Marisol García
Reconocido por su destreza en el instrumento, Humberto Campos es el mayor referente de toda una época en la historia de la guitarra popular chilena, en un tiempo en que nadie soñaba con el advenimiento eléctrico de ese mismo instrumento. Su hijo Marcelo Fido Campos continuó luego el oficio musical de la familia, como cantante del grupo de cueca urbana Porfiados de la Cueca.
Félix Humberto Campos Zúñiga se adscribió desde niño a una generación de músicos chilenos que por primera vez conjugó la música tradicional aprendida en casa con la dinámica urbana. La agitación de las calles capitalinas fue para él escuela y desafío. Criado en el barrio de Estación Central, conoció de primera fuente el ambiente de la cueca brava, y comenzó a destacar en las ruedas de cantores en torno al antiguo Matadero, La Vega Central y el sector conocido como Los Polleros, donde conoció a figuras como Nano Núñez, El Baucha y Eduardo Mesías.
«¿Sabes qué me salvó de la delincuencia? Fue la música, fue la guitarra. Porque en la calle yo tenía contacto con todo tipo de personas. Y generalmente no eran personas de mucha confiabilidad. Pero yo me reunía con todos porque a través de la música yo participaba del mundo de la vida. Y fue ahí que yo aprendí, mirando como las personas tocaban la guitarra. Ahí me interesé y ahí empecé a tocar.»
El recuerdo anterior se lo escuchó Nelson Campos a su padre, y lo registra el músico e investigador Mauricio Valdebenito en un acucioso estudio sobre la vida y obra de Humberto Campos. Es una estampa elocuente de su formación autodidacta, en duelo con algunos de los mejores cantores y guitarristas de la cueca urbana, y exigido a una ejecución versátil, de acuerdo a las diversas influencias y géneros popularizados en las urbes sudamericanas a mediados del siglo XX.
Luego en los auditores radiales y en los estudios de grabación, como músico de sesión (labor que no siempre quedaba consignada en los créditos de carátula de esos discos), Humberto Campos forjó temple firme, ánimo versátil y técnica característica, descrita del siguiente modo por Nano Acevedo:
Por esa época, la guitarra se punteaba nada más que con el pulgar o con uñetas, pero casi exclusivamente con las bordonas. Campos cambió esa modalidad, punteando con toda la mano y en todas las cuerdas. Nunca estudió música, más poseía una perfecta digitación.
El Trío Añoranzas y Fiesta Linda fueron los dos conjuntos en los que Humberto Campos participó como integrante estable, y que afirman también la importancia de su huella musical. En el primero, el guitarrista compartió con la leyenda de la cueca Segundo Zamora, acordeonista y compositor, y conoció la dinámica profesional de giras (por Chile, Perú y Bolivia), presentaciones y grabaciones regulares.
En Fiesta Linda, en tanto, Campos pasó a engrosar una lista de músicos notables que en diferentes momentos entraron y salieron de esa brillante sociedad articulada en torno a Luis Bahamonde y Carmencita Ruiz. Se afianzó a mediados de los años cincuenta en un trío de guitarristas junto a Ricardo Acevedo y Alfonso Chacón que muchos músicos ubican en una cumbre de interpretación de cuerdas chilenas en grupo.
Alfonso Chacón, acompañó por décadas a Humberto Campos, y recuerda del siguiente modo su talento:
Humberto me llamaba por teléfono para decirme, por ejemplo: «Grabamos mañana (para la RCA-Víctor, Odeon o Philips). Llegábamos a esa hora a grabar, sabiendo quizás con qué artista o conjunto, pero muchas veces sin saber qué tema ni en qué tonalidad. Humberto creaba de inmediato la respectiva introducción, la ornamentación fundamental. Y yo, a estructurar de inmediato mi segunda voz en guitarra; y [luego] se iba la guitarra rítmica captando todo. Muchas veces, antes de dos horas ya estábamos grabando las primeras tomas. Humberto era genial, respetado y admirado.
Sus encargos
Más que como figura solista, es en la colaboración con otros músicos —como guitarrista, arreglador y compositor de canciones— que debe seguirse la huella de talento de Humberto Campos. En el ámbito de la cueca y la tonada, el músico realizó fundamentales grabaciones al menos con Ester Soré, Silvia Infantas, el Dúo Maria-Inés, el Dúo Leal-del Campo, Raúl Gardy, el Dúo Rey-Silva, Los Huasos Quincheros, Los Hermanos Lagos, Los Cuatro Hermanos Silva y Los Cuatro Huasos.
No fue sólo en la ejecución ni en la técnica que Humberto Campos brilló como guitarrista. Su inventiva y elegancia en los arreglos, lo convirtieron en un asesor requerido y respetado en varios géneros. Es lo que brilla en su alianza de fines de los años cincuenta con Lucho Gatica, cuando juntos trabajaron los discos Lucho Gatica y el folklore argentino (1957) y Canciones de huasos y gauchos (1959); ambos con repertorio tradicional de Chile y Argentina, y con créditos que identifican en la contracarátula al «Conjunto de Guitarras dirigido por Humberto Campos».
De esas grabaciones, el especialista mexicano Gustavo Leal Benavides destaca:
Los arreglos de Humberto Campos son verdaderamente majestuosos. En los adornos se oyen cuerdas a veces sencillas, a veces dobles y a veces triples, aparte del muy apropiado acompañamiento de otras guitarras. El uso de escalas en bajos, en agudos, los sonidos largos, los sonidos recortados de las cuerdas, los acordes elegidos; en fin, todo el conjunto de elementos musicales de que disponen los grandes guitarristas, aparte de su genio musical en la creación, son los que le dan una hermosura sin igual a los arreglos hechos a esta serie de hermosas canciones del folklore argentino y chileno. No exageramos si decimos que en la guitarrística latinoamericana no ha vuelto a repetirse una obra de la inigualable belleza que el genio de estos guitarristas le imprimió a las canciones de un terruño que, por ese eufónico hecho, se vuelve universal.
Sus composiciones
La composición de Humberto Campos se ocupó sobre todo en cuecas, y aunque no toda su autoría tuvo un registro acabado, Mauricio Valdebenito incluye en su obra títulos como "No me digas escoba" y "El millonario" (grabadas por el conjunto Los HangaRoa); "El revoltijo", para Silvia Infantas y Los Cóndores; "El monrero", para Los Perlas; y "El despechado", para Los Huasos Quincheros; así como la tonada “Feliz amanecer”. Esta última apareció en Tres guitarras, un cassette doble grabado hacia 1979 por Campos, César Lucero, Alejandro Espíndola e Iván Cazabón. Fue una suerte de despedida para quien se mantenía activo en interpretación y grabaciones por ya cuatro décadas, y que, según Nano Acevedo, «recibió la admiración de grandes intérpretes del continente, como Roberto Grela, Los Panchos y Los Indios Tabajaras. En más de una ocasión tuvo ofrecimientos de radicarse en el extranjero, pero sus raíces fueron más fuertes».
Humberto Campos falleció en Santiago, a los 58 años. La relevancia de su admirable técnica en la guitarra suele comentarse en observaciones entre músicos, más que en notas o menciones de divulgación general. Se adeuda con él un reconocimiento masivo a la altura de su talento.