Tropical

Pocas influencias extranjeras han tenido una presencia tan sostenida y variada en el tiempo como los diversos géneros musicales venidos del Caribe, adoptados por el público chileno como parte de los gustos bailables y la fiesta nacional. Son generaciones de ritmos y de audiencias las que han disfrutado de esta música tropical, desde los años '30 con la guaracha, el cha cha cha y el mambo de las orquestas de los '40 en adelante, y con la explosión en cumbias de los años '60, incluidas todas las transformaciones que ese ritmo colombiano ha experimentado entre sonoras, combos, orquestas y conjuntos, hasta llegar a modas más recientes como la del sound, la música axé, la cumbia villera y el reggaetón. La música tropical ha moldeado la fiesta popular y el baile nacionales por décadas.

Iván Enrique

Un coro indisputable en la historia de la cumbia chilena es el santo y seña para reconocer a Iván Enrique y su conjunto: el llamado «La gallina, no», una frase sin sentido pero de tanta popularidad que conocer su origen exige la consulta entre conocedores. Grabada en 1974, "La gallina" se transformó en uno de los éxitos bailables de la década y más allá, anotando así un clásico para Iván Ahumada, músico de oficio, con una trayectoria previa destacada en el rock de raíz latinoamericana (grupo Panal). De hecho, fue el guitarrista de esa banda, Carlos Corales, quien le agregó al hit de "La gallina" esa inconfundible introducción de guitarra disonante. El músico continuó toda la década y más allá publicando discos y cassettes con su nombre, siempre con repertorio tropical y de autores diversos.

Moral Distraída

Poco más de cinco años bastaron a este grupo para transformarse en uno de los nombres de mayor arrastre en la música bailable chilena desde 2010 en adelante. Y a diferencia de la mayoría de las bandas de su tiempo, para ese éxito Moral Distraída no apela a la popularidad de la cumbia sino a ritmos centroamericanos como el reguetón puertorriqueño y la timba cubana. Encabezado por los hermanos Abel y Camilo Zicavo, y con diez músicos en escena (que incluye una dupla característica de trombones y el sonido de las cuerdas del tres cubano), el grupo ha actuado en grandes festivales y sumado sucesivos éxitos (“Punto final”, “Pégate”, “Hacerlo de día”, “Probarlo todo” y “Canción bonita”, entre otros).

Tomo Como Rey

En sus inicios llamados Sonora Tomo Como Rey, la banda que se hizo famosa con el nombre de Tomo Como Rey es parte de los primeros conjuntos de la llamada "nueva cumbia chilena". Nacida en los pasillos del Instituto Nacional, ha cambiado casi la totalidad de los integrantes desde esos orígenes y ha desarrollado un repertorio propio que se nutre de cumbia, ska, rock e incluso momentos de punk. Su oficio se ha forjado sobre todo con un intenso trabajo en vivo, y se ha afirmado en varios hits masivos, referidos al fútbol y al "carrete", aunque también aboerdan temáticas sobre el amor en conflicto y la crítica social, que son parte esencial de sus canciones. Entre las más famosas de su repertorio, popularizado entre grandes audiencias, están "El niño maravilla", "Arriba de la pelota", "Los que toman como rey" y "No tomo más".

Los Llaneros de la Frontera

El más grande fenómeno discográfico de ventas en la historia de Chile lo protagoniza hasta hoy el dúo ranchero Los Llaneros de la Frontera, formado por dos hermanos críados en Maipo. Dos millones de discos vendidos es la cifra récord alcanzada en sus más de treintaa años de asociación musical, que arrancó en mercados y ferias libres a comienzos de los años '70 y llegó a figurar en la revista estadounidense "Billboard" dos décadas más tarde.

Fantasía

Punitaqui es una localidad de la provincia de Limarí, en la región de Coquimbo, que ganó notoriedad nacional tras el violento terremoto de 6.8 grados en la escala Richter que asoló la zona el 14 de noviembre de 1997, con epicentro preciso en ese pueblo. Pero el lugar es desde antes epicentro de otro movimiento nacional de alcance aún mayor: el exitoso sonido de cumbia que emergió desde allí en la primera mitad de los años '90. Y Fantasía es el grupo iniciador de ese sonido.

