1980
Marcelo Hernández es uno de los cantantes más emblemáticos de los años ‘70 y ‘80 en Chile. A fines de los 60 fue un mini fenómeno, al ganar un festival de Canal 13 en 1969, y ser elegido como Mejor Intérprete en el Festival de Viña del Mar. Avanzados los '70, se integró como protagonista a la escena de baladistas televisivos de esos años, donde además fue actor y comediante, pero en 1983 toda esa actividad se vio desplazada por el programa infantil Cachureos, que dirige , conduce y canta sus canciones. Aunque hace varios años el programa está fuera de la televisión, sus presentaciones y discos siguen siendo su actividad central . En el 2010 editó un disco de baladas, Volver a empezar, pero el episodio no pasó de ser un fugaz regreso al viejo oficio de cantante.
El pop preparado entre tres hermanos españoles fue el eje de Nadie, una de las bandas del llamado «boom pop» de los años ochenta en Chile, que pese a publicar sólo un disco y disolverse para nunca más volver (o casi) consiguieron ubicar en radios hits recordados por varias décadas. Además del trabajo junto al grupo, es importante destacar que la cantante Shia Arbulú fue también la primera vocalista de La Ley, antes de la llegada de Beto Cuevas al fundamental conjunto pop chileno. El año 2013 un concierto los llevó a reunirse, y desde entonces han tenido un segundo aire en su vida como grupo.
Pianista, compositor, líder y productor musical, solo dos años efectivos de música en Chile se apuntan en la trayectoria del activo pianista de jazz nacional Pablo Paredes. Entre 1986 y 1988 perteneció al quinteto eléctrico dirigido por el violinista Roberto Lecaros bajo el nombre de Kameréctrica. Luego Paredes se instaló en la ciudad alemana de Colonia, para estudiar con una beca del gobierno alemán. Y desde ahí condujo una carrera de triple valencia como solista, compositor y sesionista, llegando a ser uno de los más comprometidos y fuertes cultores de la conexión entre el jazz y la raíz folclórica.
Miembro de un clan histórico, Pablo Lecaros surgió en el jazz chileno y la música popular como uno de los primeros solistas del bajo eléctrico en la era de la fusión, junto al peruano radicado en Chile Enrique Luna. Lecaros fue desde mediados de los '70 un ejemplar inédito, formado con las claves del jazz, las armas del rock y las raíces de la música popular chilena. Un punto de confluencia de tres líneas que queda bien representado en su composición "Tonada para la pachamama", una de las más fundamentales en este campo, que el músico grabó con grupo La Marraqueta.
Haber sido el compositor, vocero y líder de un grupo tan significativo como Los Prisioneros marca a Jorge González en el total de su trayectoria, si bien su trabajo solista es igualmente contundente y puede apreciárselo en cuanto tal. Dentro y fuera de esa banda, el músico nunca dejó de buscar formas nuevas de encauzar su talento en la música de vocación popular y en la opinión sobre el país y sus circunstancias. Casi sin pausas, esa inquietud ha asumido formas diversas, de recepción dispar pero encomiable búsqueda creativa, en diversos géneros, proyectos de dúo (como en Gonzalo Martínez y Los Updates) y colaboraciones; aunque también, a veces, completamente a solas (durante un período, bajo el seudónimo Leonino). Su biografía muestra los elementos propios de una vocación artística de alto vuelo, con períodos de residencia en el extranjero (al menos en Nueva York, Ciudad de México, Berlín y Valencia), años agitados por razones extramusicales, e ideas y venidas con su proyección pública como cantautor. La más marcadora de estas vicisitudes, sin embargo, fue el accidente cerebrovascular sufrido por él en 2015, que detuvo casi por completo su agenda de recitales y ha determinado significativamente su trabajo de composición y grabaciones.
