Iñigo Díaz

Su figura se asocia al rearticulador de la línea de experimentación sonora iniciada informalmente por Villarroel y Pizarro, generando en torno a su instrumento y su libre pensamiento una múltiple comunidad de jóvenes músicos, como por ejemplo, el colectivo de improvisación libre Tiempo Real, fundado en 2005. Si hacia inicios de los 2000 Carlos Silva fue un joven pianista del jazz libre, Martin Joseph fue un experimentado pianista de la improvisación libre y la música contemporánea.

La historia personal de Joseph lo ubica en la capital inglesa como compositor docto y pianista de jazz. Desde sus inicios en los '60 pudo tocar jazz clásico, swing y bop al lado de figuras de la talla del clarinetista Albert Nicholas, los tenoristas Buddy Tate y Dexter Gordon, y figuras del avant-garde europeo y el rock como el saxofonista John Surman o el mítico baterista Ginger Baker. En 1970 comenzaba su largo peregrinaje por el mundo como músico nómade. En Roma se mantuvo hasta 1988, donde llegó a crear y dirigir conservatorios. Ahí grabó su primer álbum, Martin Joseph (1973), en formato de trío. Luego, Perú y Bolivia, donde editó discos como Mystery box (1996) junto al septeto La Paz Jazz Ensemble, y More light (1997) en solitario.

La música improvisada
La llegada a Chile se fecha en 1999. Diez años antes había tocado una de sus obras en Santiago: “Suite para Pablo Neruda”, pero fue en el inicio del nuevo siglo cuando Joseph se convirtió en el maestro y punto de encuentro de toda una rama de músicos contemporáneos. Su trabajo desde la Facultad de Artes de la Universidad de Chile atrajo las miradas y sus metódicos talleres de improvisación y jazz reunieron a los solistas que luego darían vida a esta corriente. Los guitarristas Ramiro Molina y Lorenzo Román,  el altoísta Edén Carrasco, o la violista Marcela Moreno (del grupo Bendita Prudencia) lograron gran altura en el lenguaje de la improvisación tocando para sus ensambles de estructura variable: duetos, tríos, cuartetos, orquestas creativas y trabajos a piano solo.

En el jazz, Martin Joseph tampoco fue prejuicioso. Tocó igualmente swing y hard bop, rodeándose de solistas provenientes de todas las cofradías del circuito: quintetos con el baterista Alejandro Espinosa, el contrabajista Patricio Rocco o el tenorista Claudio Rubio; cuartetos con el altoísta Cristián Gallardo, el contrabajista Roberto Carlos Lecaros y el baterista Félix Lecaros; trío con duplas de contrabajo y batería entre Pablo Menares-Andy Baeza (con quienes grabó su primer disco de jazz contemporáneo en Chile: Evidence, 2008) o Daniel Navarrete-Nicolás Ríos (para desarrollar series de improvisación libre).

En 2005 retomó en Chile un proyecto emblemático que había iniciado en Bolivia. Aquí lo llamó Pacific Ensemble, núcleo que lo impulsó a escribir más obras contemporáneas para improvisadores de jazz y congregó a sus "vientos parlantes", un cuarteto expresivo de voces con solistas escogidos: Agustín Moya (saxo tenor), Edén Carrasco (alto), Sebastián Jordán (trompeta) y un iniciado Jorge Prieto (trombón). Todos, músicos abiertos en un gesto de resplado y credibilidad al pianista británico que antes que cualquier cosa fue un respetuoso de la música y la enseñanza. Los resultados de ese trabajo fueron publicado en el disco Roundabout (2015), donde Joseph compuso para las características específicas de cada uno de sus improvisadores. Allí aparecieron obras suyas como "For Buhaina", la pieza en tres movimientos "For Matisse", y el famoso "Pocket concerto for ensemble".

Tras escribir material para el Ensamble Quintessence, Joseph regresaría entonces al trabajo en el formato de los tríos, ya con su tercera agrupación en esta dinámica, incluyendo a Milton Russell (contrabajo) y manteniendo a Nicolás Ríos (batería). Su siguiente álbum en trío fue The day of the rainbow (2018).