Pancho Aranda

Pianista, compositor, arreglador, conductor de orquestas y productor discográfico, Francisco Aranda Reinoso es el ejemplar más joven entre los músicos que se iniciaron en conjuntos de la Nueva Ola y que luego se reconvirtieron en figuras autónomas como directores y productores. Es una camada de talentos en la pluma, la batuta y la gestión, que comienza en los años ’60 con gente como Juan Azúa, Toly Ramírez y Jorge Pedredros y deriva en Horacio Saavedra, Juan Salazar, Miguel Zabaleta y Pancho Aranda, nombre recurrente dentro del círculo del Festival de Viña del Mar y la industria televisiva de los años '80.

Fechas

Valparaíso - 18 de junio de 1948

Región de origen

Valparaíso

Décadas

1960 |1970 |1980 |1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Grupos

Pancho Aranda

Iñigo Díaz

Pancho Aranda (n. 1948) es hijo del compositor de música típica y orquestas populares Manolo Aranda (1907-1979), que escribió la famosa tonada “Voy bajando la montaña”, y es el hermano de dos músicos más, José Pepe Aranda (n. 1951) y Alfonso Poncho Aranda (n. 1952). Originalmente alumno de piano clásico en el Conservatorio Nacional desde 1956, el ingreso a la adolescencia de Aranda pocos años después quedó marcada por la “invasión chilena” que se imponía en las radios nacionales con canciones y estrellas de la Nueva Ola.

Un adolescente en la revista Ritmo
El piano clásico quedó suspendido un día de 1963, cuando el baterista de Alan y sus Bates, Fidel Leiva, le propuso integrarse a este conjunto. Aranda se hizo su pianista a los 15 años como reemplazante de Willy Morales (luego formaría en el cuateto beat Los Mac’s) y hasta 1968 se sumergió en el sonido del teclado Cembalet para probar en primera persona el éxito del fervor nuevaolero, con fotografías en la revista juvenil Ritmo, giras y autógrafos.

En 1969 se sumó como pianista eléctrico al recién articulado grupo pop Beat Combo, con otros músicos que dejaron a los Bates (Patricio Lobos) y un contingente de deserciones de los Ramblers (Toly Ramírez, Álex Aparicio). Paralelamente se unió a una nueva versión del cuarteto pop vocal Clan 91 (con los hermanos Fernando y Alberto Larrondo y Roberto Espinoza). Ahí Aranda no tocaba el piano sino la guitarra, pero su función más importante estaba dentro del ensamble de voces con el registro intermedio de tenor. Su última militancia en agrupaciones de la Nueva Ola se gestó cuando Juan Azúa lo llamó a integrar la nueva versión de Los Bronces de Monterrey, también en 1969, cuando el grupo estaba mutando hacia un sonido más psicodélico desde su formación en 1966. Ahí Aranda reemplazó a Julio Urbina (que se cambió a Los Bric-a-Brac) y comenzó a tocar el piano Fender Rhodes.

Pancho Aranda tenía apenas 21 años cuando emigró para trabajar en Ciudad de Panamá y luego en Nueva York en los piano bar de hoteles de la cadena Hilton. En 1970 se instaló en Milán donde integró un grupo con ex músicos de Los Mac’s para acompañar al baladista italiano Gino Paoli. Permaneció allí hasta 1972, con la intención de regresar a Chile para armar nuevos grupos musicales y continuar su carrera en su país. Pero la turbulenta realidad política y social chilena no estaba en sus planes de proyección artística. Brevemente se integró al grupo de rock latino Panal (liderado por el bajista Pepe Ureta) y además organizó a Kalish (junto a sus hermanos Alfonso y José Aranda) para explorar el rock progresivo. Su experiencia duró apenas unos seis meses y entonces regresó a Italia, donde desarrolló su primera faceta de orquestador del popular cantante Franco Califano.

Las gaviotas de Viña del Mar
En 1980 Pancho Aranda probó un segundo regreso, que sería el definitivo. Su experiencia en Italia lo llevó a sentarse frente a los pianos de las orquestas de Juan Azúa, Horacio Saavedra y Juan Salazar simultáneamente, en un período donde debió comenzar desde cero antes de poder convertirse en director orquestal en Chile. El paso a la conducción se dio de manera natural en Aranda luego de la serie de triunfos que consiguió como arreglador y director de canciones en el Festival de Viña del Mar.

Con Fernando Ubiergo obtuvo el segundo lugar en 1981 con “Pasajero de la luz”, pero luego se apuntó sólo primeros lugares con Juan Carlos Duque y “Ausencias” (1981), Gervasio con “Alma, corazón y pan” (1983), la colombiana Edna Rocío con "Te propongo" (1987) y el italiano Piero Cotto con “Tu non devi abandonarmi mai” (1989). Además logró un triunfo histórico en el Festival OTI de 1984 con el propio Ubiergo y la canción “Agualuna”. Fue la década de oro para Aranda, ya convertido en uno de los más prestigiosos direcotores-arregladores del medio, con presencia en programas estelares como “Aplauso”, “Recital”, “Chilenazo” o "Martes 13", y como compositor de música funcional para teleseries como “La torre diez”, “Morir de amor” o “La dama del balcón”.

Su última experiencia televisiva se gestó junto al locutor radial Julio Videla, con quien Aranda trabajó palmo a palmo en tres estaciones televisivas en el mismo formato de programa de mediodía: “Cordialmente”, “Acompáñeme” y “Con ustedes”, donde el pianista dirigió a un famoso grupo en el set conocido como Los Cariñositos, junto con un antiguo colaborador, el guitarrista Lautaro Lobos (ex Los Caravelles, de la Nueva Ola). Tiempo después, cuando Aranda ingresó como ejecutivo del sello OeMe en 2002, editó música con esta agrupación y dirigió musicalmente el catálogo de una de las casas editoras más importantes de la música popular chilena (Luis Dimas, Pedro Messone, Rafael Peralta, Marisa, Larry Wilson, Marco Aurelio) al tiempo en que estableció por primera vez un trío de jazz acústico para actuar por más de cuatro años en el Hotel Hyatt y sellar así una de las hojas de vida más completas en la música popular moderna chilena.

Actualizado el 02 de marzo de 2022