Música contemporánea
El concepto de música contemporánea se aplica a la música académica o docta creada después de 1945. Sus inicios se remontan a tres décadas antes cuando autores como Edgard Varese, Igor Stravinsky, Arnold Schoenberg, Anton Webern y Alban Berg plantearon cambios radicales sobre la armonía, la melodía y el ritmo. Es la época del expresionismo musical, la atonalidad, la dodecafonía y el neoclasicismo. A fines de la década de 1940, una nueva generación continúa con esos quiebres, dando origen a los cambios más rápidos y progresivos que conozca la historia de la música occidental. Se cuestionan entonces la naturaleza de la música, la notación, los actos de composición e interpretación y el lugar de la música en la sociedad. En los países europeos se prefiere el término "nueva música" y bajo su alero surgen corrientes como el serialismo integral, la música aleatoria, la música concreta, la música electroacústica y el minimalismo, las que son asimiladas de distinta manera en Chile por una generación de compositores a partir de la década de 1950.
Cellista y compositora de formación clásica, Ángela Acuña es una figura recurrente en los créditos de música incidental en el cine, en teatro y en televisión. Colaboradora de muchos musicos locales, desde el 2008 es parte de Malabia junto a Javiera Parra y Christian López, y el 2011 debutó con el disco solista Caverna, donde reunió sus trabajos por encargo para varios proyectos y canciones propias. En 2016 lanzó un segundo disco, con un mayor acento autoral: Música de Ángela.
Compositora proveniente del mundo académico, Carmen Aguilera es una de las tres exponentes femeninas del piano jazzístico contemporáneo, junto a Carmen Paz González y Carla Romero, sin considerar a Tania Naranjo, que tuvo una vida musical en Suecia. Si bien fue formada en la Universidad de Chile en la música docta, derivó en el campo del jazz, donde se desarrolló mayormente como autora. Además de contar con un catálogo de obras de cámara, ha realizado sesiones de piano solo, piano trío y quinteto, pero sobre todo en una propuesta que ha explorado los cruces entre las tradiciones del jazz y las tradiciones doctas.
Saxofonista de todos los registros, soprano, alto, tenor y barítono, además de la flauta traversa, Jaime Atenas Sánchez es reconocido como una de las torres del grupo Congreso. Allí llegó como un joven músico de la Quinta Región para grabar el disco Pájaros de arcilla (1984) y desde entonces fue un referente en el sonido en transformación y consolidación para el conjunto. Pero su historia como nombre propio lo sitúa en el amplio abanico de músicas, como saxofonista en orquestas de baile y televisión y también en bandas de jazz-rock y ensambles de cámara y orquestas sinfónicas, donde mostró un amplio conocimiento de los lenguajes musicales junto con la diversidad de los timbres de sus instrumentos.
El universo de la música vinculada a la meditación, así como los géneros de la electroacústica y la new-age, tienen en Chile a Joakín Bello como un nombre ineludible. Su alta prolificidad en grabaciones y composiciones es una de las características de su trayectoria, que lo ha ocupado simultáneamente como compositor, poeta, escritor, investigador en terreno, profesor, intérprete de violín (también tiple, viola, piano y otros) y luthier (es su invento el bellectra, derivación del violín eléctrico). Su extensa obra incluye canciones, ballets, musicalización de poesía y otros diversos formatos instrumentales. Su disco Detrás del arcoíris (1987) fue un hito de divulgación internacional, por su fusión de música con sonidos de aves, mamíferos, agua y viento. Bello es un músico de citas internacionales frecuentes, que se ha presentado en el Teatro Colón de Buenos Aires, el Universal Amphitheatre de Los Angeles, el Teatro Nacional Heitor Villa-Lobos, de Brasilia y festivales de los cinco continentes.
Los propósitos creativos de un músico como Juan Pablo Cáceres iban a estar mucho más lejos que su paso por el rock experimental como el primer baterista del grupo Yonhosago, del que se retiró en 2003 tras grabar Album 1 (descuento). Como ingeniero estructural y compositor contemporáneo, Cáceres se convirtió en un continuista de la tradición electroacústica iniciada por ingenieros-compositores como Juan Amenábar y José Vicente Asuar. Desde esa plataforma llegó a formar parte de los nombres de la generación de los 2000 que trabajó con formas como la “computer music” y fondos como el “tiempo real”.