Autor del himno generacional “Los momentos”, Eduardo Gatti ha representado, en diferentes momentos de su extensa carrera, el virtuosismo sobre la guitarra eléctrica, el rostro del primer hippismo chileno, la voz del Canto Nuevo y la solidez de la trova adulta. Sin embargo, su trabajo constante debe más bien instalarse dentro de una corriente de cantautoría sin más clasificaciones que su identidad personal. En ese género es uno de los nombres mayores en la historia musical chilena, con una lista bastante larga de canciones acuñadas en el gusto popular. En 2020, Eduardo Gatti recibió la distinción de Figura Fundamental de la Música Chilena, el mismo año en que la propia "Los momentos" cumplió medio siglo.
Los Pulentos de la Cueca son el grupo que varios músicos chilenos duchos en ese ritmo formaron hacia 1985, y que representa un eslabón en la recuperación de la auténtica cueca urbana. Producido por el músico Ronnie Medel y con el oficio para armarse con rapidez, el grupo estaba integrado por Jorge Montiel, Pepe Fuentes, Pedro Zamora, Rafael Berríos (Rabanito) y Alejandro Espínola. En los discos Cuecas chimbirocas y Cuecas cahuineras (1988), que fue reeditado en 2000, el grupo grabó cuecas como "La carta", "Mándame quitar la vida", "Adiós, Santiago Querido" y otras.
Por años el guitarrón más antiguo de Pirque estuvo en buenas manos. Fue el que tocó hasta el final Manuel Saavedra, cantor y poeta popular de esa ciudad de la región metropolitana que es, a su vez, la cuna de ese instrumento tradicional chileno. Fallecido en 2013 a los noventa años, Saavedra dedicó buena parte de su vida al guitarrón y el canto y fue el más veterano cultor de esas tradiciones ya entrado el nuevo siglo.
Inés del Carmen Lecaros es la hermana menor del clan de músicos vinculados al jazz y que comandan Roberto (n. 1944), Mario (n. 1950) y Pablo (n. 1957). Aunque ella se acercó al reperotorio standard desde su primera actuación en público en 1977 en una jam en el Club de Jazz donde interpretó un tema de Charlie Parker en estilo vocalese, su historia musical la vincula a la composición y autoría de canciones latinoamericanas de raíz y más sobresalientemente a la inspiración de la bossa nova en su creación personal.
Entre la valiosa comunidad de poetas populares de la ciudad de Pirque, Juan Pérez Ibarra es el más dedicado a la tradición del canto a lo divino o poesía popular de inspiración religiosa. Discípulo y compañero de Osvaldo Ulloa y Santos Rubio, cantor, poeta popular y guitarronero, es también cuasimodista y ministro de la comunión, además de gestor de encuentros en torno al canto popular y al guitarrón.
Arnoldo Madariaga Encina es el patriarca de una familia dedicada al canto, la poesía popular y la paya en Chile, al mismo tiempo que gestor de uno de los más importantes encuentros nacionales de payadores en su natal ciudad de Casablanca y un activo participante en el ámbito del canto a lo divino.
Agrupación recordada por sus cuidadas armonizaciones vocales, Malibú integró en una inusual sociedad a funcionarios del Banco Central que, hacia 1974, decidieron profesionalizar su vocación por la música. Fue fundado por Rafael Puentes y desarrolló una carrera de al menos diez años, sustentada sobre todo en su trabajo en vivo, y en frecuentes apariciones en televisión y hasta tres invitaciones al Festival de Viña durante la década de los '70. En 1984, el grupo inició un largo receso reactivado en el año 2004 para explotar el repertorio nostálgico.
Por más de 20 años, cuando su maestro en la percusión docta y precursor del vibráfono dentro de la música popular Guillermo Rifo se retiró del circuito para componer, Carlos Vera apareció en el medio como el exclusivo vibrafonista activo del jazz chileno. Son las mismas dos décadas que lo tuvieron como lugarteniente del saxofonista alto Patricio Ramírez al interior del grupo Nexus, y que en definitiva le dieron la categoría a Vera como un músico de gran swing y capaz de ejercer liderazgo en otros ensambles afines.
