Manuel García

En la generación de cantautores que comenzó a destacar en Chile desde el año 2000, Manuel García se ha ubicado como uno de los más importantes, gracias a un sonido que ha hecho dialogar trova y rock, a una poética identificable, y a un persistente ritmo de trabajo —en Chile y en el extranjero—, constante tanto en presentaciones en vivo como en grabaciones. Integrante fundador del grupo Mecánica Popular, el cantante y guitarrista ariqueño fue desarrollando en paralelo a esa banda proyectos solistas que se encauzaron de modo definitivo a fines del 2005, cuando publicó su primer álbum como cantautor, Pánico. Desde entonces, su disposición a enriquecer su cancionero en sonidos y contenidos lo ha encaminado en ascenso, cruzando además su trabajo con el de colaboradores y socios relevantes, como Ángel Parra Cereceda y Ángel Parra Orrego y Los Bunkers. La suya ha sido una trayectoria de vocación clara —«a los ocho años comencé a sentir los primeros latidos del trovador», ha dicho— y cuyo desarrollo resulta ineludible en el análisis de la canción chilena de los años noventa en adelante.

Fechas

Arica - 01 de marzo de 1970

Región de origen

Arica y Parinacota

Décadas

1990 |2000 |2010 |2020 |

Géneros

Grupos

Manuel García

Marisol García

Desde el Norte Grande
Nacido y criado en Arica, Manuel García siguió en esa ciudad nortina estudios de Música e Historia y Geografía. Se mudó a Santiago en 1994, donde comenzó con clases de guitarra clásica junto a Luis Orlandini y se asoció a diversos proyectos musicales, de entre los cuales destaca su participación en el álbum Musi-cachi-lena (1997), de Mario Rojas. Más tarde fundó el grupo Coré, inspirado en la raíz latinoamericana y también con futuros integrantes de Inti-Illimani en sus filas. García dejó en 1998 la banda para concentrarse de modo prioritario en Mecánica Popular, un grupo con influencias de trova y de rock, con el cual llegó a publicar varios álbumes.

Entre sus proyectos de musicalización para teatro se cuentan la obra Fantasmas de fierro (1998) y Las condenadas (2003), y también acumula experiencia en grabaciones de documentales audiovisuales, como uno sobre Roberto Parra y el aplaudido La cueca brava de Nano Núñez (trabajo de Mario Rojas sobre Los Chileneros). Pero fue la publicación de su disco Pánico (2005) el hito que demarca su carrera. Con trece composiciones propias que denotaban una sensible mirada del mundo y las relaciones interpersonales, el trabajo distinguió a García como una voz importante de la nueva cantautoría chilena. En el disco, García se definía aún como parte de un colectivo artístico al que bautizó Dithelo Tumba, y en el cual también figuraron los integrantes de Mecánica Popular Christian Bravo y Diego Álvarez. No se hablaba aún de un trayecto puramente solista de su parte.

Surgió a mediados del 2006 una invitación significativa, cuando García se integró como único intérprete solista al proyecto con el que la orquesta y coro sinfónicos de la Universidad de Concepción quería rendirle tributo a la música de Víctor Jara. Con arreglos especialmente compuestos por Carlos Zamora y bajo la dirección de José Luis Domínguez, la obra Víctor Jara sinfónico se estrenó en noviembre en el teatro de esa universidad con dos funciones repletas que motivaron espontáneo entusiasmo y hasta la aprobación de Joan Turner, viuda del cantautor asesinado. El montaje fue más tarde replicado en Santiago y Valparaíso.

En 2007, García presentó durante un mes el espectáculo "Exile" en Barcelona (proyecto de musicalización de poesía realizado junto al catalán Guillamino), dando así inicio a un intercambio creativo con ese país que sumó nuevos viajes en los años siguientes. En ese mismo período, se estrenó en Chile el documental Catalejo, de Ronnie Radonich, centrado en la trayectoria creativa de Manuel y con Premio del Público en el Festival In-Edit 2007.

El 2008 estuvo concentrado en la promoción del poderoso Témpera, un disco en el que García acogió nuevas influencias, y en el que se asesoró por una productora ajena al mundo estrictamente popular, como fue María Teresa Molina, contrabajista de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción. La grabación del álbum contó con la colaboración de más músicos de esa orquesta, y la referencia señera de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui, fusionada con referentes contemporáneos.

Una serie de conciertos en México en esa época reforzaron el interés internacional por su trabajo. Desde entonces y en adelante, García se asentó en una carrera solista de proyección internacional, con numerosas presentaciones en el extranjero y la ambición de escenarios cada vez más grandes en Chile (apoyado en su trabajo junto al reconocido Carlos Fonseca como representante). Cumbres de lo anterior han sido, hasta ahora, las varias presentaciones a sala llena en el capitalino teatro Caupolicán y su presentación en el Festival de Viña 2012.

Colaboraciones con Los Bunkers, Los Ángeles Negros y el guitarrista Ángel Parra (quien pasó a ser parte estable de su banda en vivo desde el trabajo conjunto para el disco Retrato iluminado, de 2014) han probado su desprejuicio, y la estrechez que supone calificar su música sólo dentro del cauce de la trova. Al menos desde el disco Acuario (2012), García parece cómodo en el cruce hacia sonidos pop, como el de las secuencias electrónicas. Además del profesionalismo, distingue a su trabajo el interés por afirmar un estilo propio, cosmopolita y contemporáneo, confirmado como tal en 2016 con su primer álbum grabado en Estados Unidos: Harmony Lane.

Actualizado el 09 de abril de 2021