cantautor de oficio intermitente. El teatro, la actuación, la escritura, la pintura, la escultura y los guiones son oficios que ha desempeñado este autor, un hombre que tras integrar desde 1970 uno de los jóvenes conjuntos de la Nueva Canción Chilena en Los Moros, fue parte como solista de los años del Canto Nuevo, pero ha dejado el grupo de su trabajo impreso en formatos diferentes al del disco.

Los Chuchos

El Mercado Cardonal ha sido el escenario central en la historia de Los Chuchos —también llamados Los Chuchos de Valparaíso—, conjunto de bolero cantinero y vals peruano que en Valparaíso utilizó el formato de las dos guitarras, voces y percusión. Desde la década de los años '80 recorrieron espacios de los bajos fondos, calles, plazas, antros, boliches y mercados, con canciones de la tradición orillera que los llevaron a ser reconocidos como cultores medulares en la Bohemia Tradicional de Valparaíso. Dos de sus más reconocidos, populares y emblemáticos músicos fueron Geraldo López (el Mariposa), y el fino requintista Alejandro Silva (el Chico Neco), fallecidos como leyendas en el puerto en 2016 y 2018, respectivamente.

Lázaro Salgado

En una rústica fotografía en claroscuros, una figura aparece a medias visible sobre la carátula de cierto viejo LP chileno publicado en 1976. Ése es el primer disco del cantor Pedro Yáñez, pero es además una muestra de respeto: el de la foto no es Yáñez, que en ese tiempo se asomaba a los treinta años, sino Lázaro Salgado, un hombre que para entonces ya era una escuela en la poesía popular chilena. Hoy es una leyenda. Es el poeta que encarna mejor que nadie la tradición del cantor prolífico en versos y errante por vocación, por caminos en los que se cruzó con gente tan diversa como Roberto Parra, Víctor Acosta, Santos Rubio, Nano Acevedo y el universo de payadores con el que compartió ese oficio. Poeta popular, payador y guitarronero, aprendió de sus antepasados y es reconocido por generaciones de cantores hasta nuestros días.

Moncho Romero

Desde su aparición a comienzos de los '70 a la cabeza del Trío Jazz Moderno, el pianista Moncho Romero se transformó en uno de los principales músicos chilenos que profundizaron sobre la estructura del trío jazzístico acústico. Romero no sólo fue un músico de jazz permanente, sino que además actuó como contrabajista clásico en la Orquesta Sinfónica de Concepción, su ciudad natal.

Tom Araya

Una de las influencias más relevantes para la escena heavy metal nacional puede encontrarse en la figura del norteamericano Tom Araya (n. Cerro Recreo, Viña del Mar, 1962). Su origen chileno —sus padres se mudaron a California cuando él tenía 4 años— es uno de los trofeos que más orgullosamente lucen legiones de fans locales de su banda Slayer, forjadores indiscutidos del thrash metal y uno de los grupos más importantes del rock pesado en el mundo, a la altura de Metallica o Iron Maiden. Araya es ciudadano estable de Estados Unidos, aunque mantiene una relación cercana con sus fans locales, que no faltan ni en la Cámara de Diputados, como lo demostró un homenaje organizado en 2019 en el Congreso de Valparaíso «en virtud de su enorme contribución a la música mundial y a su fuerte vínculo con su país, Chile».

Corazón Rebelde

Un cassette homónimo editado por el sello Alerce en 1985, y algunas aisladas notas de prensa, fueron la única carta de presentación de Corazón Rebelde en Chile en su corto tiempo de vida. Sin embargo, sus poderosas canciones consiguieron penetrar en algunos circuitos de la juventud de fines de los 80 en Chile, sobre todo en espacios universitarios y circuitos políticos. Su historia es atípica, pues se trata de una banda formada por chilenos, con canciones referidas al proceso político y social local, pero que nunca llegó a presentarse en vivo en nuestro país pues nació, se desarrolló y se disolvió en Francia, para nunca más rearticularse. Este grupo de hijos de exiliados hicieron canciones de punk rock referidas al Golpe militar, los derechos humanos y el exilio, y, como tales, quedaron por mucho tiempo como una especie de  minileyenda del punk chileno.

Enrique Luna

Según apunta la historia de la música popular en Chile, el primer bajista eléctrico del jazz nacional fue este legendario músico peruano. Enrique Luna antes que Jorge Toscano Vidal, Ernesto Holman o Pablo Lecaros. Luna marcó la orientación con su particular operativa improvisacional sobre las cuatro cuerdas y, sobre todo, como pivote de un grupo de jazzistas modernos desde fines de los '60.

