Tropical
Pocas influencias extranjeras han tenido una presencia tan sostenida y variada en el tiempo como los diversos géneros musicales venidos del Caribe, adoptados por el público chileno como parte de los gustos bailables y la fiesta nacional. Son generaciones de ritmos y de audiencias las que han disfrutado de esta música tropical, desde los años '30 con la guaracha, el cha cha cha y el mambo de las orquestas de los '40 en adelante, y con la explosión en cumbias de los años '60, incluidas todas las transformaciones que ese ritmo colombiano ha experimentado entre sonoras, combos, orquestas y conjuntos, hasta llegar a modas más recientes como la del sound, la música axé, la cumbia villera y el reggaetón. La música tropical ha moldeado la fiesta popular y el baile nacionales por décadas.
En una veintena de discos, el grupo Alegría ha popularizado en vivo y en radios los éxitos "Mujeres y cerveza", "Siqui-siqui", "Salta, salta" y "Súper ladrón", entre otros, y ha difundido su música hasta en la región sureña de Perú. Alegría tiene entre sus pergaminos también el haber contado con dos connotados cantantes nortinos de cumbia: Paskual Ramírez, que se presenta como Paskual y su Alegría, y el internacional Américo, que en sus primeros tiempos se rotuló como Américo y la Nueva Alegría. Surgidos en el valle del Limarí de la región de Coquimbo, la zona de mayor tradición cumbiera de Chile, Alegría es un nombre pionero en la cumbia electrónica, y su constante actividad son la prueba irrefutable de su popularidad y su vigencia.
La televisión ha sido una gran vitrina para el talento del pianista y orquestador Valentín Trujillo Sánchez, aunque no del todo justa con la profundidad de su trabajo y el alcance de sus vastos conocimientos musicales. El casi eterno acompañante del animador Don Francisco, como director de orquesta en “Sábados Gigantes” es, también, uno de los arregladores fundamentales de la música popular chilena durane una era de oro para la industria fonográfica, tanto en discos como en grandes conciertos. Junto con ello, Trujillo fue proyector de nuevas figuras de la música a lo largo de las primeras décadas del siglo XXI. En 2024 su nombre marcó un hito más al convertirse en el primer intérprete de música popular en ser distinguido con el Premio Nacional de Música.
Heredera de una tradición musical y familiar a la vez, María Esther Zamora es una de las hijas del folclorista Segundo Zamora, autor de las cuecas "Adiós Santiago querido" (1942), "Mándame a quitar la vida" (1948) y "El marinero" (1950), entre muchas otras, y como cantante popular y folclórica ha sido constante animadora de escenarios chilenos ligados al folclor. Intérprete de cuecas, tonadas, tangos, boleros, chachachás, valses y otros ritmos populares, es en dupla con el músico y cantor Pepe Fuentes que protagonizó por décadas una de las parejas más activas de la escena y alcanzó gran impacto en el medio con la Casa de la Cueca, espacio que ellos habitaron como residencia en avenida Matta y que ha sido centro de divulgación de folclor. Desde 1996 ambos acompañron además a Álvaro Henríquez, en instancias como el festival sambernardino "Abril, cuecas mil" y las anuales versiones de La Yein Fonda, y figuran de hecho en los discos La Yein Fonda (1996) y La Yein Fonda II (2001), grabados en vivo en esas fiestas dieciocheras.
Megapuesta es un grupo de cumbia romántica que en 2010 formaron varios músicos que salieron de Noche de Brujas, liderados por el director musical, el tecladista Jhonny Bartolo. A e llos se unieron a dos músicos que durante los '90 habían integrado Tropi-kal Sound, incluyendo al cantante Erick Berríos. A los pocos meses grabaron su primer disco, Borrón y cumbia nueva. Desde entonces han tenido varias canciones masivas en el género, como "Me engañaste" o "Quédate a ti", ambas originales, como casi todo su repertorio, en lo que es un sello distintivo en Megapuesta. Liderados por Berríos (Bartolo se fue al poco tiempo), el grupo es uno de los nombres más activos de la cumbia electrónica que, desde los años '90, se extendió por Chile y América Latina.
La búsqueda y recuperación de un repertorio basado en ritmos de la nostalgia es parte de la propuesta musical de Golosa la Orquesta, proyecto colectivo llevado a cabo por músicos jóvenes en los inicios de la década de 2010, en especial los referentes de la agrupación, el guitarrista Gus Valenzuela y la violinista Danka Villanueva, que había tocado en La Mano Ajena. Bolero, tango, vals, chachachá, swing e incluso jazz gitano forman parte de su paleta estilística. El grupo fue parte activa de la consolidación de un circuito de baile de swing que se instaló a mediados de esa década en lugares públicos de Santiago.
