Rock

Con más de cinco décadas de vida cumplidas a escala mundial y con la guitarra eléctrica como su arma predilecta de sonido, el rock es casi igual de antiguo desde su primera adopción en Chile a mediados de los años '50, y ha descrito una de las evoluciones más múltiples de la música popular local. Imitado al comienzo, chilenizado en parte por la Nueva Ola, transformado en himno nacional para el Mundial de 1962, puesto al día por jóvenes airados a fines de los '60, revolucionado por toda una nueva generación hippie y telúrica a comienzos de los '70, aguerrido bajo la dictadura, agitado por la new wave a mediados de los '80 y abierto hacia formas como el punk, el metal, el reggae o el pop, la música rock se ha multiplicado en un sinnúmero de nombres y tendencias desde los años '90 hasta la actualidad.

Carlos Figueroa Salazar

Sesionista, sideman, productor y profesor, el baterista Carlos Figueroa Salazar arrastra una historia ligada al instrumento definitivo de la percusión desde las dos ramas de su genealogía. Su padre es Carlos Figueroa, el más importante baterista-investigador-instructor de la era moderna y su madre es hermana de Patricio Salazar, uno de los más populares baterías de la misma época, vinculado primero a la Nueva Ola y luego a las orquestas televisivas. Ese ADN convirtió a Figueroa Salazar en un versátil intérprete de estudio, escenario, giras y sesiones desde fines de los ’80, cuando era un adolescente y hasta que a los 35 años editó su primer álbum como líder, Carlos Figueroa (2007), que llegó a ser nominado en 2008 al Grammy Latino.

Las Sombras

Las Sombras fue un quinteto de San Bernardo nacido en la primera mitad de los años ‘60, bajo la inicial influencia de Cliff Richard y Los Shadows (de este último conjunto tomarían su nombre). Se desarrollaron como banda de apoyo del cantante Lalo Valenzuela, y en 1966 publicaron el single “Tres horas más”, original Hugo Beiza y Jorge Pedreros. Aunque el éxito de Las Sombras iba en ascenso, al interior del grupo las cosas se entramparon cuando el cantante Nano Vinés decidió dejar la banda por motivos personales. A partir de allí, el grupo evolucionó desde un sonido beat melódico a uno más progresivo y psicodélico, que entonces se reflejará en mayor dimensión en el próximo proyecto musical de este mismo elenco: Los Ángeles Salvajes.

Guachimán

Durante sus casi diez años de trabajo, el sonido de este grupo santiaguino avanzó entre el pop, el rock y algo de funk; y alcanzó a quedar registrado en dos álbumes. Superboy y Público (2006) fueron grabados con diferentes formaciones, pero en ambos se encontraban letras desencantadas e impronta rockera.

Cometa

Si en los '70 los experimentos chilenos tuvieron a los grupos Aquila y Fusión como los primeros y prácticamente los únicos exponentes del nuevo jazz, las referencias durante la década de los '80 están dirigidas al legendario ensamble jazz-rock Cometa, según advierte el musicólogo Álvaro Menanteau en su investigación Historia del jazz en Chile (2003). Allí el académico recoge la relevancia e influencia que tuvo Cometa dentro de una nueva edad para el jazz, como punto de confluencia para una generación completa músicos que encontraron en los instrumentos electrificados su creatividad.

Esteban Espinosa

Activo como guitarrista y baterista de bandas como Matorral y Fruto Prohibido, Esteban Espinosa no sólo desarrolló la función de líder durante los cuatro años de trabajo del grupo Bocallave, sino que además acumula una considerable discografía solista, trabajados todos ellos en la más completa autogestión. Hijo del baterista de jazz Alejandro Espinosa, Esteban se incorporó a la banda de rock y blues Fruto Prohibido en 1995, época en la que conoció a Diego Álvarez (Mecánica Popular) y con quien decidió formar la banda Dragón Dorado, precursora de Bocallave. Diez años más tarde, y luego de la salida de Iván Molina de Matorral, Espinosa se incorporó a ese grupo como baterista. Además de su asesoría en producción, Espinosa se ha convertido en un requerido guitarrista de sesión para bandas como Audiosuite, Viena y Alamedas; y solistas como Leo Quinteros o el argentino Botafogo. En adelante ha utilizado el pseudónimo Jony Calleja, y así ha editado los discos Crónicas urbanas en formato pop (2013), Siete y cuarto (2016) y Tamboril (2018).

Hammuravi

Si bien Hammuravi comenzó su historia como una banda alrededor de Nataly Gandarillas —más conocida como Naty Lane en los círculos musicales de la época—, pronto pasó a adquirir el estatus de proyecto solista. Con ese nombre, la cantante y bajista de la Quinta Región completó una faceta musical que la había instalado como un referente en el rock porteño de los subsuelos a través de agrupaciones donde ella tocaba, principalmente Fatiga de Material (desde 2008) y Adelaida (desde 2016). Su primer disco como Hammuravi es Fuego negro (2021).

