Rock
Con más de cinco décadas de vida cumplidas a escala mundial y con la guitarra eléctrica como su arma predilecta de sonido, el rock es casi igual de antiguo desde su primera adopción en Chile a mediados de los años '50, y ha descrito una de las evoluciones más múltiples de la música popular local. Imitado al comienzo, chilenizado en parte por la Nueva Ola, transformado en himno nacional para el Mundial de 1962, puesto al día por jóvenes airados a fines de los '60, revolucionado por toda una nueva generación hippie y telúrica a comienzos de los '70, aguerrido bajo la dictadura, agitado por la new wave a mediados de los '80 y abierto hacia formas como el punk, el metal, el reggae o el pop, la música rock se ha multiplicado en un sinnúmero de nombres y tendencias desde los años '90 hasta la actualidad.
En la generación de cantautores chilenos que comenzó a destacar desde el año 2000 en adelante, Manuel García se ha ubicado como uno de los más importantes, gracias a una propuesta que ha hecho dialogar trova y rock, a una poética identificable, y a un persistente ritmo de trabajo —en Chile y en el extranjero—, constante tanto en presentaciones en vivo como en grabaciones. Integrante fundador del grupo Mecánica Popular, el cantante y guitarrista ariqueño fue desarrollando en paralelo a esa banda proyectos solistas que se encauzaron de modo definitivo a fines de 2005, cuando publicó su primer álbum como cantautor, Pánico. Desde entonces, su disposición a enriquecer su cancionero en sonidos y contenidos lo ha encaminado en ascenso, cruzando además su trabajo con el de colaboradores y socios relevantes, como Ángel Parra Cereceda, Ángel Parra Orrego, Mon Laferte y Los Bunkers. Su música ha figurado, además, en otras de teatro, películas y documentales nacionales; además de haber sido reconocida por premios relevantes (Premio Nacional de la Música 2008, entre muchos). La suya ha sido una trayectoria de vocación clara —«a los ocho años comencé a sentir los primeros latidos del trovador», ha dicho— y cuyo desarrollo resulta ineludible en el análisis de la canción chilena en la era digital.
Gabriel Parra nunca fue un baterista convencional, y por eso su muerte se define hasta hoy como un golpe irreparable para la biografía de Los Jaivas. Por técnica, carisma, liderazgo y creatividad, el músico se convirtió en uno de los pilares de la creación popular chilena, y el impacto ante su talento cundió varias veces entre especialistas extranjeros. Incontables instrumentistas jóvenes locales aseguran haber decidido su vocación luego de ver en vivo la fuerza incombustible del que es considerado, casi sin disidencia, el mejor baterista de nuestra historia. Cada 25 de julio —su nacimiento— se conmemora el Día del Baterista y Percusionista Chileno.
Por la edad, este grupo pertenece a la generación de músicos chilenos iniciada a mediados de los 90: Supersordo, Maestro, Pánico, Yajaira o Congelador. Por el circuito, coinciden con las escenas alternativas de entonces hasta las de sucesores como Familia Miranda o Guiso. Pero Tobías Alcayota es gente demasiado inquieta para caber en los márgenes de una generación o una escena. Usaron cualquier instrumento y disolvieron sus fuentes originales en un estilo propio, y legaron una impronta de referencia. Como precisan, ‘‘no sólo nos interesa la música, sino todo lo escénico. Los tres nos unimos en este personaje que se ha ido armando con los años. No es literal, pero es importante sentirnos objetos de algo que se genera a través de los tres y no individualmente’’.
En sus más de diez años de historia, la banda penquista Mantarraya ha logrado esquivar las clasificaciones explorando en los límites del pop. Con varias publicaciones desde su nacimiento, en 2011, cada nuevo trabajo parece reinventar su sonido.
Nada parece haber corrido por el cauce habitual en la trayectoria de Cristián Fiebre. Su propuesta, fuera de casi cualquier clasificación, lo mantuvo a distancia del acontecer rockero local de los años noventa, y luego lo sumergió en un largo silencio. Esos vaivenes se desarrollaron, sin embargo, a la par de estupendas críticas en prensa y el interés de importantes contactos extranjeros. Cristián Fiebre ha sido uno de los pocos músicos chilenos que ha llegado a trabajar con el afamado productor argentino Gustavo Santaolalla, si bien su mudanza a México (y luego España) lo hizo prácticamente desaparecer de la difusión local.
Mon Laferte es la mayor figura del pop chileno de proyección internacional a partir de la década de 2010. Con una primera popularidad como exponente de la balada AM, Monserrat Bustamante Laferte fue parte de la fiebre que generó el programa televisivo "Rojo, fama contrafama", de TVN. Sin embargo, tras cuatro temporadas de alta exposición, competencia, desgaste, la cantante viñamarina iniciada en 2003 con el disco romántico La chica de rojo, reorganizó su proyecto musical en México, donde se instaló en 2007. Su etapa creativa allí se consolidó con el disco Mon Laferte vol. 1 (2015), y que la mostró como una figura de la canción popular de corte melodramático. Ha obtenido cinco Grammy Latino, por su cumbia "Amárrame" (en 2017), por su disco Norma, (2019), por su canción "Biutiful" (2020) y por los discos Seis (2021) y Autopoiética (2024).
