Claudio Rubio

Discos
Ver también
Claudio Rubio
Uno de los jóvenes saxofonistas tenor del jazz surgido a fines de los '90 desde los talleres de adiestramiento de Marcos Aldana, se convirtió en la década siguiente en uno de los más fuertes en el post-bop. Claudio Rubio alcanzó estatura como activo sideman en proyectos de jazz de diversa consideración y llegó a ser uno de los tres saxos tenores de los 2000 (junto a David Pérez y Agustín Moya), con la evidente inspiración de históricos maestros del instrumento: Sonny Rollins, Charlie Rouse y Wayne Shorter. Su paso al liderazgo definitivo y la edición de discos llegaría, sin embargo, en la década de 2010, tanto con trabajos de investigación como de composición personal.
Fechas
Región de origen
Décadas
Géneros

Iñigo Díaz
En 1998 comenzó en el jazz profesional integrando la fila de saxofones de la Los Andes Big Band (conducida por el trompetista Santiago Cerda), donde permaneció por unas cuatro temporadas. Desde 2000 comenzó a tocar en pequeños conjuntos de distinta naturaleza, junto al guitarrista Jorge Díaz, el contrabajista Daniel Navarrete o el baterista Andy Baeza. Su carrera como sideman se extendió además al acompañamiento de jazzistas de generaciones anteriores, como en los conjuntos del baterista Alejandro Espinosa y del pianista Moncho Romero.
En 2004 y antes de partir a un largo viaje de estudios a Nueva Jersey, participó en la histórica actuación de la cantante Claudia Acuña en su regreso estelar al Teatro Municipal capitalino y en un breve paso por Chile apareció con un nuevo trabajo sobre la obra de Lennie Tristano junto al pianista Martin Joseph y el guitarrista Federico Dannemann, donde entonces puso la mirada en la operativa de improvisación del tenorista Warne Marsh. Su regreso definitivo a Chile en 2007 lo puso en marcha como un activo sideman, en los quintetos de Nicolás Vera, Gabriel Feller, Camila Meza, Sebastián Duplaquet y Felipe Riveros (con el que actuó en el Festival Providencia Jazz de 2009), y marcó además la entrada de Rubio al sonido del saxo soprano en el coliderazgo de su propio sexteto junto a Roberto Dañobeitía y puesta en marcha de su catálogo de composiciones.
Tradición oral: un padre y un hijo
Para 2010, Rubio se volvía a introducir en el análisis de la estética del contrapunto, el timbre y la improvisación de Lennie Tristano y su escuela de músicos (Warne Marsh, Lee Konitz, Billy Bauer), lo que se tradujó en la conformación de un cuarteto formado por Federico Dannemann (guitarra), Eduardo Peña (contrabajo) y Daniel Rodríguez (batería), con quienes trabajó en la grabación de obras de estos músicos históricos, publicadas en el disco Tristano! (2011).
La elaboración de un siguiente proyecto propio llegó tiempo después, entre las tareas académicas de Claudio Rubio y su trabajo como compositor con miras a nuevo material para el Ensamble Quintessence. Interesado más que nunca por el rock y ciertas texturas de la guitarra eléctrica de bandas como Sonic Youth o Radiohead, hacia 2014 Rubio organizó un quinteto con dos guitarristas de jazz, aunque finalmente cristalizó su propuesta en 2017 a través del disco Hijo, con un quinteto junto a Sebastián Prado (guitarra), Sebastián Castro (piano), Milton Russell (contrabajo) y Juan Pablo Jaramillo (batería), en conjunto estable que definió a un sector de la composición jazzística en ese período de dos años. Allí el saxofonista presentó una serie de creaciones propias, en lo que terminó siendo su tardío estreno como compositor.
Un segundo ciclo de creaciones para quinteto lo situó dos años después en los términos de Música para ascensores, un irónico discurso acerca de la música de fácil escucha o música de fondo, y una crítica a la creencia de que el jazz era sinónimo de muzak. Allí Claudio Rubio renueva por completo el quinteto, tocando ahora con Nicolás Vera (guitarra), Óscar Pizarro (piano), Rodrigo Espinoza (contrabajo) y Carlos Cortés (batería).