El dúo de reguetón Dash & Cangri fue el resultado de otro de los productos de telerealidad llevados a cabo por Cantal 13 una década después del boom de los reality shows. En el programa televisivo "Dash & Cangri. El precio de la fama", emitido en 2012, se mostraba la vida de dos jóvenes de extracción popular y las aventuras que encabezaron junto a un tropel de amistades y sus familias. Los protagonistas fueron dos maipucinos Maickol González Vega (Dash) y Sebastián Leiva Bravo (Cangri), quienes ya había aparecido en otro proyecto de esta naturaleza, en la misma estación, que lanzó a un estrellato breve a la joven gitana Perla Ilich. El dúo adquirió una explosiva popularidad y así, con un grupo de productores musicales liderados por Rodrigo Stambuk (Glup!) y Enzo Massardo (Uruz), el dúo de jóvenes actores por casualidad pasó a ser un dúo musical. En 2012 editaron su disco El precio de la fama. Luego de ese boom que generó la televisión, ambos integrantes del dúo continuaron vinculados a la industria del espectáculo. En el verano de 2019, Leiva fue encontrado muerto en extrañas cincunstancias en una localidad de Bolivia. Tenía 27 años.
El más grande fenómeno discográfico de ventas en la historia de Chile lo protagoniza hasta hoy el dúo ranchero Los Llaneros de la Frontera, formado por dos hermanos críados en Maipo. Dos millones de discos vendidos es la cifra récord alcanzada en sus más de treintaa años de asociación musical, que arrancó en mercados y ferias libres a comienzos de los años '70 y llegó a figurar en la revista estadounidense "Billboard" dos décadas más tarde.
Este grupo es al mismo tiempo la banda de acompañamiento del cantante de cumbias Américo y uno de los tres conjuntos que comparten la misma raíz, entre el duradero grupo tropical nortino Alegría y sus derivaciones entre Paskual y su Alegría y los propios Américo y la Nueva Alegría.
Delineado desde los años de esplendor de la radio, la orquesta, la boite y la industria discográfica propias del siglo veinte, la figura del músico de oficio capaz de valerse en los diversos géneros populares de la época en Chile tiene una expresión exacta en Rafael Traslaviña. Con más de seis décadas dedicadas a la música, este pianista tocó y grabó en discos de jazz, cueca, tango y otros ritmos bailables, y a su muerte ocurrida en 2011 dejó como herencia una estatura bien ganada entre los principales instrumentistas de esa era en la música popular.
El tiempo, por breve que haya sido, dio la razón a los productores que convocaron a los bailarines brasileños para la formación de un nuevo grupo axé en medio de la fiebre de éxito y ventas que había generado desde 2000 Axé Bahía. El verano de 2002 vio nacer a otro quinteto de estrellas juveniles con base en el set del programa televisivo “Mekano” (Café con Leche, Karen Paola). Y se llamó, Porto Seguro, en honor a la bahía brasileña donde arribaron los descubridores portugueses.
Desde mediados de los ‘80 un nuevo "boom" en torno a la música tropical se instaló en Chile. Tardíamente, como siempre, los ritmos danzables de la salsa aparecieron en los últimos años del régimen militar para renovar en parte la fuerte tradición de las antiguas orquestas Huambaly y Cubanacán o todas aquellas sonoras clásicas que animaron los ‘70 y ‘80. Un primer combo plenamente salsero en operar en Chile fue La Banda, un conjunto dirigido por el percusionista Alejandro Mota Riquelme y surgido al alero del Club de Salsa como una necesidad imposible de omitir en la apertura de los ‘90.
A finales de marzo de 1999, en pleno auge de la llamada cumbia sound en el norte de Chile, fue fundada la agrupación D' Latin Sound, compuesta originalmente por seis músicos que, tras una ruptura, se retiraron de Amérika'n Sound, y por un ex integrante de Gran Eclipse Musical. Dos generaciones se suceden en su historia: la primera fue encabezada por Luis Cachito Navarro, cantante e hijo del bolerista Cacho Navarro, y la segunda inició en 2014 el regreso de D' Latin Sound al los escenarios y los discos.
Opus Salsa es una «rara ave» entre las agrupaciones musicales chilenas, pues nació de un contingente de jóvenes templados en la rigurosa formación académica de tradición clásico-romántica, pero que no tomaron la ruta del conservatorio, sino que desplegaron los ritmos y colores de América Latina. A fines de los años ochenta, el grupo aportó el baile a un escenario social candente previo al retorno de la democracia a Chile, y cuando la salsa vivía una boom en Santiago arrasaban donde iban e incluso actuaron con músicos como la cubana Celia Cruz y el panameño Rubén Blades.