Juana Fe, o también llamada Juanafé, es una banda musical pero sus fundamentos, su inspiración y sus formas de trabajo trascienden el quehacer estrictamente artístico. Por esta razón han sido considerados un proyecto insigne en la música chilena de la década de los 2000. Conocidos masivamente por su canción "Callejero", el conjunto desarrolla los sonidos tropicales chilenos y continentales, se han presentado intensamente en Chile, y han viajado varias veces al extranjero. Gestores del fundamental sello y estudio La Makinita, en 2014 vieron partir a su cantante y fundador, el carismático Juanito Ayala.
Taulis es el segundo apellido del compositor, guitarrista y productor Sebastián Wallerstein, quien ha configurado un proyecto ecléctico en variantes musicales y múltiple de colaboraciones, orientado a la canción de fusiones entre el pop, el rock, el funk y la electrónica de altas fidelidades. Su música va desde la agudeza de la composición y sus arreglos, las propiedades los músicos que convoca y de producción de sonido. El proyecto inicial de este laboratorio llegó al disco en 2007 con el homónimo Taulis, pero ya en 2010 de Wallerstein depuró un sello más personal y maduro, con Dos.
El grupo más disparado de todo el reguero de guitarras rocanroleras prendido entre el rock chileno del año 2000 en adelante fue Tsunamis. Mientras sus compañeros de generación tocaban más o menos fieles a las escuelas del punk o del blues, este cuarteto con nombre de maremoto fue dando forma personal a un modo de tocar intuitivo y explosivo, que llegó a cruzar más de dos décadas y a mantener la cohesión de su sonido pese al paso del tiempo y los varios cambios de integrantes (que, en diferentes momentos, han sumado a músicos destacados también en bandas como Guiso, Solar, Tío Lucho, Yajaira y Matorral, entre otras). Hoy Tsunamis es una banda activa, vehículo creativo para el impulso como fundador y conductor principal de Goli Gaete, quien la dirige desde 2021 desde su nueva residencia en Berlín (Alemania).
Con un espíritu a lo menos punk en lo performático, Asia Menor apareció en la escena del rock chileno de la pospandemia con un álbum rompedor como Enola Gay (2023), que al año siguiente le redituó el premio Pulsar en la categoría Nuevo Artista. Fue la consolidación de un proyecto impulsado desde Temuco cinco años antes y con propósitos totalmente dispares a los de una banda de rock como tal. Cuando los músicos se reunieron, no tenían un plan de llegar a grabar un disco con sus canciones. Ni siquiera tocar en directo, aunque esa realidad fue cambiando sobre la marcha tras el período de taller en que cuajaron un rock de varios bordes: el aspecto punk, desde luego, pero también otras direcciones musicales hacia la experimentación y la matemática del ritmo. Las canciones de ese álbum debut plantearon temas sobre la vida en una desesperanza, la ansiedad, el estrés y las frustraciones de una generación frente a ese paisaje.
Cuatro quinceañeros de la Quinta Región cumplieron en los años sesenta el sueño de convertirse en ídolos juveniles: discos, entrevistas y hasta un propio programa de televisión se ganaron Los Sicodélicos con su música beat cantada en inglés. Pero el grupo es referencia no sólo por esa conquista sino también por ser antecedente del fundamental grupo de fusión latinoamericana Congreso. Sicodelirium (1968) fue su único LP, una propuesta que hoy puede considerarse el primer acercamiento chileno entre rock y folclor, si bien de manera más superficial que la que los músicos trabajarían más adelante.
Álvaro Zambrano es un guitarrista que se formó en la escuela del rock, con Alejandro Silva como maestro. Fue parte de la banda de Pancho Rojas cuando se disolvió Mandrácula, y luego cumplió ese rol en el grupo Julio Pino, donde se acercó a la fusión y al pop. Pero el 2013 inauguró su carrera solista, a través del Sello Azul de la SCD, y con un regular ritmo de presentaciones en vivo hoy canta sus propias canciones, que él mismo ha catalogado como folk-rock.
La vocación musical de Gabriel Vigliensoni se ha aliado a su gran capacidad de trabajo. Desde la adolescencia, sus intereses han tenido como principal guía la labor en recitales, producciones y grabaciones (colectivas o solistas), hasta que en la adultez tanta actividad ha llegado por momentos a desafiar la lógica de espacio-tiempo. Integrante en diferentes momentos de Lucybell, Los Mismos y Electrodomésticos, el tecladista se las ha arreglado para participar de varios proyectos musicales simultáneos y, a la vez, mantener una carrera individual como compositor y productor, desarrollada tanto en Chile como en Canadá.