Borne y Los Santos

De creación solista a trabajo a dúo, y finalmente trabajo de banda es cómo fue creciendo en menos de un año el proyecto Borne y Los Santos, que como banda más adelante se denominó únicamente Los Borne. El ex guitarrista de Los Ex, Hernán Edwards (Borne), compuso a solas una colección de canciones que luego trabajó en estudio junto al músico e ingeniero Claudius Rieth. Ya con el disco editado, se sumaron otros cuatro integrantes para sostener nuevas creaciones y presentaciones en vivo. La banda integra también a un ex integrante de The Ganjas, Pape Astaburuaga. El disco Borne y Los Santos tuvo presentación oficial ya con formación de banda el primer día de junio de 2017 en el capitalino Bar Loreto.

La Desooorden

Durante los años '90, y cruzando hacia la siguiente década, La Desooorden fue una activa banda dentro del reducido circuito de rock independiente en Valdivia. Una constante agenda en vivo y una propositiva discografía distinguió el trabajo de este grupo durante sus dieciocho años de trabajo, en los cuales su música combinó rock de tendencia progresiva con citas a la raíz folclórica latinoamericana. Algunas de sus canciones aluden a debates medioambientales de su zona.

Silvestre

Antes de ser una banda, Silvestre fue el proyecto en solitario de Nicolás Torres, baterista fundador de Entreklles. Luego del fin de ese grupo, el músico se aplicó en la composicion y grabacion de un disco solista, editado de modo independiente el año 2000 bajo el título Silvestre. Su posterior trabajo junto a Pettinellis dejó ese camino interrumpido por tres años, aunque la banda se afirmó luego con nuevos integrantes y se mantiene hasta hoy como una propuesta de rock de clara raíz chilena (o «campestre», como han dicho sus integrantes). Definen su música de acuerdo al sentido de su nombre: Silvestre (no confundir con el proyecto de nombre similar de Archi Frugone) es una mala hierba que crece libremente y que, aunque la corten, vuelve a crecer en otro lugar.

Corazón Rebelde

Un cassette homónimo editado por el sello Alerce en 1985, y algunas aisladas notas de prensa, fueron la única carta de presentación de Corazón Rebelde en Chile en su corto tiempo de vida. Sin embargo, sus poderosas canciones consiguieron penetrar en algunos circuitos de la juventud de fines de los 80 en Chile, sobre todo en espacios universitarios y circuitos políticos. Su historia es atípica, pues se trata de una banda formada por chilenos, con canciones referidas al proceso político y social local, pero que nunca llegó a presentarse en vivo en nuestro país pues nació, se desarrolló y se disolvió en Francia, para nunca más rearticularse. Este grupo de hijos de exiliados hicieron canciones de punk rock referidas al Golpe militar, los derechos humanos y el exilio, y, como tales, quedaron por mucho tiempo como una especie de  minileyenda del punk chileno.

Martín Pescador

Ostentando su plumaje azul grisáceo, corona negra y elegante cuello blanco, el Martín Pescador se reparte en Chile desde Concepción al extremo sur. A los de su especie —aves de la familia Alcedinidae— se les encuentra usualmente inmóviles posados en ramas o troncos cercanos al agua, esperando que un pez se acerque a la superficie para lanzarse sobre él y tragarlo casi de una vez. Es un pájaro particular que le inspira al cantautor Ariel Acosta ideas de naturaleza y supervivencia lo suficientemente atrayentes para identificarse con ese nombre sobre el escenario y en discos.

Matías Riquelme

Cellista, compositor, improvisador, pero ante todo un músico experimental, desde Francia y desde España Matías Riquelme ha sido cultor de una música moderna y subterránea, llevada a cabo en solitario pero también a través de distintos ensambles que ha dirigido, como Cellp, proyecto que abordó el jazz, la electrónica, el rock, la música docta y la música improvisada en diversas dimensiones.

Gloria Pérez

Todas las coristas quisieran llegar a ser solistas, pero no todas las solistas pueden lograr armonizaciones perfectas como las buenas coristas. Agudo axioma vocal que bien conoció Gloria Pérez, una de las voces que desde los '90 y junto a Gisa Vatcky mejor desarrollaron las propiedades de la cantante de apoyo en los micrófonos secundarios.