Taconeras

Conjunto femenino de cumbia romántica y música tropical, nacido en 2012 tras la disolución del septeto Diávolas, donde tocaban la tecladista Paula Rojas y la bajista Camila Pizarro. El octeto, que en su origen llevó el nombre de Loca Obsesión, puso finalmente un acento en el perfil glamoroso de su propuesta visual y escénica que acompañó sus actuaciones. De esta manera adoptó el nombre de Taconeras. Con referentes de la llamada nueva cumbia joven de la época, como Juana Fe y Santa Feria, aunque en una línea estilística más próxima a astros como Américo o Jordan, se estrenó en los escenarios con canciones como "Sígueme", "Quiero" y "Loca obsesión". Fue una propuesta musical que el grupo denominó "cumbia pop tropical", y que recuperó así el concepto original: Loca obsesión. Luego fueron reclutadas por el Sello Azul para integrar su generación de artistas de 2015, que editó ese primer álbum de cumbia femenina.

Anita Alvarado - La Geisha

Un fugaz fenómeno musical fue el de Anita Alvarado, la autodenominada “Geisha Chilena”. El año 2002 lanzó su único disco, gestionado por un ejecutivo discográfico, y que vendió nada menos que 25 mil copias. Canciones referidas a su vida (sin muchas metáforas) y la producción del prestigioso Gogo Muñoz conformaron su aventura musical, que no recibió muchos comentarios musicales,  y que terminó tal como empezó: Súbitamente y sin dejar huellas. "La gallina", un relato de su propia vida, fue el único single que alcanzó a sonar en algunas radios.

Los Luceros del Valle

Entre los grupos de música mexicana que germinaron en Chile en los años '70, Los Luceros del Valle se distinguen por el modo en que mezclaron los corridos con las cumbias y por las letras picarescas de varias de sus canciones. El principal éxito del grupo es el mejor ejemplo: "El animalito", con el característico coro "Este animalito no se cansa de jugar / se acuesta por un ratito y se vuelve a levantar".

DJ Méndez

DJ Méndez es un fenómeno musical cuya condición chilena puede ser fácilmente cuestionada, de no ser por el profundo compromiso y arraigo que su protagonista tiene con su país de origen. Nacido en un humilde barrio de Valparaíso en 1975, Leopoldo Méndez Alcayaga concibió y desarrolló su propuesta musical bastante lejos de ese suelo, en Suecia, adonde se trasladó a vivir siendo adolescente. En un contexto vinculado a la marginalidad y la delincuencia, Méndez construyó allá su fusión de dance, hip-hop y elementos latinos, ingresando con fuerza a las pistas de baile del norte de Europa, e inaugurando un fenómeno que ya completa cuatro discos, un sello discográfico y una significativa presencia en Chile.

Orquesta Ritmo y Juventud

Surgida en 1955 luego de una disputa al interior de la exitosa Orquesta Los Peniques, la Orquesta Ritmo y Juventud fue básicamente la misma Los Peniques sin su baterista original, Silvio Ceballos, reemplazado ahí por un joven baterista proveniente de la orquesta de Vicente Bianchi en Radio Cooperativa, llamado Arturo Giolito. Durante toda la década de los sesenta, y ante las indecisiones de la Orquesta Huambaly de seguir unida después de su gira europea, la nueva orquesta se perfiló como la más caliente de todas esas agrupaciones, con una rotativa de cantantes que muy pronto iba a desembocar en la aparición de uno de los más carismáticos y emblemáticos solistas vocales de la música tropical en Chile: Juan Chocolate Rodríguez.

Tania Fariñes

Cantante tropical sureña que ha logrado repercusión en escenarios de Concepción, donde nació, y de San Pedro de la Paz, donde ha residido durante gran parte de su historia musical. Se inició como cantante a los quince años, primero en la interpretación de un repertorio mucho más centrado en el bolero, estilo que entonces la hizo conocida en la región. Al cabo del trancurso de una segunda etapa musical, Tania Fariñes fue progresivamente mudándose desde la canción romántica a la canción tropical, que la acomodó de manera más natural como intérprete, representada tanto en la cumbia romántica como en la bachata.

Francisco Flores del Campo

Francisco Flores del Campo no sólo es un autor principal de la música popular chilena. También es el más versátil. Ya en la década de 1930 anticipó el sueño de la carrera internacional al trabajar ocho años en EE.UU. Quedó en la historia como el chileno que actuó en la mayor película de Gardel e intervino en el origen de la industria fílmica local. Luego pondría su rúbrica definitiva como compositor. Suyas son las tonadas "Mi caballo blanco", "Qué bonita va" (1964) y "Dos corazones" (1965), los boleros "Sufrir" y "Agonía" y su obra mayor: las canciones de la comedia musical La pérgola de las flores (1960).