El quinteto jazz-rock y fusión de Valparaíso apareció a comienzos de los '80 para vigorizar la escena de bandas en la vanguardia del jazz eléctrico, con bandas como Kameréctrica (con el violinista eléctrico Roberto Lecaros), Quilín (con el guitarrista Alejandro Escobar), Cometa (con el baterista Pedro Greene), Alsur (con el guitarrista Edgardo Riquelme), y más adelante Trifusión (con el guitarrista Emilio García). Ensamble incluyó en sus filas al guitarrista Eduardo Orestes, al saxofonista Jaime Atenas, al tecladista Pablo Bruna, al bajista Carlos Martínez y al baterista Boris Gavilán. Realizó presentaciones en el entonces Teatro La Batuta en 1990, y en el centro Cultural San Martín de Buenos Aires en 1992. Editó el disco Sobre cordeles y bisagras (1990).
En los archivos musicales chilenos hay registradas al menos dos definiciones majaderas para referirse a Juan Antonio Labra: «el Michael Jackson chileno» y el artista «de proyección internacional». Comparaciones más, apodos menos, lo cierto es que Labra es un símbolo indiscutible del pop ochentero nacional y uno de los pocos solistas que convirtieron en hits casi una decena de sus canciones. Sus shows se caracterizaban por incluir luces, coreografías y bailarines en momentos en que aquello era un adelanto de pop bien facturado, y con pegajosos singles bailables como "Bailarina, me haces mal", "Mueve, mueve", "A bailar la salsa" y "Paran pan pan", pero este artista de singulares vibratos y falsetes también hizo de la balada uno de sus fuertes, y canciones como "Niña", "Te quiero" e "Identidad" lo situaron en los primeros lugares de las listas radiales de esa década. Presencia recurrente en televisión y espectáculos en vivo durante los años 80 y 90, el intérprete iba a explicar muchos años más tarde por qué con el cambio de siglo decidió un retiro de la atención pública, apenas interrumpido hasta una gran celebración organizada por él en 2024 bajo el nombre "Pop Star 60".
Clases de piano desde los ocho años y la participación en bandas como Leña Húmeda y Q.E.P. forjaron el oficio de Francisco Puelma, pero fue un hecho doméstico el que determinó su éxito: el primer embarazo de su mujer lo motivó a sentarse al piano y componer una bienvenida a su hijo. Así nació la canción "Esperando nacer", que se convertiría en una de las más tocadas por radios durante la segunda mitad de los años '80, y cuyo éxito marcó para siempre el recuerdo del músico entre el público.
Cantautor de comienzos de los '80, Antonio Gubbins fue parte de los escenarios del movimiento del Canto Nuevo, trascendiendo, sin embargo, esos circuitos masivos gracias al tema "Magdalena Rapa Nui", que obtuvo varios premios en concursos televisivos. Con una prehistoria rockera, en el grupo The Apparition, Gubbins se retiró de la música a fines de los '80, para regresar en 1998 con un disco autoproducido, donde revisó su propia historia, en un ejercicio casi personal, que el denominó Intimo. Hoy está retirado de la actividad musical profesional.
La historia solista de Claudio Narea es minoría dentro de su currículo, porque la mayor parte de su carrera musical ha sido militando en bandas: primero en Los Prisioneros, luego en los Profetas y Frenéticos y, entre el 2001 y 2003, de nuevo en la banda sanmiguelina. Acumula tres discos como cantautor, en los cuales ha sido fiel a un rock de raíz bluesera bien ejecutado y de sutil lírica social.
En una época con poco pasando en el mundillo rockero local, Amapola era uno de los pocos exponentes musicales que luchaban —cual Quijotes contra los molinos de viento— para ganarse un espacio en la escena capitalina. Su descarga de rock con tintes progresivos, los ubica junto a nombres como Feedback, Turbo, Brain Damage y Arena Movediza. Su única publicación, Rock chileno (1987), dio cuenta de trabajados y complejos arreglos eléctricos.