Proyección folclórica

La identificación del folclor chileno con el cuerpo de cuecas y tonadas de la zona central es un fenómeno que se amplió durante la primera mitad del siglo XX y que derivó en una proyección folclórica, que reconoció así el status de música folclórica en todo el territorio. Esto se hizo con una búsqueda académica primero, vinculada al Instituto de Investigaciones del Folklore Musical (que pasó a ser parte de la Universidad de Chile en 1944), y luego con los propios músicos que comenzaron recorridos por Chile para recopilar canciones tradicionales o de autor desconocido. Los primeros viajes al norte, a Chiloé e incluso a Isla de Pascua, a cargo de académicos en busca de canciones entre campesinos y lugareños, permitieron obtener grabaciones de primera fuente, que luego se presentaron en Escuelas de Temporada de la propia Universidad de Chile. El efecto lógico fue la reacción de esos alumnos que entonces formaron grupos de proyección para recopilar y grabar nuevo material en terreno. De esta manera varió para siempre el panorama de la música chilena: el rin, el huayno, la cueca nortina, los parabienes, las habaneras, las auténticas tonadas campesinas, el cachimbo y decenas de otros ritmos poblaron un nuevo repertorio folclórico. La proyección, cuya definición es adaptar (o proyectar) canciones y danzas tradicionales a los requerimientos de un escenario, tuvo su mayor auge en los años ‘50 y ’60, y fue la base de movimientos futuros como el Neofolklore o la Nueva Canción Chilena, pero aún hoy mantiene importantes referentes en plena actividad.

Margot Loyola

Margot Loyola es, junto a Violeta Parra, una de las dos grandes maestras del folclor chileno. Dedicada a la investigación y la enseñanza, contribuyó a renovar esa música al impulsar el trabajo de campo en los grupos de proyección folclórica de los años '50, difundió y estudió estas tradiciones en Europa y América y es la única folclorista que ha ganado el Premio Nacional de Arte, reconocimiento que recibió en 1994. Falleció en agosto de 2015, a la edad de 96 años, dejando un legado de estudios de campo, recopilación y canto de más ocho décadas. Desde 2016, cada 15 de septiembre, el día de su natalicio, se celebra el Día Nacional de la Cultura Tradicional y Popular Chilena.

Mariela Ferreira

Integrada al conjunto Cuncumén desde 1960, Mariela Ferreira se transformó en su directora a contar del recambio de integrantes de 1962, luego del disco El folklore de Chile vol. IX - Geografía musical de Chile (1962), y se ha mantenido a la cabeza del grupo, vigente hasta hoy con cincuenta años de carrera cumplidos. Durante el exilio a causa de la dictadura, Mariela Ferreira vivió en Suecia y grabó como solista dos LPs marcados por el espíritu de resistencia política. Regresó a Chile en 1992, año desde el cual se mantiene en la dirección de Cuncumén.

Charo Cofré

La música para niños, por un lado, y el canto de raíz con contenido levantado por la Nueva Canción Chilena son las dos grandes puertas de entrada a Charo Cofré, aunque están también en su trabajo la calidez del folclor campesino y el coraje de la cantautoría en el exilio. Inspirada desde un inicio por Violeta Parra, y expuesta luego a las nuevas influencias que encontró en Europa, Charo Cofré firmó un cancionero reflexivo, a veces denunciante, apegado al paisaje chileno y a quienes lo habitamos.
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