En la línea del acordeón chileno, Joaquín Muñoz Donoso aparece como un renovador del instrumento, tanto desde el avanzado solismo que lo describe y que lo llevó a grabar música contemporánea dedicada a su acordeón, como desde la educación en diversos frentes. Su gran contribución en este campo fue la creación en 2020 de la Orquesta Nacional de Acordeones de Chile, una experiencia que permitió a esos exponentes reunirse y tocar como un solo bloque.
El librepensamiento de un percusionista como Juan Coderch hizo posible que mundos tan históricamente “opuestos” como la música desde la academia y la música desde la calle pudieran conectarse en ciertos instantes. Coderch no sólo revolucionó la mentalidad y las capacidades técnicas de un percusionista sinfónico, sino que igualmente fue un ejemplo de versatilidad estilística, uno de los más agudos y respetados percusionistas de la música popular chilena desde los años '80.
Su enigmática figura será siempre un misterio sin resolver del todo. José Vicente Asuar es uno de los creadores fundamentales en el campo de la música electroacústica en Chile y en Latinoamérica, reconocido ampliamente en Europa. De su obra referencial, "Variaciones espectrales" (1959), los investigadores han señalado que se trata de primera creada ciento por ciento a través de dispositivos electrónicos. Pero eso no es todo. El temprano espacio de discusión e investigación del que fue protagonista en 1958 en la Universidad Católica, y sobre todo la construcción del famoso Comdasuar (1978), el primer computador diseñado de manera independiente para la creación de música, lo definieron en distintos sentidos como un pionero absoluto. Su muerte a los 83 años en 2017, vino a poner punto final a una era de creación.
Conocido inicialmente como el pianista del grupo de rap, jazz y rock Cómo Asesinar a Felipes, Marcos Meza ha tenido en paralelo una trayectoria como compositor de música de cámara con un carácter incidental, o derechamente música para medios, que lo ha acercado al campo de la banda sonora para imagen. Como él mismo lo plantea se trata de una música para la "sincronización de elementos existentes o inexistentes". También productor y arreglador, su incesante vínculo con músicos en distintos campos, las vanguardias, la electrónica de escucha, la improvisación y el pop, marcaron en Meza una versatilidad creativa que luego se acrecentó durante su época de vida en la ciudad de Berlín.
Con una formación clásica en las percusiones de parches y de teclados, Mauricio Gallardo dio un paso hacia una creación de mayores horizontes que solo la música de cámara contemporánea. Como vibrafonista transitó entonces entre la música docta, el jazz contemporáneo y la fusión de elementos provenientes del folclor chileno, lo que en cierta medida lo emparentó con el pionero de la transformación del vibráfono Guillermo Rifo, quien fue uno de sus maestros. Como compositor y líder de proyectos, Gallardo puso en marcha estas ideas a partir de su álbum Trazo (2022).
Alejandro Guarello es un nombre fundamental en la música contemporánea chilena, avalado por un trabajo como compositor, formador y académico (es actualmente el director del Instituto de Música de la Universidad Católica). Formado en la Universidad de Chile, donde fue discípulo de Cirilo Vila, en 1984 viaja a becado a Italia y se perfecciona con los maestros Franco Donatoni en Roma y Giacomo Manzoni en Milán. Hace suyo el lenguaje de la música pura, y, desde esa plataforma, ha compuesto casi 60 obras, premiadas dentro y fuera de Chile.
Compositora y experimentadora en la música y el sonido a través de formatos que van desde la acústico e instrumental a la electrónica y la instalación artística, Tamara Miller ha desarrollado una obra propia y profunda principalmente desde Alemania. Allí llegó para realizar estudios, primero en Dresde en 2018, donde trabajó en el campo de la composición y su relación con lo escénico, lo performático y lo visual, de la mano del compositor Manos Tsangaris y con ciertas influencias de Helmut Lachenmann. Trabajó en esos mismos términos con el ensamble alemán El Perro Andaluz, y luego, ya establecida en Colonia, se vinculó con la música electrónica.