Eliseo Guevara

Astro chileno de la canción mexicana durante cuatro décadas con su investidura de “el Charro de Chile”, Eliseo Guevara nació en una familia campesina en Buin, creció entre San Bernardo y Puente Alto, y desde niño forjó su oficio como cantante. Pero su debut profesional se produjo cuando cumplió 30 años, en 1979, con el sencillo “La horma de mi zapato”. Desde entonces su carrera se encumbraría como una de las más pródigas y activas de la música mexicana elaborada en Chile, completando un catálogo de más de 40 discos, sucesivas presentaciones dentro y fuera del país, y varios clásicos del género, como “El de las botas negras” o “Navidad de un niño pobre”. Guevara murió en 2020, a los 70 años, cuando todavía se encontraba plenamente activo.

Eulogio Dávalos

Un autoexilio a la ciudad de Barcelona en 1975 en cierta forma invisibilizó su arte del conocimiento del público chileno, aunque en ninguna medida lo desplazó de la historia como el iniciador de la gran época de la guitarra de concierto. Eulogio Dávalos Llanos es el principal solista chileno, el que más repercusión tuvo a nivel mundial, el proyector de la insondable obra para guitarra de Violeta Parra, transcriptor de repertorio de Astor Piazzolla, guitarrista predilecto del compositor Gustavo Becerra y el primer concertista latinoamericano en grabar, en 1969, el “Concierto de Aranjuez”, quintaesencia de la literatura para la guitarra académica.

Antumapu

En la genealogía del ballet folclórico en Chile, Antumapu comparte el origen universitario de otros importantes elencos, y consigue distinguirse además por la persistencia de su trabajo a lo largo de casi medio siglo. El Ballet Folklórico Antumapu, palabra que en mapudungun significa «tierra del sol», se formó en 1971 al alero de la entonces llamada Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad de Chile, está integrado por bailarines y músicos, y se define como un grupo basado en elementos del folclor para crear y proyectar una obra artística. Para el año 2019, definían su trayectoria con cifras relevantes: la creación de diez obras, más de 2500 presentaciones en Chile, y más de 29 giras por América y Europa, con un promedio de 60 actuaciones por año. Más allá del trabajo escénico, también ha extendido su trabajo a composición y grabación de discos.

Grupo Albacora

El Grupo Albacora nace en una de las capitales cumbiancheras chilenas por excelencia, Coquimbo, en septiembre de 1987. Según William Carrasset, más conocido como Agüita, fundador, compositor y director musical del grupo, la inspiración de sus composiciones viene del puerto, de lo cotidiano, del trabajo, de la fe, del amor y de la identidad coquimbana. Dentro de sus referentes musicales señala a Los Fénix, de Calama; a Los Cumaná, de la región de Coquimbo, y por supuesto la influencia de las cumbias peruanas que tan sabrosamente han nutrido el repertorio nacional.

Claudio Recabarren

Cultor de lo que se ha denominado "astroarte", Claudio Recabarren Madrid es un pianista, organista y compositor que ha explorado la música en contacto estético y ético con el universo. Suya es la propuesta de un piano bajo un insondable océano de estrellas, programática puesta en escena que ha llevado a distintos observatorios astronómicos en Chile y a planetarios alrededor del mundo. Su obra alcanzó en 2020 un punto cúlmine con la obtención del primer premio en el Festival Fulldome de Jena, en Alemania, con la música para la película Piano under the stars.

Mariela González

Un rin con nombre y ritmo chilotes pero compuesto en el entorno citadino de Santiago es un reflejo fiel y un punto de partida para la música de Mariela González. "Rin del jardín" es una de las primeras melodías de esta autora y cantante iniciada en el Canto Nuevo, de los '70, a partir de los cuales ha sostenido un repertorio registrado décadas más tarde en su disco En privado (2002), además de algunas canciones de Congreso que cuentan con su coautoría. Radicada en Francia desde 2005, continúa allí su trabajo entre el canto y la fusión latinoamericana.

Eduardo Valenzuela

La televisión convirtió a Eduardo Valenzuela en un conocido cantautor pop, pero la matriz de su trabajo musical estuvo durante décadas en un rock atrevido y hasta experimental. Durante más de diez años (1968 a 1980), fue el guitarrista y parcial compositor del popular grupo Los Trapos, la pionera banda chilena en importar al país los códigos del primer glam (no sin escándalo, por cierto). El músico fue a fines de los años '70 también parte del grupo Miel.

Andrés de León

Las funciones de intérprete, compositor y productor han ocupado por más de veinte años a Andrés de León, baladista chileno que añade a su oficio de cantante la capacidad autoral que le ha permitido poner temas suyos en discos de estrellas extranjeras como Yuri. Ha grabado, también, con Toni Braxton y Sin Bandera. "Mi loco amor de verano" (1993) se instala como su canción más conocida. Se suman los hits “A la luz del mar” y “Anclada a mi corazón”. En los años noventa, el músico mantuvo períodos de trabajo en Estados Unidos, con énfasis en la asesoría de intérpretes más jóvenes y de orientación pop. Su presente es el de un trabajador de la música «centrado en ser cantante», según sus propias palabras.