A mediados de los años 90, el blues seguía siendo un género poco explorado en la música chilena. Si bien existían referentes como La Banda del Capitán Corneta, la mayoría de sus exponentes se movía en un circuito cerrado de bares y sin publicar discos. Una de las primeras bandas que se alejaron de los clichés norteamericanos para hacer blues originales, en español y además con raíz chilena («blues criollo», lo llamaron), fue El Cruce. Llamaron la atención primero por su sonido y luego por su persistencia. El grupo acumula ya casi tres décadas de trabajo, con una discografía extensa y un trabajo en vivo autogestionado y continuo. Son así el principal referente de otras bandas a su saga, y han conseguido presentarse junto a íconos del género en Sudamérica.
Conocido inicialmente como bajista eléctrico en agrupaciones de rock avant-garde como MediaBanda (2000) y Yonhosago (2001), Santiago Astaburuaga ha sido un creador múltiple en diversos círculos de la música experimental, desde la improvisación libre a la composición contemporánea. Formado en el Instituto de Música de la Universidad Católica, tempranamente se vinculó a proyectos de investigación del sonido y métodos no regulares de narración. Además ha participado en distintas magnitudes con proyectos como Akinetón Retard, Tárabust y Klaine Trío. En 2017 publicó con la plataforma ala1RECS piezas camerísticas para solistas y ensambles, considerando músicos de su entorno y generación, como Edén Carrasco, Benjamín Vergara, Diego Aguirre, Matías Mardones, Marcelo Maira o Nicolás Carrasco Díaz.
Formado por uno de los integrantes del grupo Yupisatam, Inflamable fue un grupo de vida breve, una sola publicación y una apuesta de rock experimental que consiguió atención a mediados de los 2000. Nació como un proyecto para un ramo electivo de Ingeniería, y aunque su trabajo podría haberse quedado apenas en el encargo académico, la publicación del EP Inflamable (2006) demostró mayor ambición (el grupo jamás puso a la venta el disco, sino que lo regaló en tocatas o lo dejó para descarga en internet). Años después de la separación del grupo, Carlos Vargas debutaría como solista bajo el seudónimo Corderolobo.
Cristián Moraga es C-Funk, la poderosa chapa musical que acompañó su trayectoria desde mediados de los años '90, cuando él apareció al frente del grupo Los Tetas, utilizando la chapa de Cee-Funk. Una década de vigencia con una de las bandas que instalaron la cultura de la black music en nuevos términos durante esa época, le redituaron un estatus de referente musical. Más tarde incorporado a la última etapa de vida de Chancho en Piedra previo a su separación de 2023, C-Funk también tuvo una historia como solista, que, aunque interrumpida, dejó discos fundamentales en el funk y soul chileno como Joya (2006).
Ha sido quizás «por culpa» de su buena voz, que Julián Peña sea más reconocido en su faceta de cantante que en la de compositor. Su impronta de rockero y su registro elegante han sido cotizados por bandas diversas, sobre todo Los Santos Dumont y Ángel Parra Trío, a las cuales se ha integrado como miembro estable en diferentes períodos. Entre 2003 y 2007, Peña —quien también es guitarrista y pianista— se ocupó en su propio proyecto creativo, Casanova, un cuarteto en el que logró al fin encauzar su interés fundamental: canciones pop bien arregladas y de innegable calidez. Desde la disolución de esa banda, se mantiene vinculado a la música a través de diversos proyectos, incluido el de la composición y grabación solista.
Proyecto de rock folk progresivo formado en la ciudad de Quilpué y liderado por el guitarrista, bajista, cantante y compositor Carlos Cruz. Inspirado en épicas fantásticas, poéticas existencialistas, temáticas ecológicas y críticas sociales, su música ha transitado desde el rock de largo aliento a la canción acústica. La base del grupo la completa la tecladista Paula Demarco y en su primera década de vida, el grupo ha tenido distintas formaciones, desde dúo a quinteto, pasando por el cuarteto que grabó el disco Nuevo pulso (2010), que incluyó al baterista de Tryo, Félix Carbone. La pareja musical Cruz-Demarco es además pareja sentimental y su pequeño hijo Juan Salvador Cruz Demarco se integró al grupo como baterista a los cinco años en 2014, y quien aparecería en la música del disco Ciclos (2023).
Como muchas otras bandas chilenas de la época, Kissing Spell comenzó a tocar en 1968, bajo el influjo de gente como los Beatles y Led Zeppelin, aunque sus influencias también contaban a cierta música argentina y brasileña. Ese origen mixto, más el acercamiento de sus integrantes a la poesía, convirtieron a este grupo en uno de los más originales de su tiempo. Emparentados en su sonido con Blops y Los Jaivas, Embrujo representa una vertiente más del fundamental rock de fusión que se fraguó en Chile a comienzos de los años '70, y cuyo camino se interrumpió por el Golpe de Estado de 1973.