Golosa la Orquesta

La búsqueda y recuperación de un repertorio basado en ritmos de la nostalgia es parte de la propuesta musical de Golosa la Orquesta, proyecto colectivo llevado a cabo por músicos jóvenes en los inicios de la década de 2010, en especial los referentes de la agrupación, el guitarrista Gus Valenzuela y la violinista Danka Villanueva, que había tocado en La Mano Ajena. Bolero, tango, vals, chachachá, swing e incluso jazz gitano forman parte de su paleta estilística. El grupo fue parte activa de la consolidación de un circuito de baile de swing que se instaló a mediados de esa década en lugares públicos de Santiago.

Santa Feria

La orquesta Santa Feria o —o Santaferia, como también se conoció— es parte de una segunda camada de grupos de la llamada “nueva cumbia chilena”, que trajo a una generación de músicos hacia esos ritmos y esa cultura del baile tropical que hasta fines de los '90 estaba considerada como dominio absoluto de las populares sonoras locales.  La “cumbia casera”, como les gusta definir su enfoque musical, se ha plasmado una serie de discos y EPs, y con un intenso trabajo en vivo tienen un hito histórico: la única banda cumbiera que ha llenado el Movistar Arena, un recordado concierto de agosto de 2016.

Mambotur

Hay una ventana abierta hacia alguna playa del Caribe en la tapa del disco con que Mambotur empezó a vender música electrónica en Europa durante 2002, pero la imagen no es caribeña ni europea. La ventana de la foto está a unas cuadras de la calle Tobalaba en Santiago, en una casa de calle Crisantemos, y de donde salió un grupo chileno de música electrónica célebre en el mundo exterior. En la escalada de gente que desde fines de los años 90 mezcló bases tecno y sonido tropical en Chile, Mambotur fue el tercer peldaño después de Gonzalo Martínez y de Señor Coconut, y el dúo que mejor explotó el estilo.

Almendra

Sólo hasta 1998 esta cantante melódica mantuvo su nombre de Gisella Valenzuela en los escenarios de Curicó. Después de ganar ese año un festival de la canción en Curepto, tomó el pseudónimo de Almendra para dar pasos determinantes en los estudios de grabación, en las orquestas populares y en los micrófonos de apoyo de grandes nombres de la balada y el pop, incluido el venezolano José Luis Rodríguez. Esa ruta desembocó diez años después en su primer disco solista, De música y alma (2009).

Anarkía Tropikal

Encapuchados, barricadas, policías, el Papa y el mismo Satán son motivos y protagonistas frecuentes que entre otros aparecen por las canciones de Anarkía Tropikal, el más caótico de los grupos de cumbia de su época. Encapuchados ellos también, sus integrantes  salieron a la luz en 2006 incorporando a la fiesta sus letras contra la iglesia, la ley y el orden, al son de ritmos que van del sound y la cumbia villera hasta el rock y el metal. «Kreemos en ke la músika y el arte en general es una herramienta de lucha en kontra del kapital, el estado, la religión institucionalizada, el fascismo mental y polítiko y tantas otras basuras ke nos impone este sistema neoliberal», es sólo el comienzo de su público manifiesto.

Fernando Lecaros Sánchez

Si las expresiones más fuertemente arraigadas a la música popular chilena en los años de oro de la música típica fueron siempre la tonada y la cueca, también existió una tercera variante, creada por el compositor Fernando Lecaros. Tuvo gran éxito en los años '40 y a través de ella su nombre fue recordado históricamente: la "mapuchina". Una denominación genérica para referirse a un tipo de canción urbana con una directa temática mapuche, de giros melódicos y rítmicos que evocaban la música ancestral de esta cultura originaria. La más conocida fue "A motu yanei", dedicada a Ester Soré en 1940 e interpretada luego por la estrella mexicana Pedro Vargas en 1942 y por la estrella chilena en Europa Rosita Serrano en 1948. Aunque también hubo otras mapuchinas famosas de su catálogo, como "Mi tierra es mi fortuna", "Huelén" y "Nahuelbuta", y otras canciones de inspiración indígena: la canción-slow "¡Ayún-ayún!" y la canción-bolero "Mapuche soy".