Proyección folclórica

La identificación del folclor chileno con el cuerpo de cuecas y tonadas de la zona central es un fenómeno que se amplió durante la primera mitad del siglo XX y que derivó en una proyección folclórica, que reconoció así el status de música folclórica en todo el territorio. Esto se hizo con una búsqueda académica primero, vinculada al Instituto de Investigaciones del Folklore Musical (que pasó a ser parte de la Universidad de Chile en 1944), y luego con los propios músicos que comenzaron recorridos por Chile para recopilar canciones tradicionales o de autor desconocido. Los primeros viajes al norte, a Chiloé e incluso a Isla de Pascua, a cargo de académicos en busca de canciones entre campesinos y lugareños, permitieron obtener grabaciones de primera fuente, que luego se presentaron en Escuelas de Temporada de la propia Universidad de Chile. El efecto lógico fue la reacción de esos alumnos que entonces formaron grupos de proyección para recopilar y grabar nuevo material en terreno. De esta manera varió para siempre el panorama de la música chilena: el rin, el huayno, la cueca nortina, los parabienes, las habaneras, las auténticas tonadas campesinas, el cachimbo y decenas de otros ritmos poblaron un nuevo repertorio folclórico. La proyección, cuya definición es adaptar (o proyectar) canciones y danzas tradicionales a los requerimientos de un escenario, tuvo su mayor auge en los años ‘50 y ’60, y fue la base de movimientos futuros como el Neofolklore o la Nueva Canción Chilena, pero aún hoy mantiene importantes referentes en plena actividad.

Lonquimay

La historia probó que Lonquimay fue el primero de varios pasos en la trayectoria del compositor Richard Rojas y el grupo inicial que formó durante su carrera. Pero este conjunto se inscribe por mérito propio además entre los que se inclinaron temprano por la búsqueda en la raíz folclórica que habían emprendido unos años antes Cuncumén y Millaray desde mediados de los años '50.

Así 'E La Cosa

Una extensa y profunda investigación en terreno antecedió la formación y primer disco de Así 'E La Cosa, cuarteto nacido en Santiago con músicos de oficio previo (en conjuntos como Las Chenitas y Golosa La Orquesta) y una misma vocación por la proyección folclórica apegada a los cultores tradicionales. Su primer disco, Con cancheo (2018), es un homenaje al concepto de «fiesta chilena» que recorre el territorio con un mismo ánimo de celebración pero diferentes formas y matices.

Gabriela Pizarro

Gabriela Pizarro es una de las tres investigadoras esenciales del folclor chileno, junto a Violeta Parra y Margot Loyola. Como ellas, conjugó las principales disciplinas de ese quehacer, entre la investigación, la creación, la difusión y la enseñanza. Sus huellas quedan en la trayectoria del conjunto Millaray, que ella fundó en 1958, en la exploración sin precedentes que emprendió por la música de Chiloé, en los discos que grabó con el grupo o como solista y en su vocación por la docencia, como profesora y directora de conjuntos. Durante el esplendor de la proyección folclórica de los '50 y '60, pero también bajo la más dura resistencia a la dictadura, Gabriela Pizarro se dedicó con el mismo carácter al arte popular que contribuyó a descubrir y a enseñar. Desde 2024, el gran auditorio del Chimkowe de Peñalolén, donde ella habitó largamente, lleva su nombre.
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