Luna in Caelo

Luna In Caelo fue una sólida propuesta para un rock de tintes oscuros y letras catárticas. Varios álbumes y dos décadas de trabajo son la prueba de su compromiso, intermitente en su actividad pero de una atención de seguidores siempre considerable. Luna In Caelo nunca asoció su música en la lógica de difusión radial ni exposición, sino más bien a una plataforma estética desde la cual desplegó reflexiones sobre la vida interior, buscando códigos en común con las artes visuales y la literatura.

Nachozen

A modo de acrónimo, Nachozen es el nombre musical de Ignacio Zenteno, cantautor rock-pop, guitarrista y profesor de Filosofía, un solista espontáneo cuya música ha surgido desde la composición a puertas cerradas y el trabajo en el estudio de grabación, más que en los escenarios y la experiencia de la música en directo. Una cultura musical profunda y vínculos con el blues, la era del rock clásico, el rock argentino y el folclor latinoamericano definieron esa propuesta autoral, que dejó tres álbumes manufacturados de manera independiente durante la década de los 2000.

Fatiga de Material

Fatiga de Material ha sido un protagonista de la dinámica escena musical del underground de Valparaíso en el arranque del milenio, con una propuesta de rock instrumental de alta intensidad, despliegue y vértigo, y ciertas proximidades a vertientes como el rock psicodélico, el krautrock, el post rock y también el punk del que provenían sus músicos. Su vínculo con el poeta e insigne músico porteño Álvaro Peña desembocó en una serie de álbumes que marcaron una vía paralela de su creación.

Antonio del Favero

Los roles de intérprete, compositor y productor ha desempeñado en etapas diferentes Antonio del Favero, un músico que se ha ocupado sobre todo en bandas, ha trabajado para producciones audiovisuales, y debutó en 2019 como solista, con una grabación firmada simplemente con su apellido. Junto al trío Cóndor Jet publicó tres discos entre 2012 y 2014, pero su compromiso más duradero e importante ha sido como guitarrista de Matorral. El músico mantiene, además, diversos encargos, como apoyo en cuerdas de Felipe Cadenasso, o como supervisor de grabaciones de Natisú, Martín Pescador, Florencia Lira o Corderolobo, entre muchos otros. Aunque esporádico, su trabajo como cantautor solista ha sido estable desde 2019, con publicaciones y conciertos que lo muestran en la interpretación vocal y de diversos instrumentos.

Alejandro Escobar

Alejandro Escobar es un exponente de las vanguardias musicales vinculadas al jazz-rock y la fusión desde la década de 1970, y parte de una escena de músicos jóvenes con amplia cultura convulsionada y deprimida por el inicio de la dictadura. Con todo, se abrió paso entre esa nebulosa organizando bandas en el underground de la época y entre ellas fue el grupo Quilín el más representantivo en esa historia. En lo personal, para él esa historia se delinea con las influencias de la guitarra clásica, la musicología, el coleccionismo, la divulgación, el rock progresivo, el rock canterburiano, el jazz fusión y las músicas de raíz folclórica.

Daniel Puente Encina

Pionero de pop-punk en Chile con Pinochet Boys, Daniel Puente tiene una larga historia posterior a 1987, el año de disolución de esa banda. Tras un paso por la primera etapa de Parkinson (fue su primer vocalista, aunque no llegó a grabar discos), su música se ha desarrollado fundamentalmente fuera de Chile, desde Brasil a Holanda, y de Estados Unidos a Alemania. En esa trayectoria nómade, el músico forjó una identidad musical mestiza, alimentada por los sonidos negros y latinos con los que se familiarizó en Europa, y con el oficio conseguido en la sociedad multinacional de las bandas Niños con Bombas y Polvorosa. Hacia el final de la primera década del 2000 comenzó un camino estrictamente solista, como Daniel Puente Encina, y con una identidad sonora centrada en su guitarra. El disco Disparo, al que acuden todas las influencias de su historia —y que él define como «música latina»— fue el primer paso de esa nueva etapa aún en marcha, y con continuas grabaciones.

Terciopelo

Grupo pop de existencia breve, con un sonido emparentado al pop de teclados y luego al rock y el blues. Su legado fue un único disco para la multinacional EMI, Anestesiados, que fue parte del proyecto de música rock que en los años 90 emprendieron vaeris compañías. La banda inicialmente se llamó Preciosa Sangre, y se presentó en la TV como Terciopelo Azul. Más tarde, con su fisonomía definitiva como proyecto, adoptó el nombre de Terciopelo. Durante sus años de trabajo, sus dos pilares fueron Ricardo Varas (bajo y teclados) y Mario Gallo (guitarra y voz); compañeros de comunicación audiovisual en Uniacc, que alcanzaron cierta difusión radial de su single "Vodka" hasta su disolución antes del final de la década. Hacia 2012, el cantante inició una carrera solista, que lo ha mantenido publicando canciones.