Clarinetista y director de orquesta, Lorenzo D'Acosta fue uno de los chilenos que más hizo por los inicios de la música orquestada de baile en Chile. Durante los años '50, su big-band fue presencia estable en el legendario salón Goyescas (tal como las de Rafael Hermosilla y Federico Ojeda) y en otra serie de centros nocturnos, y en esa misma década estampó valiosas grabaciones para el sello Odeón.
Entre la cumbia, la salsa, el pop latino urbano y por momentos incluso el bolero se mueve la música de Catalina Ramos, cantante coquimbana y parte de una comunidad de mujeres en la música tropical de la década de 2020 que cuenta con nombres como Paula Rivas, La Mary, Nina la que Brilla, Karla Melo, Fran Hidalgo y Bárbara Muñoz. Su primer disco es Galaxia tropical (2024), un EP de cuatro canciones con las que Catalina Ramos ingresó de lleno a la escena tropical de la pospandemia.
Como aspirante en el programa "Rojo, fama contrafama" de 2004, la cantante maulina se orientó especialmente a la balada romántica latina. De esta manera interpretó canciones de Myriam Hernández, inspirada además en esta figura referencial entre las voces chilenas. En 2008 participó en el concurso regional "Latin american idol", con otras cantantes nacionales como Francisca Silva, lo que terminó de poner su nombre en un circuito de canto mayormente centrado en las competencias y concursos de talentos.
Baladista, cantante pop, integrante original del grupo Sum, y con incursiones en la música urbana, la cumbia y el reguetón como solista, Lucía Covarrubias fue ganadora de la Gaviota en la competencia internacional del Festival de Viña del Mar de 2016, con la canción "Te quiero", que presentó junto a su hermano, Cristián Covarrubias. Fue una antesala a la publicación de su primer disco, que incluyó la canción "¿A quién no le gusta el reggaetón?", una defensa del estilo en boga durante esa década y un ensayo de ritmo y texto.
Si las expresiones más fuertemente arraigadas a la música popular chilena en los años de oro de la música típica fueron siempre la tonada y la cueca, también existió una tercera variante, creada por el compositor Fernando Lecaros. Tuvo gran éxito en los años '40 y a través de ella su nombre fue recordado históricamente: la "mapuchina". Una denominación genérica para referirse a un tipo de canción urbana con una directa temática mapuche, de giros melódicos y rítmicos que evocaban la música ancestral de esta cultura originaria. La más conocida fue "A motu yanei", dedicada a Ester Soré en 1940 e interpretada luego por la estrella mexicana Pedro Vargas en 1942 y por la estrella chilena en Europa Rosita Serrano en 1948. Aunque también hubo otras mapuchinas famosas de su catálogo, como "Mi tierra es mi fortuna", "Huelén" y "Nahuelbuta", y otras canciones de inspiración indígena: la canción-slow "¡Ayún-ayún!" y la canción-bolero "Mapuche soy".
En sus inicios llamados Sonora Tomo Como Rey, la banda que se hizo famosa con el nombre de Tomo Como Rey es parte de los primeros conjuntos de la llamada "nueva cumbia chilena". Nacida en los pasillos del Instituto Nacional, ha cambiado casi la totalidad de los integrantes desde esos orígenes y ha desarrollado un repertorio propio que se nutre de cumbia, ska, rock e incluso momentos de punk. Su oficio se ha forjado sobre todo con un intenso trabajo en vivo, y se ha afirmado en varios hits masivos, referidos al fútbol y al "carrete", aunque también aboerdan temáticas sobre el amor en conflicto y la crítica social, que son parte esencial de sus canciones. Entre las más famosas de su repertorio, popularizado entre grandes audiencias, están "El niño maravilla", "Arriba de la pelota", "Los que toman como rey" y "No tomo más".
El Grupo Albacora nace en una de las capitales cumbiancheras chilenas por excelencia, Coquimbo, en septiembre de 1987. Según William Carrasset, más conocido como Agüita, fundador, compositor y director musical del grupo, la inspiración de sus composiciones viene del puerto, de lo cotidiano, del trabajo, de la fe, del amor y de la identidad coquimbana. Dentro de sus referentes musicales señala a Los Fénix, de Calama; a Los Cumaná, de la región de Coquimbo, y por supuesto la influencia de las cumbias peruanas que tan sabrosamente han nutrido el repertorio nacional.