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Fundador en la primera mitad de los 90 —junto a su hermano, Felipe, y amigos escolares— de Chancho en Piedra, Pablo Ilabaca mostró siempre inquietudes diversas, dentro y fuera de esa exitosa banda, y muchas veces en desarrollos personales que quedaban en privado. A contar de 2002, los encargos musicales para 31 Minutos volvieron esas composiciones paralelas más públicas (incluso, internacionales). Y hacia 2005 se animó a mostrar un primer disco a solas: Jaco Sánchez y Los Jaco (2005) es un disco doble, que ensambla una placa de canciones de amor y otra de desamor, según la propia definición del autor. El primero le tomó meses de grabación; el otro, sólo una semana.

De los textos «junto a ti, amor, / tengo pena, amor, si tú conmigo no estás» de "Se crearon para ti", el disco pasaba a «olvidarme de todo lo que hay atrás / hasta la felicidad del recuerdo, me hace mal«, en "Me embalaste el corazón". Se encontraban un disco con bossa nova, pop y el apoyo de DJ Raff, con otro cargado a un rock y funk a veces furioso, grabado con la compañía de músicos experimentados, que incluyeron al guitarrista Angelo Pierattini (Weichafe, Hueso), el baterista Nicolás Torres (Silvestre) y a su hermano Felipe Ilabaca (Chancho en Piedra). Destacado con moderación en radios por el single "Qué hacías anoche con él", tres años más tarde el disco tuvo un sucesor: Femenino (2008).

En los años posteriores, sin embargo, tocó en vivo con poca frecuencia, debido a los numerosos proyectos del músico hasta el 2018, cuando anunció su salida de salida de Chancho en Piedra. A comienzos de ese año volvió a presentarse en escenarios, subió sus álbumes a Spotify, y anunció un nuevo trabajo, adelantado con el sencillo "De sol a sol" ("Mirando esos retratos pienso en un lindo fin / Esto no es para mí, quiero despegar"). Otros trabajos personales, como la musicalización de series de televisión y obras de teatro, el el grupo Pillanes, y la composición a solas parecían tener en pausa a Jaco Sánchez, hasta que en 2020 dos EP hechos circular en pandemia reactivaron el proyecto. Pero fue un saludo desplazado al poco tiempo por un disco poderoso, y al fin bajo el nombre Pablo Ilabaca. En Canciones para conversar con la muerte (2021), el cantautor se aplicó en arreglos y versos imaginativos, ejemplar despliegue de creatividad y rigor que confirmaba la profundidad del oficio de su autor.