Rulo

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Fue una sorpresa la que en 2016 dio Rulo (David Eidelstein) al presentar su primer disco como autor solista, y no porque resultase inesperado un trabajo por fuera de su popular grupo, Los Tetas. El músico ya había mostrado hasta entonces otros proyectos y colaboraciones (como en el dúo Esencia), pero de todos modos Vendaval lo largó por un camino nuevo como autor e intérprete. No era esta vez el funk ni el R&B la base de su sonido, sino la tradición del vals peruano, la bossanova y la cueca brava lo que guiaba la autoría de sus propias canciones. A los 38 años, Rulo, conocido hasta entonces sobre todo como bajista, se afirmaba así con orgullo como un cantautor latinoamericano, uno que añade influencias hoy como residente de Ciudad de México, donde se emplea como parte de la banda de Mon Laferte, sin abandonar sus proyectos solistas: «Es el resultado de una vuelta súper larga, y agradezco haberme dado el tiempo. Encontrar mi identidad como autor era un anhelo muy grande. Lo que más me interesa en la vida es ser compositor».

Ficha

Fechas

Santiago - 30 de abril de 1978

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

2000 |2010 |

Géneros

Rulo

Fue una sorpresa la que en 2016 dio Rulo (David Eidelstein) al presentar su primer disco como autor solista, y no porque resultase inesperado un trabajo por fuera de su popular grupo, Los Tetas. El músico ya había mostrado hasta entonces otros proyectos y colaboraciones (como en el dúo Esencia), pero de todos modos Vendaval lo largó por un camino nuevo como autor e intérprete. No era esta vez el funk ni el R&B la base de su sonido, sino la tradición del vals peruano, la bossanova y la cueca brava lo que guiaba la autoría de sus propias canciones. A los 38 años, Rulo, conocido hasta entonces sobre todo como bajista, se afirmaba así con orgullo como un cantautor latinoamericano, uno que añade influencias hoy como residente de Ciudad de México, donde se emplea como parte de la banda de Mon Laferte, sin abandonar sus proyectos solistas: «Es el resultado de una vuelta súper larga, y agradezco haberme dado el tiempo. Encontrar mi identidad como autor era un anhelo muy grande. Lo que más me interesa en la vida es ser compositor».

Marisol García

Aunque no el primero de su vida, Los Tetas fue el grupo que llevó a Rulo a conocer la música profesional. Estuvo en sus orígenes, en 1994, y siguió trabajando con sus compañeros entre discos, giras, peleas y reconciliaciones durante los siguientes cuatro años. Más tarde, en 2011, se incorporó a la etapa de reunión de sus integrantes fundadores, dispuesto a retomar un ritmo de conciertos y grabaciones en cuarteto.

Pero para entonces el músico venía afirmándose en otros proyectos, musicales y de otro tipo. En menos de una década, Rulo concentró un año de vida en Barcelona, luego una carrera universitaria completa en Santiago (que lo dejó licenciado en Lengua y Literatura) y clases diversas en diferentes ramas musicales (canto lírico con José Quilapi, saxo en la Escuela Moderna, piano cuequero, con uno de los integrantes de La Gallera). Su interés por la bossanova y la MPB lo llevó también a tomar lecciones de portugués y organizar varios viajes a Brasil. Para la tesis universitaria que tuvo que hacer en esos años eligió analizar “Construcción”, la fundamental canción de Chico Buarque.

Aprovechó el intertanto también para mantener dos proyectos musicales ordenados. Funk Attack fue una suerte de continuación de Los Tetas, con varios de sus integrantes a bordo y un único disco como resultado (El ritmo, 2010). Luego, Esencia lo acostumbró a una nueva dinámica de composición, canto y colaboraciones, en principal sociedad junto a David DeFlores. Dos discos influenciados por el soul y el R&B registraron la marca de diez años de trabajo a dúo.

Lentamente, Rulo se iba afirmando como autor. Y, en el proceso, incorporaba influencias nuevas, ya no sólo las de raíz afroamericana y rockera que lo habían formado como bajista eléctrico. De súbito, el músico se vio seducido por diversas corrientes de la música latinoamericana y también por la cueca brava. Fue un remezón profundo, dice, que lo hizo «descubrir una identidad. Una identidad que tiene una raíz».

Las canciones que fue preparando para su primer disco solista tomaron por eso de modo inevitable esas nuevas referencias. Las trabajó en parte con sus amigos de Los Celestinos, diestros en la interpretación de cueca brava y vals criollo; y se permitió por primera vez desplegar en estudio sus capacidades de multinstrumentista (con siete instrumentos a su cargo), vocalista, cuidadoso letrista, arreglador y coproductor. La buena recepción para el disco, la cálida acogida radial para su primer single ("Tu misterio") y los elogios de músicos que hasta entonces lo asociaban a una militancia puramente eléctrica lo convencieron de haberse convertido al fin en un compositor, con proyección como tal.

—Mi sueño es tener una discografía larga, explorar otros sonidos, temáticas; me interesan mucho las canciones —declaró Rulo ya con Vendaval circulando—. No tengo para nada claro por dónde voy a seguir, pero al menos ya sé que puedo hacer un disco solista, con canciones que me gustan. Hacer un disco solista fue como… el pregrado. Ya tengo el título.

Mudanza a México
A fines de 2018, los planes de Rulo en la música tuvieron un giro no planificado cuando la famosa Mon Laferte lo invitó a sumarse a su banda estable. Desde entonces, el D.F. es dirección personal de Rulo, donde alterna las obligaciones de su nuevo trato (y sus numerosas giras) con la persistencia en su trabajo solista. A inicios de 2021 dio una nueva prueba de éste con el EP Precipicio.

Actualizado el 29 de enero de 2021